viernes, 4 de noviembre de 2022

CARTA A MARIANA, CON MODISMOS CASTELLANOS

Querida Mariana: esto del voseo comiteco no es poca cosa. El otro día platicamos que los tojolabales son grandiosos, porque lograron que su idioma perviviera a la dominación española. Después de tantos siglos y tantas intentonas de exterminio lingüístico ahí siguen hablando su idioma, con mucho orgullo. Pues los comitecos de estos tiempos, también andamos en un maravilloso intento de defensa del voseo castellano. En pocas regiones de Chiapas se habla de vos (bueno, de vos, mi niña amada, cada vez hablan más en Comitán, Chiapas y lugares circunvecinos. Ya mirás que en Huehuetenango, Guatemala, ya muchas personas te conocen). Hay muchos comitecos que ignoran el voseo, así como evitan el uso de modismos, porque se les hace no prestigioso. Sin embargo, lo hemos dicho, el voseo nos identifica, nos hace diferentes a los otros. Además, lo hemos platicado también miles de veces, en Argentina, por ejemplo, el voseo es de gran prestigio, porque millones de argentinos lo hablan. Algunas personas, cuando hablo de vos me preguntan si soy argentino. Nuestro voseo será maravilloso cuando a un argentino le pregunten si es comiteco. No, difícil que esto se dé, difícil, porque el acento del argentino es proverbial. En fin, los comitecos y los millones de argentinos nos parecemos por hablar de vos, sólo nos diferenciamos por el tono de voz, ellos han hecho popular su habla, porque, ya lo dijimos, muchos argentinos lo han popularizado en todo el mundo, ah, pero cuando los comitecos famosos salgan en la tele y comiencen a hablar de vos con ese cantadito maravilloso todo mundo nos amará. Y digo que es resistencia, porque los españoles siguen mandando sus campañas colonizadoras, en forma más sugerente, pero con igual contundencia. El mercado de los libros en castellano está controlado por editoriales españolas. Las pequeñas editoriales mexicanas fueron absorbidas por ese pulpo, esto provoca que las traducciones contengan muchos modismos de aquel país europeo. Los lectores latinoamericanos nos bebemos esos términos y en cualquier rato los comenzamos a emplear. Y ahora resulta que la casa de Rosa no tiene alberca sino piscina. ¡Ah, pucha! Y cuando Rosa lava la ropa andamos diciendo que ella hizo la colada. ¡Dios mío! ¿Colada? Sí, en España la gente hace la colada cuando lava la ropa. Recontrapucha. En Comitán una chica no hacía ¡estaba! En el Comitán de los años setenta cuando Rosa andaba con un enamoradito dijimos que ella andaba “colada”. No me preguntés por qué decíamos eso. Si revisás el diccionario mirás que colada viene del verbo colar, así pues, en la cocina, Rosa puede decir que la salsa ya está colada; y en términos coloquiales se puede decir que si Rosa entró por la puerta trasera al concierto de Mijares: entró de colada, se coló. ¿Por qué decíamos que Rosa estaba “colada” cuando tenía un enamorado? Nunca he descubierto el misterio. Ahora, después de leer autores españoles y muchas traducciones, hechas por españoles, la palabra colada sustituye en ocasiones el comiteco: lavar la ropa. El otro día, mamila que soy, snob, miré que había ropa colgada secándose en un patio y pensé: hicieron la colada. Pucha máquina, ahora pienso que es una palabra colada. La palabra está bien aplicada, el diccionario de la Real (dictado en España, pues) dice que colada es: lavado de ropa sucia de una casa; pero me caigo mal cuando mi mente, en lugar de decir lavado de ropa, traduce: colada. Uf. Debo hacer un acto de resistencia y decirme: a ver, Benito, en Comitán se dice lavar la ropa sucia y el término colada sólo se aplica a la chica que anda con enamorado. Que, la verdad sea dicha, no sé si ahora sigue existiendo el enamoramiento, porque veo a muchachos que no son pareja, ahora son amigos con derechos. ¿Y estos amigos con derechos cuáles son sus responsabilidades? Tal vez sólo gozan los derechos y dejan afuera los torcidos. Muchachos simpáticos los de estos tiempos. Posdata: ah, me caigo mal. El otro día mi mamá me ofreció un jugo de naranja, como lo ha hecho toda su bendita vida, y ¿sabés qué le dije después de probarlo? Hmmm, estuvo rico el zumo de naranja. ¡Dios mío! Pido perdón, en Comitán, el sumo, con ese, nos servía para alburear. ¡Tzatz Comitán!