jueves, 3 de noviembre de 2022

CARTA A MARIANA, CON OBJETOS VOLADORES IDENTIFICADOS

Querida Mariana: ¡qué tiempos estos tiempos! ¡Tiempos gloriosos! ¡Tiempos inadvertidos! Ah, los niños de los sesenta veíamos el cielo y de vez en vez nos sorprendíamos ante una avioneta. Escuchábamos el sonido y buscábamos con la vista hasta hallar el objeto volador. Los niños de esos años nos llenábamos la mirada y colmábamos el espíritu con papalotes que muchos niños volaban. No recuerdo haber volado alguno, ¡no!, fui un niño que se perdió muchas de las aventuras infantiles de aquellos años, pero sí los vi volar. Como cuentan con el arco iris yo buscaba el origen de la cuerda, porque sabía que ahí estaba un niño jalando la cuerda (ahí estaba el tesoro), impulsando el papalote. Sabía que el niño había pedido a un amigo que sostuviera el papalote entre las manos, con los brazos extendidos, por arriba de la cabeza. Ambos se habían colocado de tal manera que el viento pegaba sobre el papalote, para que lo impulsara hacia arriba. Ah, qué belleza de movimiento sincrónico, la locomotora con el cabús. El instante del vuelo se daba, el amigo soltaba el papalote y éste comenzaba a ascender y el niño locomotora controlaba el vuelo y daba hilo, más, más, mucho hilo, para que el papalote volara por el amplio cielo de Comitán. Rosario Castellanos, en su novela “Balún Canán”, cuenta que en Nicalocok iban a volar papalotes, en campitos abiertos. Eso veíamos los niños de los años sesenta cuando mirábamos el cielo, a veces aparecían zopilotes o bandadas de garzas que iban a la Ciénega, ocasionales ejércitos voladores de loros, el “relámpago verde” que dijo el poeta. También veíamos pequeños destellos de humo cuando los cuetes tronaban. Pero jamás, ni en sueño, pensamos que los niños comitecos de los años veinte del siglo XXI llenarían sus miradas con drones, estos chunches tecnológicos que son capaces de tomar fotografías aéreas y videos. ¡Qué genialidad! Lo sabemos, el genio humano no sólo sirve para lo bueno, también es empleado para lo malo. Ahora vemos noticias donde las grandes potencias mundiales emplean drones para ataques. Uf, la ciencia al servicio del mal. Pero, acá en Comitán, hasta el mes de noviembre de 2022 los drones son empleados por los fotógrafos de estas tierras para tomar fotografías y videos. Paso copia de una foto que tomé una mañana de octubre en el glorioso Colegio Mariano N. Ruiz, plantel de Los Sabinos. ¿Ya viste el cielo? Diáfano, profundo, enmarcado por árboles y un dron. ¡Sí! Uno de los mejores fotógrafos de Chiapas, Carlos Gordillo, tiene este juguetito y esa mañana se dio a la tarea de hacer tomar aéreas. Nunca los alumnos de la secundaria del colegio, a fines de los años sesenta, imaginamos que estos chunches maravillosos nos darían imágenes desde lo alto, nosotros tenemos fotografías tomadas a ras de suelo. Ahora, la tecnología permite vernos como nos ven los chinchibules al vuelo, como nos miran los astronautas, como nos ven los dioses que andan en el Olimpo. Muchos artistas de la lente no sólo tienen equipos sofisticados para tomas a ras de tierra, ahora también invierten en chunches para realizar fotografías a vista de pájaro. Acá está esta amalgama que digo, yo, con mi celular tomé la foto a ras de tierra, tomé la foto donde un chunche vuela y hace el registro desde el cielo. Si digo que lo que Carlos hace es un registro celestial no exagero, lo hace desde el suelo viendo desde el cielo. Posdata: vos, igual que yo, igual que miles y miles de personas, disfrutás las tomas aéreas que nos regalan los fotógrafos de estas tierras. Ahora, gracias a esas tomas, a sus talentos, a sus obsesiones, los comitecos tenemos fotografías jamás imaginadas. En los años sesenta algunos fotógrafos tomaban fotos desde sus avionetas y por ahí hay registros de cómo se veía Comitán desde el cielo, pero ahora, ¡qué bendición!, tenemos un profuso registro de cómo se ve Comitán desde arriba. Para quienes viven lejos del pueblo ahora resulta más fácil poner curitas a la cicatriz de la nostalgia porque entran a Google Maps y hacen recorridos en calles y plazas de Comitán, y, a través de redes sociales, ven fotografías actuales, tomadas a ras de suelo y desde el cielo. ¡Qué tiempos tan bellos estos tiempos! ¡Tzatz Comitán!