sábado, 12 de noviembre de 2022

CARTA A MARIANA, CON VERSOS DEDICADOS A COMITÁN

Querida Mariana: ¿cómo estás? Empecé con una pregunta, sigo con otra: ¿de los santos comitecos cuál es tu consentido? Los fieles tienen para todos los gustos. A mí me encanta ver la devoción que tienen por unos y otras. La tía Fulvia trepa al colectivo y va a la Colonia Miguel Alemán, porque es devota de la virgen que se venera en el templo. Con frecuencia decimos que el santo consentido de Comitán es San Caralampio (tata Lampo) aun cuando reconocemos que Santo Domingo de Guzmán es el santo patrono, por eso, Santo Domingo tiene su templo, amplio, monumental, en el mero corazón de Comitán, pero tata Lampo tiene su templo en el barrio donde, según la leyenda, dio inicio la construcción de nuestra ciudad. ¡Nadita! Ayer, hojeando el libro “Legado de un alma – Poemas”, de Julio César Román Gordillo, hallé un poema que dedicó al pueblo, su pueblo. El poema se llama “Tierra natal”. Pensé que algún estudioso debe hacer una relación de los poemas dedicados a Comitán, porque conocemos muy bien la letra de la canción que Roberto Cordero Citalán le dedicó, pero ignoramos un tantito los textos que otros autores le han dedicado a su tierra. Leí el poema y llamó mi atención cómo él no sólo eligió los santos de su preferencia, sino que los ubicó en un podio con primero, segundo y tercer lugares, como si fuese competencia. Ah, dije al principio que es cuestión de gustos o de milagros, porque, lo hemos expresado en muchas ocasiones, hay decenas de personas que aseguran haber recibido un milagro propiciado por tata Lampo (es un santo milagroso, dicen). De Santo Domingo no se escucha que sea muy ducho en estas cuestiones celestiales. Tampoco se sabe mucho de San Sebastián; sin embargo muchas personas dan testimonio que el vecino, un pichito hermoso que se llama Niñito Fundador, hace muchos milagros. Julio César le dice a Comitán “tierra mía”. Sí, el noventa y nueve punto nueve por ciento de los comitecos le llama así a Comitán: “tierra mía”. Es difícil emplear el plural, la mayoría se apropia de la tierra donde nació. Comitán es mi tierra, decimos, así como, por ejemplo, digo: mi Paty, porque mi esposa es como mi tierra, el trozo de luz donde crezco como milpa, a veces con hongos, pero hongo de lujo gastronómico: huitlacoche. El poema que Julio César le dedica a Comitán está dictado por su afecto, lo expresa en forma sencilla y, sobre todo, con un toque de humor muy sutil, que es indicativo de que es mero comiteco. Mirá que dice del Río Grande: “Por Oriente se levanta / entre campos con salitre / y cerca del río sin agua / (mal llamado Río Grande) / el pequeño cerro Nitre”. Ah, disfruté mucho esa paradoja: “un río sin agua”, más el agregado del nombre. ¿A quién se le ocurrió llamar Río Grande a un arroyo, que, como dice Julio César, anda seco? En estos tiempos cualquiera podría haberle dicho a quien bautizó el arroyo: te hace falta ver más “bax”. En versos más adelante se encuentra lo que te comenté con respecto a los santos. Mirá qué dice Julio César: “De Guzmán Santo Domingo / es patrono principal / Caralampio el más querido / tercero San Sebastián”. ¡Maravilloso! ¿A poco no? El autor le da medalla de oro a Santo Domingo, porque pues es el santo que llegó con los dominicos, los que iniciaron la evangelización; pero le da medalla de plata a Caralampio, porque es quien está más cerca del corazón de los fieles; y la medalla de bronce se la otorga a San Sebastián. No me hagás caso, pero quiero pensar que el apellido paterno del autor muestra que él creció en el barrio del santo que obtuvo el bronce. Debe ser mero bataneco. No lo sé de cierto, digo parafraseando a Sabines, sólo es una suposición. Julio César Román Gordillo nació en Comitán, el 17 de mayo de 1943; primero Dios, el próximo año cumplirá 80 años. Su ficha biográfica dice que sus primeros estudios los realizó en el Colegio Mariano N. Ruiz; luego cursó estudios de Humanidades y Filosofía, en San Cristóbal de Las Casas; y Filosofía y Teología en la Universidad Gregoriana, en Italia. ¡Ah, nadita! Paisano talentoso. Ejerció la docencia durante más de treinta años en Huajuapan de León, Oaxaca, ciudad donde radica actualmente. Allá, en esa prodigiosa ciudad, escribe sus libros. Lo imagino en su escritorio, echado para atrás en el sillón, recordando a su Comitán, tierra suya. Como nos regaló algo decidor, digo que en el caso de los santos, nadie podrá estar en desacuerdo con la entrega de la medalla de oro y de plata. No tiene vuelta de hoja: Santo Domingo es el santo patrón y San Caralampio es el más querido. La polémica entraría en el tercer lugar. Digo que él es bataneco de corazón, por eso aparece San Sebas; pero, como dije, hay para todos los gustos, para todos los corazones. Muchos devotos dirían que uno de los santos amados es el Niñito Fundador. Vos y yo conocemos a mujeres que, cada año, le bordan vestiditos especiales, es su forma de agradecer los favores recibidos. El otro día te comenté que todos los cumpleaños de santos y vírgenes, en Comitán, se celebran en los atrios de sus templos. La Virgen de La Asunción y la Virgen del Rosario son vírgenes bien consentidas, porque sus atrios son amplísimos. La Virgen de La Asunción tiene todo un parque para su festejo, un parque maravilloso. No sé a vos, pero a mí me gusta ir al parque de la Colonia Miguel Alemán para disfrutar ese espacio limpio, generoso. Similar sensación tengo cuando voy a Yalchivol y veo el atrio que es como una inmensa flor de girasol. La virgen patrona de los músicos tiene un atrio más modesto, pero los fieles se adueñan de casi toda la calle cuando es su festejo. En años pasados (hace tiempo) los festejos de Santo Domingo, San Caralampio y San Sebastián competían en suntuosidad y se realizaban en “sus atrios”, en el parque central, en el parque de La Pila y en el parque de San Sebastián. Un día, la celebración del santo patrono se pasó a las instalaciones de la feria, hechas especialmente para el festejo y esto, por así decirlo, la subió a un escalón superior, desde entonces, los festejos a San Sebastián y a San Caralampio perdieron algo de su brillo. Todo mundo de aquellos dorados tiempos habla del festejo dedicado a San Sebastián, ah, era una fiesta maravillosa, con corridas de toros incluidas. El otro día, mi querido amigo ingeniero Galindo habló de su barrio, Yalchivol, y comentó la belleza del festejo anterior, que incluía carreras de caballos. Estas carreras se realizaban en lo que ahora es el bulevar. Por ahí hay fotografías de la amplitud de esa avenida, cuando aún no estaba pavimentada. Ah, las carreras de caballos se efectuaban improvisando dos carriles y el desenlace se dilucidaba después de que la polvazón cedía. Ahora ya no hay carreras de caballos en las ferias, porque todo está encementado, vencieron los caballos de fuerza de los autos. La feria de Santo Domingo ganó en popularidad, ahora vienen artistas de reconocido prestigio y actúan en los llamados masivos. La gente acude a ver al Tri o a Paulina Rubio (bueno, bueno, insisto, es cosa de gustos). El santo patrono quedó un poco relegado, salvo el mero día, él pasa de noche. Y si el mero día vuelve el festejo al templo es porque, cuando era presidente municipal, al contador José Antonio Aguilar Meza se le ocurrió hacer un guateque con marimbas y muestra gastronómica. Ah, qué bendición. El mero cuatro de agosto el “atrio” se riega con juncia y desde temprano ejecutantes maravillosos tocan marimba y la gente acude a escuchar y a botar la polilla, moviendo los brazos y las piernas en forma armoniosa, con las caras tatuadas con sonrisas providenciales. ¡Que viva Santo Domingo!, grita el maestro de ceremonias, y hay diana diana conchinchín. Versos sencillos contiene este libro, algunos ingenuos, simpáticos, sin pretensiones. Ah, lo disfruté. Se dedicó un corrido, que se llama, precisamente: “El corrido de Julio César”, y en un cuarteto dice: “Le llamaron Julio César / como al general romano / y tuvo sus siete hermanos / todos guapos y muy sanos”. ¡Los siete Román! Más adelante escribió: “El primero fue Rodolfo / el segundo Julio César / el tercero fue Manuel / el cuarto Beto -el grandote-“. “El grandote”. Todo muy coloquial, muy de tarde con café con pan. Posdata: entonces, ¿qué decís? Cuáles son tus tres primeros lugares en la relación de los santos y vírgenes del pueblo.