martes, 17 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON JAURÍA

Querida Mariana: ¿jauría? Chuchada diríamos en Comitán. Ahora recordé que muchas personas emplean la frase: “si ladran los chuchos, es señal de que avanzamos”, y dicen que la frase aparece en “El Quijote”, pero los expertos dicen que eso no es cierto, que en dicho libro no aparece tal frase, aunque le agreguen: Sancho. Josué, que era más listo, decía que el Sancho referido no era el del Quijote, sino el que se metía en la cama de su comadre Esperanza, y que quien dijo la frase fue la comadre cuando escuchó la ladradera avisando que había llegado el marido engañado. En tal caso la frase debería ser: “si los chuchos ladran, quiere decir que viene mi marido, ‘ora, ponete el pantalón y pelate”. Esto sale porque ayer recordé que el galán de la prepa, ante la vista de una muchachita bonita, se bajaba del pretil, nos veía y comentaba: “le aventaré la jauría”, Romeo respondía: “la chuchada le vas a soltar” y nosotros aullábamos más que una jauría detrás de un ciervo (venado, buey, ¡venado!). En ese tiempo la frase nos parecía algo irrelevante, algo que daba idea de que el galán haría uso de todos sus encantos para seducir a la chica. No sé si los chavos de hoy sigan usando la frase. Los chicos de estos tiempos ¿“sueltan la chuchada” cuando ven a una chica que les gusta y se acercan? Pienso que no, porque la frase, tan usada en aquellos tiempos, no es una frase afortunada. ¿Por qué los galanes soltaban la chuchada? Dios mío, no entiendo. Sé que muchos amigos han empleado la estrategia de sacar a pasear un perro bien acicalado, porque eso hace que alguna chica se acerque y permite que el galán avance en el cortejo. Esto sí lo entiendo, pero ¿soltar toda una jauría? Cualquier persona se sentiría acosada, temerosa, al ver una serie de perros babeantes (porque el pretenso babea como perro rabioso). No importa que la chuchada esté formada por chuchitos salchicha que por chuchos dóberman, tanto chucho causa la misma impresión que una novela de Stephen King. ¡Qué mello! Una vez le pregunté a Rosy qué pensaba de esa frase y ella, con su sonrisa de cuchillo carnicero, dijo: “los mando a soltar la chuchada a su pinche madre”. Con lo que comprobé que no era una frase afortunada, porque, pensándolo bien, es una gran ofensa, si un galán suelta la chuchada está colocando a la chica en el plan de perrita, de perrita en brama. ¡Qué burros los galanes comitecos de los años setenta! Las chicas de hoy no permiten tales expresiones. Ya dijo Rosy qué pueden hacer los chicos con su jauría. Bueno, tampoco es correcto, porque ¿qué culpa tienen las madres de los que emplean estas frases bobas? Por anchas o por mangas, el galán de la prepa siempre regresaba con su sonrisa triunfal. “¡Ya cayó!”, decía y se sentaba en el pretil, mientras nosotros esperábamos detalles. En esos tiempos los chavos usábamos pantalones acampanados, el galán siempre usaba pantalones con campanas grandes, casi tan grandes como las de los pantalones que usaba Cándido (en paz descanse). El galán caminaba con la delicadeza de un león antes de iniciar la cacería de un ciervo (venado, buey, venado). Nunca nos preguntamos de dónde venía esa expresión desafortunada; nunca supimos cómo las chicas soportaban tal acoso canino, porque la frase era conocido por todos, hombres y mujeres. Ellas, las chicas, comentaban en voz baja que fulano de tal les había soltado la chuchada. Tal vez siempre lo dimos como frase hecha, boba, coloquial, y nunca analizamos la carga negativa de la imagen. Posdata: los sociólogos y estudiosos de la personalidad de los hombres comitecos nos pueden dar algunos indicios del carácter porque cuando seducimos a una chica “soltamos la chuchada” y cuando tomamos el santo trago decimos que somos “chuchos para beber”, y los más atrevidos siempre andan detrás de las chicas que tienen “chuchito”. Ah, no me preguntés qué es esto. No sé. ¡Tzatz Comitán!