viernes, 6 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN VERSO QUE DEFINE LA ESENCIA

Querida Mariana: vi la fotografía y pensé en el primer verso de un poema de Jaime Sabines: “Tú tienes lo que busco, lo que deseo, lo que amo”. La fotografía la subió mi querido y admirado licenciado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez, para celebrar el décimo aniversario de boda con Gabriela De la Huerta Carpio. Vi la foto y la emoción regresó, porque estuve de testigo cuando la cinta de luz unió a Gaby y Luis Ignacio. Estuve como estuvieron cientos de personas. La pareja decidió que este momento fuera compartido con gente de barrios comitecos y, por supuesto, por quienes andaban en el candelero político en ese tiempo. Vos sabés que la relación de dos personas tiene una esencia íntima. Cuando la pareja decide compartir su sentimiento con más amigos la bendición se multiplica. Las bendiciones se han extendido en esta pareja, porque cumplir diez años significa haber confirmado lo que el poeta chiapaneco dijo. El instante de la fotografía define el instante de una pareja, acto intimísimo, pero como la pareja decidió compartir su alegría con mucha gente del pueblo, quienes estuvimos ahí recibimos la luz del aura que rodeó a la pareja y estoy seguro que al ver esta fotografía todos nos alegramos, porque diez años después la semilla ha fructificado y el árbol se fortalece. El otro día, Paty, editora ejecutiva de Arenilla, y yo, estuvimos en el jardín interior del Hotel Los Lagos y vimos los árboles que ahí crecen con generosidad. Con Paty dijimos que era como si nosotros fuéramos liliputienses y el jardín estuviera en la residencia de un gigante. El árbol de Gaby y de Luis Ignacio ha crecido con esa misma semilla, ahora es un árbol fuerte, generoso, agradecido. Los grandes escritores saben que escribir acerca del amor es terreno pantanoso, la mayoría resbala y cae, porque el amor, mal comprendido, contiene el ingrediente de la cursilería. Pocos poetas son como el cisne que no mancha su plumaje, Sabines es de los que nadan y salen impolutos. En el verso que te comparto Sabines privilegió, como siempre, el lenguaje sencillo, el que está lleno de aire limpio. Diez años después, Gaby puede decirle a Luis Ignacio: “tú tienes lo que busco, lo que deseo, lo que amo”; Luis Ignacio también puede tomar de las manos a su esposa y decirle: “tú tienes lo que busco, lo que deseo, lo que amo”. En tiempos donde la mercadotecnia ha injertado lo desechable que ha contagiado a las parejas, es digno de elogio hallar a parejas que se mantienen unidas a pesar de los pesares. Se sabe que toda relación es compleja, cada ser constituye una unidad y cuesta entender al otro. Ya te conté que en los años setenta fui a ver una película mexicana del gran Indio Fernández y en un momento el personaje femenino le dice a su chico: “Tú eres tú y yo soy yo”. Se me hizo un diálogo que no correspondía a la grandeza del director, pero ahora sí entiendo lo que ella dijo: yo soy yo y vos sos vos. Una buena relación implica reconocer eso y recorrer juntos la senda, compartir el mismo camino. Es alentador que, después de diez años, la pareja pueda reconocerse en el verso de Sabines y saber que hay coincidencia en esa declaración, cada uno, con su individualidad, grita jubiloso: tenés lo que busco, lo que deseo, lo que amo. En ese juego maravilloso de espejo está la esencia de lo que el poeta dijo. Sabines no buscó metáforas, al contrario, supo que el agua limpia del amor puede definirse con palabras de todos los días, con el pan sencillo. Posdata: vi la fotografía y recordé el verso del poema de Sabines y recordé el momento en que Gaby y Luis Ignacio supieron que el aire bueno soplaba en el sendero elegido. ¡Tzatz Comitán!