lunes, 2 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN BRINDIS

Querida Mariana: ¿se vale brindar con agua? No es lo más común, pero sí es válido. Brindo con un vaso de agua por Comitán y por los paisanos comitecos. Nunca regateo mi admiración por paisanos que logran sitios relevantes. Sé lo que cuesta alcanzar sueños. Llamó mi atención la fotografía que subió Juan Carlos el pasado 29 de septiembre. No sé en qué lugar se reunieron ni en qué momento del convivió están. Toda mi lectura se basa en lo que veo y lo que puedo dilucidar. Me gusta el lugar, es muy sobrio, muy limpio, las mesitas de mármol, la división laqueada, el biombo, las lámparas y el marco dorado de algún cuadro o espejo y el detalle del florero con un racimito hacen un ambiente agradable. No sé en qué momento de la convivencia están Juan Carlos y Eduardo. ¿Ya viste que en la mesa adjunta están los cubiertos y las servilletas? A ver, dejá que juegue tantito, total, siempre me encanta hacer lecturas de fotografías, es una diversión que me apasiona y que he compartido con vos en los últimos tiempos. Ambos están vestidos formales, pero casuales, nada de corbatas que huelen a trabajo. Así pues, quiero pensar que Juan Carlos le pidió a alguien que tomara la foto del recuerdo, ¿un mesero o un amigo común? Ah, es difícil apostar. Si digo mesero, me dirán ¡perdiste!, fue un amigo de Eduardo; si digo un amigo, me dirán ¡perdiste!, fue uno de los meseros que nos hizo favor de tomar la foto con el celular. Mejor nada digo. Quiero pensar entonces que la fotografía fue antes de la cena, ¿o fue después? Uf. Parece que Juan Carlos tiene frente a él un té, Eduardo tiene (¡qué maravilla!) un libro. Con el zoom acerqué la foto y descubrí que el libro que tiene frente a él es “Arcaísmos, regionalismos y modismos de Comitán, Chiapas”, de Óscar Bonifaz. ¿Puedo ganar? Me atreveré a decir que el libro fue un presente de Juan Carlos. Acá, en primera lectura, pensé que sólo aparecían dos comitecos, ¡no!, resulta que ahora vemos que hay tres, tres sobresalientes. Eduardo en la política; Juan Carlos en política y como escritor de ensayos; y Óscar Bonifaz ¡en poesía y en narrativa, además de su incansable promoción de teatro! ¿De qué hablaron Eduardo y Juan Carlos? Ah, eso sí no me atrevo a decir, pero, necio que soy, puedo casi asegurar que por ahí asomó la riqueza del contenido del libro de Bonifaz y ese hilo se alargó, sin duda, acerca de la riqueza cultural de nuestro pueblo. A mí siempre me llama la atención las fotografías de personajes históricos. Estarás de acuerdo conmigo que una fotografía donde aparezca Messi con Juan X será menos atractiva que una donde aparezca Messi con Ronaldo. Acabo de ver una fotografía recentísima donde están Paul McCartney y Ringo Starr, los dos únicos Beatles vivos. ¿Sabés lo que esa foto significa? Eduardo y Juan Carlos platicaron de muchas cosas, sin duda, pero uno de los hilos de la plática lo dio el libro de Bonifaz. Revisaron el contenido y apareció una palabra (cualquiera) y eso motivó una anécdota. Ese hilo no fue más que la reafirmación de que ambos personajes son ramas del mismo árbol enormísimo que es nuestra tierra: Eduardo accedió a la posición más relevante en el Senado (pucha, el lugar icónico donde nuestro paisano Tío Belis brilló con luz propia) y Juan Carlos es un gran columnista en el periódico Excélsior de distribución nacional. Y como estamos en la cinta de luz que se llama Comitán diré que la historia de ese periódico se llenó de belleza literaria con la presencia de nuestra paisana, la Chayo Castellanos. Posdata: ¿mirás de qué hablo? Hablo de lo que somos, de lo que debe congregarnos, de lo que debe fortalecernos. Siempre recuerdo que mi querido amigo Víctor Manuel Albores (que en paz descanse) me decía: “los comitecos compran con los comitecos”, ese era su principal lema comercial. Por eso levanto mi vaso de agua y brindo por Comitán y por los comitecos. ¡Tzatz Comitán!