sábado, 28 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON PLASTILINA

Querida Mariana: hallé estas dos figuras en la ventana de un salón universitario. Ya no había estudiante alguno. Hacé de cuenta que yo era como un vigilante y daba una vuelta para checar que todo estuviera bien, caminaba por un pasillo cuando, al lado de una ventana hallé estas dos figuras hechas con plastilina. ¿Sí alcanzás a distinguir qué representan? La figura de la izquierda es una niña y la de la derecha es un gato, trepado sobre un mueble. Los hallé y parecía que estaban a punto de despertar. Pensé que no hay ninguna leyenda que diga que al principio de todo hubo dioses que hicieron a los primeros seres con plastilina. Una leyenda de nuestras tierras habla de que los primeros hombres estuvieron hechos de barro, al final, los hombres verdaderos fueron hechos de maíz (¿con granitos molidos de maíz? ¿tuvieron su primera vestimenta con la hoja seca que cubre la mazorca?). En la Biblia los primeros hombres estuvieron hechos con barro. ¿Mirás lo que estoy diciendo? El Dios (en las religiones monoteístas) o los Dioses (en las religiones politeístas) jugaron una mezcla con sus manos. El Dios o los Dioses fueron los primeros artesanos del mundo, con sus manos moldearon el barro. Ah, momento sublime. Recargados sobre el tronco de un enormísimo árbol, con los pies descalzos, las piernas extendidas, jugaron con sus manos. Pensaron, ¿qué forma darle? Las leyendas hablan de varones, la Biblia menciona que Dios hizo a Adán y luego, ya de su costilla, hizo a Eva. Las Eva del mundo protestan y dicen que la primera persona fue una mujer y que con el barro sobrante Dios hizo al hombre, por eso ya le salió un poco deforme, porque se había esmerado en la figura femenina. ¿El pene? Ah, las chicas dicen que cuando Dios terminó su labor de modelar al varón, sacudió su mano y una pellita se pegó en la entrepierna, dicen. Lo que hallé en la ventana del salón universitario reafirmó la leyenda de las chicas: la mujer fue el primer ser humano en la tierra, y la modifica tantito, porque no llegó sola, su compañía fue un gatito, porque las leyendas escritas por seres humanos (ya lo dijo Vallejo en su libro: “La puta de Babilonia”, del escritor colombiano Fernando Vallejo: donde hace una revisión histórica de la iglesia católica y hace una defensa a favor de los animalitos). El dios o diosa que modeló estas figuritas de plastilina creó primero a una chica acompañada de un animalito (bueno, en realidad no sabré si fue el proceso contrario). Ya dije que no había alumnos en las aulas de la Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar, pero sé que una persona con aptitudes artísticas hizo este prodigio que hallé en una ventana. Jamás me había topado con tal prodigio. Sé que la plastilina es un elemento común en el nivel de preescolar, porque los niños y niñas (dioses y diosas) juegan todos los días a crear; sé, lo viví, que en el nivel secundaria aún existen los maestros, como el maestro Güero Mandujano y el maestro Javier Flores, que explican a sus alumnos las técnicas de modelado y se auxilian con este material tan dúctil, tan íntimo: la plastilina. Nuestro gran escultor comiteco, Luis Aguilar Castañeda, cuenta que fue en secundaria, precisamente, en el Colegio Mariano N. Ruiz, cuando comenzó a intuir que en ese material estaba el caminito de su vocación; cuenta que siendo niño jugaba a hacer figuritas de plastilina en su casa, sentado en el piso de ladrillo, en uno de los corredores que circundaban el patio central, se sentaba a jugar con este material. Hoy, ya hombre de más de setenta años, sigue jugando con materiales moldeables, sigue jugando a ser Dios y crea las obras que luego bendicen los aires de los lugares públicos. Los grandes artistas son niños eternos, nunca olvidaron el motivo del juego infantil y siguen creando figuritas en el vacío. Donde antes nada había aparece un motivo que nos recuerda que somos materia moldeable. Me alegré mucho cuando hallé estas figuritas. Habían quedado olvidadas en el dintel de una ventana. ¿Por qué volví la vista y las vi? Alguna esencia hizo que mi mirada se dirigiera hacia el lugar donde estaban, ¿acaso maulló el gatito? ¿La chica dijo algo? No lo sé. Los misterios de la vida están encerrados en cajitas invisibles. Casi estoy seguro que fue mujer la modeladora de estas figuras de plastilina. Puedo estar equivocado, pero casi puedo apostar a que fue una chica. Con esto, también botó la tradición de la leyenda, donde el creador siempre aparece como un Dios y no una Diosa. Lo que más resalta de la figura femenina son los ojos y el corazón. La diosa modeladora hizo los piecitos, luego el cuerpo, el cuello, pegó los brazos (sin manos, como para hacer más evidente que las manos de la creación eran las suyas), el cabello y luego pegó dos bolitas para que la chica viera y el corazón para que la chica sintiera. Ahí está la esencia de la vida: en la mirada y en el sentimiento. Las chicas del mundo son habladoras, ah, cómo hablan, pero, en esencia, el carácter de ellas está signado en lo que ven y en lo que sienten, lo demás es habladuría. Los expertos dicen que una chica puede decir mil veces no, pero en su mirada hay mil sís. ¿Y el corazón como símbolo del sentimiento? Ah, qué te voy a estar hablando a vos de esto, vos sos experta. Vos, sos una de las grandes cinéfilas del mundo y sabés que las cintas nos dan eso: la imagen y el corazón. Alguien ahora podrá decir que el cine tiene su esencia en la palabra y en la música, es cierto, pero los inicios del cine fueron mudos, los actores y actrices no hablaban. Cuentan que en Comitán, como en todos los demás cines del mundo, hubo artistas contratados para que tocaran un instrumento a la hora que la cinta muda transcurría; cuentan que en Chiapas hubo funciones donde la marimba sonaba galán. Me fascinó ver las dos figuras. Pensé que casi casi esta artista tenía un vaso comunicante con mi obra plástica: los dibujos y cuadros que realizo en los últimos tiempos tienen estas dos figuras: la femenina y la de animalitos, mi intención estética es la misma que acá se ve: reafirmar la teoría de Vallejo, decirles a los espectadores, ¡al mundo!, que la tierra está habitada por animales y seres humanos, en la medida que convivamos en forma respetuosa tendremos una mejor sociedad. Acá la niña está al lado de su amigo gatito. ¿Hacia dónde ven los ojos de ella? ¿Por qué el gatito no tiene los ojos saltones? El gatito tiene apenas simulada la mirada, sus ojos están modelados con dos ligeros huecos; en cambio, la chica tiene los ojos como ahora es moda. Las antiguas representaciones humanas, hechas por mayas en esta región, tenían los ojos como es en la realidad: un poco adentro del rostro. Esta artista de la plastilina ya hizo un diseño contemporáneo, muchas muñecas tienen estos ojos saltarines, alegres. En esta figura lo más visible de ella, insisto, es la mirada y el corazón, como síntesis del carácter de las mujeres de todo el mundo. La plastilina con que está hecha la figura del gatito tiene unas vetas azules, sin duda, residuos de una plastilina de ese color. El blanco domina, por supuesto, hubo un instante que lo vi como si fuera una figura hecha con mármol de Carrara. Por supuesto que no fue así, pero me dio la impresión. La artista (doy por hecho que fue mujer) no usó cinceles para modelar la figura, lo hizo como lo hicieron los Dioses en el origen: hizo la figura con una sustancia moldeable: la plastilina, la misma plastilina con que Luis Aguilar Castañeda hizo sus primeras figuras artísticas. Como Luis, llevé la clase de modelado en clase del maestro Güero (amigo íntimo de la escritora Rosario Castellanos). El maestro siempre pedía que lleváramos plastilina de color gris y una tabla de madera donde hacíamos la pieza. Recuerdo que la última figura que hicimos (digamos que era la prueba final) fue un pie. Como si estuviésemos en la Esmeralda, de la Ciudad de México, no faltaba el que se quitaba los zapatos y calcetines para modelar. No faltaban las bromas donde todo mundo se ponía la mano en la nariz para indicar que el olor a pata estaba a todo lo que daba. Como todos mis compañeros hice un pie modelado en plastilina. Fue prodigioso el momento en que lavamos las tablas y todos expusimos nuestras obras. Por supuesto, hubo compañeros y compañeras que presentaron trabajos excelsos, con las venas visibles, lo que daba un dramatismo a los pies expuestos. Por ahí, tal vez, hubo vocaciones perdidas, grandes artistas que no siguieron el llamado que sí siguió Luis. Posdata: caminaba por las aulas universitarias y de pronto hallé estas figuras divinas: una chica y un gatito. ¡Tzatz Comitán!