lunes, 13 de octubre de 2025
CARTA A MARIANA, CON UN PRESENTE LLENO DE FUTURO
Querida Mariana: a veces pienso en el pasado, pero no en el pasado mío, sino en el pasado de la humanidad. ¡Pucha! Me siento en una banca del parque central y mientras veo a niños y niñas que corren detrás de las palomas (que las espantan) y parejas que se toman de las manos y se juran amor eterno (no saben todavía que el amor es tan volátil como paloma y el destino es un cazador incansable) y pienso en cómo fue el mundo en su principio. Dicen los que saben que la presencia humana en el mundo está a la vuelta de la esquina, que los seres humanos aparecimos hace poco en relación con la edad de la Tierra. Y pienso en la zona del Anáhuac, en tiempos antes de la llegada de los conquistadores españoles; y pienso en cómo sería la vida en la zona cercana al Junchavín, acá en nuestras tierras; y pienso en la vida de Comitán antes que llegara mi mamá y mi papá; es decir, antes de mi nacimiento (nací en 1957). Gracias a Armando Alfonzo Alfonzo (que Arenilla le dedicará un homenaje el próximo año, donde celebraremos el centenario de su nacimiento) tengo una imagen del Comitán de 1940, en el archivo del pueblo tenemos algunas imágenes fotográficas de los años 30, pero si me remonto más atrás no tengo manera de registrar cómo era el pueblo, sólo me permito un ejercicio de imaginación.
A veces me siento en una banca donde está el busto de Pantaleón Domínguez y recuerdo que así se llamó la cancha de básquetbol donde vi emocionantes encuentros y donde jugué cuando estudiaba en la prepa; desde esa banca veo el magno busto de Rosario Castellanos y los bustos pequeños de Jorge de La Vega Domínguez y de Roberto Albores Guillén y digo que ese pasado me es más cercano. El busto de Don Pantaleón representa un pasado más pasado. A Rosario la tengo más cercana en mi memoria, cuando ella murió (1974) yo estudiaba en la Ciudad de México, en la UAM Iztapalapa. A Don Roberto lo veo de vez en vez saliendo de su casa en la bajada de San José y a mi amigo Don Jorge lo saludo de vez en vez a través de llamadas telefónicas, pero recuerdo que ellos fueron gobernadores de Chiapas en el pasado, porque ahora el gobernador es el paisano Eduardo Ramírez. Pienso entonces que en mi presente (sentado en la banca del parque) estoy rodeado de pasado, porque recuerdo que ahí, precisamente ahí, estuvo la manzana derruida, la que fue un elemento esencial de mi niñez y de mi juventud (y niñez y juventud de todos los de mi generación y de gente mayor) y entonces se me aparecen personajes que llenaron mi día a día y ahora ya no están vivos: Don Rami Ruiz, de la Proveedora Cultural; Tío Tavo, de la cantina donde preparaba las emboladoras macharnudas y los panes compuestos con lonjas de chicharrón de hebra (riquísimos, únicos, exquisitos, inolvidables); Don Ramiro Rojas, de Nevelandia; Don Arturo Rivera Alfaro, de la tabaquería y dulcería ARA; Don Enrique Robles, magistrado, papá de mi compa Quique; y muchos más. Ellos ya no están, la manzana tampoco.
Pienso en el pasado y pienso cómo fue Comitán en 1900 y tengo el referente cada vez que voy al mercado primero de mayo y veo el letrero que atestigua que fue construido en ese año y encuentro contra esquina la tienda que fue de Don Óscar L. Pinto; pero, ¿cómo fue Comitán un siglo antes? ¿Alguien puede imaginar cómo fue el pueblo en 1800? Ah, qué difícil, y 1800 está a la vuelta de la esquina. En 1950 la población en Chiapas era de 900 mil habitantes. Parece que Comitán tenía una población aproximada de 20 mil habitantes. En 1957, por la gloria de Dios, las criaturas que nacimos en ese año incrementamos la cifra que era muy pishcul, ahora ya somos más de ciento veinte mil; es decir, en sesenta años se ha incrementado la población de Comitán en un quinientos por ciento. Ya algún maestro de matemáticas dirá si es correcto esto que digo. Si lo tomo como real el dato es impresionante. Comitán ha crecido mucho, digo, en población, porque en desarrollo efectivo hemos ido como en retroceso. No sé el porqué.
Posdata: ¿Cuántas personas habitaban en nuestro pueblo en 1800? Cuando pienso en esto caigo en la cuenta que al estar sentado frente al busto de Don Pantaleón estoy, en 2025, frente a la imagen de un hombre que vivió en mil ochocientos y tantos. Es el momento en que la avalancha del tiempo se me viene encima. Pienso que en algún momento del futuro, un compa comiteco pensará lo mismo que yo, pero este compa vivirá ya en el año 2100 y la distancia será la misma, pero el tiempo habrá crecido y para ese tiempo, los bustos de De La Vega y de Albores también habrán pasado por el túnel de más de ochenta años. Me da pena escribirlo, pero en ese año Don Jorge ya no vivirá, tampoco Don Roberto, pero que no se sientan mal, porque yo, menor que ellos, tampoco estaré, así que ya en ese momento estaremos en un tiempo sin tiempo, donde el presente no será más, ni el pasado ni el futuro, no seremos y punto. Bueno, ellos sí serán porque hicieron un hueco en el libro de la historia.
A veces pienso en el pasado, lo hago desde esa banca del parque central de Comitán, mientras veo cómo corren los niños y niñas, cómo camina el tiempo con su paso de tortuga, pero que tiene espíritu de liebre incansable.
¡Tzatz Comitán!
domingo, 12 de octubre de 2025
CARTA A MARIANA, CON ROSARIO EN EL MALETÍN DE DON JORGE
Querida Mariana: tal vez has visto a Don Jorge. Él trabaja en la oficina de Comunicación Social, del Ayuntamiento de Comitán. No sé cuántos años ha estado ahí, han pasado ya varias administraciones, varios presidentes, y él sigue ahí, en un escritorio. No sé cuál es su trabajo específico, pero yo lo veo muy temprano con un montón de periódicos bajo el brazo, imagino que hace análisis de las notas publicadas. Esto sólo lo imagino. Lo que no imagino es su interés por la figura de Rosario Castellanos Figueroa, porque lo he constatado.
El otro día, Paty Cajcam y yo caminábamos por un portal frente al parque y Don Jorge me dijo que quería compartirnos algo acerca de Rosario. Por supuesto que sí, y el día de la cita llegó puntualmente, los que no llegamos con puntualidad fuimos nosotros, pero platicamos un rato. Don Jorge (acá lo ves en la fotografía) sacó un legajo de copias fotostáticas y nos dijo que esa información tenía relación con la vida de Rosario.
Si lo ves bien, no fue poca cosa, que en este 2025, año donde celebramos el Centenario del Nacimiento de nuestra pichita amada, él compartiera con nosotros varios documentos que hablan acerca de Rosario.
No sé en qué momento Don Jorge comenzó a interesarse por la vida y obra de nuestra pichita amada, pero él nos prestó un juego de copias con “Cuadernos de Jerusalén”, números 2 y 3, correspondiente a noviembre de 1975; “Rosario Castellanos y Nahum Megged. El largo camino a la ironía”, de Silvia Cherem S.; “Rosario Castellanos, su mirada a través de la prensa judía”, de Francisco Javier Acosta Martínez.
Tal vez la cinta que une a Rosario con Don Jorge se amarró en los años 90, años donde él viajó a Israel y estuvo en un kibutz y en escuelas talmúdicas; tal vez el viaje lo realizó porque el apellido
Cancino es sefardita, de origen judío; tal vez dicha cinta se afianzó porque él ha vivido en Comitán desde hace muchos años.
Conocí a Don Jorge cuando abrió un restaurante de mariscos, “El cangrejo ermitaño”, que, en los años ochenta, fue muy exitoso en la ciudad. En 1982, siendo novios, mi Paty y yo íbamos a comer, con frecuencia. A mí me encantaba comer una cazuela de pulpo al ajillo. Ah, qué cosa tan deliciosa. Un día cerró el restaurante y ya luego lo encontré en el edificio de la presidencia municipal, en la oficina donde sigue laborando. En los años 80, a Don Jorge le encantaba practicar el buceo, hoy se apoya con un bastón para caminar.
La foto que te comparto es testimonio del instante en que él lee fragmentos del texto de Silvia Cherem, donde la autora comenta el libro que Nahum Megged escribió: “El largo camino a la ironía”.
Dice Silvia que Rosario y Nahum se conocieron en 1971, cuando nuestra pichita amada viajó a Israel y Nahum fue su guía; luego diría que Nahum se convirtió en el más querido de sus amigos en aquel país.
En el artículo de Silvia nos enteramos que Nahum dijo que “Rosario se ganó el corazón de los israelíes desde el primer momento. Comenzó dando clases de cultura mexicana en la Universidad Hebrea de Jerusalén, y su nombre figuraba constantemente en emisiones radiales y conferencias en las que expresaba su gozo de vivir en Israel. La recibían con euforia de heroína. Los periódicos le dedicaban programas y titulares, y quien la conocía, la adoraba por su simpatía e inteligencia”.
¿Mirás? Ah, qué orgullo para nosotros, sus paisanos, al saber que Rosario fue reconocida en aquel país, tan lejano. Acá (te juro que es cierto lo que digo) hay compas que insisten en restarle méritos a Rosario. Por fortuna, somos más los que comprendemos nuestro deber moral de seguir honrándola, porque fue una mujer muy inteligente.
Posdata: Paty y yo llegamos tarde a la cita, por lo que sólo estuvimos un rato con Don Jorge. Teníamos otro compromiso ineludible y no queríamos repetir la impuntualidad, así que le dijimos a él que nos permitiera platicar en otra ocasión. Estuvimos con él no más de veinte minutos, pero fue muy interesante ver la pasión que lo envuelve. Nos permitió llevarnos el juego de copias, para leerlo con atención.
La fotografía resume lo que acá he dicho: Don Jorge está con un texto en sus manos, lo lee en voz alta (nosotros lo escuchamos con atención); al fondo está el busto de Rosario, en el patio central del centro cultural que lleva su nombre; como ha llovido con generosidad el verde de la naturaleza es una diadema que corona el busto y el retrato de Rosario en el mural que pintó Cunjamá.
Sí, fueron apenas veinte minutos, pero Don Jorge nos compartió mucho de Rosario, textos escritos en su honor. Desde la ciudad donde creció, nos sentimos muy cerca de la escritora que está considerada como la más importante escritora mexicana del siglo XX. Pucha, ¡nadita! Este momento fue un homenaje a Rosario, mínimo homenaje, pero lleno de emoción.
¡Tzatz Comitán!
sábado, 11 de octubre de 2025
CARTA A MARIANA, CON OTRA INDEPENDENCIA
Querida Mariana: el 9 de octubre 2025 estuve en La Independencia. Desde el parque de la cabecera municipal se observa el valle y al fondo, como si fuese una muralla natural, una serie de colinas que enmarca el cielo. Esa mañana, a las doce del día, el ingeniero Sebastián López López, presidente municipal, rindió su primer informe de gobierno.
Un año lleno de logros. A las once del día el domo central ya estaba lleno de personas, de la comunidad (102 comunidades, 553 representantes) y de invitados especiales, por ahí saludé a varios amigos, saludé a Jorge Constantino Kanter (subsecretario del Medio Ambiente del estado de Chiapas), saludé a Arbey Rivera (director de cultura del ayuntamiento de La Independencia), también saludé a Carmelita Moreno (diputada federal, representante de Chiapas), y, entre otros, a Fernando García, amigo periodista de hace muchos años (que acudió al acto solemne con la representación del Doctor Eduardo Ramírez Aguilar, Gobernador de nuestro estado de Chiapas).
Como maestro de ceremonia estuvo el buen Paquito Ruiz Vera, quien condujo el acto con desparpajo, gracias a años de experiencia. Después de los honores a la bandera y presentación de los invitados especiales, se dio a conocer los resultados del Concurso “Canto a mi tierra, canción emblemática de La Independencia, Chiapas”, y se escucharon las dos canciones que obtuvieron el primer lugar: “La Independencia es mi hogar”, de la autoría de Ángel Mauricio Pérez López (de Comitán), y Wakax Najate (Guacanajaté), cuyos autores son Pablo de Jesús Gómez López y Abner Esaú Gómez López (originarios de Las Margaritas). A continuación, se hizo la presentación de un video de once minutos, que dio a conocer la labor que ha realizado la presidenta del DIF Galia Ovalle Esquivel, dicha presentación tuvo la voz exquisita de Paty Espinosa, compañera de trabajo de nuestra revista Arenilla. Una mañana platiqué con la licenciada Galia y le dije que es un lugar común decir que el DIF es la cara bonita de los ayuntamientos, pero ella, en La Independencia, a esta cara bonita le ha impreso una mirada tierna y amorosa, por la labor que ha desarrollado con mucho compromiso por la comunidad; mismo compromiso que realiza su esposo, el ingeniero Sebastián, y que dio constancia al presentar su informe.
El ingeniero Sebastián López comentó que al ser candidato a la presidencia acudió a todas las comunidades para hacer acuerdos firmados; a un año de lograr el puesto está cumpliendo con dichos acuerdos, La Independencia avanza, La Independencia está demostrando que, como él lo señaló: “es un municipio de gran riqueza cultural (…) con gran capacidad para la producción”. La guía del presidente municipal es de gran respeto, de humanismo.
Me emocioné al escuchar los logros que en materia cultural ha logrado el ayuntamiento en este primer año. En anteriores administraciones no hubo dirección de cultura, el ingeniero Sebastián la creó y designó como director al poeta Arbey Rivera, quien realiza un trabajo excelente. El ingeniero Sebastián, como pocos presidentes municipales de este país, ponderó los actos culturales que el ayuntamiento de La Independencia ha realizado durante un año de ejercicio, dijo, con orgullo, que una nueva Independencia se está logrando. El ingeniero Sebastián tiene muy claro su objetivo, poco a poco lo está logrando, sabe (así lo reconoció) que la cultura es sustancia vital para el desarrollo armónico de los pueblos, comentó algo que medio mundo atestiguó: gracias a los actos culturales realizados, muchas personas de otros lugares volvieron la mirada hacia La Independencia, por ejemplo, durante la Feria de San Fermín, la actuación de la gran cantante Lila Downs atrajo a muchos visitantes de otras partes del estado de Chiapas y de lugares más distantes. Eso, dijo, “nos proyectó como municipio”.
Asimismo, comentó la realización de un concierto de jazz, el Festival de Música Popular, el Festival Gastronómico donde ocho estados de la república mexicana estuvieron representados en stands llenos de exquisita comida tradicional; además, la publicación del libro “El reino de los días”, de Fabián García, que ayuda al conocimiento de las tradiciones; de igual manera, el presidente municipal, anunció que están trabajando en un libro acerca de la historia del municipio.
El lema del ayuntamiento es: La Independencia avanza. Es cierto, la gestión del ingeniero Sebastián es relevante, desde el primer día comenzó a trabajar en unión de la comunidad para beneficio de todos. Hoy, La Independencia tiene un rostro más amable, más digno, más lleno de esperanza.
Posdata: el informe fue exitoso, porque las acciones emprendidas durante el año han sido exitosas. Al final, como es tradición, se ofreció una barbacoa con arroz y tortillas a la gente que asistió al acto, de inmediato colocaron mesas donde la convivencia quedó de manifiesto. Fue un gran festejo.
Por fortuna, el día del informe ya hubo energía eléctrica, porque mirás que la región se quedó sin luz durante dos días por la caída de una torre. No obstante, el ayuntamiento estuvo preparado con una planta de luz para que todo transcurriera con normalidad, como así sucedió. Fue un gran festejo. Los actos realizados han sido muchos, vos sabés que mi atención fue capturada por los logros culturales y por la campaña intensa de siembra de árboles y por los logros educativos. ¿Sabés que existe un programa de becas que se llama “Utopía” que da apoyos a chicos y chicas que estudian la profesional en diversas instituciones públicas del país? Cada alumno recibe un apoyo de cinco mil pesos mensuales. Es una gran acción a favor de jóvenes que cumplirán su sueño de tener una profesión y que, gracias al apoyo, saltan la barrera de la escasez del recurso económico.
Promueve murales, como el que está en el arco de entrada, donde hay obras de cerámica de Manuel de Jesús Aguilar, de Yalumá. Pronto, el edificio municipal tendrá murales pintados por el gran artista plástico Antún Kojtom. Y más, mucho más, la creación de una radio comunitaria, semilleros en las escuelas, el fomento de quince marimbas juveniles y un documental que dará constancia del fenómeno de migración de guatemaltecos a La Independencia.
Ah, fue un día sensacional.
¡Tzatz Comitán!
viernes, 10 de octubre de 2025
CARTA A MARIANA, CON UN DÍA ESPLÉNDIDO
Querida Mariana: a Roberto le conté que vendría mi hermana Esther Molinari, vendría (como vino) a ver a su hermanito. Roberto me preguntó: “¿a dónde la llevarás a pasear?” ¿Qué? A ningún lado. Volví a explicarle: ella viene a verme, yo soy el paseo, yo soy el motivo único de su visita (bueno, también mi Paty, porque ambas se quieren mucho).
Sé que en el mundo hay muchas historias similares y otras distantes, hay historias de hermanos que se aman e historias de hermanos que, si no se odian, cuando menos pasan como gatos por los tejados de las ciudades; es decir, hay historias luminosas y otras que son oscuras, como callejones llenos de basura y cadáveres de perros muertos. La historia nuestra es como una catedral sublime, con luz que se cuela por vitrales.
Vino mi hermana (ella nació en 1945, yo pienso que el año de su nacimiento fue augurio de la persona que sería, porque vino al mundo en el año que terminó la Segunda Guerra Mundial. Ella nació y días después Japón firmó la rendición con lo cual concluyó un periodo sangriento y comenzó un rayito de esperanza, liana que ahora ilumina mi espíritu).
Vino mi hermana. Sus hijos y nietos le celebraron su cumpleaños número 80. ¿Ya adivinaste cuál fue su regalo? ¡Claro! Los boletos de avión para venir a Chiapas, para venir a San Cristóbal de Las Casas, tierra donde nació nuestro papá Augusto; vino para abrir sus ojos sorprendidos en la carretera llena de topes de San Cristóbal a Comitán; vino para beber nuestro cielo, que también ya es de ella, porque ella está muy pendiente de los sucesos diarios de nuestro pueblo y de los pasos que voy dando en el día a día. Sus hijos dicen que es parte de su ritual diario: enterarse de todo lo que acá pasa, de lo que me pasa. Pocas personas están tan pendientes de mí.
Ella es como un bosque y yo un árbol que está en otro lugar, sin embargo, poseemos el genio de los seres distantes que están interconectados. Los sabios dicen que los árboles se comunican a través de sus raíces y de sus frondas, pero yo sé que también lo hacen a través de los actos, por ejemplo, si una niña se columpia en el bosque de mi hermana, el niño que soy recibe la cadencia del cuerpo que va, feliz, de un lado a otro, porque no se necesita salir de esa tablita engarzada con lazos para sentir el movimiento del universo. Sé (no me preguntés cómo lo llegué a saber) que también los pájaros, las nubes y el aire son cintas que unen a los árboles buenos. Árbol bueno es mi hermana, esto lo saben los polluelos que son sus hijos y sus nietos, quienes han recibido el abrazo de su sombra, por eso la aman, por eso su presencia es faro para el camino seguro.
Vino mi hermana. Mi Paty y yo los esperábamos en el parque central, pero Elvira (una de sus hijas) mandó un mensaje, ya se dirigían a La Pila, porque mi hermana quería estar ahí. Mi Paty y yo caminamos, bajamos, hacia ese mítico lugar comiteco y ahí nos reunimos, ahí nos dimos el abrazo, un abrazo, que ha tardado gran parte de mi vida, lapso glorioso.
Posdata: ella estuvo contenta y nosotros también, yo, de manera especial. Luego subimos al parque central (ahí le presenté a mi amigo Javier) y fuimos a comer al restaurante Portobello, dos horas más tarde, ya con la lluvia sobre Comitán, ellos se despidieron y viajaron hacia San Cristóbal de Las Casas, donde pernoctaron para salir al día siguiente hacia el aeropuerto y viajar a la Ciudad de México, con escala en Guadalajara.
Vino mi hermana y dejó una alegría inmensa, una cinta de luz que aún me ilumina y que seguirá iluminándome, no obstante que hace dos días se fue la luz en toda la región de Comitán, porque (eso dijeron) se cayó una torre de distribución de energía eléctrica.
Hay hermanos que son hojas de un mismo árbol, a veces, cuando es Otoño, se caen; otros hermanos están sembrados en terrenos distantes, pero gracias a las aves están intercomunicados, gracias al vuelo, a las alas, a los cantos, saben que la vida es una esencia inmodificable.
¡Tzatz Comitán!
martes, 7 de octubre de 2025
CARTA A MARIANA, CON PREGUNTAS
Querida Mariana: tuve un compañero que siempre levantaba la mano, sentado en su pupitre levantaba la mano para que la maestra lo viera y él se parara y dijera la respuesta de la pregunta. Era un caso excepcional, porque los demás alumnos nos hacíamos tacuatzes, Alfredo buscaba algo en el piso; Ramón se frotaba los ojos con las dos manos, como si algo le picara; Juan hacía anotaciones en la libreta, mientras su mirada estaba en el pupitre de enfrente; ah, pero Alfonso levantaba la mano una y otra vez, despegaba su trasero de la silla, mostrándose como águila para que la maestra, con el gis en la mano, dijera: “A ver, Alfonsito”. Ah, era el momento de triunfo del tal Alfonsito, se paraba, nos veía a todos, nos aventaba su mirada como si fuese una losa y decía la respuesta que, siempre, hay que reconocerlo, era la correcta. Los demás nada decíamos, seguíamos haciéndonos como que la virgen nos hablaba, claro, en lo interior, odiábamos al tal Alfonsito, pero como el director nos había amenazado con penas mayores si le decíamos o le hacíamos algo, nos tragábamos nuestra antipatía y sólo nos alcanzaba para aplicarle la ley del hielo, pero él, acostumbrado a vivir en un iglú nos ignoraba y esto nos hacía más pequeños ante su altura de zar que siempre nos refregaba en la cara las boletas con puro diez y los reconocimientos firmados por las más altas autoridades.
Con esto que te cuento quiero decir que la mayoría de estudiantes odiábamos las preguntas de la maestra, como ratones nos ocultábamos en los huecos para que no nos viera. Ella, la maestra, sabía la clase de alumnos que tenía y daba su clase reconociendo que sólo el tal Alfonsito, y de vez en vez María y Mariqueta, dos gemelitas con cabello zanahoria, aprendía lo que dictaba en el pizarrón. ¿Qué día llegó Colón a América? Como si fuese chiste jurábamos que nosotros no estuvimos ese día en la playa para ser testigos del desembarco. ¿Qué significaba la I de Francisco I. Madero? ¿Inmortal? Estas preguntas sólo hallaban respuesta en el niño que levantaba la mano para indicar que él sí sabía lo que la maestra preguntaba, por eso era el consentido del grupo; para todo, Alfonsito era el elegido en los actos públicos, que el gobernador visitaría la escuela, pues Alfonsito decía las palabras de bienvenida.
Nos dimos cuenta que todo se resumía a ese juego que los griegos llamaban Mayéutico, preguntas aquí y allá, pero mal enfocado, porque las respuestas debían ser las que traían los libros, respuestas que ahora sabemos son diseñadas para un adoctrinamiento.
Ya viejo entiendo que las preguntas son esenciales en el desarrollo del conocimiento, no las bobas preguntas que nos hacía la maestra en la escuela. Los que saben dicen que la poesía no da respuestas sino preguntas, acerca de los grandes misterios de la vida.
Y resulta que la buena literatura injerta preguntas acerca de la vida, por eso me encanta, porque no anda como aquella maestra.
Anoche tomé un libro de Margerite Yourcenar, la gran Margerite, es un libro que se llama “El laberinto del mundo”, y contiene tres textos autobiográficos, escritos con la inteligencia que ella siempre poseyó y demostró. En uno de los textos autobiográficos: “Recordatorios”, copia una frase del panteísta David de Dinant: “Quis est Deus? (los que saben dicen que significa ¿Quién como Dios?). Es una pregunta donde el compa David da por sentada la existencia divina, pero lo bonito de este juego es que el mismo filósofo da la respuesta: ¿Quién como Dios? “Mens Universi” (la mente del universo). Pucha, qué capacidad de sintetizar una gran idea en tan pocas palabras, es como para rumiar una tarde completa, una tarde de éstas, donde llueve con intensidad y hay encharcamientos en la zona baja de Comitán, allá por Yalchivol, por La Primavera.
Posdata: como no supe qué era ser panteísta, busqué en el Internet y me dijo que es un sistema de pensamiento filosófico y religioso que sostiene que el universo, la naturaleza y Dios son idénticos. Recordé la definición de Dios de Spinoza. Claro.
Hoy me encantan las preguntas que encuentro en los libros, porque abren ventanas maravillosas, no son las preguntas que hacía la maestra, que siempre exigían una respuesta unívoca. Sé ahora que hay miles de respuestas, porque, por ejemplo, la Historia de México que viene en los libros no es la verdadera historia.
¡Tzatz Comitán!
lunes, 6 de octubre de 2025
CARTA A MARIANA, CON UNA CÁMARA
Querida Mariana: tuve cámaras fotográficas cuando fui niño. Me sorprendía la genialidad de esos chunches. Captaban imágenes. No hay otro objeto que tenga esa capacidad. Tenía semejanza con el cerebro de los seres humanos y de los animales. Pero nosotros, los seres humanos, tenemos la capacidad de hacer imágenes y de recordarlas. La memoria es un gigantesco álbum. Los toros ven todo en blanco y negro. ¿Recuerdan lo que vieron un día antes? ¿La visión sólo les sirve como un lazarillo? ¿Los pájaros recuerdan el árbol donde se posaron, el árbol, la selva, el día que volaron sobre una ciudad? Una amiga dice que recordamos imágenes, pero también olvidamos, por esto las fotografías son extensiones fantásticas de la memoria de los seres humanos.
Me seducía la capacidad de las cámaras fotográficas. Tuve una cámara, tal vez fue la primera, que tenía el cuadrito de la mirilla en la parte superior. Me colgaba la cajita en el cuello, con una cinta de cuero, y la ponía sobre mi panza, desde esa altura veía lo que la cámara captaría (hoy no podría hacerlo, porque la vista no me alcanza). Recuerdo una mañana que tomé fotos en un terreno que mi papá tenía en Teopisca, casi cerca de la carretera. Era un terreno inmenso, de una hectárea, con una casa modesta y un arroyo de escasas proporciones, era muy pequeño, pero inmenso en la claridad del agua. Siempre fluía el agua, fría, llevando muchos pececitos. Las fotos que tomé esa mañana eran del arroyo, de los pececitos (aunque a la hora del revelado, los pececitos nunca aparecieron, pero no me frustré, porque, al ver las impresiones, yo sabía que ahí había muchos pececillos que movían sus colitas, nadando, yendo quién sabe hacia donde, porque nunca supe en dónde terminaba ese arroyo que cruzaba todo el terreno. Dicen que los ríos van a dar a la mar, tal vez los arroyos van a dar a ríos que terminan llegando al mar).
Tuve cámaras. Tomé cientos de fotografías. Ya están extraviadas. Te conté que muchas de esas fotografías las pegué en las libretas que conservaba, que eran una bitácora donde estaban consignados muchos instantes de mi vida y de Comitán, pero una mañana (antes de emprender un viaje que me sacó del pueblo durante diez años) llevé un tambo de metal al sitio trasero de la casa (uno de los sitios, porque la casa de mi papá y de mi mamá era enorme y tuvo dos sitios) y quemé todas las libretas (luego supe que una se había librado, tampoco sé en dónde está, tal vez por ahí existe aún). Cientos de fotografías se quemaron, se hicieron ceniza. ¿El fuego es más poderoso que la imagen? Mi memoria es escasa, por eso casi no recuerdo esas fotografías quemadas. Quien posee una buena memoria puede vencer las quemazones, ahí tenés el bosque, a pesar de los incendios recuerda siempre su impulso vital y se renueva, gracias a Dios, el Dios de Spinoza, el de la naturaleza, el de la totalidad.
Hoy ya no tengo cámaras. Hubo un tiempo que tuve una camarita digital con su bolsita, ésta la colocaba en mi cinturón y la llevaba a todos lados. Cuando aparecía algo para tomarle fotografías sacaba la cámara de su estuche y la usaba. Pero luego descubrí, como todo mundo, que el celular tenía una cámara, así que no había necesidad de usar otro chunche (hasta los fotógrafos profesionales usan celulares para captar imágenes. Hay celulares que tienen cámaras de gran calidad, la gran ventaja de las cámaras de los celulares es que toman vídeos, por supuesto, vivimos en el siglo de grandes avances tecnológicos, en el siglo de la imagen. Mis cámaras de niñez no tomaban videos, para filmar películas era necesario tener una cámara especial. La tuve, pero cuando ya era mayor. Hoy todo está en el celular, qué chunche tan genial, tan hijo del demonio).
Posdata: en casa tenemos un objeto de museo, es una pequeña cámara fotográfica (alguien se la regaló a mi Paty). Está en una mesita de la sala, al lado de plantas (coque damas), una Biblia, ollitas de barro y la fotografía de la boda de mi mamá con mi papá. Todas las mañanas (a la hora de hacer mi taichí de viejito) veo esa foto, ahí están ellos, antes que yo naciera. Ellos fueron a un estudio fotográfico para hacer eterno el instante, ambos están bellos (a mi papá lo treparon sobre un banquito, supongo, para que se viera un poquito más alto que mi mamá, porque él fue más chaparrito). Ahí están ellos, antes de que yo naciera. Ella tiene un vestido blanco bellísimo, en sus manos sostiene un ramo de flores, la esperanza crece cerca de su vientre; él viste un traje oscuro. La cámara fotográfica es de los años cincuenta del siglo pasado, pesa tantito, es compacta, fuerte, al frente tiene la lente y en la parte superior dos botones, el obturador, y otro más grande que sirve para correr la película. Alrededor de la lente tiene los datos: Made in USA. Six 20. Flash Brownie. 1.50 – 3m. 3 – y ∞.
La foto de boda de mi papá y de mi mamá tiene más de setenta años. Ahí está. La cámara antigua que poseemos tiene casi la misma edad. Ahí están. Mi papá ya no está; gracias a Dios mi mamá sigue acá. Acá estamos. ¿Existirá la cámara dentro de cien años? ¿La foto de la boda de ellos? Todo cae en el abismo del fuego. Es más poderoso éste que todo lo demás.
¡Tzatz Comitán!
domingo, 5 de octubre de 2025
CARTA A MARIANA, CON UN LIBRO DE BESARES
Querida Mariana: tengo en mis manos el libro “Vuelo sin afán”, del Doctor Marco Antonio Besares. En el prólogo que escribió el Doctor Sarelly Martínez leo lo siguiente: “…es canto y celebración por la pausa y el destello”. ¿Mirás? Canto, celebración, pausa y destello son palabras que Sarelly eligió, porque los grandes escritores eligen las mejores palabras. ¿Se vale decir que las agarran al vuelo? ¡Al vuelo! ¡Como si las palabras fueran las aves que Besares avista y captura en su cámara!
Leí las palabras que Sarelly eligió para formar parte del prólogo. Pensé que Besares no puede elegir.
Mi mamá dijo que ha visto en la televisión cuánto tiempo esperan los fotógrafos de animales, se pasan horas y horas, dijo mi mamá. Lo dijo cuando le mostré el libro de Besares, luego me preguntó cómo estaba él. Bien, le dije, muy bien, gracias a Dios. Besares estuvo en casa, hace años, en compañía de uno de sus hijos. El hijo nos tomó una fotografía, Besares no lo hizo porque no tengo la horma de pájaro.
Besares toma fotografías en los llamados avistamientos de aves. Mientras los muchachitos se dedican a matar pajaritos con sus hondas o tiradoras; mientras algunos viejos se dedican a matar pajaritos con sus rifles; Besares canta y celebra (según el decir de Sarelly) la existencia de las aves, y en su canto y celebración invita a sus lectores a cantar con él y a celebrar la decisión de honrar la vida de todo ser viviente, porque las aves tienen misterios indefinibles que nos transmiten en sus vuelos, en sus gorjeos, a la hora que se posan en la rama de un árbol o en el dintel de una ventana.
Lupita Gómez Ozuna dice que uno se puede perder en este mundo de aves que su pareja nos entrega, Besares completa, dice que tal vez uno puede encontrarse, como él se ha hallado. Yo, al repasar las hojas del libro (sólo lo he repasado, ya luego me sentaré para “avistar” cada una de las aves que Besares me regala a través de sus fotografías) he descubierto un mundo lleno de aire, de gotas de iluminación.
Mi mamá tiene razón, Besares dedica horas y horas al avistamiento de aves y a tomarles fotografías. Siempre he pensado que los lectores somos privilegiados, porque desde casa viajamos a muchas partes del mundo. Los grandes lectores han manifestado que por medio de la lectura viajamos, viajamos mucho, llegamos a lugares distantes y en tiempos diversos.
El libro de Besares es una invitación a pararse a su lado y sentir la emoción de la espera, del avistamiento. Lupita dice que Besares tiene una mirada entrenada, sensible, porque ella tarda un poquito más en descubrir al pájaro en medio de la fronda.
Mi mamá tiene razón, no sé cuántas horas de espera están resumidas en este libro. Son muchas, muchísimas, están llenas de vida. La experiencia de Besares ha sido un recorrido vital. Cuando estuvimos en la oficina y vio algunos de los cuadros que he pintado dijo que las miradas de los personajes que ahí aparecen tienen ecos de mi mirada, lo mismo pensé cuando vi sus ojos, su mirada tiene la ternura que le ha injertado el vuelo de tantas aves en tantas partes del mundo. Pienso que su espíritu ya traduce un poco el lenguaje indefinible de las aves y logra descubrir en los ojos de los seres humanos la mirada animal, la primigenia, la que tiene una cinta que conecta al hombre y a la mujer con las aves. ¿Cada ser humano tiene una mirada de colibrí, de águila, de tortolita, de cenzontle? ¿Nuestras personalidades están marcadas por el vuelo de ellas? ¿Será por eso que algunas personas caminan como palomas y otras como tucanes? ¿Será por eso que nuestro colorido es diferente? El color del espíritu humano sólo lo identifica el gurú, el sabio; sólo el lama que vive en el Tibet alcanza a ver el aura completa de las personas. Digo que tal vez Besares ya está alcanzado tal conocimiento, tal sabiduría. Todo lo debe a su pasión por el avistamiento de aves, al tiempo que dedica a caminar por valles y montañas en busca del máximo hallazgo. Sé que Besares no se sorprende ante la grandeza física de un ave, otros son los atributos para admirar: el colorido, la forma, el canto, la manera en que abre la burbuja del aire y dice ¡acá estoy! ¿Cuál es el diálogo que aparece entre Besares cuando el artista aprehende un cachito del alma del ave?
Posdata: Sarelly eligió las palabras: canto, celebración, pausa y destello. Prodigio de demiurgo narrativo para sintetizar la emoción de Besares al tomar fotografías de aves. Besares retoma la emoción primigenia, el asombro de los primeros habitantes de El Paraíso, al escuchar el canto de un ave, al verla volar, al estar codo con ala. Antes que apareciera el lenguaje de los seres humanos, con toda su belleza y complejidad, las aves ya cantaban, ya celebraban, ya inauguraban la pausa y el destello. Esencias que Besares pepena, ahora sí que ¡al vuelo!
Hojeé el libro de Besares. Honrando las palabras de mi mamá, me sentaré con una limonada en la mano y dedicaré tiempo para admirar lo que él me regala. Le dedicaré tiempo a quien ha dedicado tanto tiempo de su vida en regalarme su pasión, trocitos de vida emplumada.
¡Tzatz Comitán!
sábado, 4 de octubre de 2025
CARTA A MARIANA, CON UN PREMIO ESPECIAL
Querida Mariana: lo he dicho muchas veces, el Congreso del estado de Chiapas nombró el 2025 como Año de Rosario Castellanos Figueroa, para honrar y celebrar a nuestra pichita amada en el Centenario de su Nacimiento.
Durante todo el 2025 ha habido muchos actos celebratorios en diversas ciudades de México y en otros países.
El pasado 30 de septiembre, en sesión solemne, se entregó en el Senado de la República el Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos a la escritora Silvia Molina, que sabés es una de mis consentidas.
No debemos olvidar que dicha presea se instituyó en el Senado de la República gracias a una iniciativa de Eduardo Ramírez Aguilar (actual gobernador de Chiapas) cuando fue senador. Cuando esto sucedió comentamos que nuestro paisano logró colocar en lo más alto del altar patrio el nombre de una escritora comiteca al lado de otro gran personaje de esta ciudad: Belisario Domínguez.
El galardón ha sido entregado a tres mujeres creadoras, la primera (en el año 2021) fue la poeta Elsa Cross, quien ha estado en varias ocasiones en Chiapas; en 2022 el mérito correspondió a Luisa Josefina Hernández Lavalle, dramaturga y novelista, quien, por desgracia, falleció un año después de recibir el reconocimiento. Ahora (2025), el mérito correspondió a Silvia Molina.
Si recibir el Premio al Mérito Literario Rosario Castellanos es ya un gran honor, recibirlo en este año 2025 tiene una significación especial, por lo que ya comenté, este es un año donde la vida y obra de Rosario se ha recordado en muchos espacios.
Las tres galardonadas lo han merecido. Elsa Cross es una buena poeta. Hace unos quince años, más o menos, tal vez más, leí la novela “El lugar donde crece la hierba”, de Luisa Josefina. Lo leí porque llamó mi atención el título, se me hizo muy poético y muy realista. ¿En qué lugar no crece la hierba? En todos los lugares y cada uno de ellos tiene un significado especial, si hay mucha hierba significa abandono, desamparo o lo contrario, el deseo de una vastedad prodigiosa. No recuerdo mucho de la trama de la novela, sólo que no me desagradó, cuenta algo de una mujer que permanece recluida por algo que hizo o algo por lo que la acusan, ya no recuerdo, pero la Hernández tuvo una gran capacidad para ahondar en el sentimiento humano. ¿Qué puedo decir de Silvia? Ah, se ganó mi corazón con la primera novela breve que publicó: “La mañana debe seguir gris”, que también es muy buen título. Esta novelilla es sensacional, con ella ganó el premio Xavier Villaurrutia, que es el premio que propios escritores y escritoras conceden a otro colega. Es algo muy justipreciado, porque por lo regular los propios compas escritores son los que ponen el pie para que resbalen los otros, los que los jalan para que no asciendan, sin embargo, el Xavier Villaurrutia es un reconocimiento de los pares y esto habla bien del premio. Bueno, pues la Molina ganó dicho premio y cuando leí la novelilla pensé que estaba muy bien ganado. Ya te conté que la novelilla cuenta la relación que la propia autora tuvo con el gran poeta tabasqueño José Carlos Becerra, ambos se conocen en Londres y tienen una relación simpática que se ve truncada con la muerte del poeta, Becerra tuvo un accidente automovilístico en una carretera de Italia. La novelilla es como un diario que escribe la autora, esto le permite una gran intimidad, que se refleja a la hora de la lectura. La historia de la relación se ve completada con una bitácora de hechos históricos que suceden mientras la trama se desarrolla, esto le da un gran sentido de verosimilitud, de cercanía con la vida de ese tiempo. Recuerdo con emoción una visita que la protagonista realiza en la Galería Tate, de Londres. En fin, disfruté mucho la novelilla. Tiempo después mi querido amigo Fito Gómez Vives me obsequió una novela más larga “La familia vino del norte”, donde Silvia narra también aspectos de su vida. Al leer este texto volví a descubrir la nitidez y claridad de su prosa, sin pretensiones logra una novela cuidada, que cuenta lo que debe contar.
Y ahora me enteré que Silvia obtuvo el galardón del senado, el que, gracias a la iniciativa del actual gobernador de Chiapas, nuestro paisano Eduardo Ramírez Aguilar, se concede a lo más alto de la literatura mexicana. Ya son tres nombres de mujeres que aparecen al lado del nombre de Rosario y la cuenta irá creciendo.
A mí me da gusto que se reconozca y se premie al talento literario. Acá en Chiapas se hizo una acción contraria, no recuerdo en qué momento el ejecutivo en turno, de un manazo sobre el escritorio, eliminó el Premio Chiapas, eso fue una gran ofensa al mundo intelectual del estado porque se envió el mensaje de que se ignoraba la creatividad.
Posdata: Silvia Molina en su mensaje de agradecimiento dijo que Rosario fue una escritora irónica e ingeniosa. Me gusta pensar que estos atributos los traía en sus genes y los pepenó en nuestra ciudad, su ciudad, Comitán. Doña Lolita Albores contaba que la mamá de Rosario, Doña Adriana, fue una mujer que poseía esos dos dones.
¡Tzatz Comitán!
viernes, 3 de octubre de 2025
CARTA A MARIANA, CON PAÍSES CIVILIZADOS Y PAÍSES BÁRBAROS
Querida Mariana: a veces intento hacer una revisión histórica de lo que somos como país. ¿Cómo llegó México a ser lo que es? Nuestra patria (esto lo digo yo, sólo de mera apreciación) es un país con una gran civilización y a la vez es un país habitado por un pueblo bárbaro.
A veces veo fotografías de nuestro patrimonio cultural prehispánico y me quedo asombrado con la grandeza de los actos culturales. Pongo la cara que, cuentan los historiadores, pusieron los hombres “barbados y blancos”, maravillados ante el prodigio que tenían ante sus ojos. ¡Dios mío!, llegaban a un pueblo bárbaro, provenían de pueblos civilizados, y sin embargo se rendían ante el genio de los compas de este lado del océano, de esta nueva tierra. Me apena decir que los “civilizados” lo eran porque no portaban flechas como los nuestros sino arcabuces y esto aterrorizó a los grupos indígenas. Pucha, el conocimiento de la pólvora influyó en la percepción de que España era un país “civilizado” y el nuestro un bárbaro.
Por eso muchos historiadores sostienen que el país actual viene de ahí, de la mezcla de ambas culturas. Pues sí, nada de ello se puede evitar, de ahí venimos, somos resultado de ese encuentro, brutal, sin duda, pero apasionante.
Pero si rascamos un poquito más en la historia de los países civilizados encontramos que no lo son tanto. Mis amigos viajeros dicen que como no salgo de mi casa no tengo una buena apreciación de las diversas culturas. A veces, dicen, sobrevaloro algunos países y soy malinchista, porque pongo a nuestro país como un territorio lleno de prácticas bárbaras, como si dijera que el comportamiento actual sigue conservando la esencia de los rituales donde los sacrificios humanos ocupaban el top de los valores culturales.
A mí me gustaría vivir en un país civilizado al ciento por ciento, México no lo es. Mis amigos dicen que ese país utópico no existe en el mundo. ¿No? Yo escucho pues que hay países en Europa que están muy por encima de los países “bananeros” de nuestra América Latina. Mis compas se botan de la risa cuando oyen que digo países bananeros, dicen que eso fue antes, que ahora Latinoamérica tiene países altamente civilizados. Cuando escucho esto sé que me pondrán como ejemplo a Costa Rica, que dicen es un país civilizado de América. Pero jamás han mencionado a México. Es cuando, como taxista que pelea el pasaje, brinco y digo: ¿ven? México no está considerado en el primer lugar de los países civilizados de acá, quiere decir que le gana la barbarie. Me basta salir en las calles de mi Comitán para cargar más piedritas: banquetas y calles sucias, baches, grafitis, rayones, automovilistas enojados, con celulares, tocando claxon, mentadas, autos sin afinación (incluido el tsurito), ventanas rotas, basura por todos lados. Esto no es una ciudad civilizada, es como una rémora de un territorio habitado por bárbaros. Vargas Llosa dijo en su novela “Conversación en La Catedral”: a qué hora se había jodido el país (habla de su país, Perú); pues lo mismo pienso yo de México, lo mismo pienso de nuestro pueblo ¿a qué hora se jodió Comitán?, porque en mi recuerdo de niño recuerdo a un Comitán más limpio, más amigable, menos lleno de basura. Basta mencionar que mi parque, el íntimo, era un espacio disfrutable donde todo mundo caminaba orondo, porque el piso era parejo, pensado para que los comitecos y comitecas diéramos vueltas y vueltas alegres, felices. Pienso que si la tradición de dar vueltas desapareció fue, en parte, porque ahora el piso está todo boludo, todo garapiñado, todo falso, todo agresivo.
Posdata: dije que leí “La vegetariana”, de la escritora Han Kang, que obtuvo el Nobel de Literatura en 2024, dije que no me deslumbró; pero hace días, Paty Cajcam me dijo que debería darle otra oportunidad (pensé que la tal Han Kang estaría muy preocupada porque el Molinari no le daba el reconocimiento que le dio la Academia Sueca). Así que me prestó la novela “La clase de griego”. Y debo aceptar que mi juicio como lector se extasió con esta novela. Ah, pensé, con razón ganó el Nobel. Esta novela sí me gustó. Y ahí hallé algo que me hizo pensar que hay bárbaros en todo el mundo. ¿Mirá qué hallé?
“Los automóviles circulan a velocidades temerarias por el asfalto (…) Las motocicletas que llevan comida en sus cajas metálicas rojas hacen acrobacias sobre la calzada, ignorando los semáforos y la señalización de los carriles…”. La novela está ambientada en Seúl, Corea, pero cuando lo leí imaginé que estaba hablando de Comitán. Dios mío, ¿en dónde están los civilizados?
Busqué en Internet y encontré que Seúl fue considerada la ciudad más habitable de Asia, en 2015. ¿Y ahora quién podrá defendernos?
¡Tzatz Comitán!
miércoles, 1 de octubre de 2025
CARTA A MARIANA, CON FOTO POR ENCIMA DEL AIRE
Querida Mariana: no todo mundo ha estado en este espacio, acá están el arquitecto Iván y la licenciada Paty. ¿Qué espacio es? Es un lugar sensacional de Comitán, pero hay muchos comitecos y comitecas que no lo conocen. Paty no lo conocía, yo tampoco. Bueno, en mi caso se justifica porque así como no paso de Chacaljocom casi no salgo de casa. Pero sucede que la mañana del 30 de septiembre de 2025, Paty y yo conocimos la famosísima “Cueva del zopilote”. Es una hondonada donde los árboles son como niños felices jugando en la tierra. Iván nos llevó, porque él creció por ahí, su estudio y el restaurante “Tarima” están muy cerca de la cueva. Paty e Iván están parados a un metro del precipicio (yo vi la cueva más lejitos, porque el vacío es impresionante y como soy tutuldioso soy un fiel creyente que el vacío es llamador, como si una esencia natural jalara lo que está encima, siendo fiel demostración de la Ley de la Gravedad). Iván y Paty están parados sobre una enorme laja que tiene algunas demostraciones gráficas de que por ahí han estado también algunas otras personas, que no pudieron evitar recordar sus años escolares y usaron la piedra como un enorme pizarrón para grafitearlo, no son respetuosos con la naturaleza. Iván nos contó que el nombre proviene de la costumbre de antaño donde los comitecos llevaban a tirar animales muertos en esa hondonada, lo que provocaba que la cueva siempre estuviera visitada por zopilotes. Ahora los zopilotes ya no visitan la cueva. Los zopilotes de este siglo ya no guardan en su memoria genética dicha costumbre; pensé que si en lugar de ser la Cueva de los Zopilotes hubiese sido la Cueva de los Elefantes, éstos continuarían visitando el santuario.
Como mirás, el espacio es prodigioso, inmenso, ¿unos cien metros de profundidad?, la cercanía con el vacío y la inmensidad del lugar despierta emociones que no se dan cuando uno camina en terreno parejito. Cuando el arquitecto Iván sugirió la visita yo, haciéndome el machito, le dije que camináramos el trayecto a la cueva desde su estudio (donde también está el restaurante Tarima, que ya te conté es un espacio maravilloso donde se tiene a la mano una postal increíble de Comitán). Me vio y pienso que me escaneó con afecto e imaginó que el viejo Molinari no llegaría, propuso entonces que fuéramos en su camioneta, Paty (que bien me conoce) avaló la propuesta y así nos trepamos a la camioneta del arquitecto. A mitad del recorrido pensé que habían tenido razón, uf, la ruta es maravillosa, pero requiere cierto entrenamiento que yo, por supuesto, no tengo. Así que, sentado en la parte posterior, olvidé mi gana de querer ser lo que no soy y disfruté el ascenso, pasamos por el barrio de La Merced, hasta llegar a la tercera sección, lugares prodigiosos, que, sin duda, la mayoría de ciudadanos ignora su existencia. Por fin llegamos, la puerta trasera de la camioneta quedó justo frente a lo que llamaría el acceso principal (donde está la gran roca que sirve como mirador), quedé justo frente a la ventana que dio la bienvenida a mi mirada, que se derramaba como miel, que bailaba como niña ante un helado. Qué maravillosa sensación. Bajamos de la camioneta y nos acercamos a la orilla, ellos más cerca, yo más lejitos, porque no pude dejar de pensar que en ese momento podría aparecer el gran zopilote, el mayor, primo hermano del águila arpía, y con su aleteo propiciar un viento que fuera como una culebra de viento que empujaría a las personas que estaban cerca del vacío, sin posibilidades de cogerse de la rama de un árbol resistente. Ah, qué gran vista, pero vonós ya, dije; les tomo la foto y emprendamos la retirada. Todo ha sido maravilloso, que no se desvíe el destino del universo. Y subimos de nuevo a la camioneta y no volvimos por la ruta de ascenso sino que Iván tomó una ruta menos escabrosa y salimos a Quijá, muy cerca del templo, de la escuela.
Regresamos a Tarima, el restaurante del arquitecto Iván y, generoso, a pesar de que no está en el menú, nos prepararon unos chinculguajes, acompañados con salsa y dos limonadas sin azúcar. Compartimos mesa con Iván y su hermano Julio César, quienes son los socios fundadores de AECOR (empresa de proyectos, construcciones y desarrollos inmobiliarios). Los chinculguajes los prepararon Vero y María especialmente para nosotros. Ah, qué privilegio. Y todo esto teniendo frente a nosotros a Comitán, desde una vista espectacular. Te he dicho que debés invitar a tus familiares para que disfruten esa vista única, excepcional. No hay otro lugar tan sublime. Fue una mañana exquisita. Conocimos la Cueva del Zopilote.
Posdata: recuerdo que muchos de mis amigos, en la infancia, iban de excursión por esos lugares, lo disfrutaban. Yo, tutuldioso, me quedaba en casa. No me arrepentía, porque leía revistas de monitos y mientras ellos andaban con sus tiradoras matando pajaritos, metiéndose a los sitios a robar aguamiel, disfrutando de ese espacio lleno de aire, yo me llenaba con la lectura, que ha sido, desde siempre, el aire de mis cuevas.
¡Tzatz Comitán!
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