domingo, 3 de febrero de 2008

En medio del caos


Todas las casas tienen su encanto. A mí me gustan las casas desordenadas, aquéllas en donde al caminar esquivo cajas. Las casas en donde todo está en perfecto orden resultan un poco aburridas. De tanto ir y venir por las casas ordenadas uno aprende los caminos de memoria. ¡No hay peor cosa en la vida que aprenderse de memoria los caminos de la vida! La vida debe tener misterio.
Me gustan las casas en donde hallo libros en todas partes. Son hermosas las casas que, como flores, tienen sembrados libros por todas partes.
Son hermosas las casas en donde los libros apenas caben y rebosan los libreros de madera y se extienden por los pasillos, por los cuartos y ¡hasta en los baños!
Los niños que viven en casas llenas de libros, tarde o temprano levantan un libro y lo husmean, como si fueran gatitos sorprendidos al descubrir el mundo.
La lectura es perniciosa. Al quitarnos la venda de los ojos nos descubre mundos miserables, pero también nos hace más humanos.
Por esto me gusta visitar casas en donde el libro es como el pan nuestro de cada día.