Por ahora vivo lejos del centro de Comitán. Vivo en un fraccionamiento que está en las faldas de los cerros (cerros bajitos, sin mucho alarde de alturas inaccesibles).
No obstante, el centro no está tan lejos. Basta que camine dos o tres kilómetros y ya estoy frente al atrio de Santo Domingo o en los portales que rodean el parque.
Es bueno saber que "el centro" no está distante.
Una búsqueda permanente del hombre es el centro. El centro como eje distribuidor de la armonía y de la ecuanimidad.
Comitán, por ratos, pareciera que está en la periferia. El signo de la violencia y de la riqueza que se funda en actividades ilícitas se han metido, como viejas ingratas e indecentes, en los terrenos de este pueblo. No obstante, el camino para retornar al "Centro" no está muy distante. Basta caminar en dirección contraria a donde se enmaraña la sombra. Basta caminar en línea recta para hallar ¡la luz!
Por ahora disfruto vivir lejos del centro. El aire que baja de las montañas es un aire diferente, está lleno de pájaros y de luz.