sábado, 31 de mayo de 2008

Del orgullo bien entendido


En Comitán decimos que fulano "es muy orgulloso" cuando es medio pedante. Pero el orgullo bien entendido se justifica. Un padre se siente orgulloso de su hijo cuando éste se comporta de manera correcta. Esta clase de orgullo es fundamental para descolgar la sonrisa del espíritu.

Los comitecos nos sentimos orgullosos de muchas cosas que suceden en nuestra comunidad. A veces se nos "hincha la boca" de contar las maravillas de este pueblo, las nubes que lo cobijan, los actos diarios de su gente.

El orgullo por el pueblo es como una torta bajo el brazo que traemos todos los seres al nacer. Los tuxtlecos se enorgullecen de su tierra cuando algo bueno sucede en ella y así los miembros de cualquier comunidad en el mundo. Hay hombres que son el orgullo de la tierra que los vio nacer, porque sobresalen del común. La gente celebra con cohetes cuando algún nativo del pueblo logra una hazaña deportiva, científica, artística o de cualquier índole.

Tengo la bendición de trabajar en el Colegio Mariano N. Ruiz. En esta pequeña, pero a la vez enorme institución, de manera frecuente recibimos satisfacciones. Cada día hay motivos para enorgullecerse, pero hay días en que el sol brilla con más intensidad.

Apenas el mes pasado un alumno de nuestra primaria obtuvo el Primer Lugar en el Concurso de Aprovechamiento de zona, a nivel primaria.

Ayer nuestra alumna de secundaria: Andrea Domínguez Espinosa, bajo la conducción de la maestra Magaly Baeza, obtuvo el Primer Lugar en el Concurso de Ortografía. Este merecimiento le otorga la distinción de representar a la zona en el Concurso Estatal que se celebrará pronto.

¡Nos sentimos orgullosos! Siempre es satisfactorio saber que nuestros niños y muchachos aprehenden algo de la luz que los maestros tratan de sembrar en su mente y en su corazón.

¡Qué alegría para la comunidad cuando suceden estas historias que hablan de crecimiento moral e intelectual!

Todos los días, los comitecos tenemos algún motivo para sentirnos orgullosos de nuestros pueblo. Hoy, una alumna del Colegio Mariano N. Ruiz da una satisfacción y este sábado, a pesar de que la ciudad está apapachada por una capa densa de neblina, hay un resquicio por donde se asoma un haz de luz. ¡Qué bueno!