lunes, 22 de febrero de 2010

EN TODOS LOS PUEBLOS DEL MUNDO



En todos los pueblos del mundo siempre hay alguien que en una plática suelta: “Como dijo fulano de tal” y repite lo que dijo el inmortal fulano. Un día, Armando, en la cantina “La Granja”, soltó: “Como dijo El Padrino: Es difícil, pero no imposible”, y Raymundo preguntó: “¿El padrino de quién?”. “El padrino de nadie, pendejo -gritó Jorge-. El padrino de todos: Corleone”.
En Comitán se recuerda a cada rato al padre Nati, quien fue un cura alegre, bebedor y mal hablado; un buena onda, pues. Cuentan que en una ocasión una mujer se acercó a preguntarle si habría misa al día siguiente y él respondió: “A güevo, hija, a güevo”; es decir, ¡por supuesto! Así que cuando algo es a fuerza los comitecos dicen: “Como dijo el Padre Nati”, y medio mundo entiende de qué se trata. Cuando esto no es así, se completa: “Como dijo el padre Nati: ¡A huevo!”.
Mucha gente repite aquello de: “Como dijo el Quijote: Ladran Sancho, señal que cabalgamos”. Ya los estudiosos se han encargado de explicarnos que esta cita no aparece en las hojas del famoso libro. Por esto, más vale hacer caso a lo más cercano, a lo que está a la vuelta de la esquina.
El otro día, mi amigo Paco Domínguez me escribió desde Arriaga y me contó que allá vivió un español que se llamó Eudemio Soberón. A don Eu todo mundo de la Costa lo conoció como “El Meño” y se volvió famoso porque, aparte de que en su bar servía “piguas” de botana, cerraba a las cinco de la tarde sin excusa. Si algún parroquiano (bolo, pues) insistía en quedarse, “El Meño” le decía: “¡A chingar a su madre!”. Desde entonces (Paco cuenta) se quedó el dicho: “Como dijo El Meño”, y casi todos saben el significado.
En el grupo familiar siempre hay un compa que sale con la frase: “Como decía mamá” o “Como decía el abuelo”. Estamos hechos de esas pequeñas herencias lingüísticas. Son como cerillos que prendemos cuando aparece la penumbra o cuando, sólo por diversión, queremos quemar cohetes y triques.
El pueblo no hace caso de las citas famosas que vomitan los políticos. El hombre de a pie no se detiene cuando el licenciado fulano de tal, trepado en la tribuna, suelta citas célebres de Colosio o de Juárez (aún cuando están colocados en las antípodas, los políticos los revuelven). El pueblo, ante los discursos vacíos de la clase política dice: “Como dijo Luis Echeverría: ni nos beneficia, ni nos perjudica, sino todo lo contrario”, y sigue dándole al trabajo.
El pueblo bebe de la fuente cotidiana: “Como dijo fulano de tal”, porque estos dichos son los asideros que tenemos para no caer. Cada vez que recordamos un dicho de esos, nos “recordamos”; “nos decimos” que nuestros actos están hechos de palabras.
Alfonso es muy religioso y cita frases de Jesús como si hubiera vivido en la casa de él. “Como dijo Jesús: Dejad que las niñas vengan a mí”, menciona a cada rato y sonríe. Ya Eusebio me platicó el otro día que la cita tiene su torcedura. Yo no le encuentro la torcedura, porque soy muy respetuoso de lo que dicen que dijo Jesús y respetuoso de lo que Alfonso dice, aunque tal vez también esto sea como esas citas de El Quijote y al final resulte que no lo dijo Jesús.
Cuando María y Alicia están juntas, platicando, con sus rodillas rozándose y con un aire de misterio barnizándoles la piel, Alfonso saca otra cita y, en voz baja, comenta: “Como dijo Jesús: Amaos, las unas a las otras”. Y Eusebio se acerca y me dice que eso tampoco es exacto, pero que Alfonso todo lo hace a su conveniencia. Yo no sé. Sólo sé que si a alguien lo están jodiendo de más debe decir: “Como dijo El Meño”, y seguir tranquilo su camino.