viernes, 19 de febrero de 2010

VEINTE AÑOS SON UN RÍO CON POCA AGUA








AUGUSTO MOLINARI BERMÚDEZ















Dice el tango que veinte años no es nada. Como el chiste aquel del compa que dijo que su relación matrimonial se le había hecho como un minuto, pero bajo del agua, yo digo que veinte años ha sido toda una ausencia. Hace veinte años falleció mi papá. Como Paco me dijo: cuando tu papá o mamá mueren ya nada es igual. Lo he comprobado y creo que conmigo millones de hijos. Mi papá está conmigo las veinticuatro horas del día, pero, a veces me hace falta abrazarlo y sentir su cercanía; a veces hablo y, como si estuviera dormido, no me responde. Me hace falta a la hora que debo pasar los puentes de la vida o a la hora en que camino solo y no tengo a nadie cerca para compartir la tarde tranquila y hermosa.
Veinte años es la suma de un árbol de viento; es la ventana donde me acodo todas las tardes en espera de ver al viejo que dé vuelta en la esquina y asome su figura pequeña de hombre enorme.
Sé que mi papá tuvo defectos y errores, pero yo no alcanzo a verlos. A él sólo le veo la luz que siempre sobó en mi corazón. Disculpen. Soy un hijo que extraña a su padre que murió hace veinte años. Veinte años es casi el cuarenta por ciento de mi vida. ¡Es mucho! ¡Es el sueño de un niño que, de pronto y sin darse cuenta, se encuentra adolescente!