viernes, 12 de diciembre de 2014

CARTA A MARIANA, DONDE SE VE CÓMO EL SOL APENAS ES UNA MOTA DE POLVO EN EL UNIVERSO





Querida Mariana: ahora resulta que el sol es como un oso. El otro día leí en el periódico “La Jornada” que el sol entró en un proceso de hibernación. ¡Como oso! ¿Lo mirás? Y a estas alturas uno no sabe si el sol copió al animal o si el oso entra en hibernación porque algo en su naturaleza le indica que, después de todo, es hijo del sol. Porque, pareciera, los terrícolas somos hijos del sol, así como era “hijo del sol” un albino que, en los años sesenta, trabajaba arriba del camión de la basura y que, también, le decíamos “el güero de la basura”. Vos, mi niña bonita, sos “hija de la luna”, porque das luz a mis noches más oscuras.
Un investigador de la UNAM dijo que el sol hibernará todo el siglo XXI. ¿Qué significa esto? Pues dicen que el sol se puso en estado reductor de energía. Por simple sentido común uno deduce que esto afectará a la Tierra. ¿Cómo? No lo sé, eso es cosa de científicos.
Cuando leí la nota no pude evitar imaginar al sol como un oso, lento, como si estuviese cansado de que la Tierra le diera tanta vuelta, todos los años, encaminándose hacia su guarida. Lo imaginé entrando a una cueva (congelada) y, hecho una bola de armiño helado, tirándose sobre el piso. ¡El sol, Dios mío, adoptando una posición fetal! Lo imaginé abrazándose, tiritando de frío, durmiendo hasta que el sol (¡ay, qué confusión!) le avisara que ya era hora de salir a la primavera.
Lo pensé como un año sabático, como si el sol, ya harto de estar dándole a la manivela todos los siglos, se diera un descanso. Imaginé y tuve temor (como si fuese un niño o como si fuese un hombre de la Edad de Piedra) que el sol ya no salía a la mañana siguiente. No lo hacía porque ya estaba muy cansado, porque ya estaba harto de “alumbrar” a la Tierra.
Y ahora, niña mía, ¿qué pasará con ese ahorro de energía? ¿A poco ya el sol se contagió con esa práctica ingrata del gobierno federal de tener dos horarios? ¿Ya le dio el mal del foco ahorrador y ahora le bajará “volumen” a su ardor? ¿Se contagió de esos hombres disminuidos en su libido?
Nunca imaginé leer una noticia similar. Cuando leí la nota sentí frío, casi casi como si abriera la ventana en la madrugada y todo estuviese en silencio.
¿Y si el sol se enflata? ¿Qué sucederá si se contagia de su propia baja calorífica y comienza a entristecerse, a deprimirse? Pienso en que el sol comiteco dejará de serlo y se volverá un sol parisino, ese sol que sale tarde y con bufanda.
Pobres los enamorados que repiten frases comunes. Ya el amado no podrá poner cara de tuna podrida y decirle a su amada: “Eres el sol de mi vida”. Ya no podrá ser, porque la muchacha le aventará la plancha y gritará: “¿Tu sol? ¿Tu sol deprimido, tu sol en hibernación? ¡Salí de aquí, mudenco!”.
Y si vamos más allá, yo sugeriría a la compañía cervecera que fuera buscando un nombre sustituto para la cerveza Sol. ¿Quién -digo yo- puede alegrarse ante la posibilidad de tomar una cerveza fría, asoleada, pero con gutzera?
No dejo de pensar en el sol como un oso, un oso polar, con una bufanda a cuadros. ¿Hiberna el sol? ¿De veras? ¿Por qué lo hace? ¿Qué lo impulsa a tal jugada insólita?