miércoles, 20 de junio de 2018

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA UNA HISTORIA DE MUSEOS (3)




Querida Mariana: Acá termina esta serie de cartas, dedicadas a museos, al “museo” que Pepe tiene en su casa, al museo que está en lo que fue el edificio de la presidencia municipal en San Cristóbal de Las Casas, y al inexistente Museo del Agua, sueño-propuesta del escultor comiteco Luis Aguilar.
Esto fue así, porque como ya viste, el tema se fue dando sin buscarlo. La escritora Rosa Montero dice, más o menos, que cuando escribe alguna novela se topa a cada rato con personas que tienen mucha semejanza con los personajes que define en sus novelas; Doris Lessing, premio Nobel de Literatura, dice (palabras más, palabras menos) que cuando hacemos contacto visual con una persona, a ésta la comenzamos a encontrar a toda hora y en todo lugar. Así me sucedió, en los últimos días, con el concepto de museo. Pepe me invitó a conocer su museo, después que había caminado por el Museo de San Cristóbal, y luego, en las redes sociales, hallé que Luis Aguilar dijo que había visto un video posteado por su amigo escultor argentino Néstor Vildoza y pensó que sería importante crear “un espacio como éste en Comitán, donde se abordara el tema del agua, desde muchos puntos (…), por ejemplo: Los chorros de La Pila, los burritos repartidores, el río grande, los Lagos de Montebello. De ahí se desprenderían muchísimas expresiones, como la lluvia en Comitán. ¡Soñemos! ¡Se vale!”
Cuando leí que lo que Luis escribió pensé en lo que opinaría la mayoría de comitecos, que sería un poco como lo siguiente: “¿Museo del agua? ¡Es una bobera! Lo que deben hacer es dar agua a las casas”. Rodrigo, en plan de broma, dijo que hacer un Museo del Agua en Comitán, sería tanto como hacer un Museo del Dinosaurio; es decir, construir un museo para dar a conocer cómo eran los dinosaurios; un museo para dar a conocer ¡cómo era el agua!
Sé que Luis piensa en grande, siempre lo ha hecho. Yo soy más modesto en mis sueños y en mis pretensiones, pero coincido en la importancia del tema.
Para Comitán, el tema del agua es (perdón por la obviedad) ¡vital! Nuestra historia comienza con la leyenda del famoso león de La Pila.
La leyenda de la fundación de la patria está basada en el mito del águila comiéndose a una serpiente sobre un nopal; la leyenda del origen de nuestro pueblo tiene su esencia en la cuerda del agua. Desde entonces y hasta la fecha, el agua (tal vez más que en muchas otras poblaciones) es parte fundamental de nuestra cultura.
¿Un museo? Los comitecos (todos) exigen que las autoridades municipales garanticen el abasto de agua en las casas. ¿Para qué un museo? No deseo tirar la idea de Luis, porque él (como siempre) va más allá. Luis dice: “Más que museo sería un Centro de Interpretación, en el que no sólo conozcamos algo de nuestro pasado sino lo que pasa en nuestro presente, para definir la prospectiva con respecto al vital líquido”.
La idea es interesante. Pienso que puede ser parte de una sala temática en el Museo de la Ciudad. El mismo Luis aporta elementos que, tal vez, estuvieron ausentes en la museografía de dicha institución, Luis dice que: “para realizar un proyecto de museo deben intervenir muchos especialistas y también un comité formado por gente conocedora del lugar”.
Amín Guillén publicó un libro muy interesante, y documentado, acerca del tema del agua en Comitán. Existen personas que saben, por ejemplo, la historia de la red de distribución del agua potable y reconocen, como dijeran los jóvenes, la neta del problema de la escasez; ellos saben qué debería hacerse para comenzar a solucionar la problemática, en serio.
El proyecto de Luis apunta en esa dirección: Que los comitecos tengamos un lugar histórico, que sirva de reflexión y sea un espacio que nos recuerde (no sólo a nosotros, sino a todo el género humano) la importancia que tiene el agua como elemento sustancial de la vida.
Los comitecos ya hemos vivido en carne propia la angustia de la carencia de agua. Un Museo del Agua (o una sala en el Museo de la Ciudad) daría elementos para no dejar aislado este problema urgente.
Posdata: En fin. Si a mí me urgieran no haría un museo del agua ni de las nubes ni de la tierra, yo haría algo similar a lo que hizo Pamuk, Nobel de Literatura; haría un museo que privilegiara la calidez de tu complicidad, para que el mundo supiera que vos sos vital, que vos sos agua bendita para temporada de estío, esperanza en medio del desierto.