domingo, 3 de junio de 2018

IN MEMORIAM



La Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar y la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez realizaron un homenaje póstumo a María Trinidad Pulido Solís, destacada cronista y relevante investigadora.
Los arquitectos César Alfredo Guillén Cota y Gustavo Trujillo Tovar fueron activos promotores del acto.
La tarde del uno de junio, a las seis de la tarde, en el campus de la UMNRS – Los Sabinos, se develó una placa en honor a la homenajeada y se inauguró una exposición fotográfica de César Alfredo Guillén Cota. Además, se contó con la participación del grupo de marimba del Colegio Mariano N. Ruiz, y la participación de las siguientes personalidades: Maestro José Hugo Campos Guillén, Rector de la UMNRS, quien dio la bienvenida a los asistentes; el Arquitecto Gustavo Trujillo Tovar realizó una semblanza de la homenajeada; C. Angélica López García, presentó una síntesis de proyectos realizados por la investigadora; el arqueólogo Gabriel Laló Jacinto comentó el trabajo que María Trinidad realizó en el INAH; el arquitecto César Alfredo Guillén Cota habló acerca de su participación en el Patronato Pro-conservación y Desarrollo de Comitán y leyó un texto que envió la escritora María del Rosario Bonifaz Alfonzo; después de la participación del arquitecto Guillén Cota tocó el turno a la licenciada Fabiola Aguilar López, quien dio un emotivo testimonio acerca de su relación con la historiadora en el archivo histórico de La Trinitaria, espacio donde realizó una amplia investigación; al final, el médico veterinario zootecnista Jaime Pulido Solís dio un mensaje en nombre de la familia.
En algún momento del programa me tocó participar. Lo hice con gusto. Paso copia del textillo que leí.
Buenas Tardes
El licenciado Diego Gordillo, en días pasados, dio una conferencia en el Museo de La Trinitaria. La conferencia se tituló: “Haciendas y hacendados”. El licenciado Diego Gordillo reconoció que sus fuentes principales fueron dos libros: “Las haciendas del Valle de Comitán” y el libro “Haciendas de Chiapas”, que escribió nuestra homenajeada.
Al escuchar eso, pensé que ese instante era el principio de este homenaje, porque ahí estaba la luz de María Trinidad Pulido Solís, haciendo brecha en medio de la oscuridad.
María Trinidad fue una fuente perenne de luz. Así, con su modito discreto, casi de niebla en medio del bosque, ella realizó un trabajo sencillo y constante. La vi poco durante el tiempo de nuestra conocencia, pero casi siempre la vi en su escritorio, con un promontorio de apuntes hechos sobre hojas de papel revolución. Las revoluciones armadas necesitan de los valles y de los abismos y de las hondonadas y de las carreteras llenas de polvo. Ella, Mary, hizo su revolución intelectual en la faena diaria del escritorio. Salió a hacer investigación de campo, pero su trinchera perfecta fue la mesa donde escribía con letra menuda y apretada.
La vi poco durante el tiempo de nuestra conocencia, pero la recuerdo casi siempre como un hermoso pajarito sin tiempo.
Nadie duda que fue una fuente de luz. Sus amigos acá reunidos y los académicos y estudiosos de su obra así lo reconocen. No fue la luz de reflector que alumbra los escenarios más fastuosos; no fue la luz de las lámparas que alumbran los bulevares de las grandes ciudades. Si alguien en este momento me obligara a definirla diría que, en los instantes de nuestra conocencia, siempre la vi como esa discreta lámpara de mano que emplea el campesino cuando regresa a mitad de la noche a su casa en un camino de herradura. Esa luz ayuda a marcar camino en medio de la oscuridad más cerrada.
Pero ¡no!, con esta definición no le hago justicia a nuestra homenajeada. Más que una sencilla y modesta lámpara de mano, ella fue una luz de quinqué, de esos quinqués que alumbraron la mesa del rancho donde ella creció. ¡Sí, eso es! Mary fue, es y será siempre un quinqué, una de esas lámparas cuyo corazón es una flama titubeante, discreta, caricia de Dios, que alumbra las estancias y provoca el infinito juego de las sombras donde se esconde el misterio de la vida.
¡Sí!, Mary fue una revolucionaria, sus hojas fueron de papel revolución y su pluma fue de ala de cenzontle.
¡Sí!, Mary es un quinqué, es flama, por eso su luz será eterna, mientras dure la eternidad.
Gracias.