viernes, 8 de junio de 2018

CARTA A MARIANA, DONDE TODO ESTÁ MERO LE’K




Querida Mariana: Hubo un tiempo que los comitecos decían “Mero le’k” a cada rato. Vos sabés que tal expresión significa algo así como “Todo muy bien”. Si un compadre le preguntaba al otro cómo le había parecido el trago que le había servido, el aludido respondía: ¡Mero le’k! y pedía otro su pitutazo de comiteco.
Pero luego las expresiones comitecas se fueron extraviando porque quisimos ser como los otros, como los que decían “Okey”, “Very good”, o “Chido”.
Ahora me da gusto que muchos jóvenes comitecos desempolvan las palabras auténticas de nuestra identidad y, como banderas jubilosas, las ondean con el brazo en alto.
La otra tarde bajé por la calle que, de Elektra, va a Guadalupe. Caminé con cuidado, porque hay lajas resbalosas, pasé por la peluquería “Varón Dandy” (que es la peluquería que frecuento), pasé por dos florerías, por el consultorio del doctor Rodríguez, dentista reconocido, y luego me topé con un negocio de reciente apertura que se llama “Mero le’k”. Es un negocio con puerta estrecha, pero muy cálido. Sí, pensé, está bien puesto el nombre. El entorno es agradable, está bien, está mero le’k.
El otro día conté, en una Arenilla, que unos jóvenes emprendedores bautizaron a su negocio con el nombre de Nicanshoyom, y dije que eso era un acierto, porque ese nombre era el nombre original del barrio que ahora se llama Belisario Domínguez.
En esta ocasión pienso lo mismo: es un acierto bautizar esta negociación con el nombre de “Mero le’k”, porque rescata parte de nuestra identidad. Todo mundo dice chido; todo mundo dice okey; todo mundo dice very good; pero no todo mundo dice mero le’k. Esto habla de originalidad, de identidad.
Me encanta que los jóvenes comitecos se sientan orgullosos de su cultura. Estos jóvenes han entendido muy bien cuál es la esencia de vivir en una época de globalización sin perder los rasgos que le dan identidad a Comitán y que lo hacen un pueblo único, un pueblo reconocido en todo el mundo.
Comitán se abre al mundo, sin perder su esencia. Esa es la clave. En el local Nicanshoyom ofrecen café y snack. ¿Mirás esa mixtura que habla de que nuestros tiempos ya no son los antiguos sino los de este alucinante siglo XXI?
Lo mismo sucede en “Mero le’k”. Ya desde el letrero colocado en el interior vemos esa mezcla que da cuenta de un prodigioso sincretismo. ¿Ya viste que en las letras aparecen imágenes de Londres? ¿En qué otra parte del mundo se da un vocablo tojolabal con imágenes inglesas? ¡En ninguna otra parte del mundo! Por eso decimos que los comitecos somos únicos y auténticos. Y esta unicidad y esta autenticidad está dada por los jóvenes empresarios que abren negocios con una gran dignidad.
Esa tarde me atendió su propietaria. Le pregunté qué ofrece y, con una gran sonrisa, me dijo que vende papas y helados fríos (Perdón, soy un bobo. Sí, un soberano bobo. Soy un sobreviviente del siglo pasado en este siglo de la cibernética). Estaba a punto de hacer mi clásico chistorete: Todos los helados son fríos. Qué bueno que no lo dije. Me hubiera visto muy mal. Qué bueno que vi el letrero y entonces sí leí bien: Helados ¡fritos! ¡fritos! (Bobo, mil veces bobo).
¿Vos has probado alguna vez los helados fritos? Deben ser como los que mi Paty pide en el restaurante La Casita, que es un postre japonés y que se llama témpura. Los que preparan en el Mero le’k deben ser ricos. A ver qué día vamos para que los probés y me digás qué tal. Yo no pedí algo esa tarde porque no como helados, pero deben ser ricos. Tampoco pedí papas, porque no como papas (¡Ay, señor, soy todo un caso!), pero, de igual manera, imagino que deben estar ricas, porque, su propietaria me explicó, no son papas comunes, ¡no!, llevan aderezo. Vos podés elegir cualquiera de éstos: ajo, queso azul, cilantro, aguacate o ranch. ¿Mirás qué antojo? Sí, deben tener un sabor delicioso.
Posdata: ¿Mirás esas mixturas maravillosas? Siempre he dicho que Comitán seguirá siendo Comitán mientras exista el pan compuesto y éste no sea desplazado por las hamburguesas. Comitán seguirá siendo Comitán mientras existan empresarias que bauticen sus negocios inéditos con nombres meramente comitecos.
Deseo mucho éxito a “Mero le’k”. Que muchas personas caminen por la bajada con rumbo a Guadalupe, que pasen por la peluquería “Varón Dandy”, por el consultorio del dentista Rodríguez y que entren a “Mero le’k” y saboreen los helados fritos y las papas con aderezos bien ricos.
Al final, su propietaria me dijo: “También tengo alitas”. Sí, le dije, todas las hijas de mis amigos Jorge e Isabel son ángeles, vos no podías ser la excepción.
¡Qué bobo soy! En cuanto salí del local me di cuenta que ella me había dicho que en su menú también hay alitas. ¡Ay, señor! La vejez ya me provoca lapsus mentales.
Deseo mucho éxito a “Mero le’k”, y, en nombre de Comitán, agradezco su orgullo comiteco al bautizar su negocio con un nombre muy nuestro.