martes, 31 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON SUEÑOS

Querida Mariana: el anuncio era puntual: “Se venden y compran sueños”. El local estaba al final de un callejón, con casas llenas de macetas y flores. En el interior de las casas se escuchaban ladridos, maullidos y carreras de niños y niñas. Nada más se escuchaba, como si sólo ellos habitaran las casas. ¿Y los adultos? ¿Estaban en el trabajo? Las señoras ¿no cantaban o escuchaban la radio mientras lavaban la ropa o preparaban el guisado? Lourdes me llevó dos o tres veces. Dejamos el carro a la entrada del callejón, porque en éste ningún auto se estacionaba, era un maravilloso andador. A mí me encantó caminar por ahí. Digo que fuimos en dos o tres ocasiones. Lourdes se cansaba de tocar en la puerta, primero tocaba con los nudillos en forma leve, casi con temor; luego abría su bolso y sacaba una llave o una moneda con las que tocaba con insistencia; por último, buscaba, con los pies en puntillas, la existencia de un timbre. ¡Nada! Agotada, buscaba en el piso y se acuclillaba para coger una piedra con la que somataba la puerta de madera que permanecía siempre impávida, como si su vocación fuera impedir la entrada de algún forastero. Lourdes se impacientaba, abría la boca para aventarse un buche de aire, porque parecía asfixiarse, como si fuese un cuervo miraba de un lado a otro en busca de una persona que le diera informes. Ella me preguntaba: ¿por qué no hay un letrero que diga cuándo y a qué hora abren? Yo alzaba los hombros, para señalarle que no era la persona indicada para informarle. ¿Por qué putas no hay un número telefónico?, volvía a preguntar en voz alta y me miraba. Yo alzaba de nuevo los hombros y movía la cabeza en forma negativa. Yo, ¡qué putas iba a saber! Igual que ella a mí me intrigaba la venta y compra de sueños. Me habría gustado, igual que Lourdes, ver que la puerta se abría y una señora, envuelta en un chal blanco, nos invitara a pasar, a sentarnos en unas sillas desvencijadas, a punto de derrumbe y nos explicara qué tipo de sueños compraba o vendía. Saber que, sin duda, los sueños que ella vendía eran más caros que los que compraba, un poco como si ella sólo fuera una revendedora de sueños. Pero, ¿y si no era eso? ¿Y si su labor fuese más compleja? En las dos o tres ocasiones que caminamos por el callejón, emocionados de ida y desalentados de regreso, entramos a un café que estaba a veinte metros de la entrada del callejón, en la banqueta de enfrente, nos sentamos al lado de la vidriera, en la misma mesa que tenía pintado un corazón con dos letras en la cubierta, dibujado, tal vez, con la punta de un clavo o de un cuchillo, por alguna pareja de enamorados o por un novio despechado. Las letras eran una V y una L. Lourdes y yo, mientras nos servían las limonadas, nos dedicamos a jugar con las letras, la V ¿correspondía a una chica o a un chico? ¿Era de Víctor o de Victoria? Lo mismo hicimos con la L. El primer nombre que asomó en mi mente fue el mismo que apareció en la cabeza de ella: ¡Lourdes!, y nos botamos de la risa. En la segunda o tercera ocasión, Lourdes se animó a decir que, posiblemente, las letras eran las iniciales de los nombres de dos hombres gay, me vio fijamente, como si una corriente hubiese abierto de golpe una puerta o una ventana, y luego me dijo que cabía la posibilidad que las letras correspondieran a nombres de dos chicas. Sí, dije, todo cabe en el terreno de la posibilidad. Nada hay escrito en el destino de las relaciones humanas, salvo dos iniciales en un café frente al callejón donde, al final, venden y compran sueños. Posdata: cuando nos aburríamos de jugar con las posibilidades de las iniciales, jugábamos a decir cuáles sueños venderíamos, como si fueran cosas viejas, inservibles, de esos trebejos que compran los que pasan por las calles anunciando: “se compran colchones, tambores, estufas, cosas viejas”. Y nombrábamos los sueños que una vez sonaron excepcionales y se fueron haciendo inservibles, húmedos, farragosos. Y luego jugábamos a decir qué sueños nos gustaría comprar, poseer, aunque fueran de medio uso. A veces los sueños desechados por otros pueden ser los sueños que nos otorguen felicidad. Cuando pagamos detuve a Lourdes y le dije que uno de mis sueños, cuando estuve lejos de Comitán fue regresar y el destino movió sus fichas para que mi Dios hiciera el prodigio. Acá estoy, cumplí mi sueño, no lo vuelvo a cambiar, ahora lo atesoro como el más sublime de mis sueños, de mis deseos. Ayer le dije a Lourdes que fuéramos al callejón. Ella me vio, como si viera un hueco en una pared nueva, y dijo: “¿qué callejón? Vos siempre estás en las nubes”. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 30 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON REGRESO A LA VIDA

Querida Mariana: creemos que los muertos regresan una vez al año. Malena dice que debemos hacer un caminito de sal en el altar para que sepan hallar la senda. Todo es un misterio. No sabemos bien a bien cómo regresan, pero los mortales creemos que los espíritus de los fallecidos vuelven. Todo es incertidumbre. No hay certezas, pero nos aferramos a la creencia. Cada año hacemos altares en las casas o en los lugares públicos. Hay una ley física inmutable: los seres humanos no podemos estar en dos lugares al mismo tiempo; es decir, no poseemos el don de la ubicuidad. Tal vez (sin duda) los espíritus poseen dicho don. En el momento en que abandonan el cuerpo se multiplican sus almas, porque el Día de Muertos llegan a muchísimos lugares, diseminados en espacios lejanos. No sabemos cómo llegan, ¿lo hacen en forma gregaria, en montón, o viajan en solitario? Los niños que fallecieron con sus papás en un accidente automovilístico ¿cómo llegan? ¿Regresan tomados de las manos de los papás o llegan solitos? ¿Ya crecieron? No, la lógica indica que los niños se quedan en esa edad por los siglos de los siglos. Los niños y niñas nunca crecen. Imaginá a un personaje relevante, imaginá a Rosario Castellanos. En muchos lugares le dedican altares. En Comitán hacen altares donde su fotografía los preside. Hay altares dedicados a Rosario en bibliotecas, escuelas, en su museo. Tal vez en alguna casa familiar. Pero no sólo en el pueblo, en todo el estado de Chiapas, en todo México y en muchos otros lugares, donde aman la vida y obra de nuestra paisana. El día que los muertos llegan, Rosario ¿llega a todos los altares y prueba algo de la comida que le ofrecen? ¿Lo hace en forma simultánea o conforme una ruta mágica que diseñó? No sé bien a bien cuándo comenzó esta tradición, pero, entiendo, sólo se da en nuestro país y en los hogares católicos. Lourdes acostumbra hacer el altar desde que su papá murió. En una esquina de la sala improvisa una mesa y la adorna con papel de china picado, flores amarillas, veladoras, aguardiente, agua, pan, cigarros, dulces y diversos platillos. Ella asegura que en algún momento del día siente la presencia de su espíritu, se queda parada y ve cómo la cortina de la ventana se mueve, inicia el movimiento en la parte inferior, como si un cuerpo se colara por ahí. En la habitación corre un aire frío, como si una nube de hielo volara por todo el cielo. Ella no se mueve, deja que el prodigio suceda. Después de uno o dos minutos el frío desciende al piso, como si fuera una lluvia que se deshace y el clima anterior vuelve, ella se abraza, para darse calor y para hacer más intenso el momento en que su papá llegó a visitarla. Ella asegura que eso le sucede. ¿Quién se atreve a dudar? Al final del día sabemos que son nuestros muertos lo que regresan, ese posesivo hace que no nos interese la experiencia ajena, sino la propia. Hacemos altares en las casas y en espacios públicos. Lo hacemos porque creemos que los muertos regresan el Día de Muertos, ellos vuelven por nosotros, no por ellos. Tal vez ellos están tranquilos donde están y de pronto, como si fuese una alarma, una campana comienza a sonar. Es la señal. Deben abandonar su tranquilidad para volver a la tierra, porque en la tierra sus deudos esperan su llegada. ¿Hay algunos espíritus que se resisten a volver? Algunos piensan: ¿volver, para qué, si nadie me extraña, nadie me quiso en vida? Piensan: ¿ahora sí me quieren mucho?, ¡que se jodan, no regreso! ¿Habrá algún espíritu que llega a casa en Día de Muertos y, al ver reunidos a todos, esposa, hijos y nietos, le entra algo como una burbuja de nostalgia y desea quedarse con ellos para siempre? ¿Hay una señal para que todos vuelvan al espacio oscuro donde moran? Tal vez los espíritus de todos los muertos ya se fundieron, porque otra ley física indica que la energía no se pierde ¡se transforma! Tal vez todo ya es una amalgama infinita, porque los cuerpos se han hecho polvo. No sabemos cómo vuelven. La mayoría de mortales (hay que decirlo) hacen los altares y se van tranquilos a sus labores, los niños a las escuelas, los papás y mamás a los trabajos o a las reuniones, las chicas con los chicos. Pocos son como Lourdes que el Día de Muertos se queda en su casa todo el día, no prende la radio ni la televisión, apaga su celular, corre las cortinas de la ventana para esperar el momento en que la tela comienza a elevarse y deja pasar el espíritu de su papá. Posdata: tal vez el papá de Lourdes hace una entrada teatral, porque los espíritus pasan toda materia física. ¿Cómo llegan los espíritus? ¿En bola o en forma separada? En este altar del restaurante “El camino secreto” llegarán tres espíritus: el padre Carlos, Doña Lolita Albores y el cantante Joan Sebastian. Si le hubieran dicho al padre no lo habría creído. ¿Platicarán entre ellos? ¿Joan Sebastian se aventará una cancioncita? Seguro que el padre Carlos vuelve a morirse, él que amó la música clásica. Si le hubieran dado a elegir habría elegido a Johan Sebastian Bach. ¡Tzatz Comitán!

domingo, 29 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON PRESENTACIÓN

Querida Mariana: ayer prendí el celular. Hallé esta felicitación de mi querida hermana Esther. Esta etiqueta fue mi ablución. Luis acostumbra beber un vaso de agua al despertar, Jorge y Ana van al deportivo a jugar básquetbol, el maestro Temo sale a correr, Rocío hace juegos de cama, a mí me encanta que Rocío me cuente lo que hace con su pareja, ah, es como beber un vaso de agua, como echarse una cascarita de básquet, como correr tras el misterio del sexo. ¡Nunca atrapa el misterio!, por eso le encanta la vida. Yo, todas las mañanas oro y luego hago mi taichí de viejito. Ayer, se agregó la felicitación de mi hermana. Ella es un encanto, todas las mañanas platica con mi Paty, siempre está pendiente de nosotros. Ayer me dijo que esta felicitación la hizo Xiadani, bisnieta de mi papá, quien labora en la Ciudad de México, en uno de los periódicos más prestigiosos de la república mexicana. ¿Mirás cuánta bendición? Antes de la presentación del número 37 de nuestra revista Arenilla, ella mandó esta etiqueta, extendió su mano y regó confeti en mi espíritu. ¿Cómo nos fue en la presentación? ¡Cómo nos iba a ir! Genial. No podía ser de manera diferente, mi hermana, desde temprano, auguró que nos iría bien. Al salir de casa mi mamá, como todas las mañanas, me dio su bendición. Cuando dejé a mi Paty en la universidad, porque le tocó guardia laboral, ella también nos deseó suerte. ¡Cómo nos iba a ir! Genial. Tuvimos muchas muestras de aprecio, amigos y amigas llegaron al auditorio de la Casa de la Cultura, el poeta Arbey y muchas personas de Coneculta nos auxiliaron. Fue un honor que el moderador de la mesa donde participaron Paty y Roberto Carlos fuera el maestro Mancilla, lo hizo con experiencia y con mucho afecto. Llegaron muchos amigos a escuchar lo que Roberto y Paty comentaron, y disfrutaron (de veras) con el video que Cielito realizó, un video de diez minutos que fue síntesis de las 37 portadas que resumen la historia de Arenilla impresa. Estuve en la entrada recibiendo a los amigos, platicando en forma breve, invitándolos a que se sentaran. ¡Cómo nos iba a ir! Genial. La presentación fue uno más de los actos del Festival Rosario Castellanos. Mi querido ex jefe Luis Ignacio Avendaño Bermúdez llegó acompañado de mi querido Javiercito Gordillo Ballinas, al recibirlos recordé que el licenciado Avendaño, gran lector, ha insistido en que el Festival Rosario tenga como eje principal a la literatura, para que honre la figura de nuestra escritora comiteca. Sí, pienso lo mismo. En la presentación del programa general que las autoridades hicieron, el comunicólogo Iván Ibáñez, gran lector, preguntó por qué no se privilegia a la literatura, dijo que el mundo entero volvería la mirada a Comitán si en un festival invitaran a Isabel Allende o a Mario Vargas Llosa. Alguien torció la cara y dijo: ¡Vargas Llosa! ¿Por qué no? ¡Claro que sí! ¡Que al Festival Rosario Castellanos vengan grandes escritores y escritoras de todo el mundo, a honrarla, a decir que Comitán es una tierra de privilegio! Que venga la Sonora Santanera, pero como un agregado, que lo esencial sea la palabra artística. ¿Por qué no? A Comitán llegarían carretadas de amantes de la literatura. Recordemos que dentro de dos años, en el 2025, el mundo conmemorará el centenario del nacimiento de nuestra Chayo. Ojalá el festejo sea un guateque de trascendencia universal (es una exageración, el universo es más grande que nuestro mundo, mucho más grande), que sea el feliz pretexto para encauzar los ríos de agua limpia. Lo mismo piensa el querido licenciado Emmanuel Cordero Sánchez, mi ex jefe, quien también nos acompañó. ¿Ya miraste? Dos ex presidentes municipales del pueblo nos acompañaron. En nuestra presentación la palabra refulgió en las voces de Paty y de Roberto, la palabra tuvo su propio encanto, su propia seducción; cerramos con el video, donde, de nuevo, la voz educada de Paty se alió a las imágenes que Cielito trabajó en posproducción. Escuché la opinión de expertos que coincidieron en decir que el video estuvo muy bien hecho. Bueno, pensamos nosotros, es el sello de la casa; a la hora que intervino el profesor Roberto García Pérez dijo que los comitecos sabemos hacer bien las cosas. Sí, cuando decimos que lo hicimos a la comiteca estamos diciendo que lo hacemos en forma chingona, que nos gusta que todo quede mero lek. Cumplimos seis años de esta propuesta editorial. Muchos amigos y amigas nos acompañaron. Al final entregamos un ejemplar del número 37 a cada uno de ellos, no faltó quien nos pidió dos más, porque… Sí, adelante, nos llena de orgullo que (sin albur) nos la pidan. Posdata: desde el Estado de México, mi hermana mandó su felicitación. A la oración, al taichí de viejito, se unió el vaso de agua limpia que ella mandó. Luis bebe cada mañana un vaso de agua; Jorge y Ana salen de su casa con un balón de básquet, bien temprano; el maestro Temo (quien también nos acompañó) cierra la puerta de su casa y comienza a correr y a saludar a las decenas de amigos y amigas que se topa en el camino. Rocío sube el muslo desnudo sobre el de su amante y mueve la pierna, es su forma de recibir el día. Bendito Dios. Nos fue genial. Consigno que el primero en llegar fue el doctor Rubén Álvarez Solís, recién llegado de Villahermosa, Tabasco, y en seguidita, como si fuera carrera de cien metros, llegó el licenciado Efraín Albores. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 28 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON PLASTILINA

Querida Mariana: hallé estas dos figuras en la ventana de un salón universitario. Ya no había estudiante alguno. Hacé de cuenta que yo era como un vigilante y daba una vuelta para checar que todo estuviera bien, caminaba por un pasillo cuando, al lado de una ventana hallé estas dos figuras hechas con plastilina. ¿Sí alcanzás a distinguir qué representan? La figura de la izquierda es una niña y la de la derecha es un gato, trepado sobre un mueble. Los hallé y parecía que estaban a punto de despertar. Pensé que no hay ninguna leyenda que diga que al principio de todo hubo dioses que hicieron a los primeros seres con plastilina. Una leyenda de nuestras tierras habla de que los primeros hombres estuvieron hechos de barro, al final, los hombres verdaderos fueron hechos de maíz (¿con granitos molidos de maíz? ¿tuvieron su primera vestimenta con la hoja seca que cubre la mazorca?). En la Biblia los primeros hombres estuvieron hechos con barro. ¿Mirás lo que estoy diciendo? El Dios (en las religiones monoteístas) o los Dioses (en las religiones politeístas) jugaron una mezcla con sus manos. El Dios o los Dioses fueron los primeros artesanos del mundo, con sus manos moldearon el barro. Ah, momento sublime. Recargados sobre el tronco de un enormísimo árbol, con los pies descalzos, las piernas extendidas, jugaron con sus manos. Pensaron, ¿qué forma darle? Las leyendas hablan de varones, la Biblia menciona que Dios hizo a Adán y luego, ya de su costilla, hizo a Eva. Las Eva del mundo protestan y dicen que la primera persona fue una mujer y que con el barro sobrante Dios hizo al hombre, por eso ya le salió un poco deforme, porque se había esmerado en la figura femenina. ¿El pene? Ah, las chicas dicen que cuando Dios terminó su labor de modelar al varón, sacudió su mano y una pellita se pegó en la entrepierna, dicen. Lo que hallé en la ventana del salón universitario reafirmó la leyenda de las chicas: la mujer fue el primer ser humano en la tierra, y la modifica tantito, porque no llegó sola, su compañía fue un gatito, porque las leyendas escritas por seres humanos (ya lo dijo Vallejo en su libro: “La puta de Babilonia”, del escritor colombiano Fernando Vallejo: donde hace una revisión histórica de la iglesia católica y hace una defensa a favor de los animalitos). El dios o diosa que modeló estas figuritas de plastilina creó primero a una chica acompañada de un animalito (bueno, en realidad no sabré si fue el proceso contrario). Ya dije que no había alumnos en las aulas de la Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar, pero sé que una persona con aptitudes artísticas hizo este prodigio que hallé en una ventana. Jamás me había topado con tal prodigio. Sé que la plastilina es un elemento común en el nivel de preescolar, porque los niños y niñas (dioses y diosas) juegan todos los días a crear; sé, lo viví, que en el nivel secundaria aún existen los maestros, como el maestro Güero Mandujano y el maestro Javier Flores, que explican a sus alumnos las técnicas de modelado y se auxilian con este material tan dúctil, tan íntimo: la plastilina. Nuestro gran escultor comiteco, Luis Aguilar Castañeda, cuenta que fue en secundaria, precisamente, en el Colegio Mariano N. Ruiz, cuando comenzó a intuir que en ese material estaba el caminito de su vocación; cuenta que siendo niño jugaba a hacer figuritas de plastilina en su casa, sentado en el piso de ladrillo, en uno de los corredores que circundaban el patio central, se sentaba a jugar con este material. Hoy, ya hombre de más de setenta años, sigue jugando con materiales moldeables, sigue jugando a ser Dios y crea las obras que luego bendicen los aires de los lugares públicos. Los grandes artistas son niños eternos, nunca olvidaron el motivo del juego infantil y siguen creando figuritas en el vacío. Donde antes nada había aparece un motivo que nos recuerda que somos materia moldeable. Me alegré mucho cuando hallé estas figuritas. Habían quedado olvidadas en el dintel de una ventana. ¿Por qué volví la vista y las vi? Alguna esencia hizo que mi mirada se dirigiera hacia el lugar donde estaban, ¿acaso maulló el gatito? ¿La chica dijo algo? No lo sé. Los misterios de la vida están encerrados en cajitas invisibles. Casi estoy seguro que fue mujer la modeladora de estas figuras de plastilina. Puedo estar equivocado, pero casi puedo apostar a que fue una chica. Con esto, también botó la tradición de la leyenda, donde el creador siempre aparece como un Dios y no una Diosa. Lo que más resalta de la figura femenina son los ojos y el corazón. La diosa modeladora hizo los piecitos, luego el cuerpo, el cuello, pegó los brazos (sin manos, como para hacer más evidente que las manos de la creación eran las suyas), el cabello y luego pegó dos bolitas para que la chica viera y el corazón para que la chica sintiera. Ahí está la esencia de la vida: en la mirada y en el sentimiento. Las chicas del mundo son habladoras, ah, cómo hablan, pero, en esencia, el carácter de ellas está signado en lo que ven y en lo que sienten, lo demás es habladuría. Los expertos dicen que una chica puede decir mil veces no, pero en su mirada hay mil sís. ¿Y el corazón como símbolo del sentimiento? Ah, qué te voy a estar hablando a vos de esto, vos sos experta. Vos, sos una de las grandes cinéfilas del mundo y sabés que las cintas nos dan eso: la imagen y el corazón. Alguien ahora podrá decir que el cine tiene su esencia en la palabra y en la música, es cierto, pero los inicios del cine fueron mudos, los actores y actrices no hablaban. Cuentan que en Comitán, como en todos los demás cines del mundo, hubo artistas contratados para que tocaran un instrumento a la hora que la cinta muda transcurría; cuentan que en Chiapas hubo funciones donde la marimba sonaba galán. Me fascinó ver las dos figuras. Pensé que casi casi esta artista tenía un vaso comunicante con mi obra plástica: los dibujos y cuadros que realizo en los últimos tiempos tienen estas dos figuras: la femenina y la de animalitos, mi intención estética es la misma que acá se ve: reafirmar la teoría de Vallejo, decirles a los espectadores, ¡al mundo!, que la tierra está habitada por animales y seres humanos, en la medida que convivamos en forma respetuosa tendremos una mejor sociedad. Acá la niña está al lado de su amigo gatito. ¿Hacia dónde ven los ojos de ella? ¿Por qué el gatito no tiene los ojos saltones? El gatito tiene apenas simulada la mirada, sus ojos están modelados con dos ligeros huecos; en cambio, la chica tiene los ojos como ahora es moda. Las antiguas representaciones humanas, hechas por mayas en esta región, tenían los ojos como es en la realidad: un poco adentro del rostro. Esta artista de la plastilina ya hizo un diseño contemporáneo, muchas muñecas tienen estos ojos saltarines, alegres. En esta figura lo más visible de ella, insisto, es la mirada y el corazón, como síntesis del carácter de las mujeres de todo el mundo. La plastilina con que está hecha la figura del gatito tiene unas vetas azules, sin duda, residuos de una plastilina de ese color. El blanco domina, por supuesto, hubo un instante que lo vi como si fuera una figura hecha con mármol de Carrara. Por supuesto que no fue así, pero me dio la impresión. La artista (doy por hecho que fue mujer) no usó cinceles para modelar la figura, lo hizo como lo hicieron los Dioses en el origen: hizo la figura con una sustancia moldeable: la plastilina, la misma plastilina con que Luis Aguilar Castañeda hizo sus primeras figuras artísticas. Como Luis, llevé la clase de modelado en clase del maestro Güero (amigo íntimo de la escritora Rosario Castellanos). El maestro siempre pedía que lleváramos plastilina de color gris y una tabla de madera donde hacíamos la pieza. Recuerdo que la última figura que hicimos (digamos que era la prueba final) fue un pie. Como si estuviésemos en la Esmeralda, de la Ciudad de México, no faltaba el que se quitaba los zapatos y calcetines para modelar. No faltaban las bromas donde todo mundo se ponía la mano en la nariz para indicar que el olor a pata estaba a todo lo que daba. Como todos mis compañeros hice un pie modelado en plastilina. Fue prodigioso el momento en que lavamos las tablas y todos expusimos nuestras obras. Por supuesto, hubo compañeros y compañeras que presentaron trabajos excelsos, con las venas visibles, lo que daba un dramatismo a los pies expuestos. Por ahí, tal vez, hubo vocaciones perdidas, grandes artistas que no siguieron el llamado que sí siguió Luis. Posdata: caminaba por las aulas universitarias y de pronto hallé estas figuras divinas: una chica y un gatito. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 25 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON HILOS DE TRADICIÓN

Querida Mariana: el Día de los Muertos altera el tiempo de ellos y los inserta en nuestra burbuja de vida. Nuestros muertitos dejan su lugar de ausencia y se hacen presentes. En casa nunca hicimos altares. Escribo la palabra hicimos, porque este año mi Paty decidió honrar a cuatro de nuestros espíritus queridos: Roberto (su papá), Amelia (su mamá), Elena (tía, hermana de su mamá) y Augusto (su suegro, mi papá). ¿Quiénes llegan a tu casa? Nuestros muertitos ya llegaron a casa. La querida Natalia hizo estas hermosas veladoras personalizadas. ¡Genial! Si querés tener estas veladoras personalizadas en tu altar te digo cómo ponerte en contacto con ella. Como en todas las familias, en casa tenemos difuntos desde siempre. Claudio Magris, en relación a la muerte, dice: “tarde o temprano sucede y poco importa cómo, de cualquier manera, tiene que suceder…” Los papás de Paty y tía Elena estuvieron en cama, mi papá murió de un infarto fulminante, su Dios cumplió su deseo, siempre pidió morir “de un chingadazo”, un hachazo divino detuvo el reloj de su corazón. Nunca habíamos tenido un altar en casa, ahora Paty lo ha hecho por primera vez. A mí me encantó el detalle de las veladoras, la luz está integrada con los rostros de los difuntos, con el recuerdo, con la nostalgia. Es tradición colocar fotografías de los difuntos y agregar veladoras, acá es un prodigioso ¡dos en uno! Natalia es una gran artista, hace muchos detalles bellísimos. ¿Paty le agregará más chunches al mínimo altar, como es costumbre? No lo sé. Tal vez le agregue una pequeña maceta con una flor de cempasúchil, de esas amarillas bien bonitas. ¿Agua? ¿Licor? Agua sí, claro que sí, el agua es el río de la vida. ¿Licor? Mi suegro y mi papá bebieron su trago, pero un día dijeron que ya era suficiente y se volvieron abstemios, durante los últimos años de sus vidas dejaron el chupirul, por eso lo más recomendable es no colocar la botella de Charrito en el altar, mejor evitar las tentaciones. ¿Comida? Tampoco sé. Si alguien me obligara a prepararle un platillo a mi papá le ofrecería angulas. Él era feliz preparando panitos de angula, ofreciéndolos y comiéndolos. Los domingos, después de misa de doce, cuando yo era niño, pasábamos a la tienda de Don Roque y de Doña María, a comprar una lata de angulas (producto español que hoy es carísimo, se cotiza arriba de los mil pesos. Acá en Comitán venden latas de angula de tsurimi, son productos chafas). Las angulas españolas venían en aceite de oliva. En casa, mi papá abría la lata con una llavecita que venía integrada, mi papá le daba vueltas, yo veía cómo la tapa se hacía choricito y dejaba a la vista el bonche de angulas, pequeñas culebritas blancas, exquisitas. Mi mamá ya había comprado pan francés (con el que hacen los panes compuestos), ya había cortado el pan en mitades, mi papá tomaba las tapas y, con delicadeza y con una cucharita, untaba el aceite. Era maravilloso ver cómo el pan embebía el aceite, como si fuera un animalito sediento. Luego, mi papá colocaba las angulas con un pedacito de chile que venía en la preparación, un chile rojo, con cierto picante, de sabor delicioso. En ese momento de mi infancia no sabía que mi papá nos invitaba unas tapas españolas de su creación. Ningún pan francés comiteco, en época alguna, tuvo mejor fin. A mi suegra le gustaban los plátanos fritos rellenos de frijol, a mi suegro le gustaba comer chicharrón de cáscara con salsa roja. ¿Cuál era el platillo favorito de tía Elena? No lo sé, ella vivía en Tuxtla. Para que no se “muera de hambre” podríamos ponerle una jícara de pozol o una horchata de coco. Mi mamá prepararía arroz quemado para mi papá, con la receta de Colombia. Posdata: ¿Paty colocará calabaza en dulce en el altar? Hoy, por primera vez habrá un caminito de luz para que lleguen nuestros difuntos. Sé que en tu casa acostumbran hacer un altar bellísimo con fotos de todos los amigos y familiares muertos y ponen calaveritas de dulce con los nombres en la frente. Nunca me has dicho dónde consiguen esas calaveritas. ¡Tzatz Comitán!

martes, 24 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON RUEDITAS

Querida Mariana: esta fotografía es una joya. Tere Gordillo Figueroa, comiteca de cepa, hizo favor de permitirla para que la publicáramos en la revista impresa Arenilla. Su generosidad hizo que esta imagen llegara a más miradas, con ello fortalecemos nuestra identidad. Los historiadores e investigadores, con lupa en mano, descubrirán elementos para descifrar la historia. ¿De quién es el busto que está en primer plano? La horma del cabello parece ser la de nuestro héroe Belisario Domínguez. No lo sé, ya los estudiosos nos lo dirán. ¿Ya viste que hay como dos grupos bien definidos?, uno es el que está sobre la avenida y posan para el fotógrafo, quien tomó la foto desde uno de los balcones de lo que ahora es el Teatro de la Ciudad (Roberto Carlos tomó una foto actual, en la revista colocamos el contraste, para que nuestros lectores compararan cómo se veía esta parte del parque en los años treinta y cómo se ve en el actual 2023); el otro grupo es el que abarrota el kiosco. ¿A qué se debió la concentración? ¿Cuál fue el motivo para que se reuniera tanta gente? Recordemos que en ese tiempo la fotografía no era la práctica común que es hoy, ahora todo mundo toma fotos con el celular en cualquier acto. En aquel tiempo la fotografía estaba reservada para instantes sublimes, los más importantes. Sin duda que algo importante sucedió esa mañana en el pueblo y muchas personas se concentraron en el parque central (qué bonito). Jorge, cuando vio la foto, me dijo que no parecería un mitin político, porque no hay ni una manta, ningún arco con flores y festones. ¿Entonces? No hay alguien que pueda aportarnos datos, salvo alguien que siendo niño en este momento haya comentado con sus hijos (cuando los tuvo) el motivo de esta congregación. Hay una certeza, ninguno de los que acá aparecen está vivo. Si la foto, más o menos, corresponde a los años treinta del siglo XX, los niños que están al frente (de cinco o seis años) tendrían en este momento noventa y nueve años. ¿Vive un testigo presencial de este acto? La respuesta parece ser negativa. Hasta el momento no ha aparecido alguna persona lectora que nos diga: resulta que mi abuelo contó que… La foto estaba conservada en un álbum en la casa de Tere. Ahora ya está en muchos hogares, puede ser que por ahí aparezca una buena historia. Todo es un enigma. El que en mí provoca más curiosidad es el que está en el centro del kiosco. Porque parece presenciar algo que sucede en el centro. Todos ven hacia el centro. Mirá cómo muchos hombres con sombreros se apoyan en la baranda del kiosco y ven lo que sucede en el centro. ¿Alguien daba una arenga? ¡No! Jorge casi apuesta a que están escuchando a la orquesta, a la banda. Es probable, en esa época, Comitán contaba con un grupo musical que amenizaba los actos más importantes. Hay una foto también antigua donde se ve que en el centro del kiosco hay un grupo de atriles donde colocaban las partituras. ¡Qué belleza de pueblo era el nuestro! ¡Qué culto! ¡Amante de la música, de la buena música! (Saludos afectuosos a Peso Pluma desde esta tierra hermosa). En el título de la cartita coloqué la palabra rueditas. ¿En donde están? Ah, en dos discretos vehículos. Después de las primeras filas se hace un hueco y al lado de este “hoyo negro del universo” se ve un ciclista (bicicletero, diría el buen Joaquín). El compa, con su cachuchita (que era muy común) no se bajó de su vehículo, ahí aparece, como nota discordante. ¿Y el otro chunche con rueditas? Ah, el nevero tradicional que no podía faltar. Desde entonces como en la fecha actual los neveros aparecen donde hay concentraciones, porque saben que ahí está el negocio. ¡Qué cinta de tradición tan hermosa! Posdata: Ah, qué pueblo tan bello era el nuestro. Claro, estos tiempos son los tiempos del que habla Rosario Castellanos en su novela “Balún Canán”. No me hagás caso, total todo es mi mirada torcida, pero veo que en las primeras filas aparece gente con vestidos finos y trajes; luego se hace el hueco y en la parte de atrás un grupo nutrido de gente con sombreros y mujeres con chales, como si ellos fueran más modestos, incluso los veo descalzos. Debe ser mi ojo. Los comitecos somos afectuosos, pero la historia demuestra que, igual que en muchos pueblos de Chiapas, la discriminación estaba muy cerca de nuestro hígado. Juntos, pero no revueltos. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 23 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN SANTO CONSENTIDO

Querida Mariana: el pueblo de Comitán es católico en su mayoría. Hay santos consentidos. ¡Qué decir de San Caralampio, el favorito! También está en el top Santo Domingo, nuestro santo patrono. Otro santo consentido es San Marcos. ¿San Marcos? Un tuxtleco diría: no, primo, San Marcos es de nosotros. Pues no, compa conejo, los cositías también tenemos a San Marcos como santo cercano, esto es así porque desde 1970 del siglo pasado la tienda San Marcos nos ha acompañado. En este 2023, San Marcos cumple 53 años de servir a la sociedad de Comitán y de la región. Estos cincuenta y tres años, lo sabés, han sido un sendero de calidad y servicio. Menciono estos dos rasgos comerciales que deberían ser esencia de todas las empresas, pero que en San Marcos son distintivos del carácter y personalidad de sus propietarios. Recordá que, precisamente en los años setenta, era costumbre estrenar “mudada” en los días más importantes del pueblo. ¿Feria de Santo Domingo? Ah, pues ir a San Marcos para comprar la camisa y el pantalón o el traje. La costumbre sigue, pero ahora el abanico se ha ampliado para todos los festejos: bautizos, matrimonios, quince años y graduaciones. Medio mundo de acá sabe que para garantizar calidad hay que ir a San Marcos. Vos y yo hemos visto cómo muchas personas salen con sus bolsas y porta trajes con el logotipo de la empresa, ah, qué orgullo, qué satisfacción. Comprar en San Marcos es una tradición. Con motivo al festejo de sus cincuenta y tres años, San Marcos compartió en redes sociales un video donde anuncian descuentos para toda su clientela y de ahí, Paty, editora ejecutiva de Arenilla, bajó esta fotografía que comparto con vos, que, más o menos, es de los años setenta. ¿Ya ubicaste el lugar? San Marcos, actualmente, está frente al parque central, al lado de la entrada del Pasaje Morales (también salida), pero en esta fotografía se ve el local que yo conocí en los años setenta. En ese tiempo aún existía la llamada Manzana de la Discordia, que fue derruida para hacer la ampliación del parque y dejarlo como está actualmente. El local de San Marcos estaba en la planta baja de la casa de Doña Raquelita Albores, residencia que continúa impecable. Si te digo que en el local donde estaba San Marcos ahora está un Oxxo lo identificarás de inmediato. ¿Verdad que sí? Ahora ahí la gente llega a comprar un café o un chunche de los cientos que vende esa tienda de conveniencia. ¿Por qué se llamarán tiendas de conveniencia? En los años setenta nos convenía entrar a San Marcos porque ahí encontrábamos (como ahora) lo mejor de la moda para caballero, eso sí era conveniente. Vos sabés que tengo memoria pichancha, pero esta fotografía me devuelve grandes recuerdos. Ya viste que toda la calle servía como estacionamiento para autos, en la banqueta de enfrente está el Salón Lino Morales, el templo de Santo Domingo y el Centro Cultural Rosario Castellanos. Estudié la prepa de 1971 a 1974, en ese tiempo, donde ahora está el Centro Cultural funcionaba la secundaria y preparatoria, así que caminaba esta calle todas las mañanas, muy temprano para llegar a clase de Biología con el doctor Macal y al salir de la clase de Historia con el profesor Javier. Por ahí caminé al lado de la palomilla estudiante de la prepa, Javier, Jorge y Miguel. Quique estudió la prepa en Tuxtla, en el ICACH, Pedro también se fue para allá, y Armando ya no siguió estudiando, su papá, don Arturo Pérez, lo metió a trabajar al Banco de Comercio, institución bancaria donde hizo su carrera y trabajó muchísimos años. Casi puedo asegurar que frente a la tienda de San Marcos estaba la tienda de Don Hernán León que vendía telas. ¿Mirás? En San Marcos comprábamos las camisas y en Telas León las chicas compraban las telas para mandar a hacerse las minifaldas de esos tiempos o los pantalones acampanados. ¿Ya te conté que después de las minifaldas la moda se fue para el otro extremo y dijo que las chicas debían usar maxifaldas? En lo personal lamenté el cambio. Ah, era feliz viendo las piernas y muslos de las amigas y compañeras. Había chicas comitecas que tenían cuerpos maravillosos y con gran orgullo lo mostraban. ¿Maxifalda? Uf. Las chicas se veían hermosas, finas, elegantes, pero ya no había carnita para echarse un taco de ojo. Posdata: lo escribí en forma apresurada, dije que San Marcos festeja su cumpleaños cincuenta y tres. Estamos hablando ya de tres generaciones. San Marcos es una de las empresas de más prestigio en Comitán. Sus propietarios son generosos. Ellos (¿lo recordás?) en un cumpleaños trajeron a la Orquesta Sinfónica de Chiapas para que todos los clientes y amigos disfrutáramos un espectáculo de buena música en el parque central. ¿Qué otra empresa tiene esta sensibilidad para compartir arte? ¡Felicidades! San Marcos es patrocinadora de nuestra revista Arenilla, que llega a vos y a muchos de tus afectos, en forma gratuita, gracias a esas manos generosas. ¡Felicidades a San Marcos, por siempre! ¡Tzatz Comitán!

domingo, 22 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON PERSONAJE DE NOVELA

Querida Mariana: ¿ya viste el lorito? Está sobre el hombro de su ama. Qué bendición. La mañana que me topé con esta imagen sensacional comprobé lo que mi amigo José me dijo en la Ciudad de México, en los años setenta. Mientras tomábamos un té en una cafetería, comenzamos a decirnos lo que nos molestaba, él decía lo que lo sacaba de casillas y luego yo le compartía lo que me enervaba. Después que habíamos dicho dos o tres argumentos, él, con mirada de bisturí dijo: “me caga que me digan Pepe, porque es nombre de loro”. Pues este lorito comiteco, precioso, averiguado, se llama Pepe. Sí, parece que el nombre es muy socorrido. Hay tantos nombres para bautizar mascotas, pero Pepe es uno de los más buscados. No me preguntés el porqué. Mi mamá, hace muchísimos años, cuando vivíamos en la casa grande que construyeron mis papás, tuvo un ganso. ¿Con qué nombre creés que lo bautizó? ¡Pues sí! A veces estaba en mi recámara y escuchaba ¡Pepe, Pepe!, salía para ver el espectáculo del ganso corriendo con sus patas abiertas para que mi mamá le diera maíz. ¡Pepe, Pepe!, gritaba mi mamá y el ganso corría al llamado, las alas abiertas y las patas como manoplas de béisbol. Y este lorito comiteco también se llama así. Entendí el coraje de José, hacía coraje cuando alguien, en intento de confianza lo llamaba con el nombre que en México otorgamos al que se llama José. Esa mañana casi gritó: ¡no quiero que me digan el nombre de un loro! Pucha, yo no le conté lo que acá te cuento, que mi mamá también había bautizado con ese nombre a su ganso. Le hubiera ocasionado un coraje supremo. Vi el lorito y pregunté a su ama si no hacía intentos de volar, me dijo que no, que lo tiene desde pequeño y me dijo: “es mi niño”, y cuando le pregunté cómo se llamaba su niño me dijo: “Pepe”, y vi a Pepe dando brinquitos de gozo sobre el hombro de su ama, disfrutando el jolgorio del mercado. Casi casi quise preguntarle a la señora qué le daba de comer, pero debía cargar la bolsa con frutas que mi mamá me entregó. Caminé por un pasillo, pero volví la mirada y vi a Pepe, como niño asombrado, viendo hacia uno y otro lado. Recordé que en algunas novelas y cuentos de marinos aparecen piratas que muestran la imagen característica: una pata de palo y un loro sobre el hombro. ¿Por qué elegían este tipo de mascotas? Tampoco sé. Nada de andar cargando gatitos o jalando chuchos, ¡no!, los piratas elegían loros. No hay muchos escritores mexicanos que hayan escrito aventuras de piratas, pero estoy seguro que si aparecieran tales personajes en cuentos el perico se llamaría Pepe y, por supuesto, aprendería a decir groserías. Los loros son los grandes compañeros de viaje, tanto si van al mercado del barrio como si van al otro lado del mar. El niño de la señora es pequeño, no dice groserías, pero sí escuché que, como si mascara palabras emitía sonidos armoniosos y simpáticos. No escuché alguna palabra bien pronunciada. No sé si cuando crezca será un loro hablantín. Mi mamá cuenta que mi abuela Esperanza tenía un loro en su casa de Huixtla. Ese loro no se llamaba Pepe (¡bendito Dios!), se llamaba Marcial. El tal Marcial era hablantín, a las seis de la tarde en punto se escuchaba el grito en toda la casa: ¡Esperanza, Esperanza, mi café! Mi mamá dice que repetía una y otra vez la frase y cada vez la pronunciaba más alto para que mi abuela le sirviera un vaso de peltre lleno de café con tortilla. ¿De verdad? Mi mamá asegura que el tal Marcial era feliz tomando el café. Yo lo creo, la finca donde creció mi mamá era bananera y cafetalera, así que no me extraña saber que las mascotas comían plátanos y bebían café. Tal vez en Comitán hay un loro que también toma café, claro, acá no lo tomaría con tortillas sino ¡con pan! Vi a Pepe y me alegré y me conmoví cuando la señora me dijo que era su niño, casi como dijera que era su pichito. Posdata: confirmé lo que la literatura nos regala: los loritos siempre van en el hombro de sus amos, no hacen el intento de volar, porque saben que ahí, en ese cuerpo humano, está su casa, su hogar. Confirmé que muchos loros en México llevan el nombre de Pepe; lamenté que algunos llamaran así a mi amigo José. Le molestaba. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 21 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN PLATILLO SABROSO

Querida Mariana: la comida es vida. ¿Es cierto lo que dije? Sí. También es cierto si digo que el agua es vida. Los expertos en nutrición estarán de acuerdo conmigo: la comida y el agua dan vida. Sin ser experto advierto eso. La gente que no come sufre de desnutrición, la gente que no bebe agua puede deshidratarse. Alma Delia Murillo, en su novela “La cabeza de mi padre”, dice: “no creo que haya milagro más efectivo que el hambre”. Por fortuna, en Comitán tenemos buen diente, somos de buen comer, nos encanta la comida. A veces conduzco mi tsurito por algunas carreteras rurales, veo casas con patios, corredores y árboles y, a veces, miro a las familias reunidas en un corredor, alrededor de una mesa; veo a todas las personas disfrutando el momento, como dicen los clásicos: compartiendo el pan y la sal, dos señeros elementos simbólicos; pero como en Comitán no sólo apreciamos el símbolo, la comida no se limita y se extiende a muchos más platillos con exquisiteces. El otro día platicamos acerca del restaurante “Los gallos” (no lo mencioné así, porque como vengo de regreso lo escribí como lo conocimos los comitecos viejos: Tono Gallos, porque Don Tono fue el fundador). En dicho restaurante sirven una variedad de platillos, casi llegamos a mencionar cuarenta diferentes guisos, todos exquisitos. A propósito, algunos amigos y amigas me comentaron que ahora ya cerraron el restaurante “Los gallos”. Una gran pena para la historia de la buena gastronomía comiteca. Lamentable, porque ese lugar fue simbólico. Ah, muchas familias comitecas y muchísimos visitantes disfrutaron la sazón de ese mítico lugar. Por fortuna, hay otros restaurantes comitecos que retomaron la idea original y ahora ofrecen variedad de platitos. ¡Bien! Ahora estoy reculando porque no toda la comida ni toda agua son símbolo de vida. Veo que ahora miles y miles de chicos y chicas consumen agua pura, pero también hay dos o tres que consumen agua con edulcorantes (pucha, qué mamila sonó). Digo esto porque la Coca Cola es agua, pero agua modificada, ya los médicos nos han explicado que ese refresco (como todos los demás, incluidos los jugos embotellados) tienen toneladas de azúcar. El término de tonelada es exagerado, sólo para indicar que el agua ha sido alterada en su esencia. No me voy a poner de ejemplo, pero desde que tomo sólo agua pura he notado un gran cambio en mi salud un tanto deteriorada, soy un viejo de sesenta y seis años, ya no me cuezo al primer hervor, bueno, ni al segundo. Por eso debo cuidarme. Cuando voy a un restaurante pido una botella de agua pura (para garantizar que no me dan agua del grifo) y un limón, así me preparo una limonada sin azúcar. Cuando estoy con mi Paty ella compensa la balanza porque pide una coca. Si pudiera le agregaría una cucharadita de azúcar porque ella bebe todo muy azucarado, dice que desde niña su cuerpo le exige mucho dulce. Gracias a Dios está bien, pero conozco a personas que por exceso de azúcares comienzan a padecer enfermedades, sobre todo la dañina diabetes. Dios nos libre. Vemos pues que no toda agua da vida. Hay agua que es dañina. Lo mismo puede decirse de la comida. Hay comidita que no hace bien al cuerpo, a veces ni al espíritu. Se me hace tonto un anuncio televisivo donde se ve a dos chavos que comen unas alitas picosas que les produce acidez, entonces les sugieren tomar dos pastillas anti acidez. Las pastillas, también lo han explicado los médicos conscientes, curan un órgano pero dañan otros. Ay, qué ayuda tan jodida. Así que acá vemos un círculo vicioso dañino. Si la comida es vida no debería causar problemas. Esto, visto a la ligera, significa que estamos comiendo algo que no es benéfico para nuestro cuerpo. La comida sana nunca produce agruras. El bendito trago también está compuesto de agua, ¿no? Algo de agua lleva en su composición, digo yo. Un su poquito debe llevar. La bebida es bendita, da vida, siempre y cuando se haga con moderación, porque el exceso puede llevar a una cirrosis tremenda. Ah, cuántas historias conocemos de amigos que chupan con gana y terminan mal, porque el exceso en la bebida alcohólica no sólo perjudica al organismo sino también al alma. No sé bien, pero muchos amigos mayores aseguran que nuestros cambios en la alimentación han hecho que en Comitán prolifere la obesidad, por ejemplo. El otro día, en redes sociales, un compa subió una foto de un grupo de estudiantes en los años setenta y alguien comentó que no había obesos, en efecto, todos los chavos estaban en forma. Mi mamá ve un programa de concurso de la televisión española y comenta lo mismo, en la audiencia no existe un solo gordo; en cambio en nuestro México mucha gente tiene obesidad. Ahora mismo yo ando con algunos kilitos de más. ¿Es el pan? Ah, tan sabroso el panito comiteco. No toda la comida es vida, no toda la bebida es vida. Es necesario tener un buen balance alimentario. Los nutriólogos le saben bien a este vaina. Por ahí alguien dice que se puede comer de todo, siempre y cuando se haga con moderación. Mi papá siempre recomendaba tomar uno o dos tragos. Los expertos dicen que un trago en la comida hace bien. Recordá que las estadísticas demuestran que en Francia hay pocos enfermos de triglicéridos y colesterol y dicen que es porque los franceses toman vinito en cada comida. Los comitecos amamos la vida, esto significa que amamos la comida y la bebida. Fue famosa nuestra bebida hecha con pulque: el comiteco. Son famosos los platillos que preparan en los restaurantes y la comida que preparan las mamás y las abuelas en las casas. Cuando acude un visitante siempre disfruta los antojitos para la cena: el pan compuesto, los huesos, los taquitos estilo tío Jul, las chalupas. Son antojitos realizados en forma sencilla, sin muchos ingredientes, no obstante, son riquísimos. Amamos la vida, amamos la convivencia. Todos los pueblos del mundo disfrutan la vida, encuentran diversas maneras de alimentar las relaciones sociales. Pero acá, en el pueblo, hay un elemento que es parte fundamental de nuestro día a día y que se potencializa cuando nos reunimos con los amigos o con los familiares: la anécdota. Ah, la anécdota, es un legado que viene en nuestros genes. En muchas partes de la república y del estado de Chiapas reconocen que la anécdota comiteca posee una gracia especial, nosotros le tenemos gran aprecio a las personas que son grandes contadores de anécdotas. Te he contado que, por ejemplo, cuando nuestra cronista Doña Lolita Albores estaba presente en un convivio la gente se apuraba a sentarse cerca de ella, porque estaba garantizada la alegría a través de las anécdotas que ella contaba y que las contaba con una gracia sin igual. Imaginá entonces esa mezcla genial: comida rica, bebida buena y anécdota sensacional. Estos tres elementos son parte esencial de nuestra personalidad, por eso cuando llegan visitantes a esta tierra regresan contando maravillas, porque tuvieron la grata experiencia. A veces he pensado que me convertiré en un gran empresario donde ofrezca esos tres elementos para los visitantes. Sé que será un éxito, haré harta paga, que, por supuesto, repartiré entre los contadores de anécdotas, los chefs y los productores de las bebidas. Ah, pero yo, en mi calidad de empresario machuchón, me llevaré la mayor parte de la paguita, porque ya es justo que un día de éstos cambie mi tsurito, modelo 2000, por una camionetita de esas bonitas que manejan los picudos del pueblo. En la anécdota no hay límite. La anécdota da vida, porque ya los expertos nos han dicho que una de las cosas que más otorga salud es la risa. Todo mundo debe gozar la vida, todo mundo debe reír hasta botarse. No hay un registro donde se diga que la anécdota debe consumirse con moderación. ¡No! La comida y la bebida son para consumirse con moderación, pero la anécdota debe compartirse hasta que rebose (rebalse, diríamos en Comitán). Posdata: yo no me atrevo a contar anécdotas, porque no poseo la gracia que sí tiene, por ejemplo, mi querido doctor Alfonzo Pinto. ¿Chistes? Tampoco tengo la gracia. Quien me sorprendió el otro día fue un querido amigo, contó que una vez un niño entró de improviso donde se bañaba su mamá, ésta apenas le dio tiempo para cubrirse abajito, y el hijo le preguntó: ¿qué escondés, mamita? Ah, cualquier cosa. Días después los papás llevaron al niño al restaurante, el papá pidió lo que comería la esposa y él, cuando el mesero preguntó: ¿y para el niño?, el papá dijo: traele cualquier cosa. Sí, dijo el niño, pero sin pelos. ¡Tzatz Comitán!

viernes, 20 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON SUSANAS

Querida Mariana: tengo dos Susanas en mi mente y en mi corazón. El malcriado de Genaro dice que son tres, que la tercera es la “suzanahoria del burro”. Es un lépero. De mis dos Susanas favoritas, una es mexicana y la otra argentina. La mexicana es la Susana Zabaleta, quien, ¡qué alegría!, participará en el XXIII Festival Internacional de las Culturas y las Artes Rosario Castellanos, a celebrarse en Comitán (¿por qué en el cartel de promoción escribieron su nombre con zeta: Suzana? ¿Será que le miraron el perfil muy castizo?) La otra Susana es argentina, es la famosa Susanita, de la tira cómica Mafalda, de Quino. Las dos me caen muy bien, por chingonas. Conocí a la Zabaleta en el cine. ¡No, no estuve sentado a su lado en una sala de Cinépolis! Como medio mundo la vi actuando en la película “Sexo, pudor y lágrimas”, una cinta mexicana que no está mal. La banda sonora es del gran Aleks Syntek. No viene al caso, pero el Aleks se nos fue echando a perder, las primeras composiciones son excelentes, luego se nos comercializó, pero sigue siendo muy buen compositor. Me gustó la actuación de la Zabaleta y busqué información en el Internet y ahí descubrí que es una chica talentosa, canta, actúa, vende semillitas doradas y, en sus ratos libres, conduce programas televisivos donde aborda el tema del sexo, de manera espontánea, juguetona y con gran conocimiento. Es una fregona. El domingo 29 de octubre estará cantando en Comitán, acompañada de la Orquesta Sinfónica de Chiapas, a partir de las ocho de la noche, en el Foro Principal, lo que significa que estará en el parque central. Ah, qué maravillosa oportunidad de darse un buen baño musical. Susana, aparte de ser una mujer inteligentísima, es una mujer muy bella, físicamente. Ah, será una noche espléndida la del domingo 29. Invitá a toda tu plebe, a tus amigos de Tuxtla, de San Cris y de puntos intermedios. Deciles que vengan a nuestro Comitán, a pasar un fin de semana sensacional. ¿El mojol de lujo? Se llevarán un ejemplar de nuestra revista Arenilla, que presentaremos el sábado 28, a las once de la mañana, en el auditorio del Centro Cultural Rosario Castellanos. Me encanta la argentina Susanita. Amo a Mafalda, pero el segundo personaje que me atrae de esa tira es la gran Susanita. A ver, a ver, no vayás a malinterpretar lo que digo. Me encanta Susanita porque está muy bien representada en su papel de niña frívola. Es la antípoda de Mafalda. Susanita es una cabrona fifí, diría el presidente de México. Es cierto, ella encarna a muchas niñas de la actualidad. Los valores espirituales están totalmente alejados de estos tiempos. Reafirma mi alta estima por el genio creativo de Quino: en la actualidad hay más Susanitas que Mafaldas. Mirá lo que sucede en nuestro Comitán y esto te dará una idea de lo que sucede en el mundo. Un gran número de niñas de estos tiempos están interesadas en las frivolidades, en lo material de estos tiempos. Por fortuna, en compensación tenemos a la Susana Zabaleta, una artista que encarna lo mejor de la mujer mexicana, la mujer inteligente, hábil, independiente, pensante. Ella camina por las sendas del consumismo, pero lo hace con una mirada diferente. En cada una de sus presentaciones nos dice a todos, mujeres y hombres, que la inteligencia es uno de los caminos a recorrer, una de las montañas a subir. Me encantan mis dos Susanas (no, la del burro ¡no!). La Susanita argentina es un personaje logradísimo. Quino inventó una niña ciento por ciento auténtica en el mundo banal. No es el ideal de la sociedad, pero en este siglo XXI hay miles y miles de Susanitas. La Susana mexicana sí es el ideal de la sociedad: una mujer fregona, sin pelos en la lengua. Posdata: la presencia de Susana en Comitán es uno de los actos relevantes del Festival Rosario. Comitán y sus visitantes disfrutarán su presencia y su talento. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 19 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN MUSEO

Querida Mariana: un día fui al Museo Dolores Olmedo, en Xochimilco, hace muchos años. A Rocío le platiqué mi experiencia, ella dijo que cuando viajara a la Ciudad de México, iría a visitarlo. Hace dos días volvió de un viaje y casi me mienta la madre. ¿Yo qué? ¡El museo estaba cerrado!, dijo. ¿Y yo qué? Se rio, dijo que siempre tiene mala suerte. El Museo Dolores Olmedo estaba cerrado. Sí, fue mala suerte. Rocío me platicó que le informaron que volverán a abrir el museo hasta el 2024. ¿Por qué cerraron? No sé, tal vez hacen algunos arreglos. No lo sé. A Rocío le conté que me había encantado el museo. Fui solo. Tal vez tomé un taxi y pedí al taxista que me llevara al museo. Recuerdo unas calles llenas de árboles y luego la entrada, soberbia, porque fue cuando comenzó mi deslumbre: un par de chuchos, grandes, bellísimos, de la raza xoloitzcuintle. Entiendo que hay chuchos provenientes de otros países, pero en mis clases de historia de la primaria, con el maestro Beto, en la Matías de Córdova, vi una ilustración en el libro donde aparecían dos de esos chuchos en el gran mercado al aire libre de Tlatelolco, en época prehispánica. La imagen del libro apareció de inmediato cuando caminaba rumbo a la casa de Dolores, en medio del gran jardín. ¡Qué belleza de animales, qué dignidad! Esbeltos, los rayos del sol rebotaban en sus pieles sin pelos. ¿Mirás? ¡Sin pelos! La mayoría de chuchos que conozco tiene pelos. La Pigo (la perrita de la casa) tiene pelos de más, porque no la llevamos a la estética chucheril y a veces hasta su carita está como detrás de una maraña maravillosa. Pero los chuchos del Museo Dolores Olmedo estaban como recién rasurados. Hay una clase de gatos que también no tiene pelos, esos gatos no me gustan; en cambio, los chuchos xoloitzcuintle son bellísimos. Basta escuchar el nombre para saber que son auténticamente mexicanos. ¿Será así? Tal vez digo una bobera, pero el nombre sí es náhuatl. Ahora busqué en el Internet: xólotl era el dios del juego de pelota y también el patrón de los brujos. ¡Pucha! Qué mezcla tan maravillosa. Pues ahora puedo decir que eso fue lo que me impactó a la hora que recorrí la entrada: los dos chuchos estaban como en un gran patio de juego y tenían la dignidad de espíritus especiales. Si me preguntás ahora no sé bien a bien quién fue Dolores Olmedo, sé que fue gran coleccionista de obras de arte, parece que tenía mucha paga, y fue amiga del sapo Diego Rivera, porque ya adentro del museo me topé con un gran cuadro donde Diego pintó a Dolores. Ah, qué pintura tan fastuosa. Diego la pintó de frente, pero el cuadro tiene mucho movimiento, porque Lola sostiene un canasto lleno de frutas en la mano izquierda y la derecha sostiene la falda de un traje oaxaqueño, ese movimiento de brazos hace que la pintura esté llena de un ritmo fascinante, emotivo, seductor. Ahí está Lola, con su piel color xoloitzcuintle. Ya te comenté en una ocasión que eso fue después de recibir el impacto de ver grabados de Angelina Beloff, quien fue pareja de Diego, en Francia y de cuya relación nos enteramos en una novelilla escrita por la Poniatowska, una novelilla genial. El libro se llama “Querido Diego, te abraza Quiela”. La Pony (nada pendeja) usa el género epistolar para dar a conocer la historia. En una serie de cartas, Angelina transmite su sentimiento al maldoso de Diego. Y mirá lo que es la vida, me deslumbró el cuadro de Dolores pintado por Diego, así como me deslumbra el cuadro que le pintó a la famosa Silvia Pinal, pero, minutos después, me decepcionó el genial sapo, el gran muralista mexicano, al estar frente a una serie de paisajes pintados por él. Parecían pinturitas hechas por cualquier aprendiz. Posdata: esto fue lo que a Rocío le conté. Mi experiencia había sido fascinante. Me deslumbré ante la dignidad de los chuchos en el jardín, sobre todo porque de inmediato recordé la ilustración del libro de historia que llevé en primaria. Ese rayo de luz que hizo que, desde Xochimilco, en la gran Ciudad de México, fuera en chinga al salón de la Matías, en Comitán, me fascinó. Siempre llama mi atención esa capacidad que tenemos los humanos. Esos chuchos del museo eran descendientes directos de los chuchos del mercado de Tlatelolco, eran sobrevivientes magníficos a la conquista española, sobrevivientes hermosos como lo es la lengua náhuatl, como lo son las lenguas que escuchamos en nuestro pueblo: el tzotzil y el tojolabal. Xoloitzcuintle, ah, qué nombre tan sonoro, tan elegante para designar a un chucho bellísimo, sin pelo, lisito. Ganas me dieron de acariciarlos, pero mi temor me detuvo. Mi miedo fue más intenso. Por eso digo que viví una emoción indescriptible, fui seducido por la belleza y me paralizó un terror infantil. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 18 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, SEIS AÑOS DESPUÉS

Querida Mariana: dicen que a cada capilla le llega su fiestecita. Me gusta la frase, por su certeza y por su modestia. Ahora la aplico a Arenilla, porque estamos a pocos días de presentar el número 37, con el que celebramos el sexto aniversario. En el lapso de seis años, juntos hemos construido una capillita donde la cultura está colocada en el nicho principal. Me encanta la definición de cultura que comparte mi querido y admirado doctor Andrés Fábregas Puig: cultura es todo lo que el ser humano hace. Dentro del inmenso abanico de actos culturales, mis compañeros de trabajo (Paty, Cielito, Roberto) y yo optamos hace seis años por el camino de presentar una revista impresa, en forma bimestral. Ahora llegamos al sexto año. El 28 de octubre de 2017 presentamos el primer número en la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez, la imagen de portada fue Doña Angelita Gordillo Mora (en paz descanse); ahora, el 28 de octubre de 2023, presentaremos el número conmemorativo del sexto aniversario, con una portada que celebra el trigésimo aniversario de la fundación de la UNACH en Comitán. Las dos imágenes comentadas sintetizan la esencia de nuestra revista, muestran un poco de la gran riqueza cultural de los pueblos de la región. El mojol de lujo es la unión entre Chiapas y Guatemala, porque nuestra revista comiteca llega a muchas partes del estado y a la hermosa Huehuetenango, ciudad guatemalteca de abolengo. Sí, con modestia, reconocemos que somos internacionales. Carlos Rivas, nuestro director comercial en Guatemala, nos envía granitos de oro de aquella nación y comparte lo que nosotros mandamos, con afecto, envuelto en papel de china. Desde siempre, Comitán ha estado unida a Guatemala. Mil y una historias nos hermanan, desde instantes sublimes y gozosos, hasta momentos dramáticos. Nuestras aguas reposan en una misma ollita de barro. ¡Estamos felices! Estamos cumpliendo con nuestra misión: tendemos hilos para bordar un riquísimo entramado. Lo hacemos, por supuesto, gracias a la generosidad de nuestros patrocinadores y a la buena aceptación de nuestros lectores, que los dioses siempre bendigan las dos orillas de este río inagotable. ¡Estamos contentos, satisfechos! Estamos llenos de energía y comenzamos a andar en la senda del séptimo año. El camino no ha sido fácil. Vos sabés que las grandes empresas no se hacen con un simple pase mágico. Iniciamos con un sueño hace seis años, hemos colocado ladrillito tras ladrillito sin dudar. Algunos vientos han intentado botar muros, pero nuestros cimientos están bien hincados, el lobo feroz nos ha hecho los mandados. Por eso ahora celebramos con todo mundo de acá (y de allá también) el festejo de esta capillita. Soñamos con llegar a ser un templo digno de la cultura comiteca. Nuestro ideal es colocar a Comitán y la región en lo más alto de una catedral semejante a la que Gaudí construyó en Barcelona, una tan amplia y generosa como la que Ramírez Vázquez construyó en la Ciudad de México. Aspiramos a tener la belleza del templo de San Caralampio, que nuestras imágenes y palabras sean un sencillo tapete bordado con pechulej. Posdata: La presentación será el 28 de octubre, a las once de la mañana, en el Auditorio Roberto Cordero Citalán; será uno de los actos programados del Festival Internacional Rosario Castellanos. ¡Estamos chentos! La presentación estará a cargo de Paty y de Roberto Carlos, editora ejecutiva y director de mercadotecnia, respectivamente. Avisá a tu plebe para que nos acompañe, para que juntos celebremos este acto glorioso. Pronto estará circulando la invitación general, que es especial, porque es para todos los que aprecian este esfuerzo editorial comiteco. Estamos haciendo historia, juntos. ¡Tzatz Comitán!

martes, 17 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON JAURÍA

Querida Mariana: ¿jauría? Chuchada diríamos en Comitán. Ahora recordé que muchas personas emplean la frase: “si ladran los chuchos, es señal de que avanzamos”, y dicen que la frase aparece en “El Quijote”, pero los expertos dicen que eso no es cierto, que en dicho libro no aparece tal frase, aunque le agreguen: Sancho. Josué, que era más listo, decía que el Sancho referido no era el del Quijote, sino el que se metía en la cama de su comadre Esperanza, y que quien dijo la frase fue la comadre cuando escuchó la ladradera avisando que había llegado el marido engañado. En tal caso la frase debería ser: “si los chuchos ladran, quiere decir que viene mi marido, ‘ora, ponete el pantalón y pelate”. Esto sale porque ayer recordé que el galán de la prepa, ante la vista de una muchachita bonita, se bajaba del pretil, nos veía y comentaba: “le aventaré la jauría”, Romeo respondía: “la chuchada le vas a soltar” y nosotros aullábamos más que una jauría detrás de un ciervo (venado, buey, ¡venado!). En ese tiempo la frase nos parecía algo irrelevante, algo que daba idea de que el galán haría uso de todos sus encantos para seducir a la chica. No sé si los chavos de hoy sigan usando la frase. Los chicos de estos tiempos ¿“sueltan la chuchada” cuando ven a una chica que les gusta y se acercan? Pienso que no, porque la frase, tan usada en aquellos tiempos, no es una frase afortunada. ¿Por qué los galanes soltaban la chuchada? Dios mío, no entiendo. Sé que muchos amigos han empleado la estrategia de sacar a pasear un perro bien acicalado, porque eso hace que alguna chica se acerque y permite que el galán avance en el cortejo. Esto sí lo entiendo, pero ¿soltar toda una jauría? Cualquier persona se sentiría acosada, temerosa, al ver una serie de perros babeantes (porque el pretenso babea como perro rabioso). No importa que la chuchada esté formada por chuchitos salchicha que por chuchos dóberman, tanto chucho causa la misma impresión que una novela de Stephen King. ¡Qué mello! Una vez le pregunté a Rosy qué pensaba de esa frase y ella, con su sonrisa de cuchillo carnicero, dijo: “los mando a soltar la chuchada a su pinche madre”. Con lo que comprobé que no era una frase afortunada, porque, pensándolo bien, es una gran ofensa, si un galán suelta la chuchada está colocando a la chica en el plan de perrita, de perrita en brama. ¡Qué burros los galanes comitecos de los años setenta! Las chicas de hoy no permiten tales expresiones. Ya dijo Rosy qué pueden hacer los chicos con su jauría. Bueno, tampoco es correcto, porque ¿qué culpa tienen las madres de los que emplean estas frases bobas? Por anchas o por mangas, el galán de la prepa siempre regresaba con su sonrisa triunfal. “¡Ya cayó!”, decía y se sentaba en el pretil, mientras nosotros esperábamos detalles. En esos tiempos los chavos usábamos pantalones acampanados, el galán siempre usaba pantalones con campanas grandes, casi tan grandes como las de los pantalones que usaba Cándido (en paz descanse). El galán caminaba con la delicadeza de un león antes de iniciar la cacería de un ciervo (venado, buey, venado). Nunca nos preguntamos de dónde venía esa expresión desafortunada; nunca supimos cómo las chicas soportaban tal acoso canino, porque la frase era conocido por todos, hombres y mujeres. Ellas, las chicas, comentaban en voz baja que fulano de tal les había soltado la chuchada. Tal vez siempre lo dimos como frase hecha, boba, coloquial, y nunca analizamos la carga negativa de la imagen. Posdata: los sociólogos y estudiosos de la personalidad de los hombres comitecos nos pueden dar algunos indicios del carácter porque cuando seducimos a una chica “soltamos la chuchada” y cuando tomamos el santo trago decimos que somos “chuchos para beber”, y los más atrevidos siempre andan detrás de las chicas que tienen “chuchito”. Ah, no me preguntés qué es esto. No sé. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 16 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN EMOTIVO RECUERDO

Querida Mariana: ¿ya viste la joya que comparto con vos? El licenciado David Esponda hizo favor de regalarme una copia de este documento. La fecha indica ¡30 de agosto de 1919! Es una invitación que don Juan Cancino hizo circular en Comitán hace más de cien años. Copio el texto, por si fuera ilegible: “Deseando festejar hoy en la noche el cumpleaños de mi esposa, tendré mucho honor y gran satisfacción si se sirve acompañarnos a esta su casa a las 7 p.m.; y no dudando de su aceptación, le protesto una vez más mi reconocimiento y sincero aprecio”. Si dice que el festejo se realizará “hoy en la noche”, quiere decir que las invitaciones se repartieron el mismo día 30 de agosto. Imagino a algunas personas recorriendo el pueblo para llevar las invitaciones a las diversas casas. Temprano, para que diera tiempo suficiente para emperifollarse. Sin duda que las invitaciones circularon entre las amistades más cercanas, no obstante, el trato es de “usted”. Era parte de la etiqueta y del protocolo de la segunda década del siglo XX. Comitán era una ciudad pequeña. Nada que ver con los tiempos actuales. Y digo eso, porque en la parte posterior de la invitación viene anotado un programa a realizarse en honor de la festejada. Los mayores del pueblo reconocen que en esa época Comitán era un semillero de artistas, el más cojo bailaba polca y el más chimuelo silbaba la Quinta de Beethoven. Nuestro pueblo, por tradición, cultivaba el galano placer del arte. Todo mundo de acá reconoce en el apellido Cancino un remanso de inteligencia y un pozo de cultura. En la invitación que hizo favor de pasarme el licenciado David se comprueba lo dicho: Comitán era un crisol de cultura y la familia Cancino era una de las más destacadas en el plano artístico. Mirá lo que dice la invitación en la parte posterior. Transcribo el texto para conservar el espíritu germinal: “Programa del festival que mis hijos dedican a su mamá en el día de su inmortal natalicio: 1. Ofrecimiento por la niña María Soledad Cancino. 2. “Feliz cumpleaños”, vals, por la niña Julia Guadalupe Cancino, con acompañamiento de orquesta. 3. Recitación, por la niña Ma. Esther Cancino. 4. “Danza cubana”, a cuatro manos, ejecutada por las niñas Luz María y María Guadalupe Cancino. 5. Recitación, por la niña Merced Alicia Cancino. 6. “Soñando amores”, vals, por María Soledad Cancino, con acompañamiento de orquesta. 7. “En ausencia de la mamá”, monólogo por la niña Julia Guadalupe Cancino. 8. “Sueño de verano”, polka, a cuatro manos, por las niñas María Soledad y Julia Guadalupe Cancino. (intermedio). 9. “Onda cristalina”, vals, por la niña Soledad Solís, con acompañamiento de orquesta. 10. “La tentación”, o sea El sueño de un ángel, comedia en un acto, por un grupo de niñas. 11. “La noche aquella”, romanza cantada por María Soledad Cancino. 12. Coro de la alegría. Posdata: fácilmente podemos imaginar el ágape celebrado en el patio central de la casa, los invitados sentados frente a un escenario improvisado, con los tradicionales festones comitecos, disfrutando esta fastuosa presentación en la que los hijos y amigos celebraron el cumpleaños de la orgullosa madre y esposa. ¡Nada qué ver con los tiempos actuales! ¡Tzatz Comitán!

domingo, 15 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN LIBRO

Querida Mariana: sabés que presenté mi más reciente librincillo. Lo hice en el auditorio de la Casa de la Cultura, a invitación expresa de mi querido amigo el poeta Arbey Rivera. Lo hice en el festejo del cumpleaños 48 de esa institución cultural. Sabés que soy el Woody Allen de la literatura comiteca. Me he propuesto que, así como él presenta una película cada año, yo presento un librito. A veces es una novela breve, a veces es un libro de cuentos, el del 2023 fue un librincillo con textos poéticos, que tiene el siguiente título: “Palabras que toman café”. Te comparto el textillo que leí un poco después de las cinco de la tarde del 12 de octubre de 2023. ‘Ora raza. “Buena tarde. Agradezco la presencia de cada uno de ustedes; asimismo agradezco la invitación que me hizo el director del Centro Cultural Rosario Castellanos, mi querido amigo el poeta Arbey Rivera, para unirme al festejo de esta institución, que le hace mucho bien al pueblo de Comitán y de la región. “Presento un libro con textos poéticos. ¡Qué atrevimiento! No soy poeta y tengo la osadía de escribir prosa poética. Me asumo narrador, escribo cuentos, novelas breves y ensayos ligeros, ligerísimos, pero a veces me trepo al árbol de la creación y descuelgo frutos que no tienen la estructura de un texto narrativo. “¿Cómo llamar a esos frutos que no son manzanas ni duraznos? Son frutos híbridos, huelen a lima, pero saben a… no sé a qué saben. Tal vez algún lector o lectora pueda descubrir el sabor. “¿Y cuál es la novedad? Tal vez sirva de algo compartir con ustedes el proceso de creación de estos textillos. “A veces, algunos amigos se acercan y me preguntan cómo es mi proceso de escritura. Ahora compartiré con ustedes cómo nació este chorizo de textos. “Una tarde tomé una antología con poemas de grandes poetas mexicanos. Lo abrí al azar y comencé a leer el poema de una fulana de tal. El poema es muy bello, de pronto, sin tener mucha conciencia de ello, una línea brincó a mi mente, una línea que no estaba en el poema. Cerré el libro, escribí la línea que había asomado y seguí escribiendo. Diez o doce líneas después ya tenía un textillo mío. Me gustó el jueguito, las palabras brincaban la cuerda en forma libre. “Al siguiente día volví a tomar el libro, lo abrí, leí el poema de un famoso sutano y de igual manera en algún momento me brincó una línea que no estaba en el texto. Cerré el libro e hice lo que ustedes ya saben. Después de varios minutos y algunos borrones dije que ya estaba listo el textillo número dos. “Así conseguí un chorizo de textitos. Cuando Arbey me invitó a participar en esta fiesta del arte, acepté, agradecí el honor y dije que le pediría a mi amiga Fer Zanahoria que hiciera un tiraje de libros artesanales. Acá están los ejemplares. No hay más. Es un tiraje limitado, pero infinito. “Como ya se dieron cuenta, este libro contiene divertimentos. Si me atrevo a llamarlos textos poéticos es porque su madre putativa es la poesía. Valga pues la osadía. La palabra es como canica, rueda y sirve para jugar. Comparto uno de estos textos y me callo. Gracias. “SEAN ILUMINADOS “Sean iluminados los que aman el mar e ignoran las estrellas; los que suspenden la jornada y lloran la vida en vida. Sean benditos los que asoman a la ventana del hastío y corren tras la madrugada en celo. Sean bienaventurados los que alimentan la esperanza con migas, los que meten la mano en alcantarillas y sacan azucenas limpias. Sean iluminados quienes pasan de la niebla a la luz sin mancharse el plumaje. Bienaventurados los que de la pesadilla hacen un cuento de hadas, los que usan la palabra como cuchillo y cortan las oraciones que de los labios penden. Sean tardes infinitas quienes siembran gajos de aire, los que regresan fracasados y se recuestan en hamacas para hacerse viento. Sean ríos eternos quienes pasan de un ojo a otro sin husmear en miradas ajenas, los que se creen ciudades, los que son adictos al cielo. Sean quietud los atolondrados; sean misterio quienes son espejo. Benditos sean los iluminados, los que levantan un pie y abandonan la estatua”. Posdata: leí y no me callé, porque Arbey pidió que leyera otros dos textitos. Como son textos breves lo hice con gusto. Siempre me preocupa que la audiencia se fastidie. En realidad, la mayoría de personas que asistieron estaban ahí porque después de la presentación del libro, sus hijos, nietos, ahijados, participarían en un concierto de guitarras. Al final, Arbey propuso dos dinámicas, quienes resultaron elegidos obtuvieron un librincillo con mi firma. La Fer Zanahoria hizo seis ejemplares. La edición está agotada. Pucha, soy un best seller. Así cumplí. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 14 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON FOTITO EN EL CENTRO CULTURAL ROSARIO CASTELLANOS

Querida Mariana: en la foto está la poeta Marvey Altuzar Figueroa, al lado de un cuadro de Enrique Peko, titulado “Balún Canán”, participante en la exposición “Rosario en la mirada de 11 pintores chiapanecos”. Fui a la inauguración del Festival de Aniversario en celebración del cuadragésimo octavo aniversario del Centro Cultural Rosario Castellanos, dedicado en memoria de Óscar Bonifaz. La poeta Marvey presentó esa tarde su libro “Aullido de agua”, poemario con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía “María Elena Solórzano” 2023. ¡Nadita! Como dijo un connotado intelectual chiapaneco, Marvey es voz imprescindible en la poesía chiapaneca. Ella es mi amiga, es mi privilegio. Marvey vino a presentar su libro en la Feria del Libro 2023, en la UNACH; luego lo presentó en su pueblo: La Trinitaria; y el 10 de octubre estuvo en el Centro Cultural Rosario Castellanos, en su otro pueblo: Comitán. Le encanta el argüende. Fijate que, según información del Centro Cultural Rosario Castellanos, el Festival de Aniversario se celebra desde el año 2019 (tal vez con intermitencia en el año de la pandemia, no lo sé). Ha sido un feliz pretexto para dar a conocer valores artísticos de la región. El poeta Arbey Rivera, actual director del Centro Cultural Rosario Castellanos, ha impulsado esta iniciativa, misma que este año contempló festejos durante cuatro días: del 10 al 14 de octubre. Una fiesta del color, de la imaginación, del vuelo, fue el festejo. El día 10 se inauguró la muestra plástica con obra de catorce artistas. Genial. La tarde de inauguración no pude ver toda la muestra porque había mucha gente. Vos sabés que me gusta apreciar los cuadros sin interrupciones. Le pedí a Marvey que se colocara al lado del cuadro con el retrato de Rosario y un día después regresé al Centro Cultural para apreciar ese y todos los demás cuadros. Me encantó la idea de celebrar a la Chayo a través de muchas miradas contemporáneas; cada uno de los cuadros expuestos fue un vaso comunicante con la vida y obra de la escritora; lo que quiere decir que no sólo está ella sino también toda la esfera que la formó y que ella realizó. Ahí están fragmentos de nuestra identidad. Con su personal estilo cada artista formuló una mirada especial. ¡Padre! ¡Padre y madre! Cuando llegué al Centro Cultural el día 10 ya había sido el corte de la reja de papel de china, inmensa reja colocada en la entrada monumental, y la marimba “Maderas Comitecas”, bajo la dirección del maestro Wilebaldo López López, había interpretado las mañanitas y una canción dedicada a Óscar Bonifaz, de la autoría de Enrique Penagos Rovelo. No podía faltar la marimba en un festejo comiteco, en un festejo que celebraba cuarenta y ocho años de vida de ese centro, que ha estimulado el talento de tantísimos chavos y chavas de la región. Sé que hay ahora grandes artistas que iniciaron su aprendizaje en la llamada Casa de Cultura. El tríptico con la programación explica que fue en el año 1999 cuando cambió el nombre de casa de cultura a Centro Cultural Rosario Castellanos. ¿Qué otros actos celebratorios hubo? Ya mencioné la presentación del libro de Marvey, el toquín de la marimba y la muestra plástica. Hubo, además, danza contemporánea, con coreografía de Cristel Aguilar; performance de Escudo Jaguar Teatro; Concierto de piano y guitarra; testimonios de vida de Óscar Bonifaz, por parte del poeta Sergio Peña y de las hijas del escritor: Olivia y Gaby Bonifaz; concierto de guitarra, con la participación de alumnos del Centro y la conducción de los maestros Cothy Soto, Juan de Dios Merino y Pascual Ramos; danza folclórica, con el grupo del maestro Erwin Rodríguez; lectura de textos de Rosario y Bonifaz; un concierto de música mexicana, con la soprano Martha Mejía y Pablo Rodríguez en la guitarra; presentación del documental “Una piedra en mi zapato”, brillante testimonio que filmó hace años Zarape Films, que dirigen los multipremiados Ricardo Villanueva y Carolina Guillén (Carolina acaba de obtener el tercer lugar en el Concurso Latinoamericano de Argumentos de Largometraje); lectura de poemas de Rosario y de Bonifaz, por parte de Roberto Arriaga, Anita Trujillo y José Alfredo Gómez Pinto. Como mirás fue un guateque cultural sensacional. Harta pachanga, harta bulla, convivencia, el patio y corredores llenos de vida, tanta, que el viernes estuvo programada una siembra de flores en el jardín, en el jardín del Centro Cultural de Comitán de Las Flores, donde están los amores, los que quieren de verdad. Y escribo esto porque siempre recordamos al compositor tapachulteco, autor de la canción Comitán, cuyo nombre lleva el auditorio del Centro Cultural. Fui a argüendear un ratito, vi de rapidito algunos cuadros; saludé a Marvey, quien platicaba sabroso con el orador Darinel B’ejalltik (quien fungió como maestro de ceremonia). Marvey metió la mano en su bolso y sacó un ejemplar de su libro y me lo obsequió. Luego estuve un rato con mi amigo Amín Guillén; pasé a saludar al famosísimo Nuka, que llevaba un chucho o chucha, no lo sé y preguntó si le permitirían entrar con el animal al auditorio, yo dije que sí, el título del libro de Marvey es “Aullido de agua”, así que el chucho era como invitado de honor, entre aullidos te veás. Uf, cuántos amigos saludé. Por ahí asomó Humberto Pérez Matus, quien días antes anduvo por San Cristóbal y se topó con mi amigo Pepe Poo; también platiqué un buen rato con Rafita Moreno y con Carlitos Castro. Le dije a Marvey que al llegar a casa le entraría a su libro y cumplí. Hallé un poema que sintetiza el carácter de su poesía, donde habla una mujer contemporánea. No sé qué habrían pensado las señoras de los años sesenta del siglo pasado al escuchar los versos de este poema. En el poema “Omisión” hay una voz sin vestimenta, sin ambages; una voz que emite su sentimiento sin falsos pudores; la voz de una mujer que no duda en desnudarse plena, a los cuatro vientos. Para que mirés por dónde va el grito libertario, paso copia del citado poema: OMISIÓN Yo confieso ante Dios padre todo poderoso que he pecado de pensamiento, mucho, de palabra, otro tanto, de obra, todavía más, de omisión, no, nada. Y propongo firmemente no cumplir la penitencia. ¿Mirás? La poeta se asume pecadora, de acuerdo con lo que dicta la iglesia católica, apostólica y romana, confiesa que ha pecado y juega con la oración. Dice que ha pecado de pensamiento, ¡mucho! (ay, qué imágenes y escenas asomarán por la mente Marveyiana); que también ha pecado de palabra (por supuesto, los amantes saben que uno de los ingredientes de la pasión es la palabra candente); que de obra no se ha reservado ningún deseo (los ha cumplido casi todos) y que nunca ha omitido ninguna cinta de pasión. ¡Pucha! Qué manera de sintetizar el grito que quiebra todos los cristales de la mojigatería. Y para remachar lo dicho, expresa que no cumplirá la penitencia. Ella misma se absuelve, se mete al río de agua bendita y moja cada uno de sus pensamientos, de sus deseos, de las flores de su cuerpo y de las cintas más sublimes. Posdata: qué buena celebración, qué buen guateque. Y el Centro Cultural Rosario Castellanos comenzó a andar en 49 y pronto, a la vuelta de la esquina, celebrará su cumpleaños cincuenta. Marvey, en su gira chiapaneca, leyó el “Aullido de agua”, sólo para decir que es una voz de río limpio, impetuoso, cálido, que moja muchas orillas, que su voz siempre es húmeda, húmeda. Uf. Olvidaba decir que también hubo danza con coreografía de David Serrano y Abril Montalvo y como intérpretes David Serrano y Celeste Bacelis; y que yo presenté el libro que publico cada año. Ahora es uno que se titula: “Palabras que toman café”, con textos poéticos. Pucha, qué atrevimiento. ¡Tzatz Comitán!

viernes, 13 de octubre de 2023

CARTA A MARIANA, CON KAISEKI COMITECO

Querida Mariana: sólo los parientes de Murakami entenderán la palabra Kaiseki. Giovanna fue a Tokio, en viaje de placer (sí, porque allá celebró su luna de miel) y el otro día me invitó a tomar té. Muy a lo japonés hizo que me sentara frente a una mesita chaparrita y me ayudó a sentar en el piso, sobre una alfombra. La sentencié: celes si no me ayudás a parar. Imaginá la escena: tu amigo en intento de hacer una flor de loto con las piernas, pienso que mis piernas adoptaron la horma de una flor marchita, pisoteada por una manifestación. Mientras llenaba la taza con la tetera me contó que entró a un restaurante en un callejón simpático y probó el Kaiseki. ¿Qué es esto? Es una comida ritual que ahora sirve como entrada y consiste en una serie de platitos, como la comida de Tono Gallos, pero japonesa. ¡Ah, pucha!, le dije, fuiste tan lejos para comer lo de Tono Gallos. Se rio. No, mudo, dijo, es una cosa totalmente diferente, tenés que ir para probarlo. Dijo que hizo la comparación por la variedad de platillos y reconoció que el comiteco Tono Gallos es más generoso en platillos que aquella cocina japonesa. El otro día, mi querido amigo Carlos Román, destacadísimo intelectual chiapaneco, me platicó que investiga la variedad de platillos comitecos que sirven en Tono Gallos, porque escribirá un ensayo acerca de ello. Ya espero la publicación, porque Carlos es uno de los más fregones escritores de Chiapas, ya te conté que el gran Quincho Vázquez (poetísimo) decía que Carlos era el Borges chiapaneco, porque escribe con precisión, pulcritud y belleza. ¿Cuál es el número de platillos que presenta Tono Gallos? Muchos. No sé con precisión. Una vez, Marco Aurelio Carballo, en un artículo publicado en la revista Siempre, dirigida por el maestro Pagés Llergo, escribió que eran más de cien platitos. Fue una exageración, pero de que supera al Kaiseki japonés ¡no hay duda! Una vez, hace muchos años, fui al restaurante a preguntar por la relación de platillos, pero nadie quiso darme la información. Y como no tenía paga para sentarme y hacer el recuento de lo que me servían, lo dejé por la paz. Verito hizo un intento de recordatorio y comenzó a enumerar los platillos que recordaba, mientras yo anotaba la relación en una libreta y a los dos se nos hacía agua la boca. Esto fue lo que Verito recordó: salpicón (uf, los mayores cuentan que en los ranchos importantes preparaban salpicón de venado), patitas en vinagre, tostadas, quesillo, pellizcadas (el mesero siempre las pasaba en una charola y pedía que cada comensal tomara una para comerla calientita), palmito, costillas de puerco, carne adobada en tiras, frijoles charros, chorizo, longaniza, crema, puerco en salsa verde (ah, era mi platillo favorito. Siempre pedía que, por favor, repitieran la dosis. Ramiro se enojaba mucho, porque a veces el mesero se negaba a repetir lo solicitado. ¡Cabrón, si me lo vas a cobrar, te lo voy a pagar!), chicharrón de hebra, enchilada comiteca, menudo con tomate verde, butifarra, carne deshebrada, chicharrón en salsa verde, carne tártara (a mí no me gustaba, Pedro era experto en prepararla en su casa, la carne su cuece en limón), ubre (Ramón decía que le encantaba, pero que la mejor ubre era la de la prima de Agustín), tripa, cascarita, tazoncitos con salsa verde y salsa roja, y cecina. Hasta ahí dio el recuerdo de Verito. Recuerdo prodigioso, porque ayuda a alimentar la nostalgia. Mi querido amigo Abraham Gutman visitó varias veces el local original de Tono Gallos, que se llamó así porque su dueño era un señor llamado Antonio y era gallero. Yo fui en una ocasión a esa casa y recuerdo que don Tono ponía mesas en un redondel donde los fines de semana había peleas de gallos. ¿Redondel se llama? Pero, por más que trato de recordar el lugar no logro ubicarlo. Sé que era por el barrio de San Agustín. Luego conocí el Tono Gallos de una casa frente a la del maestro Flavio Molina. Posteriormente abrieron un local muy amplio, en una calle frente a la colonia Miguel Alemán, donde (entiendo) sigue funcionando. Como se volvió un restaurante muy famoso, cuando pasaba por ahí veía camiones de turistas nacionales e internacionales. Después del paseo por los Lagos de Montebello, los visitantes pasaban a probar las exquisiteces del Kaiseki comiteco: los platillos de Tono Gallos. Posdata: sin duda que muchos de tus amigos y amigas recordarán alguno de los platillos que olvidamos mencionar acá. Sería padre que lo agregaran para que le sirva de apoyo al estudio de mi amigo Carlos. Sería bueno que mi amigo Abraham me dé pelos y señales de la ubicación exacta de la casa de Don Tono. Sin duda que ese recuerdo hará que su garganta reviva la sensación del trago bebido y de la comida disfrutada. ¡Que viva el Kaiseki comiteco! La relación de platillos de Verito casi se acercó a la treintena. Muy lejos de los cien platillos dichos por Carballo, Premio Chiapas, pero da idea de la riqueza gastronómica del pueblo. ¡Tzatz Comitán!