sábado, 19 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN FESTEJO FANTÁSTICO
Querida Mariana: hubo una gran fiesta en Comitán, fiesta de la inteligencia. Sí, en la Facultad de Ciencias Administrativas de la UNACH, Campus VIII, se celebró la Feria Internacional del Libro 2024, de la propia universidad, institución educativa que está cumpliendo 50 años.
El maestro Adolfo Altuzar Figueroa mencionó que Comitán debería estar cumpliendo también cincuenta años de su facultad, pero ésta inició veinte años después, más o menos, pero hoy, nuestro pueblo cuenta con una sede de la UNACH, donde cientos de chicos y chicas acuden a las aulas para prepararse profesionalmente. Eso es una verdadera bendición.
Cuando concluí el bachillerato, en el año 1974, en Comitán no había ninguna opción universitaria, todos los alumnos debíamos emigrar, la mayoría iba a estudiar a la Ciudad de México, en la UNAM o en el Politécnico o en la recién estrenada UAM. Quique Robles, quien presentó su libro “Qué pensás que estoy contando”, en la Feria Internacional del Libro 2024, es egresado de la primera generación de abogados de la UAM – Unidad Azcapotzalco. Mis amigos Miguel Román y Jorge Pérez, ambos ya fallecidos, también estudiaron en la UAM. Yo, lo sabés, anduve un rato también ahí, luego me inscribí en la UNAM y estuve ahí durante cuatro años, yendo todos los días a la Biblioteca Central Universitaria y refinándome todos los ciclos de cine de arte que se exhibían en los auditorios de todas las facultades.
El Rector de la UNACH Carlos Natarén Nandayapa decidió que este año la Feria Internacional del Libro tuviera más sedes y una de éstas fue Comitán, así que los estudiantes de acá tuvieron la oportunidad de acercarse a la creación. Fue una fiesta maravillosa, vi a los estudiantes gozar las presentaciones de libros, las conferencias. Algún día te contaré el recuento total de las presentaciones, pero por el momento diré que el 17 de octubre de 2024 estuve toda la tarde en el auditorio que lleva el nombre del querido contador Francisco Javier Trujillo y fui testigo de presentaciones inolvidables. Quique estuvo genial, leyó dos cuentos de su libro y los muchachos disfrutaron su participación, mi amado Gutmita aceptó la invitación que Quique lanzó en forma general: ¿alguien quería leer uno de sus cuentos? El Gutmita, siempre aventado, se paró (estaba sentado en la primera fila) y dijo: yo, y se sentó al frente. Quique seleccionó uno para que Gutmita leyera y éste leyó con corrección. Al final (porque el cuento tiene un final simpático) le ganó la risa, esto hizo que casi no se escuchara su voz, pero como todo mundo ya sabía en qué terminaría el cuento la audiencia se desternilló de la risa. El libro de Quique tiene al final un glosario con términos comitecos, hizo una dinámica donde obsequió libros a quienes dijeran el significado de las palabras comitecas. Ah, todo fue maravilloso. El objetivo fue logrado: que los chavos de estos tiempos se acerquen a los vocablos que nos den identidad. ¿Qué significa galán? ¿Qué significa flato? Y los chicos y chicas levantaron la mano, dijeron su definición y obtuvieron un libro.
Pero después de esa presentación sabrosa, le tocó su turno a mi amado Gutmita (Abraham Gutman Vicente), lo acompañé en el escenario, para detenerle el micrófono y él, con su sapiencia y simpatía naturales, explicó que el libro que presentaba (“Los cuentos que cuenta Gutman”) tiene la pretensión de hacer reír a la gente, porque la risa es un elemento esencial de la vida (el cabrón de Gutmita tiene ochenta y tantos años de edad y no tiene una sola arruga en su frente, ¿cómo?, ah, pues como siempre se está riendo hace que su rostro se extienda como se extiende nuestro pueblo en el valle). Y luego dio paso a compartir algunos de los chistes que contiene el libro. Él le llama cuentos, pero en realidad son chistes que se ha dedicado a coleccionar durante más de veinticinco años. Su libro contiene más de cuatrocientos chistes (algunos de color blanco, otros de color verde y muchos colorados, coloradísimos). Él, en su presentación, comentó que eran chistes para adultos, pero como la audiencia estaba conformada por mayores de dieciocho años se aventó a contarlos. No puedo compartir la emoción de todos. Gutmita soltaba un chiste, al final se botaba de la risa y todo mundo se contagiaba de esa cascada de luz. El auditorio se llenó de carcajadas, la gente se despatarraba en las butacas y yo veía cómo la risa, el objetivo de Gutman, era una nube luminosa que nos llenaba de vida. Hubo un chiste que “no entró” y mi amado Gutmita dijo “no lo supe decir”, pero lo dijo con tal picardía y tal ingenuidad que todo mundo rio. Él ya se había metido al público en la bolsa y lo que dijera era aplaudido, bien recibido. Esa noche, Abraham fue como el Polo Polo de San Ramón (lugar donde vive), el Teo González (sin cola), el Jojojorge Falcón (más bonito, mucho más bonito). Fue un éxito. La Feria Internacional del Libro de la UNACH fue un éxito en todas las sedes, también en Comitán, ¡a huevo!
Y el cierre fue sensacional, nuestra querida Paty de Cajcam, Editora Ejecutiva de ARENILLA, compartió una charla maravillosa, ella relacionó la lectura con el viaje, y con gran soltura y efectividad compartió el tema con los chicos y chicas, quienes (¡de verdad!) estuvieron pendientísimos de lo que ella dijo. Ella, que es una gran lectora, compartió un fragmento de un cuento de Francisco Hinojosa que le gusta mucho “Ana, ¿verdad?”. Todo mundo lo disfrutó. ¡Cómo no! Fue un deleite escucharla, vos sabés que ella tiene una voz exquisita y una dicción impecable.
Así concluyó la feria, nuestra querida Doctora Mary Carmen Vázquez Velasco subió al podio e hizo la clausura oficial. Se le vio satisfecha, cansada por tanta chamba, pero contenta por los resultados. “Por la conciencia de la necesidad de servir”.
En la mañana hubo más actos. No alcanza la vida para dar cuenta de todos. Pero diré que mi querida amiga Marvey Altuzar Figueroa presentó su libro más reciente: “Pecados capitales y otros misterios gozosos”, estuvo acompañada por Chusy Coutiño, Olivia Bonifaz y Mario Escobar. De igual manera fue un maravilloso momento. Los comentarios rondaron el tema de que por primera vez la poeta Marvey le entra a la narrativa. Sé que ella no se enojará si copio un cuentito de su libro y lo comparto con vos. Va.
AROMA
Eduardo salió de su coche dando un portazo. Manos y piernas le temblaban. Su respiración era agitada y sus ojos llorosos. Se dirigió al edificio donde vivía con su esposa e hijo recién nacido. Al subir lentamente los escalones sintió que se volvía loco pues todo el vestíbulo olía al perfume de su amante, a quien horas atrás había encontrado muerta en el hotel donde se citaban cada ocho días. Agobiado decidió quedarse un rato sentado en los escalones. Su esposa no podía verlo en ese estado. ¿Qué excusa podría darle? Lloraba y respiraba agitado, cubriéndose la nariz para ya no percibir el aroma: el perfume de la mujer a la que tanto amó y que ahora yacía muerta. Cuando por fin pudo tranquilizarse, entró a su departamento y con palabras entrecortadas le contó a su esposa una historia recién inventada. Ella fingió creerle. Lo abrazó, le preparó un té y le dio un largo beso. Agradeció al cielo. Todo había sido perfecto. Parecería un asalto. Le quitó su bolsa, los aretes, el reloj y el frasco de perfume, ése que se le cayó de las manos al subir hacia su departamento y que se estrelló inundando su edificio con un horrible aroma.
Matar a la mujer que quería quitarle a su marido fue relativamente fácil.
Posdata: el talento comiteco brilló en la Feria Internacional del Libro 2024, de la UNACH, mi universidad, la que está celebrando su cumpleaños número cincuenta. ¡Felicidades!
¿Querés leer más cuentos de la Marvey? Ah, pues hacé favor de correr a comprar su libro.
El primer paso está dado. Será fantástico que en próximas ediciones de la Feria Internacional del Libro no sólo los de casa participemos acá, sino que vengan escritores y escritoras de otras partes del estado de Chiapas, incluso que vengan los invitados de honor, que en este caso fueron de Colombia; y que exista una oferta editorial generosa, para que Comitán, poco a poco, se acostumbre a caminar y toparse con libros en los pasillos, en los corredores y en las plazas. La siembra ya inició. Pronto comenzó a germinar, ya dio frutos. ¡Qué maravilla!
¡Tzatz Comitán!