martes, 1 de octubre de 2024

CARTA A MARIANA, CON FECHA HISTÓRICA

Querida Mariana: uno de octubre de 2024, fecha histórica. Termina el periodo presidencial de Andrés Manuel López Obrador y asume la presidencia de la República una mujer: Claudia Sheinbaum Pardo. Por primera vez, una mujer llega a la presidencia. Sin duda que la candidatura de Claudia se debió a una decisión de Andrés Manuel, pero ella fue elegida por millones de votantes, una mayoría resolvió que fuera una mujer la presidenta, en un país machista. Esto, sin duda alguna, motiva a la reflexión. El otro día te platiqué cómo fui formado por el cine mexicano que vi en los años sesenta y setenta, en el Cine Comitán. Muchas de las cintas nos contaban historias campiranas, donde no faltaban los balazos, las botellas de trago y las mujeres sumisas ante los machos mexicanos. Esa fue la escuela. Ahora, cuando busco el canal de la música ochentera de MTV en la televisión paso por el canal que exhibe música mexicana actual y encuentro (qué pena) los mismos esquemas, la mayoría de videoclips siguen haciendo apología de la violencia, de las drogas, de las borracheras y del sexo. Tal vez, la única diferencia es que las mujeres ya no son las sumisas con rebozo y la mirada gacha. Por esto, a pesar de que es difícil eliminar la rémora histórica de nuestro carácter mexicano, el país renueva su esperanza, porque tiene una mujer presidenta. No es poca cosa. Muchos analistas políticos (conservadores, fifís, diría López Obrador) sostienen que Claudia no mandará, que ella estará atenta a los dictados del ex presidente, y buscan rastros en la historia del país y mencionan que será como el Maximato, donde Plutarco Elías Calles siguió gobernando a su salida. Hay una anécdota que dice que Calles vivía frente a la residencia oficial y una mañana amaneció un gran letrero en la barda que decía, más o menos así: enfrente vive el presidente de la República, pero quien manda ¡vive acá! Esto no puede ocurrir dentro de los próximos seis años, porque, insisto, López Obrador fue quien decidió que la candidata fuera Claudia, pero quien la eligió como su presidenta fueron millones de mexicanos. No tengo el dato, pero debe ser interesante saber cuántas mujeres votaron por ella. Todos los votantes, mujeres y hombres, dieron su respaldo a ella, a la primera mujer, con este acto reafirmaron la esperanza de que, por fin, este país abandone las prácticas machistas. Sería un contrasentido, una verdadera pena, que la mujer más poderosa del país no supiera responder a esa confianza, a esa esperanza, de millones y millones de mujeres. Claudia, por supuesto, debe reconocer a quien fue su jefe, debe reconocer el valor de nombrarla como su candidata, pero debe saber que, a partir de hoy, ¡ella es quien tiene la responsabilidad de conducir el país! La primera mujer presidenta debe responder, con creces, a esa encomienda histórica. Ya, por fin, en México hay una mujer gobernando el país. Claudia tiene la posibilidad maravillosa de honrar tal distinción. Tiene razón, no llegó sola, ¡no! Llegó acompañada del aval de su ex jefe y de todos los militantes comprometidos, pero, fuera del ámbito partidista, ella ascendió por el voto de millones de mexicanos que creen en ella, de millones de mujeres que tienen conciencia del acto prodigioso que se dio en el país. Claudia Sheinbaum Pardo, primera mujer presidenta de un país que hasta antes de la elección había sostenido que aún no era el momento de ser gobernado por una mujer. La votación mayoritaria dio un gran revés a tal idea. Hoy, 1 de octubre de 2024, México tiene una mujer presidenta. Qué momento histórico tan relevante. Espero que los analistas fifís estén equivocados. Claudia debe responder no a un hombre, ni a un partido, ni, al final, al proyecto personal de país; ella debe responder al supremo compromiso: el pueblo de México. En el pueblo están los millones y millones que votaron por ella, ahí están las mujeres que han sido violentadas, que, por desgracia, siguen siendo vistas como los personajes de las películas mexicanas de los años sesenta. Posdata: Claudia es una mujer preparada, es una científica, es una mujer con bagaje cultural; es una mujer que conoce México a profundidad y conoce la tradición, la tradición de un país que tiene una riqueza cultural única en el mundo; sabe, asimismo, que nuestra forma de ser tiene defectos históricos que ella debe comenzar a erradicar. La mujer mexicana ya no puede responder a los criterios de machos retrógradas y obcecados. ¡Jamás! Que la nueva ERA comience y que México recupere su grandeza. ¡Tzatz Comitán!