jueves, 20 de marzo de 2008

Cajas fuertes



Hay hombres que tienen memorias prodigiosas. Se habla de memorias visuales o memorias fotográficas. Entre los escritores hay varios casos famosos. Borges tuvo una memoria magnífica, asimismo el caso de Monsiváis es muy conocido. En Comitán, doña Lolita Albores recordaba con intensidad cantos y juegos de su niñez. Son personas que recuerdan sin hacer ningún esfuerzo, como si los hechos volvieran a presentarse en el presente con similar intensidad a la que ocurrió en el pasado. ¿Cómo logran tal prodigio? Tal vez es un don concedido o un método aprendido.
Hay otros a quienes nos resulta muy difícil recordar incluso lo que sucedió minutos antes.
Quienes poseen memorias prodigiosas poseen una herramienta valiosa a la hora de dictar una plática o conferencia. Sus pláticas están llenas de luces debido a la cantidad de elementos que aportan.
Rosario Castellanos cuenta -en uno de sus escritos- la ocasión en que escuchó a Borges en una conferencia dictada en Israel. Rosario recuerda dicha conferencia como una plática llena de citas textuales y de anécdotas.
La plática de doña Lolita Albores, si bien estaba exenta de citas culteranas, era un árbol lleno de anécdotas curiosas y divertidas.