Valeria Valencia fue la primera encargada de la sección "Cultura" del periódico El Heraldo de Chiapas. Hoy aparece en dicho periódico una Arenilla con ella (mis lectores pueden hallarla entrando a "Arenillero" en esta misma página).
Así que el día de hoy le corresponde a Valeria, como si fuera su cumpleaños sin serlo.
Como lo establezco en la Arenilla publicada, a Valeria la conocí hace ya varios años en un Taller de Creación Literaria que coordiné en la Preparatoria Uno, de San Cristóbal de Las Casas. Años despúes me topé con ella en El Heraldo y ya no dejamos que el destino nos hiciera la travesura de "perdernos la pista".
Hoy quiero contar apenas un detalle de Valeria. Ella estaba chambeando muy duro y a gusto en el periódico cuando quedó embarazada. No sé cuánto tiempo le tomó "tomar" una decisión, pero ella un día me llamó a la casa y me dijo que renunciaría a su chamba sólo para dedicarse de tiempo completo, durante un año, a la crianza de su criaturita. En estos tiempos en que hallar trabajo y conservar uno es una de las prioridades que nos impone la vida, ella se atrevió a dejar "todo" para apostar por el verdadero Todo de la vida. Tal vez fue como un estar atenta a las señales de Dios, esas señales en que nos recuerda en dónde está la verdadera esencia y el sentido de la vida.
Ayer vi una foto de su criaturita -Luna Amaril- y entendí que no se equivocó en su decisión. Admiro a las mujeres que apuestan por la vida y que se entregan con humildad y optimismo ante la esperanza de un mundo mejor.