lunes, 10 de marzo de 2008

UN CAMINO

Las sillas y mesas del bar están vacías. Hay muchas botellas en los estantes, pero si alguien se acerca observa que están vacías. Así, dice don Nacho, está mi alma. ¡Voy, voy, dice El Pitirijas, voy, voy, no es pa'tanto mi querido don Nachín! Es que el negocio ya no es como antes, dice don Nacho, mientras con un trapo repasa, una y otra vez, la barra de la cantina. ¿A poco de veras está tan jodida la situación?, pregunta El Piti y saca de la bolsa de su camisa una "chenquita" de cigarro y la prende (la chenca, ¡no la bolsa, no la camisa!).
¿Qué es lo anterior? ¿El principio de un cuento, el principio de una película, de una telenovela de teveazteca o una escena de la vida real?
No sé qué sea, la única certeza es que es ¡un camino!
El lector caminó a mi lado a la hora que comenzó a leer el texto y cuando me detuve el lector también debió hacer una pausa. ¿Qué sigue? ¿Por qué no el lector se convierte en creador y continúa el camino? El lector, ahora mismo, puede tomar el lápiz y seguir la narración (casi casi como esos concursos que se llaman "continúa la historia"), o puede, en el mejor de los casos, comenzar una nueva historia; es decir, abrir un camino.
Así, de esta manera, comienzan todos los caminos. Basta dar el primer paso para bendecir las sendas. ¿Hacia dónde conducen estos caminos? ¡Nadie puede asegurarlo! Hay caminos que conducen al abismo, hay otros que son como un ascenso, y hay otros (estos son los deseados), que inauguran nuevos territorios.
A veces veo el destino de los pueblos, como estos inicios de historias.