martes, 28 de junio de 2016

LOS CONSENTIDOS




Los creyentes que viven cerca del santuario de la Virgen de Lourdes deben sentirse consentidos. Lo mismo sucede con quienes viven cerca de la basílica de la Virgen de Guadalupe, o cerca del santuario de la Virgen de Juquila.
Tengo amigos que año con año, como si fueran a La Meca, viajan a Comitán para postrarse ante la imagen de El Niñito Fundador. Recorren cientos de kilómetros para agradecerle al niño algún favor especial o para pedirle uno, con la fe puesta en las palmas de las manos.
Nosotros, estudiantes de la secundaria del Colegio Mariano N. Ruiz, tuvimos al Niño a un paso, enfrente. Ya desde ese tiempo sabíamos que el niño era milagroso, lo sigue siendo.
En Comitán se sabe que la remodelación última del santuario la realizó un político comiteco. Las lenguas enteradas del pueblo dicen que prometió al santo niño que si le concedía la diputación dignificaría su santuario. Logró la diputación, así que no le quedó más que cumplir con el ofrecimiento, porque se sabe que si el santo cumple lo mismo debe hacer el peticionario, de lo contrario, la mala suerte comienza a invadir su territorio, con la misma facilidad con que el salitre invade las paredes de las casas cercanas al mar.
Cuando nosotros fuimos estudiantes de la secundaria, el santuario del niñito no tenía la traza actual, en la entrada tenía un jardincito con arriates llenos de flores, el sol se acomodaba a gusto, como si fuera el preámbulo para recibir la luz suprema al fondo, donde se encontraba el santo. Actualmente, la nave embovedada perdió luz natural y dejó atrás el gesto provinciano que tenía. A mi sobrina Pau le conté esto que ahora narro acá, me vio y, cuando vio al niño, adentro de un nicho protegido con cristales, me dijo que, tal vez, el Niñito Fundador había sido más feliz antes, porque ahora no tenía dónde jugar. Nada dije.
Fuimos consentidos porque teníamos al niño al lado de nosotros. Cuando era temporada de exámenes la peregrinación era constante. Todos (bueno, menos Carlos Conde y Marcolfo Guillén) hacíamos fila para hincarnos ante el niño, cerrar los ojos, juntar las manos y pedir, con todas nuestras fuerzas, que hiciera el milagro de que pasáramos el examen de inglés. Siempre que andaba en éstas, pensaba que el niño abría los ojos y me decía algo como: “Te concederé el milagro si me lo pedís en inglés”, porque, la verdad, conmigo nunca fue tan milagroso, debe ser porque nunca puse toda mi fe en las palmas de mis manos, siempre que me paraba, pensaba que el milagro no me sería concedido, porque a la hora que la maestra ponía sobre el pupitre las dos hojas con el examen comprobaba que pasar estaba en chino, que era tan complicado como el mismo inglés. A mitad del examen me paraba para preguntar si podía cambiar el verbo que debía usar en las oraciones (parece que el único verbo que sí sabía era el verbo correr, porque me causó gracia que fuera run y lo volví chiste: corro como ron ron y lo traducía a la comiteca: I run like run run). Ella se acomodaba los lentes sobre su nariz y decía que sí, pero que me bajaría dos puntos.
Debo reconocer que si diez veces le pedí al niño que me hiciera el milagro las diez veces me mandó a decir que lo haría siempre y cuando yo se lo pidiera en inglés.
Nunca pregunté a los otros compañeros si el Niñito Fundador había hecho caso a sus peticiones. Lo único que entendí fue que Carlos y Marcolfo sacaban diez en la prueba de inglés y en las demás materias sin haberse hincado nunca ante el niño. ¿A qué santo se encomendaban? Tal vez ellos tenían amistad con alguien más influyente en el cielo, porque jamás padecieron.
Hoy, ya alejado de exámenes, voy al santuario y digo que, en efecto, los creyentes son consentidos porque el Niñito Fundador decidió una tarde vivir entre los comitecos. Me acerco a su nicho y veo al lado muchas figuras con corazones, piernas y manos que dan testimonio de milagros que el niño ha realizado. Pienso: Con qué figura el alumno agradecería un favor concedido, ¿con la imagen de un cerebro? ¿A la fuerza el agradecimiento tendría que ser en inglés?