sábado, 26 de agosto de 2017

CARTA A MARIANA, DONDE SE JUEGA EL JUEGO DEL LIBRO




Querida Mariana: ¿Recordás lo que comentamos la otra tarde que estuvimos en el parque? ¿Lo del juego de los tres objetos? Te dije que imaginaras que estabas en el comedor de tu casa, que acababan de cenar y que lanzabas la siguiente pregunta, a manera de postre, a manera de sobremesa: De estos tres objetos: pelota, libro y botella, ¿cuál es el que aporta más beneficios al ser humano? Como imaginamos que estaban tu novio, tus papás, tu hermano y vos, te pregunté qué pensabas que diría cada uno de ellos. De inmediato respondiste que tu hermano diría el balón, porque le encanta jugar al fútbol; dijiste que tu papá estaría entre la botella y el libro, porque es buen lector, pero como es un conocedor y degustador del vino, podría mencionar la botella, porque es el envase que lo contiene. ¿Tu novio? Él, dijiste, elegiría, sin duda, la botella porque es un enamorado de los objetos que se coleccionan ya que como es diseñador le encantan las formas, materiales y texturas de todos los chunches. ¿Y tu mamá?, te pregunté. Dudaste, dijiste que ella no lee ni tampoco es aficionada al deporte. Al final dijiste que tal vez se decidiera a elegir la botella, no porque sea medio bolencona, sino porque también emplea botellas para sus conservas. Y como tocaba tu turno, casi gritando, emocionada, dijiste: Yo ¡el libro!, ¡el libro! Y me quedaste viendo y, mientras mirábamos a los niños que corrían abriendo los brazos para que las palomas volaran, me dijiste que me tocaba decir, pero un segundo después, indicaste que estaba de más la pregunta, claro que diría lo mismo que vos: ¡el libro! Por supuesto que sí.
Dijiste que el juego podía ser interminable, porque bien se podrían agregar más objetos: autos, casas, celulares, pantallas, juguetes, muñecas inflables, computadoras y mil chunches más. Llegamos a la conclusión que la respuesta, más que considerar el beneficio de la humanidad, estaría señalada, sobre todo, por el interés personal. El compa que es aficionado al cine elegiría una colección de cien devedés, con las mejores películas del cine mundial; pero la muchacha bonita que le encanta el glamour, antes que la colección de películas, elegiría el estuche de maquillaje. Y cada uno tendría la justificación para decir que es el objeto que más beneficios aporta, porque ¿alguien ha pensado lo que sería la humanidad sin los afeites que hacen más bellas a las mujeres? o ¿alguien ha pensado cómo sería el mundo sin el aporte del cine?
Ya el escritor Juan Villoro nos dijo, en un libro, que “Dios es redondo”; es decir, el fútbol soccer ha ayudado a que millones y millones de personas en el mundo encuentren un motivo para justificar la monotonía de la vida. La pelota ha aportado muchos beneficios a la humanidad. Los niños son felices (aunque sea momentáneamente) cuando tienen un balón en las manos o en los pies. De igual manera, si en este momento alguien piensa en la utilidad que han brindado las botellas para el desarrollo de la humanidad puede considerar el privilegio de tenerlas.
Ahora, en mi mesa de trabajo, tengo una pelota que cabe en mi mano. Me la prestó mi jefe, el maestro Hugo, para que haga ejercicios con ella a fin de activar un nervio que andaba provocándome un dolor. De esta historia saco en conclusión que la pelota no sólo sirve para jugar, sino también es un objeto terapéutico. En el canal once, en la televisión, a las cinco y media de la mañana hay un programa de ejercicios donde una maestra utiliza una pelota gigante para hacer estiramientos de cuerpo a fin de mantenerse sana. Las pelotas también las emplean en albercas para flotamiento. En una novela de Andrés Vargas Urrutia, una muchacha bonita emplea una pelota pequeña para provocar sensaciones en el cuerpo de su amado, la pasa por el cuello, baja por el pecho y llega hasta los muslos. El amado, con los ojos cerrados, dice que esa sensación es indescriptible. Le gusta. En un circo de mi infancia, recuerdo con agrado el instante en que un payaso colocó una enorme pelota en el centro de la pista y llamó a una perrita blanca que, con un vestido rojo, hizo maromas. De igual manera, recuerdo con emoción, las tardes en que bajaba al parque de San Sebastián, en la feria de enero, y jugaba a aventar pelotas en un stand que ofrecía alcancías como premio a quien lograra meter tres pelotas en un hueco. Ahora, en las fiestas infantiles, los papás llenan albercas con pelotas para que los niños jueguen ahí, sin el riesgo de mojarse o de ahogarse. ¡Ah, las pelotas! Maricela dice que a ella le encantaba la palabra, porque cuando era adolescente siempre andaba “en pelotas” en su habitación y le gustaba caminar por enfrente de la ventana para provocar a los caminantes que pasaban por su casa.
¿Y las botellas? De igual manera. Pienso qué haría yo sin la botella que contiene el aceite de oliva que viene de España o de Italia. ¡Ah, benditas botellas! ¿Qué harían Pedro y Quique sin las botellas que llevan hasta su mesa los vinos de Chile, de Francia, de Alemania o de Baja California? ¿Qué harían los millones de cheleros sin su caguama de todos los días? Romeo dice que no sabe igual la cerveza en bote que en botella. Él prefiere este último envase.
¿Y el libro? ¿Hay alguien, con sentido común, que se atreviera a negar los beneficios de este objeto cultural maravilloso? Cuando alguien habla de las bondades del libro, siempre recuerda lo que dijo Borges, escritor prodigioso: “El libro es una extensión de la memoria y de la imaginación”. ¡Con ello está dicho todo! Está dicho todo porque el Todo del conocimiento se basa, precisamente, en el asombro contenido en la memoria y en la imaginación. Sin memoria y sin imaginación ¡nada somos! Por eso, el libro es el objeto más simbólico y el que, sin duda, más beneficios nos aporta.
Sí, querida Mariana, así como los de Exa creen en la radio, vos y yo creemos en el libro. El libro es el chunche más prodigioso del universo, porque, sin duda, en el planeta XE$098, a millones de años luz de la tierra, también hay muchachas bonitas que, como vos, disfrutan las historias literarias.
Este lunes, a las seis en punto de la tarde, en el Teatro Junchavín, la Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar presenta el libro “Antología de cuentos”. Dicho libro reúne veintidós textos. Sus autores respondieron a una convocatoria que lanzó la Universidad en las redes sociales. Se invitó a escritores no profesionales. La respuesta fue muy halagüeña. Se recibieron textos de alumnos de nivel secundaria hasta textos de personas mayores. Doña María Estrada Bernal, quien radica en el estado de Tlaxcala, fue fundadora de la Biblioteca del Congreso, en aquel estado. Ella ya es abuela. En el otro extremo hay niños que tienen trece años de edad. La muestra es variopinta. Digno de mención es el hecho de que una autora, Citlali Anahí Heredia Nájera, alumna de bachillerato, viajará de manera especial para la presentación del libro. Ella radica en Monterrey, Nuevo León. Citlali sueña con ser escritora. Bueno, pues ya comenzó. Sin duda que el acercamiento a la gran literatura le permitirá ir abriendo su propio camino.
El libro, querida mía, logra hechizos. La UMNRS ha provocado una serie de emociones en escritores noveles que ven publicado un texto por primera vez o en escritores que van consolidando su vocación.
Estos escritores comparten su pasión. Ya los lectores decidirán cuál texto les gusta y cuál no. Quien muestra su obra creativa se expone a la crítica del lector. Esa es la gran aventura del libro. ¿Por qué algunos libros logran tal éxito que son comprados por millones de lectores? La mercadotecnia actual juega un papel importante. Hay obras que no son valiosas y sin embargo tienen un éxito comercial sin precedente. Pero, hay que decirlo, son obras de temporal. Las obras valiosas por su propuesta literaria no tienen fecha de caducidad.
Debo decir que la UMNRS es una de las pocas universidades particulares del estado de Chiapas que tienen un proyecto editorial. Esta “Antología de cuentos” es el número dos de la propuesta literaria. La universidad, igual que vos y yo, cree en la maravilla de compartir la imaginación y el conocimiento a través de los libros. En estas épocas de libros digitales, el libro impreso aún tiene su encanto. Acá está la muestra. Citlali vendrá a Chiapas a conocer este maravilloso estado (ojalá no se tope con los bloqueos carreteros fastidiosos e insensibles) y estará presente en la presentación de un libro donde aparece un cuento que su talento creó.

Posdata: El libro convoca emociones; el libro toca sentimientos. La gente acude al cine o al teatro para ser “tocado”. De igual manera, los aficionados al fútbol acuden a los estadios para encontrar un sentido a la banalidad de la vida. Los lectores y escritores conforman una cofradía de intelectuales (porque por encima de todo echan a andar el intelecto) que se divierten conociendo historias. En este libro de la UMNRS hay veintidós historias que escribieron escritores noveles, son textos que buscan “tocar” la emoción y la inteligencia de los lectores. Cada lector podrá hallar uno que se identifique.
No lo olvidés. La entrada es libre y será una tarde plena de emociones. Nos vemos en el teatro, el lunes a las seis de la tarde.