lunes, 7 de agosto de 2017

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE APARECE EL CRONISTA DE VENUSTIANO CARRANZA





Quien está en primer plano, quien eleva la vista al cielo comiteco, es Jorge Eduardo Coello Avendaño, cronista de Venustiano Carranza, Chiapas. Los demás son marimbistas, excelentes ejecutantes de la marimba de aquel lugar. ¿El fondo? El fondo es un maravilloso mosaico de papel de china que fue la escenografía del encuentro de marimbas que se realizó en el parque central de Comitán el 4 de agosto, para conmemorar a Santo Domingo de Guzmán. ¿De veras es papel de china? Parece plástico, pero como decimos en Comitán: ¡Da el gatazo!
¿Y qué hace ahí, trepado en el templete, el cronista? ¡Ah, él siempre acude (desde hace cinco años, manifestó) a hacer la presentación de la marimba de su lugar de origen!
La marimba orquesta municipal de Venustiano Carranza estuvo en Comitán en el tradicional encuentro de marimbas y Jorge vino con los ejecutantes.
Este año, lo dijo, tenía un pesar, no obstante cumplió con su encomienda. ¿Por ello miraba hacia el cielo? Él, como persona sensible, sabe que un buen bálsamo es mirar la amplitud del cielo, entrecerrar tantito los ojos, para descubrir que el universo se concentra en ese instante. El universo infinito es inalcanzable, como inalcanzable es el tiempo del ser humano, pero si se apresa un instante, ese instante puede valer toda una eternidad.
Jorge Eduardo, ese día, bebió los cielos azules e infinitos de Comitán y aspiró el aroma de la juncia que adornaba el patio común donde hombres y mujeres bailaron con emoción las canciones que interpretó esa maravillosa marimba. Casi estoy seguro que su pesar fue atenuado por el cielo comiteco que, como si fuera un rayo sutil, bajó su mano y acarició su corazón.
Por ello, Jorge, esa tarde, en reciprocidad, soltó una gran lección. Dijo que los investigadores investigan de más. En los libros de la historia de la marimba se lee que los orígenes de tal instrumento están enredados en el continente africano, dicen que allá nació esta herramienta que sirve para aceitar el espíritu del ser humano. ¡Ah, qué ganas de enredar los hilos! ¡Qué vocación para torcer lo derecho! Ya, tranquilos, dijo Jorge: ¡La marimba nació en Chiapas y su cuna fue Bartolomé de Los Llanos! Lo dijo con tal convicción que nadie dijo algo en contra. Todo mundo aplaudió y cuando los ejecutantes de la marimba comenzaron a tocar, las personas ahí reunidas (cientos de personas) miraron que la música levantó su mano y acarició el cielo de Comitán.
¡Claro! Jorge tiene razón. Ya no le demos más vueltas al armonio, ya no le rasquemos de más al tolochoch, ya no soplemos inútilmente el trombón: ¡La marimba es chiapaneca!
Y si es cierto que nació en alguna región de África, ella vino joven a Chiapas, casi muchachita, hermosa, sensual, niña cachondísima, y decidió quedarse a vivir acá. Se naturalizó chiapaneca y ahora no la cambiamos por nada. Porque todo mundo de acá (y decenas de visitantes) reconocieron que si algo valió la pena en la feria de Comitán fue el tradicional encuentro de marimbas que, desde 2011, se celebra en el mero corazón del pueblo. ¡Ah, cómo lo disfruta la gente! Yo estaba sentado en las gradas del parque y vi cómo los comitecos sonreían, palmeaban, movían los pies, se paraban a bailar y, por ratitos, elevaban la vista y miraban el cielo azul, profundísimo. Ese cielo azul, que es bálsamo para el espíritu. ¿No vino Bronco? ¡No hay bronca! ¿Qué perdimos? ¡Nada! Al contrario, ganamos en buen gusto musical. Vino la marimba orquesta municipal de Venustiano Carranza y esto sí fue un disfrute verdadero.
Sí, Jorge tiene razón: la marimba ¡es chiapaneca! He escuchado marimbistas japoneses, estadounidenses, guatemaltecos y hasta un senegalés. Todos ¡ejecutantes brillantes! Pero el ritmo más contagioso, el más embelequero, es el sonido de la marimba chiapaneca.
Todos los 4 de agosto de cada año hay fiesta en el patio central del pueblo. Lo que del diario es espacio para que la gente camine apresurada para ir a misa, al trabajo, a la escuela, al banco o a la cita amorosa, el cuatro de agosto se convierte en el espacio para que las personas escuchen esos fantásticos sonidos y se paren a bailar.
No conozco África (y como dijera don Teofilito: ¡Ni lo conocerás!), pero estoy seguro que allá no hay un convivio así, donde la marimba preside el acto. Sólo en Chiapas se dan estas manifestaciones. ¿A poco en Sudáfrica existe un parque de la marimba, como sí lo hay en Tuxtla? No lo creo. Por eso digo que Jorge tiene razón, esa tarde nos la vino a decir sin ambages: La marimba es de Chiapas y yo le creo que la cuna estuvo en su pueblo natal: San Bartolomé de Los Llanos, porque, ¡ah!, qué bárbaros, cómo tocan de bonito sus paisanos.
Pero lo que a Jorge le hizo falta decir es que Comitán inventó el grito más sabroso y picante: ¡Cotz para los marimberos! Este grito de batalla sólo confirma el dicho de Jorge: En ningún lugar de África tienen tan sonora exclamación.
Ya no le demos vuelta a la cuerda. Cuando alguien pregunte de dónde es la marimba, sin dudarlo un solo instante, digamos: De Chiapas. Y quien no esté de acuerdo ¡que escuche la marimba de Venustiano Carranza o la de La Trinitaria! ¡Ah, qué maravilla!