sábado, 24 de marzo de 2018

CARTA A MARIANA, QUE ENVÍA HUGO TRUJILLO FRITZ




Querida Mariana: Hugo envió una carta para vos. Es la tercera que te envía. El motivo se explica por sí mismo. Ya vos sabrás qué pensar y qué decir. La carta va con posdata y toda la cosa.
Cuando Hugo te envió la primera carta me dijiste que te sentías halagada. ¡Cómo no! Pienso que sos una muchacha comiteca privilegiada, porque en estos tiempos muy pocas personas reciben cartas extensas. La mayoría está acostumbrada a recibir tuits y whats; es decir, mensajes breves. El otro día oí que un par de muchachos (él y ella) bromeaban: “¿Me prestás tu tuit?” “Sí, pero si le ponés globito al Whats”. Después que reflexioné tantito le encontré el sentido. Reí. Estaban jugando con el lenguaje.
Cuando recibiste la segunda carta de Hugo me dijiste que no cabías en tu calzón y me pediste que te dijera quién era Hugo y por qué te enviaba cartas. ¿Quién es Hugo? Te conté que yo lo conocí en la preparatoria, él iba uno o dos años después que yo. Lo conocí como un chavo de ideas libertarias (lo sigue siendo) y que participó en el grupo juvenil que impulsó el padre Joel Padrón, un grupo que, entre otras cosas, creó un conjunto de música moderna que tocaba a la hora de la misa. Has de imaginar que eso fue un instante revolucionario sin par. Los fieles acostumbrados a que el padre nuestro se cantara con el acompañamiento de órgano o de guitarras acústicas, una mañana de domingo se fue para atrás cuando vio, junto al altar, a los chavos con melena, y escuchó el padre nuestro en un ritmo roquero de batería y guitarras eléctricas.
Nunca tuve mayor relación con él. Hugo tenía su grupo de cuates y yo tenía los míos. No coincidíamos porque él fue un chavo avispado y yo fui más bien tímido, casi apocado. Yo no dejaba de admirar la intrepidez de Hugo y de sus amigos. ¿Puedo decir que él era un chavo de ideas radicales y yo un chavo de ideas moderadas?
¿Por qué Hugo te escribía? Dije que no sabía. En lo interno, a mí (igual que a vos) me daba gusto saber que Hugo te escribía, porque era un reconocimiento a tu calidad de personaje público; es decir, mucha gente no te conoce físicamente, pero te conoce a través de las cartas que te envío. El día que, en el Museo de la Ciudad, hubo un reconocimiento a la trayectoria de las ARENILLAS, vos (en el mensaje grabado que enviaste) dijiste que no estarías presente porque “todos los reflectores estarían sobre vos”. Hoy, de nuevo, los reflectores se apagan en mi escenario y brillan para el escenario donde están Hugo y vos. Muchas mujeres en el mundo han trascendido porque, en su momento, recibieron cartas de personajes importantes. Hugo Trujillo Fritz es un personaje comiteco de relevancia. Desde los años setenta ha sido combativo y audaz. Imagino que su cuarto de juventud tenía carteles del Che y en su librero no faltaba “El capital”, de Marx.
Ahora no escribiré posdata. La carta y la posdata son de Hugo. Ya me contarás qué te pareció esta tercera carta y cuál será tu respuesta a lo que acá Hugo te dice. Adiós, niña.

Hola Mariana:
Ha pasado mucho tiempo desde que te escribí la última vez. Estimada Mariana, no sabes cuánto lamento no haber podido escribirte antes, pero andaba muy ocupado; bueno, ya sé, esto es lo que siempre se dice, pero en realidad, uno se da su tiempo para todo; claro, cuando uno en verdad tiene deseo de comunicarse con alguien, por lo que no hay pretexto que valga ante tal descuido y desatención para tan distinguida dama. Espero tengas en cuenta que he estado pendiente de las cartas que te envía el amigo Alejandro y es por esta razón que ahora te escribo.
He estado pensando y releyendo algunas de las cartas que recibes de Alex y ahora caigo en la cuenta que nunca he leído una respuesta tuya para nuestro estimado Molinari, no he encontrado nada y te diré, en verdad, me eché un clavado en el mundo de las Arenillas para encontrar algún rastro de algún pensamiento tuyo hacia él o algo que tú le cuentes y no hallé nada.
Entonces me pregunté: ¿Qué pasa? ¿Por qué Mariana nunca ha escrito nada, ni siquiera una respuesta, a tan insistente escritor? No puede ser, hay algo que anda muy mal. ¡No! Nada mal anda por ahí, lo que pasa -me contesté- es que tú, Mariana, tienes el privilegio de pasear con nuestro amigo, por esas calles de bajadas y subidas de Comitán. Imagino que platican intensamente, de todo, en esos momentos solos (a menos que también los acompañe la amiga Paty, su Paty de Alejandro, por cierto, una buena amiga). Deben pasear comiendo ricas paletas de Chimbo o de Nanche, recorriendo la ciudad y desde luego criticando a los que pasan o los letreros que ven y riéndose a todas sus anchas. ¡Qué dichosos son ustedes!, me dije.
Pero, también se me vino a la cabeza: “A mí, Mariana tampoco me ha contestado”. ¡Claro!, yo no merezco una respuesta a las dos misivas que te he enviado; pero, a los cientos de cartas que te ha enviado el paisano, no puede ser más que una falta de respeto, diría mi abuelita. Ahí fue cuando caí en la cuenta. Recuerdo que mi abuelita me decía: “Qué ingrato sos, te escribo y vos nunca me contestás”. Ella siempre me escribía cuando yo estudiaba en la Ciudad de México, y yo sólo una vez le contesté. Ella me decía que no sabía escribir, pero siempre hacia el esfuerzo de hacerlo. Antes, escribir cartas era una manera de comunicarnos con los seres que extrañábamos, era una forma de decirles a ellos que los recordábamos. Ahora ya no es como antes; ahora, las cartas pasaron de moda, ahora existen el whatsap, el Facebook o los mensajes en el celular. Sin embargo, pienso que debemos escribir cartas y más tú, Mariana, que tienes muchas que te han mandado y no has tenido la delicadeza de contestar ¡una sola! Claro, me dirás, no has contestado, porque no sabes escribir tan bonito como el que te manda esas hermosas cartas, relatando cada suceso o acontecimiento que pasa en nuestro bello Comitán; pero ¡eso se resuelve!
La propuesta es que, un día que vayas a pasear con la pareja Molinari-Alcázar, por el rumbo de las Siete Esquinas, o por el bulevar, o subiendo por la tercera calle, le digas a Molinari que el tal Hugo te lanzó un reto. Dile: “Hugo dice que yo te escriba, pero como no sé escribir como tú te mereces, me propuso que te platique lo que te escribiría y tomas apuntes y luego, lo que yo te diga, me lo escribes en una carta; es decir, me escribes una carta que cuente la carta que te estoy dictando”.
Recuerda, Mariana, que nuestro escribano es hábil y gran conocedor de las letras. La carta que le dictes, la retomará en una de las cartas que te escribirá. ¡Qué loco, no! Jajajajaja. Pero, bueno, hagamos ese intento.
Si no tienes tema, te sugiero uno: A miles de lectores de cartas, que Alejandro te envía, los tienes en un gran misterio, tratando de descubrir quién eres, cómo eres, si eres delgada, gordita, rubia o morena. Como comiteco te puedo decir que eso se preguntan, porque somos bien criticones y nos encanta el chisme; pero, dejemos a un lado eso, y cuéntanos mejor sobre tus gustos, sobre tus sentimientos, qué novelista y qué novela te gusta, qué lees; cuéntanos sobre la película que te gusta o la canción que te enloquece y te hace bailar; cuéntanos sobre lo que piensas de estas absurdas campañas electorales, en fin, cualquier tema es bueno, lo que importa es que tú contestes una carta, de esa manera sabremos más de ti para que no nos tengas con ese misterio que ronda tu nombre.
Te propongo esto, porque es muy gacho que Alejandro -diría García Márquez- “No tiene quien le escriba; aunque sabemos que eso no es cierto, Molinari tiene mucha gente que le escribe, pero ahora el reto es que él mismo escriba la carta que tú le dictes, para que luego te la mande en una carta de esas que cada semana te envía.
Bueno me despido de ti, no sin antes decirte que, aunque no lo creas, tengo una carta que te iba enviar, pero me arrepentí, dado que soy un poco agudo e insistentemente toco los temas que son polémicos, desde luego temas políticos, como es el caso de la inconclusa obra de la Planta de Aguas Residuales de Comitán, donde se ha invertido mucho dinero y ¡nada que termina! Decidí no enviarla, hasta que vea, con mis propios ojos, cómo va la obra. Estando allá te la mando, mientras tanto recibe un fuerte abrazo y espero pronto poder conocerte, aunque sea por estas líneas.
Tu amigo Hugo Trujillo Fritz
P.D. Ojalá podamos saludarnos esta Semana Santa, allá donde quedó mi mushuc.