jueves, 22 de marzo de 2018

PARQUE DEGRADADO




¡No! No digan que es un grupo de amigas que se reunió para leer la Biblia. La fotografía fue tomada en el parque de San Sebastián, casi frente al templo católico. La fotografía tiene su encanto porque fue tomada desde un auto, a través del espejo lateral. Es una fotografía inusual de un hecho, por desgracia, ya muy común. Sí, la “Quintilla de Reinas del Parque de San Sebastián” se dedica a ejercer el oficio más antiguo del mundo. ¿Cuidadoras de un rebaño de dinosaurios? ¡No! La voz popular dice que el oficio más antiguo del mundo es la prostitución.
Este pasillo del parque de “La Corregidora” (¡Padre mío!) ya lo convirtieron en su oficina. Ahí atienden las solicitudes carnales.
¿Es correcto? ¡No! Es decir, si hablamos del oficio más antiguo del mundo hablamos de un oficio necesario. Ese no es el problema, el problema es cambiar las vocaciones a los espacios públicos y privados. El problema es que los parques no están concebidos como burdeles. ¡No! Acá, el problema es que este oficio atrae otros oficios ilícitos. Es como si en un restaurante de categoría, alguien dejara un trozo de carne podrida, al rato aparecerán los ratones y las cucarachas. La presencia de estas mujeres atrae a cucarachas en el parque de “La corregidora” (En Comitán, lo sabemos, hay una ironía fina y rápido le buscan el chiste fácil. La presencia de estas mujeres ha hecho que ya muchos comitecos al parque le llamen el parque de “La correcogedora”. Es un chiste, un mal chiste, pero da una clara idea de que el espacio se está degradando. Lo que pretendió ser un homenaje a una mujer de ideas libertarias se ha convertido en un espacio que la denigra). ¿Por qué la autoridad no hace algo para evitar esta degradación social? En muchas ocasiones, varios usuarios de las redes sociales han denunciado este hecho, porque las prostitutas y los teporochos (¡Ay, Señor, de qué se trata!) se han adueñado de este espacio público y se pasean como si fueran mujeres y hombres que pasean tranquilamente como los demás visitantes del parque, visitantes, estos últimos, que ven opacada su tranquilidad cuando algún teporocho se acerca a pedir monedas para comprar la botella de alcohol o una de estas mujeres se atreve a ofrecer un rato de placer a cambio de algunas monedas. Porque (es muy obvio) estas mujeres son de tarifa bara bara bara bara…
Es un peligro social, porque (como ya se enunció) la degradación de espacios es una epidemia que se extiende poco a poco. En el parque central sucede un fenómeno similar (en el central casi no hay teporochos, pero sí hay prostitutas y, un día, fue aprehendido un vendedor de yerbita).
En el sexenio federal anterior hubo un proyecto llamado “Rescate de espacios públicos”, que tenía la pretensión de adecentar los espacios que estaban abandonados. Acá, en el pueblo, por desgracia, se está haciendo lo contrario: Los pocos espacios familiares se están abandonando y ello propicia esta paulatina afrenta a las normas de convivencia. El programa de “Rescate de espacios públicos” tenía cercanía con aquella famosa Teoría de los Cristales Rotos, que demuestra que un espacio sucio y maltrecho propicia la delincuencia. Comitán, ¡qué pena!, va perdiendo sus espacios decentes. En la esquina de la casa de mi tía María tiene más de un mes que se fundió la lámpara y, como dijeran los clásicos, esta es la hora que no arreglan el desperfecto. Muchas calles del pueblo están sumidas en la oscuridad total, hecho que, sin darle mucha vuelta a la famosa teoría, provoca inseguridad y fomenta la delincuencia.
El que a plena luz, la prostitución prolifere en espacios públicos es una vergüenza. Y no se vale emplear el argumento muy sobado de que estas pobres mujeres necesitan ingresos para su subsistencia. Ya se dijo que es un oficio necesario, pero, por eso, en todas las ciudades del mundo, existen zonas rojas (acá se llama zona rosa, en un absurdo eufemismo, ya que el color rojo sí está de acuerdo al oficio, mientras que el rosa, por ejemplo, es símbolo de la lucha contra el cáncer de mama). El problema acá presentado es la presencia de prostitutas en un espacio que no es un burdel; el problema es la vocación de espacios; es la insolente apropiación de lugares públicos para prácticas privadas.
La imagen presentada es cosa de todos los días. ¿Qué espera la autoridad municipal para rescatar este espacio público?