sábado, 24 de noviembre de 2018

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA CÓMO AMÍN Y YO SOMOS PERSONAJES LITERARIOS




Querida Mariana: A ver, nos pongamos de acuerdo. Esta fotografía está alterada. Algún sinquehacer la hizo meme. Meme, qué palabra tan bonita. No sé de dónde procede. En mi infancia, después de tomar el vaso de leche tibia y comer una tostada con nata, iba a desearle buena noche a mi papá, quien estaba sentado en una silla de mimbre, escuchando música en la sala, y él, al darme mi beso, me decía: “A hacer la meme, mi hijito”. Y ahora resulta que muchos años después, el que hizo el meme fue otro (porque estoy casi seguro que fue hombre. ¡Ah, hombre sinquehacer!)
La fotografía nos la tomó Isabel, la esposa de Amín. Nosotros, porque habíamos recibido un diploma que nos nombra como “Héroes sin capa”, y que nos otorgó, junto a veinte o más compas, la Dirección de Prevención al Delito, del ayuntamiento comiteco, estamos chentos (orgullosos). Y ahora resulta que alguien editó la fotografía. A mí me puso un bombín de mago y agregó dos nombres: Gandalf y Bilbo Bolson. Dos nombres que ustedes los jóvenes reconocen de inmediato, pero que a mí me costó trabajo identificar. Al principio, viejo ya, leí Gandaya y Bilboard. Vos sabés que Bilboard es una revista que hace la relación de las cien mejores canciones. ¿Gandaya? Bueno, según el diccionario de la Real es “redecilla del pelo”, en una segunda acepción. Vi de nuevo la foto y pensé que por eso el compa “memeador” me había puesto un sombrero en la cabeza, para que no se me cayera el pelo (que cae ya como agua de la Cascada El Chiflón). ¡Ah!, pensé, que simpático meme. Corrí a mostrárselo a mi Paty (el meme) y ella se botó de la risa, como estaba sentada en el borde de la cama, se hizo para atrás y tuvo que agarrarse el estómago con ambas manos, por la risa. La perrita (Pigosa), que también estaba sobre la cama, se emocionó, comenzó a dar vueltas y vueltas y luego comenzó a lamer la cara de Paty. Yo reí también, igual que ellos estaba contento. Cuando cesó la risa, Paty se incorporó y me dijo que sí, que yo tenía parecido a Gandalf. Yo rectifiqué, dije gandaya. Ella dijo que no, tomó su celular, buscó algo y me enseñó la pantalla, ahí estaba un viejo con el nombre de Gandalf. “Éste sos vos”, dijo Paty, sonrió y continúo bordando la muñeca que hace ahora. Volví a ver la pantalla de mi celular y ahora sí leí los nombres sin equivocación: Gandalf y Bilbo Bolson, entonces corrí a la computadora y busqué quiénes eran los fulanos. Ambos son personajes literarios creados por el famosísimo escritor británico J. R. R. Tolkien. No, perdón, Mariana, no he leído “El señor de los anillos”, ni he visto la película. Por esto no sabía quiénes eran tales personajes. Bueno, ahora lo sé, Amín y yo somos la reencarnación comiteca de Gandalf y Bilbo. Pucha, sólo falta que a partir de ahora nos traben este apodo. Ya mirás cómo son los comitecos. Lo bueno, es que ni Amín ni yo hacemos caso a los dichos. Amín me dijo el otro día que es figura pública, por lo tanto está expuesto a que la gente diga lo que quiera de él. ¿El lodo? Como dijera Rosario Castellanos “Nada, en fin, que un buen baño no borre”. Hace muchos años dibujaba una serie de caricaturas con un personaje central que se llamaba Don Piedra, bueno, pues en pleno 2018 todavía José Antonio me encuentra en la calle y me grita: “Don Piedra”. ¿Me ofende? ¡Al contrario, me halaga! ¿Imaginás qué honor que reconozca mi obra?
Cuando me cayó el veinte de lo que había hecho el memeador (dije, memeador y no lo que interpretaste) pensé de inmediato en que la literatura mundial tiene muchas parejas famosas: Basta mencionar acá a dos: El detective inglés Sherlock Holmes y su ayudante Watson; y el español don Quijote y su fiel escudero Sancho. Por cierto, el otro día, Ramiro me dijo que todo mundo dice que el detective inglés decía a cada rato: “Elemental, querido Watson”, y dice Ramiro que todo mundo está equivocado, porque el autor jamás puso tales palabras en la boca de Holmes; y luego mencionó que todo mundo repite: “Ladran los perros, Sancho, señal de que avanzamos”, y Ramiro jura y perjura que Cervantes jamás escribió tal cosa. Bueno, pensé, son memes literarios que se han hecho tan famosos como famosos fueron los personajes que aparecen en esas novelas; como famosos son Gandalf y Bilbo; como famosos somos ahora Amín y yo, gracias al memeador sinquehacer.
Bueno, pero a todo esto, quiénes son Gandalf y Bilbo. Busqué de nuevo en el Internet y hallé que Gandalf (es decir ¡yo!) es uno de los magos más famosos de la literatura mundial. Pucha, en este instante me sentí muy orgulloso. Pensé de inmediato en otro de los grandes magos del mundo de la ficción: El mago Merlín, aquel maravilloso personaje que al final de la historia terminó siendo una especie de consejero del Rey Arturo. ¿Mirás? ¡Nadita! Ser comparado con un mago es un privilegio, es como decir que uno es capaz de realizar prodigios.
¿Qué más? Gandalf es un mago y un anciano. Bueno, bueno, debo reconocer que ya estoy en el territorio de los viejos, porque, como decimos en Comitán, ya estoy andando en los sesenta y dos. ¡Sesenta y dos!, pucha, ya me hice viejo, tan viejo como el famoso Gandalf.
¿Y Bilbo? (Es decir, Amín). De nuevo entré al Internet. Ahí hallé que Bilbo es un hobbit y los hobbits son gente pequeña. ¡Sí, sí! Amín es de talla física pequeña, pero brillante en su pensamiento y en su creación. Cuando él vea este meme hecho por el tal memeador se sentirá chento y brincará (no muy alto) porque él es hijo, ¿sabés de quién?, del maestro Víctor, que acá en Comitán todo mundo le dijo: “Maestro chaparrito” y que él, sabio después de todo, recibió con el mismo afecto con que el pueblo lo reconoció, porque igual que su hijo Amín, el maestro chaparrito era corto de talla física, pero era de una inteligencia sorprendente, era un matemático excelso. ¿Y qué más? El hobbit tiende a ser de vientre pronunciado. ¡Sí, sí! Amín es panzudito.
Bueno, pensé, después de todo, el memeador nos hace un gran elogio. Nos compara con una pareja sublime de la literatura y del cine mundial. A mí me dice que soy un mago y a Amín le dice que es un hombre armonioso, porque los hobbits han tenido la capacidad de formar una sociedad donde todos viven en armonía. El memeador nos colocó a la altura de las grandes parejas de personajes que han hecho la delicia de millones de lectores en todo el mundo. Amín (Bilbo comiteco) es un responsable cronista y un dedicado investigador que ha obsequiado a la comunidad una serie de libros que ayudan a comprender nuestra identidad. ¿Yo? Pues a diario escribo y comparto Arenillas, que van también en el mismo sentido: apuntalar la identidad comiteca, y ensanchar el mundo de la imaginación, el mismo mundo del que nacieron Gandalf y Bilbo, del que nacieron Sherlock Holmes y Watson; del mismo mundo del que proceden El Quijote y Sancho.
Sí, el memeador nos regaló una bellísima imagen. El sinquehacer dedicó tiempo a elaborar el meme que nos halaga. Pensé que bien pudimos también ser Holmes y Watson o el Quijote y Sancho. Si fuésemos los primeros Amín sería más Holmes que yo, porque él es quien investiga y descubre los misterios, él es quien anda con la lupa desentrañando los secretos de la historia local; si fuésemos los segundos, yo bien podría ser el Quijote, porque algo de su hermosa locura fecunda en mí. Pero ¡no! Somos Gandalf y Bilbo. Él por chaparrito y yo por anciano. Sí, eso somos. En esta imagen jugamos a ser seres venidos de otro mundo, un mundo que no es tan plano como es el mundo real.
Cuando me tope con José Antonio en el parque o en el café (donde permanece casi todo el día) le diré que ya no soy Don Piedra, ahora (e hincharé el pecho como guajolote) diré que soy Gandalf. Ni gandaya ni bilboard, Amín es Bilbo y yo soy Gandalf. Somos personajes maravillosos de la literatura mundial. Ah, qué elogio tan grande nos hizo el memeador.

Posdata: ¿Qué puedo decir en mi nombre y en nombre de Amín? En nombre de Amín decir que es un gran hijo del Maestro Chaparrito, y en mi nombre decir que soy un orgulloso hijo de mi papá, quien también fue chaparrito. Venimos de padres pequeños, en altura física, pero enormes en humildad.
El memeador nos hizo un gran elogio. Nos comparó con grandes personajes literarios; nos metió en un mundo de ficción fascinante; y permitió que, ahora mismo, pueda decir que Comitán también tiene mucho de Gandalf y de Bilbo, porque nuestro pueblo tiene magia, a pesar de que es pequeño en su extensión geográfica y en su población, y es inmensamente grande en su tradición cultural, incluso en la de poner apodos y, ahora, en estos tiempos tecnológicos, hacer memes simpáticos. Que Dios siga prodigando ingenio a los sinquehacer comitecos, que se pasan el día viendo a qué honra joder.