martes, 29 de enero de 2019

CARTA A MARIANA, CON UN BAR DIFERENTE EN COMITÁN




Querida Mariana: Mi ahijado Javier inauguró un bar en Comitán. Hace apenas varios días también fue inaugurada la cantina Don Julio. Y digo esto, porque con el papá de Javier recorrí decenas de bares y cantinas en mi juventud. Hace apenas dos días subí una fotografía de perfil en la que estamos mi compadre Javier y yo, estamos en el parque central, abrazados, como abrazados caminamos muchas veces por las calles de Comitán cuando salíamos de los bares o cantinas y “nos pegaba” el aire; en realidad lo que nos pegaba era el manotazo brutal de la cerveza consumida en cantidades más que generosas.
Ahora, el hijo de Javier inauguró un bar. ¿Quién iba a pensar en nuestra juventud que su hijo, mi ahijado, se dedicaría a atender un bar?
Vos sabés que ya no bebo alcohol. Como dice un famoso texto y que se declama en fiestas de fin de cursos escolares, “Ya no tomo trago aunque me lleven los pingos”. Bueno, no lo sé, en cualquier momento uno derrapa, pero cuando menos por hoy, sólo por hoy, como dicen los alcohólicos anónimos, no le entraré al chupirul. Ya son más de quince años en los que sólo bebo agua, sólo jugos, sólo té; quince años en que opté por una vida más sana. Bueno, esto pienso yo.
Por eso, ayer que pasé por el local que inauguró mi ahijado, me sorprendí cuando me llamó y me dijo: “Este bar es para vos, padrino”. Estaba a punto de decirle que no, que no era para mí, cuando él agregó: “Es un bar de jugos”. ¡A ver, a ver, a ver! ¡Ah, pues, estamos chupando tranquilos! Sí, de eso se trata, me dijo: de beber tranquilos, en un lugar tranquilo y agradable. ¡Un bar de jugos! Sí, jugos sí puedo beber. Hubo un tiempo en que me preparaba un jugo con betabel, apio, piña y naranja. Era una revoltura muy sana y muy sabrosa.
¿Y por qué un bar de jugos?, le pregunté a Javier y su respuesta hubiese dejado muy orgulloso a su papá. En su respuesta entendí que Comitán es una ciudad de más de cien mil habitantes (Uf, cuando su papá y yo bebíamos cervezas en La Jungla o en el Camechín, cantinas de moda, Comitán tenía menos habitantes, muchos menos), por lo tanto, Comitán merece opciones diversas. Como siempre he dicho, no está mal que los comitecos, ahora, coman hamburguesas, no, no está mal, pero jamás, jamás, debemos dejar de comer los panes compuestos. Ahora, gracias a mi ahijado Javier, puedo decir que no está mal que exista la novedosa cantina don Julio, lugar en el que los jóvenes y no tan jóvenes acuden a beber bebidas alcohólicas. ¡No, no está mal! Pero lo que nunca debe faltar es la opción de servicio que Javier acaba de inaugurar y que ofrece a esta comunidad: Un bar de jugos, un lugar en el que se puede comer y beber y convivir ¡de manera sana! Una ciudad como la nuestra merece diversas opciones, para que la gente pueda optar por un bar de cervezas o por un bar de jugos.
No está mal que los comitecos sigan comiendo tacos de carnitas, ¡ah, tan sabrosos que son los taquitos de la taquería Zinapecuaro! ¡Qué sabrosos los tacos de taquería Carmelita, que está en la esquina de la Matías de Córdova! Pero, no todo mundo anda detrás de los gorditos y de las grasitas. ¡No! En una ciudad de más de cien mil habitantes, ¡cien mil!, hay muchas personas que cuidan su alimentación. Para éstos, para quienes buscan opciones saludables, mi ahijado Javier abrió su ¡bar de jugos! Sí, Javier tiene razón, su local está hecho para mí y para cientos de personas, miles, que beben jugos en lugar de cervecitas. El local es más que agradable, más que cercano al centro de Comitán, está justo en la cúspide de la subida de San Sebastián, en la calle que va con rumbo al templo de Santo Domingo, nuestro santo patrón. Es un espacio para convivir, para charlar, para disfrutar la vida, sin necesidad de agregar alcohol a la bebida.
Mi compadre Javier aún bebe sus tragos. Tal vez lo sorprenda un día de éstos invitándolo a beber un Mojito, como si estuviésemos en la vieja Habana lo llevaré al bar de jugos de su hijo y lo invitaré a probar un Mojito, que es un jugo hecho con yerbabuena, naranja, limón y miel. ¿Mirás qué maravilla? ¡Ah, se antoja! Sí, mi ahijado Javier tiene razón, este bar está hecho para mí y para miles de comitecos que han optado por una alimentación más sana, menos artificial, más cercana a los orígenes de la sabiduría ancestral. La carta dice que todos los platillos son preparados al momento “con ingredientes frescos y naturales”. ¿Mirás qué bendición?
Posdata: Comitán, así lo pensó Javier al inaugurar su local, es una ciudad de más de cien mil habitantes que merece tener un bar de jugos. Está bien que existan los demás bares, está bien. Hay cientos de bares en donde se consume la grasita y el traguito. En su empresa, ALMA VERDE, ofrece jugos, ensaladas, baguettes, bowls (que saber qué será) y muchas delicias saludables más. Cuando tengás antojo de comer sano, date una vueltita por el local de Javier. Cuando escuché el nombre de ALMA VERDE pensé en Gandhi (en el personaje hindú y en la librería), pensé que Gandhi, ALMA GRANDE, le hace bien a nuestra historia mundial, pensé que ALMA VERDE le hace bien a Comitán y a cientos de comitecos que acudirán a comer y a beber en un nuevo concepto de bar. ¡Brindo con mi compadre, con un mojito, por el éxito de la empresa de su hijo Javier! ¡Salud, por siempre, para siempre!