jueves, 15 de julio de 2021

CARTA A MARIANA, CON EL SUEÑO QUE SE VUELVE PESADILLA

Querida Mariana: todos soñamos. Algunos recuerdan sus sueños con precisión, otros no los recuerdan y juran que ellos no sueñan. Los científicos aseguran que todos los seres humanos sueñan. Un día, hace como tres o cuatro años, me confundí. Víctor me preguntó: ¿Qué soñaste? Pensé que él me preguntaba acerca de mi sueño de adolescente y dije que soñaba con ser actor. Luego me di cuenta que él me preguntaba acerca de mi sueño de la noche anterior. Es que la palabra sueño se emplea para designar algún deseo o para nombrar a la actividad mental a la hora que dormimos. Nunca los sueños que tenemos en la vigilia corresponden a los sueños a la hora de dormir. Los sueños que corresponden a nuestros deseos tienen cierta coherencia; en cambio, los sueños a la hora de dormir son totalmente independientes, son como chuchos que no ladran, pero que, a veces, sí muerden. Muchos de los sueños que corresponden a nuestros deseos se topan con un muro y no se concretan, muchos se van al vacío, se ahogan. Benditos aquellos que consiguen sus sueños. Yo no alcancé mi sueño de ser actor. Bendita la Arcelia Ramírez, quien, en el Festival de Cannes, hace apenas algunos días, fue ovacionada por su actuación en la película “La civil”. Dicen que la ovación tardó ocho minutos. ¡Uf! Qué prodigio. Sé que uno de tus sueños es el dedicarte al cine. Te estás preparando para ello. Eso me da mucho gusto. No querés ser actriz. Tu sueño es dirigir películas. Ahora, ya no es tan complicado como antes. He visto cortometrajes realizados con un celular. Eso es fantástico. Celebro tu sueño y brindo por él. Primero Dios sé que lo realizarás, porque quienes te conocen saben que sos como la cerveza Victoria, que es el sabor chingón de México; vos serás: Mariana, la realizadora chingona de México. Varios de los sueños que asoman a la hora de dormir se desbocan y a veces se convierten en pesadillas. No sé si vos has tenido pesadillas. Son horribles. A la hora que uno se duerme el perrito french poodle se convierte en un doberman furioso, rabioso, y lanza su baba mientras el durmiente está indemne, desprotegido. ¿Qué mecanismo mental activa el botón de las pesadillas? No sabemos. El sueño es un enigma. Sólo sabemos de su existencia nebulosa. Recuerdo un sueño que se convirtió en pesadilla y sólo halló salida a la hora que desperté casi a punto del llanto. ¿Cuántos años tenía? Diez u once. La noche anterior fue como cualquier noche, entré al baño, me lavé los dientes, me puse el pijama, recé, escuché radio Nederland en un radio de onda corta que tenía y apagué la luz para invocar el sueño. Nunca supe que en ese momento lo que aparecía en la ventana de mi mente era la pesadilla y no el sueño. Al despertar, con el corazón tamborileando a velocidad superior a 300 kilómetros por hora y las sábanas llenas de sudor, recordé lo que no quería recordar: mi mamá me pidió un suéter, entré a su recámara, pero al caminar mis pies se hundían en un terreno lodoso, como pude me acerqué al ropero, lo abrí y busqué el suéter solicitado, con mi mano derecha hice a un lado las blusas y los sacos colgados en ganchos, de pronto (ya mirás cómo son los sueños), los ganchos estaban fríos y de ahí colgaban cadáveres de perros congelados, me hice para atrás y como si el closet fuera una cueva comenzó a salir un ejército furioso de murciélagos, cientos de éstos aleteaban sobre mi cara y yo me hacía para atrás, pero miraba que mis pies ya no tenían soporte, mi cuerpo caía al vacío. En ese momento desperté. Posdata: el poeta Calderón de La Barca nos regaló una lúcida contradicción cuando dijo: “…que toda la vida es sueño, y los sueños sueños son…” ¿Toda la vida es sueño? No. Si hacemos un intento de retruécano diríamos que todo sueño es vida. Y esto no es así. Hay sueños que consumen la vida. Sueños donde aparecen murciélagos que chupan la sangre del sosiego. Vos, ¿qué soñás? ¿Has tenido pesadillas? Romeo bromeaba. ¿Pesadillas? No, quesadillas sí, todas las noches.