lunes, 26 de julio de 2021

CARTA A MARIANA, CON UNA PARED PRODIGIOSA

Querida Mariana: las paredes son sensacionales. Te mando foto de una pared comiteca, bien comiteca. ¿Por qué digo que las paredes son sensacionales? Porque son parte del hogar, protegen, pero, a la vez, permiten puertas y ventanas. Esto no es poca cosa. Pero, las paredes son mucho más. Las paredes dejan que los museógrafos cuelguen pinturas sobre ellas. Pensá tantito en las paredes del Museo de Arte Moderno, de la Ciudad de México. Una vez, en los años setenta, fui al museo y vi un cuadro de Dalí y otro cuadro de Remedios Varo. ¿Lo imaginás? Obras de espléndidos surrealistas estuvieron aleteando sobre mi mirada. Y ahora, te mando una pared luminosa. Es una pared del interior de SABORES DE COMITÁN, en el tradicional barrio de San Sebastián, donde preparan los antojitos que hacen inolvidable a este pueblo mágico. Todo acá es de gusto exquisito, el sabor de los antojitos y el ambiente. ¿Ya viste qué pared tan coqueta, tan de buen gusto? Encima del logotipo de SABORES DE COMITÁN, está una enredadera pintada, al lado de una espléndida fotografía que muestra cómo era el Comitán de los años sesenta. ¿Ya identificaste el lugar? Sí, es el templo de Santo Domingo, el que está frente al parque central. En ese tiempo había un grupo de árboles, la calle era empedrada y aún estaba la que luego fue llamada Manzana de la Discordia y que fue derruida en 1979, para ampliar el parque y dejarlo como está actualmente. La enredadera se abre en forma discreta, pero armoniosa. Las hojas son sencillas, se mueven al ritmo que imprime el aire afectuoso de Comitán. ¿Y ya viste el farol, cuya silueta está pintada en negro? El farolito oscuro que parece iluminar a todo ese espacio. Y luego, una lámpara que deja caer su vestido lleno de luz sobre dos cuadros que enmarcan… que enmarcan… ¿qué creés? ¡Sí! ¡Atinaste! Son dos páginas de nuestra revista ARENILLA, donde aparece un reportaje que la empresa nos honró para transmitir su mensaje. Recordé las paredes de las salas de muchas casas tradicionales de Comitán donde colgaban cuadros con fotografías familiares, con momentos trascendentes de la historia íntima. Los amigos y familiares que entraban a las casas podían ver esos testimonios. Eso era un signo de altísima confianza, porque sus miradas recibían ese hilo afectuoso. Lo íntimo sólo se comparte con verdaderos amigos y familiares cercanos. Esto es lo que hace SABORES DE COMITÁN, permite que los amigos que llegan a disfrutar los antojitos comitecos se acerquen al conocimiento de este pueblo mágico, a través de una espléndida fotografía en blanco y negro y de un reportaje a todo color. Un poco de lo mejor de Comitán expuesto en medios que, a la vez, son parte de lo mejor de Comitán. Por eso, en Arenilla decimos que los mejores están con nosotros, porque somos parte del grupo de los mejores. Y quienes acuden a SABORES DE COMITÁN, también son parte de lo mejor. ¡Ya somos parte de una pared luminosa! Nuestro trabajo se expone al lado del corazón de Comitán, somos parte de la savia que alimenta este enorme árbol que tanto nos enorgullece. Los comitecos tenemos una palabra para expresar el placer por ser de esta tierra: chentería. Nos sentimos chentos por haber recibido esta bendición. En ARENILLA-Revista nos sentimos chentos por estar en este museo íntimo, amable. Este testimonio de vida está en el barrio de San Sebastián, barrio donde se gestó la Independencia de Chiapas y de Centroamérica. El próximo 28 de agosto Comitán celebrará el Bicentenario de este hecho histórico. Nosotros celebramos, con anticipación, el grito de independencia, lo hacemos reafirmando nuestro compromiso de seguir aportando nuestro trabajo a favor de lo mejor de Comitán. SABORES DE COMITÁN consolida la tradición culinaria. ¡Ah, qué ricos antojitos comitecos se degustan ahí! Gracias por permitirnos ser parte de su familia, por tenernos en esa pared, pared que abraza a quienes llegan y disfrutan la vida a través de la delicia de los sabores de Comitán. Posdata: cuando los comensales se retiran satisfechos, el recuerdo de esta pared sigue papaloteando en su mirada, en su corazón.