lunes, 5 de julio de 2021

CARTA A MARIANA, CON SALUDOS

Querida Mariana: todes es un término que algunas personas emplean para incluir todos y todas. A mí no me agrada. Pienso que la persona que la emplea se rebaja al nivel del Perro Bermúdez, quien, en sus crónicas deportivas, en forma afectada, usaba la e. Se volvió broma gritar: ¡teretetete!, por decir ¡tirititito! Da pena aceptar que los nuevos modelos de expresión provengan de gente sin altura intelectual. Por ahí anda un compañero de empresa televisiva que se hace llamar Vítor. Bueno, al ser un nombre propio puede llamarse como desee, pero lo que es inadmisible es que uno de sus programas se titule: “100 mexicanos dijieron”. Y millones de telespectadores mexicanos lo mencionan así. Esa repetición absurda hace que el lenguaje sea menos prestigioso. Nos degrada. Pero ayer, Chava me calló, en un mensaje de voz me envió “Saludes”, práctica común en el Comitán de mediados del siglo XX. Me lo dijo orgulloso de pepenar una voz comiteca que heredó de sus mayores. Sí, hay comitecos que siguen empleando ese término: saludes, en lugar de saludos. ¿Por qué muchos comitecos usaban esa expresión, donde la e sustituye a la o? No lo sé. En busca de algún lazo para sostenerme abrí el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y encontré lo siguiente: Saludes: de salud. En Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua: saludos (expresiones corteses). Y el ejemplo que da es un ejemplo que acá se escuchaba con frecuencia: “Les traigo las saludes de los amigos”. Un poco como decir que los amigos desean salud a los destinatarios de esas saludes. Acá se ven dos cosas: una, que el término saludes es femenino; y dos, que el diccionario de la RAE no consigna México. No, sólo menciona países centroamericanos. Ya ni lo voy a decir, porque es obvio, acá en Comitán se usaba el término porque siempre hemos estado, por cercanía geográfica, por ende cultural, muy encuachados con Guatemala. Es posible que en esos países todavía se emplee el término. Acá, en Comitán es un término en desuso, pero muchas personas todavía lo emplean. Lo dicen con orgullo. La misma RAE dice que el saludo también está relacionado con el término salud. Puede decirse que si alguien saludó deseó salud al otro. En Comitán se dice: “Lucía te dejó saludes”; es decir, al despedirse te dejó mensaje de salud. Escuché el mensaje de Chava y supe que me deseaba salud. Yo también deseo salud para él y para sus cercanos. Todos. Pero sí llamó mi atención que usara ese término, porque siempre he sido un defensor de los modos propios del habla de una región. Pero acá me brincó de inmediato ese uso. ¿Tiene parentesco con lo que mencioné al principio de esta carta? Pienso que no. El uso que ahora se da al todes es una degeneración a propósito, con ánimo de ser inclusivo. Quienes usan el todes, para no caer en el otro absurdo heredado por el ignorante ex presidente de la república: Vicente Fox, de decir: chiquillos y chiquillas, todos y todas, dicen todes. ¿Es válido? Los expertos del lenguaje castellano nos hablan de palabras que, de origen, son incluyentes, un ejemplo es todos. Cuando todos se aplica a un conglomerado abarca a ¡todos!, mujeres y hombres. Lo mismo sucede con la palabra jóvenes. Estos intentos de hacer un lenguaje más inclusivo sólo colocan piedras en el proceso de comunicación, con lo que quiero decir que afecta el objetivo esencial del proceso, que es, precisamente, comunicarnos para entendernos. Aberración máxima es escribir o pronunciar: los y las. En lugar de decir: los jóvenes, dicen: los y las jóvenes. ¿Nunca aprendieron en la escuela que la comunicación más efectiva es la que se hace en forma sencilla y llana? Todos los escritores saben que los textos deben escribirse con economía de lenguaje. Los sabios recomiendan: lo breve es placentero. Y este intento de hacer inclusivo el lenguaje sólo gasta más tinta, sólo gasta más saliva. Posdata: Pero todo sale, porque acá en Comitán, como en muchos países centroamericanos, los saludos de todos los días eran saludes. La o, por obra y gracia de los hablantes, se volvió e. En lugar de hacer tirititos hacíamos teretetetes. Los expertos en inclusión han expresado que una comunicación inclusiva no está en decir todes en lugar de todos, está en el respeto de la palabra. Cuando nuestra palabra tenga el valor que tenía antes, cuando los valores morales regresen a la práctica diaria, toda la sociedad saldrá ganando, ¡toda la sociedad!, no tode la sociedad.