miércoles, 28 de julio de 2021

CARTA A MARIANA, CON FOTO HISTÓRICA

Querida Mariana: todas las fotos son históricas, pero hay algunas que son joyas. La que ahora anexo es un tesoro. Me la obsequió mi compadre Javier, porque, orgulloso, él la conserva pues aquí aparece su papá, el notario Javier Aguilar Torres, quien era el presidente municipal de Comitán, el 20 de julio de 1956, día en que fue tomada la fotografía. Ah, tiene razón mi compadre de enorgullecerse del árbol de donde proviene. Todo Comitán reconoce la esencia humana del notario y ex presidente, del periodo 1956-1958. El notario es el tercero de izquierda a derecha, en seguida está el padre Carlos J. Mandujano García, el activo sacerdote que encabezó los festejos del IV Centenario del inicio de la evangelización en estas tierras. Si te fijás, por ahí se ve la cortina que fue deslizada para que se viera la placa que consigna la fecha. Si ahora pasás por el frente del templo de Santo Domingo verás esa placa, con los nombres de los frailes dominicos que iniciaron su labor el 20 de julio de 1556. Ya hemos platicado que, ahora, las personas de este pueblo celebramos el Día de la Identidad Comiteca el 20 de julio de cada año; y hemos platicado que jamás volvió a darse un festejo tan fastuoso como el celebrado el 20 de julio de 1956. Al lado del padre Carlos está el obispo Lucio Torreblanca y Tapia y a continuación Fray Tomás, cuyo apellido anda un poco extraviado. Sin duda que alguna persona testigo del acto puede ayudarnos a identificar a cada uno de los personajes. El otro día, mi admirado amigo, el cronista Cuauhtémoc Alcázar Cancino, dijo que él, a sus dieciséis años de edad, participó en forma destacada en un grupo católico juvenil. Su prodigiosa memoria debe conservar los nombres de los actores principales. Lo que sí puedo decir es que el último personaje de esta fila es el doctor Guillermo Robles Domínguez, quien, hemos comentado muchas veces, fue noviecito de Rosario Castellanos, cuando eran estudiantes de secundaria, acá en Comitán. No sé si me aventuro a decir que el primero de izquierda a derecha es el profesor Ernesto Cifuentes, quien también fue presidente municipal de Comitán, en el periodo 1983-1985, pero no quiero aventarme a la carretera, porque puedo terminar detenido en un retén o en un bloqueo, pero le miro parecido. Y acá está eternizado ese instante maravilloso, donde develaron la placa. En ese tiempo el INAH tenía diecisiete años de fundado, pero nadie en el pueblo pedía autorización para modificar fachadas, porque, la verdad, en los años cincuenta, en Comitán aún no estaba enraizado el síndrome de la modernidad arquitectónica y no existía una oficina autorizada de dicho instituto; había un delegado que se encargaba de velar que las zonas arqueológicas no fueran saqueadas, pero con pocos resultados satisfactorios, porque muchas piezas prehispánicas circulaban en forma libre y pasaban a manos extranjeras con gran facilidad. Digo esto, porque, sin duda, el padre Carlos no pidió permiso para colocar esta placa en la fachada del templo. ¡No! Él consideró que era importante dejar un testimonio del hecho histórico y lo mandó a grabar en bronce, material que garantizaba su perdurabilidad. Y tan ha perdurado que dicha placa es la única sobreviviente de la fotografía. Sí, primero Dios, aún vive el compa que, en puntillas, asoma su carita detrás del doctor Robles y el niño que aparece en un esquinero, en primer plano. Los demás ya fallecieron. Posdata: es una ley física inmutable, en muchas ocasiones, las obras que crea el genio humano, sobreviven a sus creadores. Estos personajes ya gozan de la presencia divina (siendo católicos creían firmemente en ello), pero la fachada del templo sigue en pie, la placa también continúa en el mismo lugar donde la colocaron en 1956; la puerta sigue igual; de igual manera el acceso que permite entrar a la nave del templo. Todos los personajes están, como se dice coloquialmente, de guante y pipa, bien vestidos, tal como exigía la ocasión. Por supuesto, el traje más visible es el del obispo de San Cristóbal de Las Casas. Así debía ser, el festejo fue por los cuatrocientos años de la chamba que hicieron sus antecesores; el segundo y sexto personajes son representantes de los frailes dominicos. Sus antiquísimos hermanos fueron los que arribaron a estas tierras en el siglo XVI. Posdata: mi compadre se adornó con esta fotografía. Yo no la había visto jamás. ¿Vos sí?