jueves, 22 de julio de 2021

CARTA A MARIANA, CON UN PASEO POR EL SENDERO

Querida Mariana: paso a paso, día a día. La vida no es más que lo que acá mirás. Una senda y un paso. Así se han construido las ciudades. ¿Recordás que un día, en el parque central, dimos vueltas y vueltas, mientras comíamos esquites y pensábamos en todo el trabajo hecho por las generaciones anteriores para construir lo que hoy es Comitán? Esa tarde no hicimos más que lo acá mirás: dar un paso tras otro, nuestras palabras seguían el ritmo de nuestros pensamientos y, de igual manera, letra a letra hacían senda. El pensamiento diario también sigue el mismo proceso. Las ideas y las sociedades se forman con la misma sencillez y complejidad de las construcciones. Un ladrillo tras otro hace las paredes y las paredes sirven para hacer techos y terrazas. ¿Cómo los mayas realizaron esos majestuosos templos? Paso a paso, día a día. ¿Cómo se construyó la Torre Eiffel? ¿Cómo el templo de Santo Domingo, en nuestro centro histórico? A mí me sorprende esa capacidad humana para levantar construcciones, para avanzar paso a paso. A veces, el ser humano sigue las sendas y, a veces, como dice el poeta, hace camino al andar. Estas sendas no siempre son físicas; es decir, no siempre el ser humano hace la carretera de Comitán a San Cristóbal; a veces hacen caminos en el aire. Los maestros de literatura, por ejemplo, no hacen caminos con palas y picos, ¡no! Ellos abren un libro y seducen a sus alumnos, a través de la palabra. Así hacen caminos en la mente de los muchachos. Esos caminos no permiten que el tiempo haga estragos en ellos. Son caminos siempre llenos de claridad. Las otras sendas, las físicas, se llenan de charcos cuando llueve, se vuelven caminos lodosos. La vida es lo que mirás en la foto. La vida es paso por paso. A veces el paso es firme, porque el piso lo es también; a veces, el paso es titubeante, porque la senda está en medio de un pantano. Estos pasos son más complicados, pero el genio humano logra darlos, porque la voluntad está hecha también con la misma sustancia, con el mismo protocolo. El dicho dice que nada se logra de la noche a la mañana. Estoy de acuerdo. Con excepción de los traileros, nadie camina la senda por la noche. De la mañana a la noche tampoco se logra el recorrido de toda la senda. La vida es el camino día a día. Nadie, hasta la fecha, puede avanzar más en el tiempo. El tiempo es secuencial. Puede resultar fastidioso lo que diré, pero hay personas que insisten en “ganarle tiempo al tiempo”. ¡Qué absurdo! Ninguna ciudad se ha hecho ganándole tiempo al tiempo. Comitán se hace día a día, día a día, nuestros mayores, colocaron ladrillos para hacer esta prodigiosa construcción. Por eso, los ciudadanos que aman la ciudad insisten en valorar el legado y protegerlo. Venimos de la tradición. Nuestra tradición es rica en valores culturales. Nuestra ciudad se construye paso a paso, día a día. De igual manera se construye el espíritu humano: paso a paso, línea a línea. La riqueza cultural de Comitán no se hizo de la noche a la mañana. Cientos de personas han contribuido, con su trabajo diario, a formar este tejido lleno de color. Posdata: cuando nos detenemos un instante y observamos el camino donde andamos vemos que esa senda tiene arena, tierra, arenillas, piedritas, rocas, musgo, lodo, agua encharcada, grietas y vacíos. La voluntad humana supera todo, alza el pie para evitar una piedra o construye un puente para salvar vacíos, pero lo hace paso a paso, como dice el poeta: golpe a golpe, verso a verso.