viernes, 8 de marzo de 2024
CARTA A MARIANA, CON FOTO DEL INTERIOR DE LA IGLESIA GRANDE
Querida Mariana: la foto que anexo (propiedad del Archivo del Colegio Mariano N. Ruiz) es del interior del templo de Santo Domingo, también llamada iglesia grande.
No sé si sea el templo más grande, pero como es el templo dedicado al santo patrono, los comitecos la llaman iglesia grande.
La foto que envío fue tomada el día 16 de junio de 1950, con motivo (dice) a la fiesta del Sagrado Corazón, cuya imagen (parece) es la que está al frente en la parte superior. Esta imagen es de un significado especial, pienso que pocas imágenes son tan representativas. En ésta aparece Cristo con una túnica que deja expuesto el pecho donde se muestra el corazón, el sagrado corazón del hijo de Dios.
Recordá que nací en 1957, con esto quiero decirte que ya no conocí el interior del templo como se ve en esta fotografía. El padre Carlos le hizo transformaciones, una de las principales fue agregar un retablo en la parte posterior donde estaban estos tres nichos con cúpulas.
La cúpula central aún subsiste, ahora en la parte superior está colocada la imagen de Santo Domingo, las cúpulas laterales ya no están, quién sabe adónde fueron a parar. Por ahí deben andar. Actualmente existe el retablo posterior con una serie de pinturas realizadas por el maestro Javier Mandujano Solórzano, el famoso maestro Güero. Dicho retablo tiene cuatro nichos donde están colocadas imágenes de santos y vírgenes.
En los templos religiosos no se andan con equilibrios de equidad de género, al templo que entrés siempre encontrarás imágenes de vírgenes y de santos. Todo ayuda a la consolidación de la fe, no falta quien es devota de San Juditas, así como no falta el que es devoto de la Virgen del Rosario. Todo ayuda a llenar las alcancías. Las limosnas son parte fundamental de la devoción. ¿Le pediste un favor a la Virgen del Carmen? Bueno, pues echale un billetito a su alcancía, si te ves codo costará más trabajo el milagro.
En las pinturas que mandó a hacer el padre Carlos para el retablo posterior hay un equilibrio perfecto: cuatro imágenes de mujeres y cuatro imágenes de varones. Para que nadie se pelee.
La imagen que presentaba el templo en 1950 era de gran sobriedad. Las tres imágenes principales eran acompañadas por ángeles que sostenían báculos que tenían lámparas en la parte superior. Esos ángeles sí andan rondando por ahí, no en el altar, pero sí están en la iglesia grande.
Cuando fue la celebración del Cuarto Centenario la mesa central que acá aparece fue sustituida por una de mármol.
¿Ya viste el piso que había? No me exijás cosas que no sé, pero casi casi puedo asegurar que el piso tenía pequeños cubitos de madera, como los que había en el templo de Jesusito (¿todavía están?). Hoy el piso tiene losetas.
Tal vez muchas de las bancas siguen sirviendo.
Como se ve, tres figuras eran las principales en el altar en 1950: el santo patrono, el sagrado corazón y la virgen de Guadalupe. Claro, los que le saben al argüende dirán que también tenía un lugar privilegiado el “santísimo”, que siempre está en la cajita donde guardan las hostias.
Esto de los rituales y ceremonias es muy interesante. Hay gente que reconoce bien los símbolos. En la foto de 1950 hay un símbolo en el centro de la mesa. Cuando se cambió la mesa y se colocó la de mármol, la superficie se sostenía por dos cuerpos laterales, y en ellos había otro símbolo, ya no éste.
Posdata: mis papás me llevaron a la iglesia grande, desde niño. No sé cuántos años tenía cuando fui por primera vez, pero lo cierto es que mi recuerdo es de asombro, en realidad a mí me pareció un templo enorme. Mi casa era de cuatro corredores con un patio central, era una casa grande, pero lo que me sorprendió del templo fue la capacidad que tenía para albergar a tanta gente. Claro, luego conocí el Cine Comitán que también era un espacio grande, donde cabían muchos espectadores. Esos fueron mis dos templos, donde abrevé las dos religiones. Ahora digo que sigo siendo católico y cinéfilo, sigo siendo fiel a las dos religiones que me injertaron mis papás. Mi mamá, todas las tardes, ve y oye la misa por televisión, desde su sillón me manda el saludo de paz a la hora que el sacerdote lo indica, pero yo no miro ni escucho la misa, ahora veo y escucho películas en las plataformas. Y descubrí que soy más cinéfilo que católico. La verdad es que de niño me aburría mucho al estar en misa, en cambio, el cine era un verdadero disfrute, por más boba que fuera la película yo me divertía enormidades. El cine me sigue seduciendo.
¡Tzatz Comitán!