sábado, 2 de marzo de 2024

CARTA A MARIANA, CON PREMIADOS

Querida Mariana: lo que quiero decir es que la literatura es un baluarte. En forma coloquial la palabra baluarte se usa como sinónimo de defensa. ¿Defensa de qué es la literatura? De la libertad, bien tan escaso en el mundo. La literatura es como un pájaro que vuela por todos los cielos sembrando la palabra libre. Porque la escritura es uno de los máximos actos libertarios de la humanidad. Recordá que en la carta de hace una semana hice una relación de personas que han merecido la gloria de la Medalla Belisario Domínguez, máximo reconocimiento que entrega el Senado de la República. En la relación sólo incluí a personas que se han dedicado a la literatura, porque la lista de premiados incluye a muchas personas con otras profesiones. Por ahí asoma Fidel Velázquez, quien fue un líder de la CNOP. Hasta la fecha muchos estudiosos de la historia se siguen preguntando cuál sería el mérito para que recibiera tal distinción. Bueno, parece que el único mérito fue el de estar muy cercano al poder, de que en lugar de luchar por los derechos de los trabajadores se puso al lado de los opresores. ¡Bonita historia! En fin, dijimos que de todo hay en la viña del señor y que en la relación de premiados hay gente con más merecimientos que otros. Disculpá, pero en la relación de personas que enlisto hallo pura gente de bien. Insisto, su pasión fue la literatura y ésta ayuda a ennoblecer a la patria. Los regímenes autoritarios le tienen miedo a la palabra escrita, en el transcurso de la historia hemos conocido casos de gobiernos que mandan a quemar o prohíben la circulación de libros entre la población. Le tienen miedo a la palabra. No importa que los libros sean simples libros con cuentos o con novelas. Los poderosos autócratas saben que el libro es el principal producto cultural que fomenta la democracia. El libro es un chunche al alcance de los lectores, es como el pan o como el arroz, está a disposición de todos. Claro, siempre y cuando la persona sepa leer y escribir. Por lo mismo, en los países tercermundistas los dictadorzuelos no se preocupan por fomentar campañas de alfabetización, saben que los lectores se informan, llegan a poseer el conocimiento. A los regímenes autoritarios les conviene que la mayoría sea analfabeta, que no lea, que no se informe, que viva en el limbo. Desde lejos reconozco que uno de los avances de la revolución cubana fue alfabetizar a toda su población, pero si leo el cuento “El lobo, el bosque y el hombre nuevo”, del escritor cubano Senel Paz, me entero que el régimen cubano prohibía la circulación de libros, por ejemplo el de “La guerra del fin del mundo”, de Vargas Llosa, famoso escritor que al principio se mostró afin al régimen y luego terminó alejado. Por eso, cuando me entero que el Senado de la República entregará la Medalla Belisario Domínguez a una persona que se dedica a la escritura me da gusto, porque hay un reconocimiento a la inteligencia, a la labor de siembra en el aire. La libre circulación de ideas permite que haya un halo de esperanza. ¿Con quién me quedé la semana pasada? Dije que me faltaba hacer un recuento de los premiados del siglo XXI. ¿Ves bien que le entremos? Con tu permiso, acá va. En el 2000 el premiado fue Leopoldo Zea Aguilar, eminente filósofo mexicano, eminente de verdad. Don Leopoldo escribió muchos textos acerca de la vaina filosófica, todo su pensamiento lo volcó en libros y su mirada continúa vigente para todos los estudiosos. Don Leopoldo sí mereció el reconocimiento. El reconocido periodista Miguel Ángel Granados Chapa fue reconocido con la medalla en 2005. Por ahí encontré un libro que él escribió con el título: “Francisco Zarco y la libertad de expresión”, esto da una idea del campo donde se movía Granados Chapa. En 2007 fue reconocido Javier Barros Sierra, ilustre pensador, que tiene libros publicados y que la mayoría de mexicanos recuerda porque fue rector de la UNAM en 1968, cuando se dio el infausto movimiento estudiantil que culminó con la matanza de Tlatelolco. Uf. Este recuerdo habla de congruencia y verticalidad, pero, asimismo, de tragedia y prepotencia. Qué mezcla tan jodida. En 2012 (me pongo de pie) la Medalla Belisario Domínguez le fue otorgada a Ernesto De La Peña Cruz, un verdadero viejazo sensacional. Ganó, asimismo, el premio Xavier Villaurrutia, el mismo que obtuvo nuestra paisana Rosario Castellanos. El Villaurrutia se lo dieron al maestro Ernesto por un libro de cuentos que se titula: “Las estratagemas de Dios”. ¿Sabés qué dice la mínima biografía del maestro De La Peña Cruz? Que tenía conocimiento de treinta y tres lenguas. Pucha, treinta y tres idiomas. Lo que sí puedo decir es que fue un exquisito conocedor del lenguaje español y contribuyó al respeto de nuestro idioma. Era un hombre de gran sapiencia, fino hablante del castellano. Vuelvo a ponerme de pie, querida mía, porque en 2014, la medalla le fue entregada a nuestro paisano Eraclio Zepeda Ramos, el gran Laco, maravilloso cuentero y cuentista. Ya te conté que en dos o tres ocasiones estuve cerca de él; una vez, con Manolo Nucamendi y Marco Puig fuimos especialmente a San Cristóbal de Las Casas a escuchar una plática que dio; en otra ocasión fuimos mi mamá, mi Paty y yo al auditorio de la presidencia de Puebla; otro día fui a escucharlo platicar en un espacio (no recuerdo bien dónde) en la ciudad de Xalapa, ciudad donde Laco fue muy querido; otra ocasión memorable fue cuando los amigos de la “Rial” Academia de la Lengua Frailescana entregaron el sombrero de la ocurrencia a Javier Espinosa Mandujano y a tu amigo. En esa ocasión Laco estuvo en la mesa siendo testigo de honor; y también en Comitán, en Casa de Cultura, tuve la oportunidad de escuchar su voz genial, simpática e inteligente. Carlos Payán Velver es el fundador del periódico de La Jornada, fue un gran escritor y destacado intelectual. Él recibió la medalla en el año 2018. Ifigenia Martínez es una reconocida política, fue senadora de la república, fundadora del PRD, pero también es una destacada escritora de ensayos políticos. Ella recibió la medalla en 2021. Y en 2022, todo mundo lo sabe, la escritora Elena Poniatowska Amor mereció la gloria de la Medalla Belisario Domínguez. La Pony es muy talachera, muchísimos años los ha dedicado a la literatura, tanto testimonial, como ficcional. Te he dicho que me gustan varias de sus novelitas, sobre todo la de “Querido Diego, te abraza Quiela”, donde, haciendo uso del género epistolar, cuenta la relación de Diego Rivera con Angelina Beloff. Celebré la entrega para la Pony, aunque, como muchos comitecos, lamenté que la medalla no se la hubieran entregado al querido doctor Roberto Gómez Alfaro, quien estuvo propuesto ese año para recibirla. En fin. Ya luego, gracias al tesón de mi compadre Roberto Álvarez, junto con familiares y muchos amigos y amigas, el doctor recibió la Medalla Rosario Castellanos, en el Congreso del estado de Chiapas. Sí, la Pony también recibió, años antes, la Medalla Rosario Castellanos; ella fue amiga cercana de nuestra paisana. ¿Quién escribió el prólogo del libro “Cartas a Ricardo”? Elena Poniatowska, por supuesto. Te he dicho que me ha tocado ver cómo en ocasiones, Doña Elena se le sube eso de que es descendiente de la nobleza polaca y trata con desprecio a la gente que se le acerca, pero eso no resta los méritos literarios que posee. Uno no es monedita de oro para caerle bien a todos. La entrega de la medalla reconoció en ella a una gran escritora, múltiples premios en el mundo han avalado su trabajo de creación, su compromiso con la palabra escrita. Posdata: así llegamos al final. ¿Quién recibirá la Medalla Belisario Domínguez en 2024? Falta tiempo para saberlo, pero estoy seguro que, en los años por venir, escritores y escritoras serán reconocidos, porque el ejercicio literario es un ejercicio de libertad suprema, y nuestro paisano Tío Belis siempre luchó por darle alas al pensamiento libertario. ¡Tzatz Comitán!