miércoles, 30 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN MARAVILLOSO OBSEQUIO
Querida Mariana: abrí el WhatsApp y hallé esta felicitación. Ah, me sentí chento, iluminado. La felicitación me llegó desde el estado de México. ¿Sabés quién me la envió? Quise proponerte que jugáramos, que contabas con tres oportunidades para descubrir el nombre de la remitente, digo la, porque es una mujer la hermosa persona que me la envió, pero, luego pensé que nos íbamos a pasar todo el día, vos diciendo nombres y yo diciendo frío, frío.
Como sé que tenés mucho trabajo, dejo el juego y te comparto mi alegría junto con el nombre de la persona que me envió, con cariño, esta felicitación.
¿Sabés quién fue? ¡Mi hermana! Mi pichita hermosa siempre está pendiente de lo que hago en el pueblo, siempre pendiente de lo que ocurre en Comitán, se ha convertido en una experta viajera (en forma virtual), entra a páginas que hablan del pueblo y camina por las calles y plazas de Comitán, casi casi podría decir que es una enamorada de la cultura comiteca, ya debe saber algunos modismos y debe emplearlos.
Cuando le llamo por teléfono, lo hago muy temprano y le pregunto si ya se activó y dejó de estar de huevoncita, ella ríe y dice que sí, que ya se bañó y que está activada. Mi hermana, lo sabés, nació en 1945 en la Ciudad de México, ahora tiene 79 años bien cumplidos, bien vividos. Un día de hace mucho tiempo se casó, tuvo hijos e hijas y ahora tiene varios nietos y nietas. No me dijo, pero sé que una de estas mañanas alguien la ayudó a hacer la etiqueta de felicitación, porque mi hermana no es tan ducha en cuestión de diseño digital, pero su cariño supera todos los escollos y mandó un abrazo virtual a su hermano por el cumpleaños siete de nuestra revista ARENILLA.
¿Cómo no estar feliz? Recibí la felicitación virtual y me sentí contento. Digo, cuando menos, mi hermana recordó nuestro cumpleaños, el galardón dorado está nimbado con un aro de libros que, como palomas, vuelan alrededor.
Ella sabe que mi vida, la vida de la revista, es cercana a la literatura; reconoce que mi vida está hecha de palabras, que soy un hombre de letras, que éstas abonan mis raíces y son ellas las que permiten que enviemos nuestro mensaje a nuestra comunidad.
Siete años se dicen muy fácil, pero ese tiempo significa un largo camino. Nunca nos cansamos, al contrario, toda nuestra chamba la hacemos con mucho cariño, con el mismo cariño que mi hermana Esther Molinari Alcázar me envía sus mensajes cada día, con el mismo cariño con que me envió esta felicitación.
Siempre he dicho que me encanta recibir obsequios relacionados con mi profesión. Si querés hacerme feliz regalame libros o artículos relacionados con el arte. Mi hermana me envió, hace tiempo, un estuche de pinturas acrílicas, con las cuales he pintado mis obras más recientes.
Ahora, en forma virtual me envió su afecto, que es enorme, como enorme la Pirámide de la Luna que queda muy cerca de su casa.
Cuando recibí su abrazo virtual supe que ella reconoce el trabajo que hago, al lado de mi equipo. Lo hacemos por Comitán, por toda la región. Un amigo me dijo que cuando recibe su ejemplar impreso de Arenilla piensa que nosotros regamos gránulos de luz en su alma, que poco a poco hemos ido haciendo una playa luminosa, un territorio amable, inteligente.
Posdata: mi hermana sabe que no tengo más que palabras, es lo que poseo, es mi tesoro, por esto, ahora le mando este bonche para decirle que agradezco profundamente su generoso abrazo. Como ahora dicen los chavos y chavas: ¡me hizo el día! ¡Me hace más humano, más solidario! La felicitación la extiendo a mis compañeros de trabajo, gracias a su talento, a su entrega y a su pasión, hacemos una revista que habla bien del pueblo, que le hace bien al pueblo. Cumplimos siete años y mi hermana lo recordó. Gracias, gracias por siempre.
¡Tzatz Comitán!
martes, 29 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON RECONOCIMIENTOS INTERNACIONALES
Querida Mariana: ya quedamos que todo debe ser sin regateos. Los triunfos de los paisanos debemos reconocerlos y bulbuluquearlos por todo lo alto. Cada victoria de una deportista o de un artista chiapaneco debe valorarse. El triunfo de uno de los nuestros abona a la grandeza de nuestro tronco común.
Ayer recibí por WhatsApp un mensaje donde se da a conocer que Eduardo Ramírez y su equipo fueron reconocidos con cuatro premios de Reed Latino. Vi el mensaje y, como digo, sin regateos celebré tales distinciones, porque se trata del éxito de quien ahora es nuestro gobernador electo, quien es comiteco.
¿Por qué fueron entregados estos galardones?
Ruth, quien siempre está informada de todo lo bueno que acontece, me dijo que los galardones entregados son los premios más importantes de Latinoamérica y fueron otorgados a nuestro paisano y a su equipo por el contenido de la campaña electoral.
¿Mirás? No sabía que premiaran los mensajes de campañas electorales. Supe entonces que las campañas dirigidas a los votantes están hechas por profesionales de la comunicación y, como en todas las actividades humanas, hay actos que son más inteligentes y propositivos, y esto fue lo que Reed Latino valoró en las propuestas que hizo el equipo de nuestro paisano.
¿Cuál fue la columna vertebral de la campaña? Algo maravilloso. Ruth me dijo que la campaña tuvo como eje principal mostrar la cultura de Chiapas, su gente, con sus sueños y con sus realidades. La campaña, entiendo, fue del pueblo para el pueblo, tal vez por ello fue tan exitosa, porque a los votantes se les habló con el mismo idioma, con la sencillez de nuestros actos diarios.
El primer galardón fue para el lema empleado: “Jam Ach’ulel, abre tu conciencia a una nueva era”. Te conté que el otro día platiqué con el artista plástico Antún Kojtom, él me explicó que chulel es alma y que todas las cosas del mundo tienen chulel. El lema de campaña de Eduardo ha trascendido y ahora todo mundo lo emplea, en su uso está implicita la importancia del concepto original, saber que todo tiene alma y que todo merece respeto.
El segundo galardón fue otorgado por un video de sesenta segundos, spot le llaman, donde, de igual manera, quedó de manifiesto la grandeza de esta tierra, el abono cultural que nos fortalece como comunidad.
El tercer premio fue por “mejor manejo de un partido político o equipo en redes sociales en una campaña electoral”; es decir, la campaña en redes sociales tuvo un impacto real en los cientos de miles de usuarios. Esto da una idea de la importancia del manejo de redes en la actualidad, de la jerarquía que tiene actualmente lo digital. Ya estamos en la era de la Inteligencia Artificial. El equipo de nuestro gobernador electo empleó la inteligencia natural para proponer imágenes novedosas, sustentadas en la tradición cultural.
Y el cuarto galardón dio el paso que comenté en el párrafo anterior: “El mejor spot producido con Inteligencia Artificial”.
Como mirás, la tecnología estuvo al servicio de la creatividad. Los creativos apoyaron todas sus propuestas en la tradición cultural de Chiapas, con sustento en nuestras culturas originarias, prehispánicas, hasta llegar a lo contemporáneo, que es sincretismo de lo español con lo indígena. El Chiapas actual está hecho de tal mezcla inigualable.
Posdata: la propuesta fue realizada en lengua castellana con vocablos de lenguas indígenas, que han resistido el paso del tiempo y que se enriquecen en la actualidad. Esto somos y esto fue reconocido en el mundo. El titular del mensaje que me enviaron fue: “Gana Eduardo Ramírez cuatro premios más por campaña electoral”; en realidad, al premiarlos a ellos se premia al talento de nuestra tierra y se habla con orgullo de nuestra tradición cultural. ¡Esto somos! Un pueblo grande, un pueblo que no regatea el reconocimiento a los suyos. Si el mundo ya los reconoce por todo lo alto, nosotros, los paisanos, hacemos lo mismo, sin regateos, con orgullo. ¡Felicidades!
¡Tzatz Comitán!
lunes, 28 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON DOBLETE DEL GRAN ANTÚN
Querida Mariana: el artista plástico Antún Kojtom Lam estuvo en Comitán. Dos actividades marcaron su presencia: la primera fue la inauguración de su obra más reciente, con el título “Rostros”, celebrada en el Museo Hermila Domínguez de Castellanos, el viernes 25 de octubre 2024; y luego, el día sábado estuvo en el Centro Cultural Rosario Castellanos para la presentación del catálogo “Pinceles de fuego ancestral. Sbonobil Sk’ak Mam Me’chunil”.
En la portada del catálogo, editado por Coneculta Chiapas, se lee que Antún fue merecedor de la Medalla Rosario Castellanos, en el 2022. Así que su presencia volvió a estar unida a la cinta luminosa de la gran escritora.
El poeta Arbey Rivera dice que “En el corazón de Antún Kojtom está el fuego que crepita desde niño en su memoria, se expande desde la cocina de la casa de su abuela en Chixaltontick, Tenejapa, hasta su estudio en San Cristóbal de Las Casas, y en cualquier latitud del mundo, donde él tenga un lienzo en sus manos o un muro frente a su mirada”.
Arbey tiene razón, Antún contó que está en el proceso creativo desde la edad de dieciocho años. Él nació en un pueblo donde no había libros, sus libros, dice “eran las memorias ancestrales”, de ahí pepenó lo que ahora plasma en sus cuadros. Él asegura que los artistas mayas contemporáneos buscan las esencias en las voces ancestrales.
Antún es sabio, es un hombre sencillo que tiene apersogada la rica tradición de sus mayores y la traslada, con la cinta de lo contemporáneo, a este tiempo.
Cuando tenía dieciocho años viajó a Puerto Vallarta y ahí conoció otro entorno: el mar lo rodeó. Comenzó a laborar en un taller donde había lienzos y pinturas, un día se atrevió a hacer una pintura en una pequeña tela y ahí suscribió su destino. Se apasionó de la pintura de tal forma que los amigos del taller le pusieron como sobrenombre el de “El rápido del Sur”. El apodo le estuvo bien aplicado, porque él es como un rápido en un río que fluye, que provoca turbulencias de mil colores. Se ha dedicado en cuerpo y alma a la práctica de su oficio, de su arte. No hay día de Dios que no pinte. En su taller de San Cristóbal de Las Casas trabaja todos los días. Es un verdadero profesional. Su constancia, su mirada sencilla y luminosa, le ha permitido que hoy sea considerado uno de los grandes artistas plásticos de Chiapas.
Se siente orgulloso de sus raíces, del conocimiento Maya. Como te conté el otro día, él tiene el conocimiento del tiempo maya, sabe que cuando un ser humano cumple cincuenta y dos años de edad, se abre el portal que cierra la primera etapa y da paso a la siguiente etapa, la del florecimiento, la de la sabiduría. Antún ya recorre ese camino y lo comparte con generosidad. Vino a Comitán, en octubre de 2024, a participar en el Festival que honra a nuestra escritora, su presencia contribuyó a dar lustre, porque hay personas que hablan de que dicho festival no tiene la dignidad de antes. El maestro Iván Ibáñez insiste en que debería ser un festival donde hubiese presencia de grandes escritores de Chiapas, de todo México, de Latinoamérica y de otros continentes.
Antún vino a darle altura a este festival medianón, vino a compartir su conocimiento, las piedras de jade que comienza a levantar en esta segunda etapa de su vida, abrió sus manos, su corazón, y nos compartió la abundancia de la naturaleza, lo que nos da vida, nos dijo, con palabras sencillas y con imágenes transparentes, que todo elemento que nos rodea tiene chulel (alma).
Posdata: Antún fue campesino, sigue sembrando, sigue cosechando, abre sus manos, las muestra con el aroma de la tierra; él viene de la tierra, ahora vuela, sus alas están hechas con la esencia del color.
Vino a Comitán y como si fuese un gran beisbolista se aventó un doblete: presentó su obra más reciente y nos obsequió el catálogo de su obra que Coneculta imprimió.
¡Tzatz Comitán!
domingo, 27 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN PASAJE A LA VEJEZ
Querida Mariana: platiqué un rato con Antún Kojtom Lam, artista plástico maya tzotzil. En la plática, no sé cómo, asomó el tema de la edad. Le dije que, hasta hace poco, muy poco, no tuve conciencia de que era una persona mayor, un viejo. Esto llegó, le dije, a mis sesenta y siete años de edad. Él es un jovenazo de 56 años y me confió que, en el pensamiento maya, cuando una persona llega a los cincuenta y dos años de edad logran la sabiduría de un anciano. ¿Mirás? Y Antún, sonriendo, con un discreto sombrero cubriéndole la cabeza, agregó que él ya llegó a ese pasaje y sintió como un renacimiento, como una entrada a la primavera de la vida. Ah, qué concepto tan genial. Llamó mi atención el término sabiduría y el término anciano. Pensé que yo, desde hace rato, buen rato, pasé la aduana de los cincuenta y dos años y algo sucedió conmigo, porque no me volví un anciano sabio, más bien, ahora a esta edad me siento como un viejo medio pendejo.
En nuestra sociedad casi no se usa el término de anciano y esta palabra, estarás de acuerdo conmigo, reúne una serie de destellos luminosos, acá pronunciamos la palabra viejo o ese término tan plástico de “tercera edad”. Si somos descendientes de los mayas deberíamos decir que todos aquellos que tienen más de cincuenta y dos años entran en la etapa de la sabiduría.
Digo que hasta hace poco, muy poco, me comportaba como si fuese un jovenazo. ¿Recordás que uno de los personajes de una novelilla mía cuenta su edad con decimales? Yo andaba igual, hace un año no tenía sesenta y seis años de edad, sencillamente tenía 6 punto 6, era un niño y continuaba alentando las virtudes de mi niñez: confianza, tranquilidad, curiosidad, alegría y demás vainas infantiles. Pero, ¡Dios mío, qué tragedia! Desde hace muy poco me cayó el veinte que tengo sesenta y siete años de edad. Lo dije muy apresurado, me siento en una barda y digo ¡tengo sesenta y siete años de edad! Y digo esto, porque el otro día quise sentarme en el filo de una banqueta y lo pensé dos veces, ya no pude hacerlo. ¿Cómo me paraba? Tenía que apoyarme con una mano para lograr levantarme y vos sabés que no me gusta tocar el piso con mis manos, el piso sucio, asqueroso, donde hay caca de perro, donde todo mundo escupe. ¡Qué mierda! Pienso que esta idea me llegó no sólo por el alud de años que se me vino encima, sino, sobre todo, por el clima social que se vive en estos tiempos, soy un viejo temeroso, camino con el ánimo frágil. ¡Qué mierda!
Y ahora ya no bajo la escalinata central del parque, que es como una escalinata de pirámide. No lo hago, porque, gracias a Dios, aún tengo la fortaleza de subir quince o veinte escalones sin cansarme, pero ahora pienso que eso es como el ascenso a la cima donde está la piedra del sacrificio. No lo hago porque pienso que cualquier muchacho atrabancado puede bajar corriendo y chocar contra mí y aventarme al vacío, que no está tan vacío, sino que tiene al fondo una losa de laja mortal. Y no bajo las escalinatas empinadas porque, de igual manera, un día el doctor Joaquín me sugirió bajar con mucho cuidado, porque me explicó que el impacto que reciben las rodillas al bajar peldaños ocasiona ligeras lesiones que a la larga afectan el cuerpo de los adultos mayores, de los viejos pues.
La oficina de Arenilla está en una segunda planta, para llegar debo subir y luego bajar, subo y bajo apoyándome en el pasamanos, subo con cuidado y bajo con pasito tacuatzero (diría la licenciada Frías, quien hoy es flamante directora del DIF, en la ciudad capital de Chiapas). Bajo procurando evitar hasta donde es posible el impacto para no dañar las rodillas.
Hasta hace poco era un chaval de 6.6, luego cumplí 6.7 y, en un instante, no sé bien a bien cómo cayó esta certeza como chubasco, sentí el peso de los años, la idea de que tengo la edad de un viejo. Como los sabios dicen que todo está en la mente (lo sé, lo sé) después de la plática con el gran Antún, jovenazo sabio, he comenzado a reflexionar en ello y sé que algo de la cultura maya corre en mi sangre, aunque sea por injerto de los bosques y del aire que me han cobijado desde niño, y debo saber que, cuando cumplí cincuenta y dos años, entré al maravilloso sendero donde caminan los ancianos sabios. Desde ahora dedicaré el resto de mi vida a buscar el hilo dorado de la ancianidad y la veta luminosa de la sabiduría.
Pero sé que la sabiduría me sugiere que cuando vaya a la Casa de la Cultura suba por la grada pequeña que está frente a la entrada del Auditorio Roberto Cordero Citalán y no por el acceso principal, donde está una escalinata terrible, donde los chicos y chicas suben y bajan corriendo, porque ellos tienen toda la fuerza de la vida en sus piernas y en su ánimo. Ellos, que no son sabios; ellos que son unos tontos impetuosos, no tienen conciencia de que todos los días convivimos viejos y jóvenes y los viejos tenemos espíritus grandes, pero cuerpos disminuidos. Como ellos no nos cuidan, nosotros debemos procurarnos el máximo cuidado. Subo por donde sólo hay una grada y camino, con cuidado, por el corredor externo, donde en mis tiempos de juventud corrí impetuoso, hoy camino con parsimonia, casi casi con el paso del maestro Reynaldo Avendaño; ya estoy alcanzando su edad, sin alcanzar la sabiduría de mi amado maestro, quien, con sus Ejercicios Lexicológicos, ayudó a ser lo que ahora soy.
Posdata: ahora tengo conciencia del paso acelerado del tiempo, de que, como lo advirtieron los sabios, la vida es un instante, apenas la flama de un cerillo que muy pronto se apaga.
¡Tzatz Comitán!
sábado, 26 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UNA CONFERENCIA SENSACIONAL
Querida Mariana: los adjetivos hay que usarlos con moderación, pero ahora uso el término sensacional para calificar la conferencia que dictó la Doctora Consuelo Sáizar de La Fuente, una destacada intelectual mexicana, recordá que ella fue directora del Consejo Nacional para las Culturas y las Artes, en el periodo del presidente Vicente Fox; también fue directora del Fondo de Cultura Económica y muchos más ajos. Es una conferenciante destacada que imparte charlas en todo el mundo. ¿Alguna otra prenda? Bueno, dijo que es amiguísima de Gabriel Guerra Castellanos, hijo del filósofo Ricardo Guerra y de la escritora Rosario Castellanos.
En primera fila estuvo nuestro presidente municipal, Mario Antonio Guillén Domínguez, el famoso Señor Fox. Por cierto, jugando con el apellido Fox, nuestro presidente, siempre ingenioso, dijo, ante estudiantes del Cobach y de la UNACH, que estas instituciones forman presidentes (porque él es egresado de ambas instituciones) y concluyó: “no formaron a Vicente Fox, pero sí a Mario Fox”. Y en su conferencia, la Doctora Sáizar mencionó la importancia de la reinvención en los seres humanos y dijo que nuestro presidente se reinventó.
La conferencia de la Doctora, no me cansaré de decirlo, fue sensacional. De esto fuimos testigos más de ciento cincuenta personas que llenamos el patio central del Museo Rosario Castellanos. Ella bautizó su conferencia con el título de “Los mil rostros de Rosario Castellanos”.
La audiencia estuvo compuesta por funcionarios del actual Ayuntamiento, directivos escolares, escritoras, poetas, promotoras culturales e intelectuales comitecos y muchos estudiantes, que estuvieron atentos a las palabras de la Doctora, porque ella, sabia y sencilla, hizo un bordado sublime con sus palabras.
Consuelo Sáizar de La Fuente dijo que estaba conmovida por estar frente a los coterráneos de Rosario Castellanos.
Convencida, sostuvo que cien años después de la Federación de Chiapas, nuestro estado aportó a México uno de los grandes talentos literarios.
Cuando vio en primera fila al presidente municipal se mostró satisfecha, dijo que la presencia de nuestra máxima autoridad era demostración de su compromiso y su sensibilidad ante el tema de la cultura, tema que es relegado por muchos políticos. El presidente fue un buen anfitrión, en nombre de la comunidad recibió a la Doctora Sáizar, estuvo pendiente de su conferencia y luego la invitó a visitar el museo, que anduvo cerrado por buen tiempo, pero que ayer abrió sus puertas para que fuera visitado por distinguidas personalidades.
La Doctora Sáizar dijo que Rosario fue poseedora de muchos talentos, la definió como una mujer poliédrica, ah, qué bonita manera de definirla, pero dijo que sólo careció de un atributo: la longevidad; lamentó que Rosario haya fallecido muy joven.
La distinguida ponente vino gracias a la intervención de nuestra Universidad Autónoma de Chiapas (nuestra querida Doctora María del Carmen Vázquez Velasco también estuvo en primera fila) y con la participación directa de la paisana Marvin Arriaga Córdova. ¿Recordás que Marvin fue directora del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas en tiempos del gobernador Sabines? En su gestión publicó mi novelilla “Yo también me llamo Vincent”, libro editado en 2012. Marvin es una promotora cultural incansable, siempre anda moviendo la olla que exhala aromas creativos. ¡Bien!
A la hora que vi a Consuelo Sáizar subir al estrado donde dictó la conferencia recordé a mi papá, porque ella vestía esa mañana un chaleco de color negro, mi papá siempre se distinguió por usar chalecos (bueno, mi papá los usaba cerrados, la Doctora Sáizar vistió un chaleco abierto, que le daba una gran dignidad). Ella vio a la audiencia, abrió los brazos y dijo: “ustedes han crecido contemplando el cielo que la cobijó, ustedes aprendieron a leer con sus obras y han tenido conciencia de lo femenino”.
Bueno, habrá que decir que en Comitán se lee poco a Rosario, pero estoy seguro que la presencia de la Doctora Sáizar y sus palabras conmovieron a más de un chico o chica y que ellos salieron motivados y buscarán algo de la literatura de nuestra paisana.
Consuelo Sáizar es una convencida de los beneficios de la cultura. Mencionó que recientemente estuvo en Colombia, país que honra la memoria de Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, y aprovechó para decir que Comitán, nuestro pueblo, tiene todo para hacer la gran ciudad literaria, en homenaje a la gran Rosario Castellanos. Eso vino a decirnos Consuelo Sáizar, por eso digo que su conferencia fue sensacional, fue inspiradora; vino a decirnos que nuestro pueblo recibió la bendición de ser cuna de quien está considerada como una de las mejores escritoras mexicanas del siglo XX. Reafirmó que Rosario Castellanos se sigue reinventando, que ahora se le comprende más, que se le lee más, que ella es “tan universal y tan inmensa” que su tierra debe sentirse orgullosa de su grandeza.
Estamos, querida niña, en la antesala del cumpleaños 100 de Rosario, el mundo celebrará su centenario, el mundo tendrá puesta la mirada en Comitán. Recordá que Rosario nació en la Ciudad de México, en 1925, pero bien pichita, según el poeta Enoch Cancino Casahonda, la trajeron a Comitán a la edad de tres meses y acá vivió toda su infancia y parte de su adolescencia. Rosario siempre se asumió comiteca, estuvo orgullosa de esta tierra. Consciente de ello, el presidente Fox (el de acá, no Vicente), invitó a la Doctora Consuelo a regresar en el 2025 para celebrar los cien años de Rosario y ella dijo que sí, y todo mundo estuvo complacido, porque tuvimos conciencia de la riqueza intelectual que ella posee y de su generosidad al compartir su talento. Quienes estuvimos presentes la mañana del 23 de octubre 2024 en el museo Rosario Castellanos sabemos que sobre el escenario apareció, como un espíritu protector, una de las mentes más lúcidas de este país.
Nuestro presidente municipal dijo que cuando Marvin le propuso este acto cultural y supo quién vendría a dictar la conferencia ¡no dudó!, dijo ¡adelante!, y tuvimos la presencia de gran valor de esta destacada intelectual. Sencilla, vestida con un pantalón, una blusa y el chaleco, ella llegó vestida con un espíritu que se abrió como una mariposa luminosa.
El maestro Iván Ibáñez, comunicólogo de excelencia, siempre propone que en el Festival Rosario Castellanos se privilegie la literatura, no siempre es así. Fuera de Festival se presentó la Doctora Consuelo Sáizar de La Fuente, habló de Rosario, fue una ponencia brillante, ¡sensacional! Esto es lo que propone el maestro Iván, participantes de calidad que vengan a dar luces acerca de la vida y obra de Rosario; que vengan ponentes excelsos, que vengan escritores y escritoras de talla internacional, que hagamos de Comitán la ciudad literaria más importante de México, que esté a la altura de la ciudad colombiana que honra la memoria del gran Gabo.
Posdata: la Doctora Sáizar dijo que en este siglo ha sido más apreciada la obra de Rosario, que este siglo nos ha mostrado nuevas formas de leer a Rosario.
En la visita al museo, la Doctora Sáizar dijo que Rosario bien pudo estar incluida entre los autores del Boom, pero nuestra autora no tenía libros traducidos, aunque su hijo Gabriel sostiene lo contrario. En una vitrina, nuestra invitada vio la portada de un libro traducido al francés y de inmediato preguntó si alguien sabía de qué año era esa traducción. Nadie supo. Alguien intentó buscar información en el Internet, pero en la sala no hubo señal. El libro en cuestión es “Les étoiles d’herbe”, publicado en la colección La Croix du Sud, dirigida por el gran Roger Caillois, en la Editorial Gallimard. ¡Pucha, nadita!, en la prestigiosa Gallimard, tal vez la editorial más importante del mundo literario, porque es la encargada de publicar los libros de la Pléiade. Sólo los más grandes escritores y escritoras del mundo tienen el honor de aparecer en la Pléiade. Rosario no apareció en el catálogo de la Pléiade, pero sí fue traducida en la colección La Croix du Sud, dirigida, nada más y nada menos, por Roger Caillois. En casa busqué la información y hallé que el libro francés fue editado en 1962. Fue una traducción de Jean-Francis Reille. “Balún Canán” es conocida en Francia con el nombre de “Las estrellas de la hierba”. ¡Ah, qué bonito título! ¡Sensacional!
¡Tzatz Comitán!
viernes, 25 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON SOBRENOMBRE
Querida Mariana: llama mi atención el camino que siguen los nombres. Un día, el papá y la mamá (dando por hecho que forman una pareja estable) llevan a la criatura para que sea anotada en el Registro Civil. Con este acto, del cual la criatura no tiene conciencia, queda registrado para siempre el nombre de la persona.
¿En qué momento la persona asume que se llama como se llama? En algún instante, como si uno fuera gatito, comienza a responder ante la mención de un nombre, del cual todavía no se tiene plena conciencia. El papá, la mamá, la abuela, el abuelo, la madrina, el padrino, los tíos y tías se acercan a la criatura y, un poco bobos, hacen cariñitos a la criatura y repiten, con voz de tiuca tierna, el nombre que papá y mamá eligieron (dando por hecho que no hubo mano negra de la suegra de cualquier lado).
La criatura responde ante tanta repetición y llega el momento donde intuye que esa palabra es algo que la identifica (o palabras, porque a veces las criaturas son bautizadas con nombres que parecen sacados de una telenovela: Carlos Arturo, Rosario Emilia).
Todo suena como alfombra persa, pero no es así. Porque nunca falta el familiar que no respeta el nombre y comienza a usar palabras que disfraza con la colcha del afecto. En Comitán, lo sabés, somos muy dados a los diminutivos, así que la criatura llamada Amada se convierte en Amadita, Rafael es Rafaelito y así el nombre original recibe los agregados de ito o ita.
El nombre original se modifica. Tengo el ejemplo con mi papá, que fue bautizado con el nombre de Augusto. No sé en qué momento, algunas personas comenzaron a decirle Augustito o le rasuraron la u y era Agustito y así se sentía, pero hubo personas que rasuraron más y lo dejaron como un sencillo Tito, fue conocido por muchos como Don Tito Molinari, y yo me convertí (bendito Dios) en hijo de Tito Molinari. Pero una tía que era muy amorosa decidió inventar algo que transmitiera el gran cariño que sentía por mi papá, así que cuando llegaba a la casa, desde el portón gritaba: ¡Tititío!, si no hubiese gritado habría sonado como el canto de un pájaro, pero en la demostración de afecto explosivo sonaba como el pito de un tren subiendo una pendiente. Mi papá, con una gran sonrisa, con los ojos iluminados, abría los brazos y recibía a la tía que lo besaba en una y en otra mejilla, mientras repetía, ya en voz baja: Tititío.
Los nombres originales se modifican. No hay (al menos yo no conozco) persona que se salve de tales modificaciones apelativas. En mi caso, en muchas ocasiones mi nombre queda detrás del apellido, muchas personas me llaman por mi apellido paterno, imagino que esto es porque es un apellido no común en México (abundante en Argentina, tanto como en Italia). Mi acta de nacimiento dice que tengo dos nombres Alejandro Benito (¿suena a nombres de telenovela?), pero yo mismo empleo más el primero que el segundo; asimismo, en obras literarias mi nombre es Alejandro Molinari y en obras pictóricas sólo firmo con Molinari.
¿Apodos? Pienso que ya te conté que un tío bromeó una vez (tuve que reír cuando me lo dijo), diciendo que a mi papá, los amigos en San Cristóbal le decían “ratón” de apodo. En Comitán ya no llegó ese sobrenombre; y a cierta parte de la familia de mi Paty les decían “paloma”, así que el tío dijo que nuestros hijos eran “murcielaguitos”, porque eso resultaba de la cruza de ratón con paloma.
Digo que tal apodo no “entró”. Mis hijos deben tener apodos impuestos por sus amigos.
En diciembre, primero Dios, el Colegio Mariano N. Ruiz hará un homenaje al gran basquetbolista el maestro Mariano Antonio Penagos García, que es más conocido con el sobrenombre de “El Camello”. Como en muchos casos (sobre todo en el deporte) el maestro Tono Penagos es más conocido por el apodo. A él no le molesta tal mote, al contrario, su fama ha perdurado con tal distinción.
Llega el momento (pienso que es ya en el colegio) que la criatura tiene plena conciencia de su nombre. Todas las mañanas la maestra (la miss) pasa lista y la criatura responde ¡presente! Ya sabe que tiene un nombre, un nombre que, en forma oficial, es respetado y será el que aparezca en todos los documentos. En los papeles importantes siempre deberá aparecer el nombre o los nombres con que fue bautizada la criatura.
Posdata: una ligera errata significa un calvario. Me tocó, cuando era director del Colegio Mariano N. Ruiz, atender a una señora que llegó a inscribir a su hijito al primer grado de preescolar. Cuando me entregó el acta y la leí, pregunté: ¿cómo se llama su hijo? Pedro, me dijo la señora. Entonces es necesario que vaya al Registro y promueva el cambio de acta de nacimiento, dije, pero señalé el lugar donde estaba escrito el nombre del chico. Ella, con el rostro colorado, me dijo: no sé leer. Le expliqué entonces que el nombre estaba mal escrito. Imaginé lo que significaría de ahí en adelante cuando la maestra (miss) dijera el nombre del alumno: Pedo. Ah, lo que puede hacer una simple erre ausente.
¡Tzatz Comitán!
martes, 22 de octubre de 2024
ORACIÓN PARA LA HORA DE ACOSTARSE
Que la cama sea para el descanso, que no sea objeto de tortura; que sea el territorio del sueño.
Que la cama no se convierta en objeto hindú lleno de clavos, provocador de insomnios.
Que no sea una taza de feria que nos hace dar vueltas y vueltas, provocadora de hastíos, de vómitos.
Que la cama sea el lugar del placer, el lugar donde las parejas se encuentran y buscan la flor del deseo.
Que sea, siempre, el abrazo del padre, el beso de la madre, el acomodo de la cobija para el dulce sueño.
Que nunca sea el infierno de la pesadilla, que nunca aparezca la imagen oscura, la del callejón sin luz, húmedo, apestoso, donde se esconden las presencias más fastidiosas, las que son imágenes recurrentes desde la infancia; que la cama no sea el semillero donde brotan los traumas infinitos.
Que nunca asome la jauría que ataca, que hace que corramos en busca de un lugar de resguardo; que esos perros, con las fauces abiertas, no nos alcancen, no provoquen nuestra caída; que nunca los sintamos echársenos encima y destrozar los pantalones, rasgar las camisas, hundir sus colmillos en nuestras piernas, en nuestros brazos, en nuestros ojos.
Que la cama sea el lugar donde germine el recuerdo de la madre que cuenta el cuento y nosotros cerramos los ojos y sentimos el calor que provoca el sosiego, la tranquilidad, el horno con la brasa tibia, afectuosa.
Que la cama sea como el aleteo de un colibrí, como una planta de hierbabuena, como el misterio del Espíritu Santo, como un paseo por el Río Sena, como una lluvia de estrellas, como una tarde en un parque de Comitán, como la mano del amado en la entrepierna, como una lengua bendiciendo las orillas del cuello.
Que la cama no sea una riña en el bar, una bofetada; que no sea una cabeza llena de liendres, una plaga de cucarachas, de ratas rabiosas.
Que la cama sea como una canción de Bosé, como la hoja seca de un almendro, como el vestido rojo de una chica bonita, como el peinado de una muchacha africana, como los labios de Donna Summer, como el camellón del bulevar comiteco, como una enorme secuoya, como un chal bordado, como una hamaca en la playa.
Que la cama sea como una escultura de Rodin, como una pintura de Monnet, como un juego simple de lotería, como el beso de las olas en la arena, como un chorrito de agua limpia, como el vuelo de una mariposa, como el aire que se recibe al bajar a La Pila.
Que la cama sea el abrazo de la abuela, que sea como puesta de sol, una fina llovizna, un cuento de Cortázar; que sea como el junco de Irene Vallejo, como una canción de Lafourcade, como los ojos de mi niña, como la sonrisa del ciego agradecido, como la mano que, en lugar de pedir, ofrece.
Que sea un ronda de niños y niñas, que sea como la oración del abuelo, que sea la arteria con sangre renovada, que sea como un plato de frutas, como un pan integral, como la vela que se prende en memoria del fallecido, como la cinta que es un papalote al viento, como la muñeca de trapo, como la arena tibia de la playa, como la televisión apagada, como el color amarillo, como la llave que abre la puerta, como el libro que nos acompaña a todas horas, como una película de Akira, como una cabalgata en la pradera.
Que la cama sea la esencia del placer, que nunca sea el alacrán con alas, que jamás sea instrumento de tortura, cuerda que ata el sueño.
Que sea la paz, el sosiego, el descanso, la gota que jamás derrama el vaso.
Que sea el instrumento, la cuerda, el bongó.
Que sea el baile, el canto.
lunes, 21 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN COMETA
Querida Mariana: mirá esta fotografía. Pido, por favor, que la veás con atención. Es del cielo comiteco.
El fotógrafo (genial maestro de la lente) trepó a la azotea de su casa y tomó esta postal que nos regaló en redes sociales (de ahí la robé).
En 2021 Jorge Quevedo nos regaló una toma maravillosa del Cometa Leonard y en este 2024 nos regaló ésta. ¿Ya viste el cometa? Sobrevoló el cielo comiteco y Jorge lo captó. Estarás de acuerdo conmigo que la foto es histórica, es infinita. Gracias a su talento, a su pasión y a su eterna paciencia captó el instante donde el Cometa C/2023 Tsuchinshan-ATLAS fue admirado por mucha gente en el pueblo.
La tía Eufrosina decía que su hija Altagracia llegaba a saludarla “cada muerte de un obispo” o “cada que se aparecía un cometa”. Altagracia la abrazaba y decía, riéndose, que prefería el dicho del obispo, porque los cometas sí se presentaban muy de vez en vez.
Altagracia tenía razón, mi amigo Jorge Quevedo, el autor de esta foto comiteca histórica me dijo que este cometa, el que acá vemos, regresará a la tierra en ochenta mil años. ¡Recontrapucha! Quise hacer un cálculo para determinar quién de sus nietos (en qué generación) le tocará hacer el retrato del cometa cuando pase por cielo comiteco y no me alcanzaron los dedos y eso que no sólo empleé los de las manos, sino también los de los pies. Ni vos ni nadie de los de estos tiempos lo verá. Por esto, lo que Quevedo nos regaló es un verdadero deleite para el espíritu. Desde acá, desde mi mesa de trabajo puedo decir, gritar: ¡yo vi el cometa del siglo! Lo vi, gracias a la postal de mi querido y admirado amigo, que se trepó a la azotea de su casa para obsequiarnos un instante prodigioso.
Ramiro (ah, siempre el Ramiro) cuando le mandé la imagen por WhatsApp, me dijo: “La NASA tiene mejores fotos”. Nada contesté. ¿Qué iba a decir ante comentario tan disparejo? ¡Por supuesto que la NASA tiene fotos mejores, claro que sí! Pero la NASA no tiene una imagen tan afectuosa, como ésta, donde en el extremo inferior aparece parte del caserío de Comitán, arriba el cielo y en medio de éste la cinta de luz del cometa.
Tenía razón la Altagracia, los obispos se mueren con más frecuencia, los cometas se aparecen muy de vez en vez, éste volverá a pasar encima de Comitán dentro de ochenta mil años. Ay, Dios, da sarpullido mental sólo de mencionarlo. Pucha, ya miro a tu novio diciéndote: nos vemos dentro de ochenta mil años para mirar el cometa en una zona VIP.
Mi amigo Jorge, parece muy seriecito, pero es pueblo, basta ver cómo firma sus obras fotográficas: “Q’Vedo contigo”, es un juguetón, que juega con su apellido y con una frase medio alburera. Quevedo es grande, no sólo el gran poeta, también nuestro artista comiteco. Su tocayo poeta dijo: “Érase un hombre a una nariz pegado”, acá, Jorge es un hombre a una mirada pegada, su mirada es sublime. A mí me encantan los retratos de chicas bonitas, tiene un aura especial para obtener lo mejor de sus personalidades.
El fotógrafo me dijo que el cielo de Comitán no presentó en estos días las mejores condiciones climáticas, pero una noche logró esta imagen genial, genial porque, tal vez, digo yo, hubiese obtenido una imagen más nítida sin el reflejo de la ciudad iluminada, pero si no estuviese esa franja inferior, donde el pueblo seguía su labor cotidiana, no tendríamos está crónica sencilla, pero maravillosa del momento en que el cometa del siglo pasó sobre nosotros.
La toma está desde la azotea de su casa hacia el oeste. Cuando pasen ochenta mil años los comitecos y comitecas colocarán una placa sobre la azotea de la casa de Quevedo que dirá: “En este lugar, una noche de octubre de 2024, el gran Jorge Quevedo retrató la carita y la cola, enormísima cola, del cometa del siglo”.
Posdata: al decir “cometa del siglo” está dicho todo. En lo que resta del siglo XXI no habrá otro fenómeno similar. Alzaremos la vista y veremos lo que siempre hemos visto, pero ya no la estela luminosa de un cometa. El privilegio fue de él, es nuestro. Gracias por el obsequio. Ni la NASA tiene una foto tan cercana, tan afectuosa, tan comiteca.
¡Tzatz Comitán!
domingo, 20 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN SOLO DE GUITARRA
Querida Mariana: Joaquín me dijo: Álex deberías escribir un solo para guitarra. No, le dije, no soy compositor musical. ¡Por eso!, dijo y se despidió con una sonrisa enigmática.
Sí, debería escribir un solo para guitarra. Ya entendí. Un día, cuando sea grande seré como Paco de Lucía o, ya de perdida, como Jimi Hendrix. No sé si Jimi o Paco fueron compositores, pero son brutales ejecutantes de la guitarra. La escritura debería ser eso: una ejecución con ritmo excelso. Los más altos poetas ¡lo logran!
Ya entendí lo que Joaquín me deslizó.
Acababa de decírmelo cuando me llegó un mensaje en el WhatsApp, el que te comparto. ¿Es una señal divina?, pensé. ¡No, pero sí era algo relacionado con el tema!
Medio mundo de San Cristóbal de Las Casas y de puntos intermedios conoce a mi amiga Claudia Ponce de León, quien tiene una Academia de Música en aquella bellísima ciudad.
Claudia y Jorge son mis amigos desde hace varios años, ya varios. Jorge es editor, en su empresa Editorial Fray Bartolomé de Las Casas se imprimió la gaceta Kujchil, de feliz memoria, publicación que hicimos en la Dirección de Cultura, en la administración municipal de mi querido y admirado licenciado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez, hoy flamante presidente del Congreso de Chiapas; además, varias de mis novelitas han sido impresas en la Fray Bartolomé de Las Casas.
Claudia y Jorge son muy profesionales, excelentes personas.
El 7 de noviembre 2024 celebrarán los cuarenta años de la Academia de Música Ponce de León en uno de los más selectos recintos culturales de Chiapas: el Teatro de la Ciudad Hermanos Domínguez, espacio que en su nombre lleva el símbolo de la llave de sol.
En Comitán el Teatro de la Ciudad lleva el nombre de una zona prehispánica: Junchavín; el auditorio de la UNACH, soberbia sala, se llama Belisario Domínguez; sólo el auditorio del Centro Cultural Rosario Castellanos honra la memoria de músico: Roberto Cordero Citalán, el mítico autor de la famosísima canción “Comitán”.
Los Hermanos Domínguez, todo mundo lo sabe, fueron músicos coletos ampliamente reconocidos en todo el mundo. Alberto Domínguez nació en el mismo pueblo y año donde mi papá nació, su canción “Frenesí” ha sido un hitazo internacional. No lo sé bien, pero alguien me contó que Elvis Presley se aventó una versión de tal canción, ¡Elvis! Pucha, nadita. Bueno, parece que la relación de intérpretes de dicha canción es tan extensa como extensa la siembra de mis amigos Ponce de León, porque me basta mirar hacia atrás y descubrir la siembra de talentos que ellos han propiciado durante cuarenta años. En una ciudad maravillosa, la Academia de Música Ponce de León ha sembrado el gusto musical, gusto que continúa con la tradición de ser cuna de talentosísimos artistas que dejan por lo alto el nombre de Chiapas.
Ponelo en perspectiva, mi niña bonita, pensá en los instantes luminosos que se han dado en salones de la Academia de Música. Pienso en los niños y niñas que por primera vez tienen una guitarra en sus manos, los que tienen una flauta o un ukelele o se sientan ante un piano y sienten una vibración especial que duerme, que espera que ellos y ellas, con sus dedos, despierten los sonidos.
Sí, eso, Joaquín tiene razón, debo procurar hacer un solo de guitarra, escribir un texto que no sólo diga, sino que suene, que las palabras, más allá de sus significados, desprendan sonidos de tal magnitud que baste comenzar a leer para sentir un ritmo especial, espacial.
¡Qué difícil! ¡Qué labor tan compleja! Ahora me siento como un principiante, como el niño que comienza a hacer armonías musicales.
Deberé estar muy atento. No tengo ya dudas acerca del instrumento que elegí desde hace años. No toco piano, ni guitarra, ni batería. Mi instrumento para hacer ritmos es la palabra, con ella, ahora, celebro los cuarenta gloriosos años de la Academia de Música de mis amigos. Felicidades, queridos Jorge y Claudia. Ustedes se han aventado un gran solo de piano y pianola.
Sé que los paisanos de San Cristóbal de Las Casas, siempre cultos, siempre amantes de las esencias nobles y buenas, adquirirán sus boletos para asistir a la gala del 7 de noviembre 2024.
Posdata: el arquitecto Pepe Trujillo, cronista vitalicio de Comitán, quien falleció recientemente, siempre solicitó el cambio de nombre del Teatro de la Ciudad, propuso que el recinto tuviera una cinta de luz unida a la música, que se llamara Isabel Soria, soprano que nació en el pueblo en el siglo XIX y cuentan los historiadores y cronistas fue una destacada cantante que actuó en las principales salas del mundo.
¡Tzatz Comitán!
sábado, 19 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN FESTEJO FANTÁSTICO
Querida Mariana: hubo una gran fiesta en Comitán, fiesta de la inteligencia. Sí, en la Facultad de Ciencias Administrativas de la UNACH, Campus VIII, se celebró la Feria Internacional del Libro 2024, de la propia universidad, institución educativa que está cumpliendo 50 años.
El maestro Adolfo Altuzar Figueroa mencionó que Comitán debería estar cumpliendo también cincuenta años de su facultad, pero ésta inició veinte años después, más o menos, pero hoy, nuestro pueblo cuenta con una sede de la UNACH, donde cientos de chicos y chicas acuden a las aulas para prepararse profesionalmente. Eso es una verdadera bendición.
Cuando concluí el bachillerato, en el año 1974, en Comitán no había ninguna opción universitaria, todos los alumnos debíamos emigrar, la mayoría iba a estudiar a la Ciudad de México, en la UNAM o en el Politécnico o en la recién estrenada UAM. Quique Robles, quien presentó su libro “Qué pensás que estoy contando”, en la Feria Internacional del Libro 2024, es egresado de la primera generación de abogados de la UAM – Unidad Azcapotzalco. Mis amigos Miguel Román y Jorge Pérez, ambos ya fallecidos, también estudiaron en la UAM. Yo, lo sabés, anduve un rato también ahí, luego me inscribí en la UNAM y estuve ahí durante cuatro años, yendo todos los días a la Biblioteca Central Universitaria y refinándome todos los ciclos de cine de arte que se exhibían en los auditorios de todas las facultades.
El Rector de la UNACH Carlos Natarén Nandayapa decidió que este año la Feria Internacional del Libro tuviera más sedes y una de éstas fue Comitán, así que los estudiantes de acá tuvieron la oportunidad de acercarse a la creación. Fue una fiesta maravillosa, vi a los estudiantes gozar las presentaciones de libros, las conferencias. Algún día te contaré el recuento total de las presentaciones, pero por el momento diré que el 17 de octubre de 2024 estuve toda la tarde en el auditorio que lleva el nombre del querido contador Francisco Javier Trujillo y fui testigo de presentaciones inolvidables. Quique estuvo genial, leyó dos cuentos de su libro y los muchachos disfrutaron su participación, mi amado Gutmita aceptó la invitación que Quique lanzó en forma general: ¿alguien quería leer uno de sus cuentos? El Gutmita, siempre aventado, se paró (estaba sentado en la primera fila) y dijo: yo, y se sentó al frente. Quique seleccionó uno para que Gutmita leyera y éste leyó con corrección. Al final (porque el cuento tiene un final simpático) le ganó la risa, esto hizo que casi no se escuchara su voz, pero como todo mundo ya sabía en qué terminaría el cuento la audiencia se desternilló de la risa. El libro de Quique tiene al final un glosario con términos comitecos, hizo una dinámica donde obsequió libros a quienes dijeran el significado de las palabras comitecas. Ah, todo fue maravilloso. El objetivo fue logrado: que los chavos de estos tiempos se acerquen a los vocablos que nos den identidad. ¿Qué significa galán? ¿Qué significa flato? Y los chicos y chicas levantaron la mano, dijeron su definición y obtuvieron un libro.
Pero después de esa presentación sabrosa, le tocó su turno a mi amado Gutmita (Abraham Gutman Vicente), lo acompañé en el escenario, para detenerle el micrófono y él, con su sapiencia y simpatía naturales, explicó que el libro que presentaba (“Los cuentos que cuenta Gutman”) tiene la pretensión de hacer reír a la gente, porque la risa es un elemento esencial de la vida (el cabrón de Gutmita tiene ochenta y tantos años de edad y no tiene una sola arruga en su frente, ¿cómo?, ah, pues como siempre se está riendo hace que su rostro se extienda como se extiende nuestro pueblo en el valle). Y luego dio paso a compartir algunos de los chistes que contiene el libro. Él le llama cuentos, pero en realidad son chistes que se ha dedicado a coleccionar durante más de veinticinco años. Su libro contiene más de cuatrocientos chistes (algunos de color blanco, otros de color verde y muchos colorados, coloradísimos). Él, en su presentación, comentó que eran chistes para adultos, pero como la audiencia estaba conformada por mayores de dieciocho años se aventó a contarlos. No puedo compartir la emoción de todos. Gutmita soltaba un chiste, al final se botaba de la risa y todo mundo se contagiaba de esa cascada de luz. El auditorio se llenó de carcajadas, la gente se despatarraba en las butacas y yo veía cómo la risa, el objetivo de Gutman, era una nube luminosa que nos llenaba de vida. Hubo un chiste que “no entró” y mi amado Gutmita dijo “no lo supe decir”, pero lo dijo con tal picardía y tal ingenuidad que todo mundo rio. Él ya se había metido al público en la bolsa y lo que dijera era aplaudido, bien recibido. Esa noche, Abraham fue como el Polo Polo de San Ramón (lugar donde vive), el Teo González (sin cola), el Jojojorge Falcón (más bonito, mucho más bonito). Fue un éxito. La Feria Internacional del Libro de la UNACH fue un éxito en todas las sedes, también en Comitán, ¡a huevo!
Y el cierre fue sensacional, nuestra querida Paty de Cajcam, Editora Ejecutiva de ARENILLA, compartió una charla maravillosa, ella relacionó la lectura con el viaje, y con gran soltura y efectividad compartió el tema con los chicos y chicas, quienes (¡de verdad!) estuvieron pendientísimos de lo que ella dijo. Ella, que es una gran lectora, compartió un fragmento de un cuento de Francisco Hinojosa que le gusta mucho “Ana, ¿verdad?”. Todo mundo lo disfrutó. ¡Cómo no! Fue un deleite escucharla, vos sabés que ella tiene una voz exquisita y una dicción impecable.
Así concluyó la feria, nuestra querida Doctora Mary Carmen Vázquez Velasco subió al podio e hizo la clausura oficial. Se le vio satisfecha, cansada por tanta chamba, pero contenta por los resultados. “Por la conciencia de la necesidad de servir”.
En la mañana hubo más actos. No alcanza la vida para dar cuenta de todos. Pero diré que mi querida amiga Marvey Altuzar Figueroa presentó su libro más reciente: “Pecados capitales y otros misterios gozosos”, estuvo acompañada por Chusy Coutiño, Olivia Bonifaz y Mario Escobar. De igual manera fue un maravilloso momento. Los comentarios rondaron el tema de que por primera vez la poeta Marvey le entra a la narrativa. Sé que ella no se enojará si copio un cuentito de su libro y lo comparto con vos. Va.
AROMA
Eduardo salió de su coche dando un portazo. Manos y piernas le temblaban. Su respiración era agitada y sus ojos llorosos. Se dirigió al edificio donde vivía con su esposa e hijo recién nacido. Al subir lentamente los escalones sintió que se volvía loco pues todo el vestíbulo olía al perfume de su amante, a quien horas atrás había encontrado muerta en el hotel donde se citaban cada ocho días. Agobiado decidió quedarse un rato sentado en los escalones. Su esposa no podía verlo en ese estado. ¿Qué excusa podría darle? Lloraba y respiraba agitado, cubriéndose la nariz para ya no percibir el aroma: el perfume de la mujer a la que tanto amó y que ahora yacía muerta. Cuando por fin pudo tranquilizarse, entró a su departamento y con palabras entrecortadas le contó a su esposa una historia recién inventada. Ella fingió creerle. Lo abrazó, le preparó un té y le dio un largo beso. Agradeció al cielo. Todo había sido perfecto. Parecería un asalto. Le quitó su bolsa, los aretes, el reloj y el frasco de perfume, ése que se le cayó de las manos al subir hacia su departamento y que se estrelló inundando su edificio con un horrible aroma.
Matar a la mujer que quería quitarle a su marido fue relativamente fácil.
Posdata: el talento comiteco brilló en la Feria Internacional del Libro 2024, de la UNACH, mi universidad, la que está celebrando su cumpleaños número cincuenta. ¡Felicidades!
¿Querés leer más cuentos de la Marvey? Ah, pues hacé favor de correr a comprar su libro.
El primer paso está dado. Será fantástico que en próximas ediciones de la Feria Internacional del Libro no sólo los de casa participemos acá, sino que vengan escritores y escritoras de otras partes del estado de Chiapas, incluso que vengan los invitados de honor, que en este caso fueron de Colombia; y que exista una oferta editorial generosa, para que Comitán, poco a poco, se acostumbre a caminar y toparse con libros en los pasillos, en los corredores y en las plazas. La siembra ya inició. Pronto comenzó a germinar, ya dio frutos. ¡Qué maravilla!
¡Tzatz Comitán!
jueves, 17 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON ACTO GENEROSO
Querida Mariana: la UNACH, mi universidad, cumple cincuenta años. Ayer participé en la Feria Internacional del Libro 2024, en la sede Comitán.
Un día recibí una invitación: ¿quería participar en la Feria del Libro? Me dijeron que, por primera vez en la historia, en un acto generoso de la rectoría del Doctor Carlos Natarén Nandayapa, esta fiesta de la inteligencia tendría varias sedes y una de ellas sería nuestra Facultad de Ciencias Administrativas, Campus VIII, en Comitán.
¿Mirás? Pucha, qué maravilla. Traerían la Feria del Libro a casa. Acepté, ¡por supuesto!
Ayer, a las once con diez minutos, después del acto protocolario de la inauguración, que encabezó la querida Doctora Mary Carmen Vázquez Velasco, directora de la Facultad, participé frente a un auditorio lleno de chicos y chicas universitarias. Presenté, en nombre de mis compañeros de trabajo, el número más reciente de nuestra revista ARENILLA, el que honra la memoria de Rosario Castellanos, en su quincuagésimo aniversario. El ambiente universitario me hizo sentirme en confianza y me atreví a invitar a la audiencia a cantar Las Mañanitas a nuestra universidad, por su cumpleaños y así lo hicimos, ¡ah, fue un instante emotivo! Al final todos aplaudimos y la Doctora Gaby Durán gritó: ¡Viva la UNACH!, y todos coreamos. Ah, fue una gran fiesta.
Pero, la foto que anexo es de un tiempo anterior. Acá está mi querido Doctor Marco Antonio Besares Escobar, quien me entrevistó en la serie Memoria 50. Marco Antonio es uno de los grandes intelectuales de Chiapas, con una amplia experiencia en la vaina de la entrevista; ha aportado un abanico amplio en la transmisión de contenidos esenciales para nuestra identidad. Fue un honor platicar con él.
¿Qué es Memoria 50? Es una serie de entrevistas, cincuenta (una por cada año de existencia de nuestra universidad), que son testimonios de ex alumnos y ex alumnas de la UNACH.
Los historiadores y cronistas escriben la historia. ¿En qué fuentes encuentran el agua? Ni me preguntés. Nada sé. Pero lo que sí puedo decirte es que una manera de embonar piezas para resolver los crucigramas históricos es a través de testimonios de quienes han vivido las experiencias. Memoria 50 es un recuento de recuerdos de quienes en algún momento pasamos por las aulas de nuestra universidad; es una memoria variopinta, con cinco decenas de gajos de luz.
Acepté la invitación para la Feria del Libro porque fue en casa. ¿Qué pasó con Memoria 50? Te lo cuento como pasó, porque es una muestra más de la generosidad de mi Alma Mater.
Otro día recibí una llamada de la Doctora Seyma Cruz, directora de la Fundación UNACH. Sí, querida mía, leíste bien, una llamada de la directora de la Fundación UNACH. Otro grandísimo honor. Ella me explicó el proyecto de Memoria 50 y me invitó a ser uno de los ex alumnos participantes. ¡Qué distinción! Pero (ay, Molinari, adónde te vamos a poner), debía viajar a Tuxtla para que el Doctor Besares me entrevistara. Mi querida y admirada Doctora Seyma, le dije, ¿por qué no vienen a mi pueblo? Comitán está hermoso en estos días. Vengan, vengan, insistí, acá les invitaremos un panito compuesto. Dígale al Doctor que acepte venir a mi tierra, él es mi amigo. ¿Qué respondió la Doctora ante tan inusual propuesta? Dijo que lo comentaría con el Doctor Besares, nos despedimos y yo lamenté un poquito ser como soy. Pensé: ¡qué te cuesta, compa, treparte temprano a un ADO e ir a la capital de Chiapas y regresar en la tarde!
Pero vos sabés que participé en Memoria 50, el programa ya lo treparon a Youtube, vos ya lo viste.
Pues resulta que otra mañana llamó la directora de la Fundación UNACH y me dijo: ¡vamos a Comitán! Ella no lo vio, pero comencé a bailar Catala (como lo hacían los cronopios) y agradecí la generosidad. Y un día vino el equipo de grabación (pura gente profesional), la Doctora Seyma y mi querido Doctor Besares para hacer entrevistas con gente de acá y de allá, porque el comiteco ingeniero Pedro González Vera viajó de Tuxtla a su pueblo, él aprovechó, igual que los amigos y amigas de la Fundación, a probar los riquísimos panes compuestos.
Y se cumplió la cita bíblica (¡qué atrevimiento!) Molinari no fue a la montaña, la montaña vino a él. ¿Mirás cómo mi universidad me sigue consintiendo? Durante los cuatro años de los estudios universitarios de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericana me aportó cimientos básicos para mi formación intelectual. Ahora recuerdo, así, de manera rapidita, algunos nombres de maestros y de maestras de excelencia, de la Facultad de Humanidades: Elsa María Díaz Ordaz, Fernando, Toñito Durán, José Martínez Torres, Ricardo Cuéllar, la maestra Pechá, el recordado maestro Armando Altamira, Abraham, Venustiano Toledo, Carmen Reséndiz. Hasta ahí llega mi memoria pichancha. Agradecimiento a todos y a todas. Fueron maravillosos docentes y generosos en la amistad.
Posdata: vinieron al pueblo para hacer la entrevista. Lo sugerí, puse la decisión en el centro de su corazón y éste, generoso, dijo que sí y fui uno de los cincuenta de la Memoria de la UNACH. ¡Qué privilegio!
¡Tzatz Comitán!
martes, 15 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN LIBRO
Querida Mariana: vos y yo amamos los libros. Mirá lo que Rosy me obsequió. Mi querida amiga ofreció conseguirme un ejemplar y ¡cumplió!
¿Vas a estar en tu oficina?, preguntó hace tres días. Le dije a qué hora terminaría una reunión y llegó a la oficina de Arenilla. La reunión se prolongó un poco más, pero ella esperó y cuando nos saludamos metió una mano en su bolso y me entregó el libro.
En cuanto vi en redes sociales fotos con la presentación del libro pensé quién me podría ayudar a conseguir un ejemplar de “Plan Chiapas Transformador 2024. A 200 años de La Federación. Plan Chiapas Libre - Plan Chiapas Transformador”, escrito por Eduardo Ramírez, nuestro gobernador electo de Chiapas. Tenía mucho interés en conocer el contenido.
Una mañana coincidí con Rosa Cancino, quien me honra con su amistad desde hace varias cuadras, y me dijo: no te preocupés, te lo conseguiré; y mujer de palabra ¡cumplió! Cumplió mi deseo.
Tal como lo imaginé, el libro contiene un preciso análisis de la situación de Chiapas, en todos los rubros, y una serie de propuestas para hacer frente a los retos.
Nuestro autor es un hombre que tiene un amplio conocimiento de la realidad de Chiapas, no oculta lo que es visible: “...Chiapas es la entidad federativa con la mayor concentración de pobreza…” El llamar a las cosas por su nombre le permite hacer una prospectiva real; además, todo mundo lo sabe, él se ha preparado para enfrentar este reto, con pasión.
En el libro hace un parangón entre el acto histórico de 1823, donde, con la proclamación del Plan Chiapa Libre, quedó de manifiesto “...una clara manifestación de autonomía…” y su Plan Chiapas Transformador que, de igual manera, busca un Chiapas libre, mediante la transformación de “...la realidad del Chiapas contemporáneo…”
Todos estuvimos pendientes de los Foros donde diversos sectores de la sociedad manifestaron sus inquietudes y sus propuestas. De tal ejercicio democrático saldrá un proyecto integrador. Chiapas merece confirmar ya el destino de su grandeza.
Terminé la lectura del libro, confirmé el porqué de mi interés. El libro “Plan Chiapas Transformador”, es la columna vertebral de lo que será el gobierno en los próximos seis años, es una visión objetiva y clara.
Nuestro gobernador electo no es un político improvisado, es un gobernante avezado.
Por supuesto, para que Chiapas comience a andar deberá quitarse las amarras que, por ahora, lo detienen. La prioridad es, como lo manifiesta el autor en su libro: “...salvaguardar la vida, las libertades, la integridad y el patrimonio de las personas y preservar la paz social…”
El gobernador electo rubricó el libro con estas significativas palabras: “Chiapas es nuestro origen y nuestro destino. Vamos juntos a nuestro encuentro. Con el pueblo todo, sin el pueblo nada”.
Me encantan los libros, gracias a ellos mi horizonte se amplía. El libro de nuestro gobernador electo me permitió acercarme a los grandes problemas actuales de Chiapas, asimismo abrió la ventana donde está la luz.
Posdata: agradezco a Rosy el obsequio. La lectura del libro avivó la llama de mi convencimiento: estos tiempos requieren de un profundo amor a Chiapas, de todos, de todas. Que así sea.
¡Tzatz Comitán!
lunes, 14 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN INSTANTE GLORIOSO
Querida Mariana: acá está el testimonio gráfico del principio luminoso. Es una foto de los años setenta. ¿Mirás? El Concurso de Oratoria Dr. Belisario Domínguez, Libres por la palabra libre, está a punto de cumplir el medio siglo de haber iniciado.
La fotografía es de 1975. La imagen fue captada en el auditorio que hoy lleva el nombre de Roberto Cordero Citalán, ahí fue el escenario de ese momento glorioso.
A mí me cuesta recordar los principios de eventos importantes, pero acá la fotografía ayuda a la memoria y le da un empujoncito para revivir un instante prodigioso para la historia de Comitán.
Te conté que en octubre de 2024 asistí al Teatro Junchavín para el Concurso Nacional de Oratoria que organizaron el IEPC y el Ayuntamiento del pueblo.
En esta foto está el origen de todo. En octubre de 2024 estuvo presente uno de los personajes que aparece en esta fotografía.
Sí, tenés razón, primero debo decirte quiénes están en la mesa de honor del Primer Concurso de Oratoria Dr. Belisario Domínguez. Vos no eras proyecto de vida y ya en nuestro Comitán se daba un acto de gran prestigio.
Va, como dicen los clásicos, de izquierda a derecha están Óscar Bonifaz, Benjamín López, Roberto Bonifaz, Juan Carlos Gómez Aranda, Enrique Culebro Carreri, Mario Uvence y José Muñoz Cota.
Ahora sí ya identificaste quién estuvo en la mesa de honor en 2024.
De quienes aparecen en esta fotografía que te comparto ya fallecieron Óscar Bonifaz, Roberto Bonifaz, Enrique Culebro y José Muñoz Cota; viven, gracias a Dios, Juan Carlos, Mario y Benjamín, triada de grandes hombres que fueron los pilares para la construcción del concurso.
¿Y cómo nació este importante acto? Te cuento.
El Primer Concurso de Oratoria fue organizado por la Asociación de Estudiantes Comitecos Radicados en el Distrito Federal, cuyas siglas eran A.E.C.R.D.F.; luego se llamó ASESCO.
El prodigio fue realizado por el Comité Ejecutivo 1974-1976, que era presidido por Juan Carlos Gómez Aranda. A Mario se le ocurrió la idea de realizar el concurso y Juan Carlos, ¡por supuesto!, lo aprobó y todos los integrantes de la Asociación pusieron manos a la obra para que se realizara. Ellos supieron lo que significaba la organización de un concurso de tal relevancia, estaban conscientes de la trascendencia, colocaron los cimientos de un acto grande, noble. En la tierra de Belisario Domínguez se le honró a través de la palabra y el lema de “Libres por la palabra libre” resonó por todos los cielos, como sigue siendo hasta la fecha.
En la foto, el admirado y querido Juan Carlos Gómez Aranda hace uso de la palabra, todos lo escuchan con atención.
Este grupo de jóvenes, con pantalones acampanados y cabelleras largas, escribieron una página brillante de la historia del pueblo, lo siguen haciendo.
Nuestro pueblo ya no tiene este tipo de agrupaciones de estudiantes, es una lástima, una pena porque esta asociación convocó a quienes, siendo del mismo pueblo, fueron a estudiar a la gran ciudad, la asociación fue la cinta de unión.
Hablo de lo que veo en la fotografía, pero la Asociación de Estudiantes Radicados en el Distrito Federal fue una agrupación que aportó mucha luz y sensibilidad a Comitán. Ellos se reunían en la gran ciudad y participaban de manera activa en diversos actos, pero, además, siempre pensaban en aportar a su tierra y así en el pueblo realizaron múltiples actos cívicos, sociales, deportivos y culturales.
Juan Carlos es un comiteco que, desde siempre, ha aportado a la grandeza de Comitán, de Chiapas, de México. No alcanza esta carta para enumerar la cantidad de actos. Durante su gestión como presidente de la asociación, junto con su equipo de trabajo, promovió muchos actos que aún resuenan. Ya comenté el inicio de los concursos de oratoria; además, porque 1975 fue declarado Año Internacional de la Mujer, promovió la Semana de la Mujer, donde, entre otros actos, se rindió un homenaje a Rosario Castellanos, al lanzar la iniciativa que la avenida frente a la Casa de la Cultura llevara su nombre; asimismo, en 1976 organizaron el Concurso de Declamación Rosario Castellanos.
La asociación realizó torneos deportivos, distribución de víveres en zonas marginadas, charlas literarias, donación de libros, programas de radio, regatas en los Lagos de Montebello y bailes, unos bailongos en navidad que eran esperados por todos los muchachos y todas las muchachas. Traían grupos musicales de la Zona Rosa que alternaban con los grupos de acá. Recuerdo que una vez mi amigo Jorge Pérez (quien, desafortunadamente, falleció hace poco) me dijo que lo acompañara porque sería chambelán en el baile del Club de Leones. Ahí fuimos y echamos baile y traguito.
La presencia de la Asociación de Estudiantes Comitecos Radicados en el Distrito Federal fue importante para el desarrollo cultural del pueblo.
En 2025 celebraremos el cumpleaños número 100 de Rosario Castellanos y el cumpleaños número 50 del Concurso de Oratoria Belisario Domínguez. Deberán ser festejos altísimos, de cielos con confeti.
Posdata: en la fila de atrás aparece, entre Enrique Culebro Carreri (quien era el presidente municipal de Comitán en ese año) y Mario Uvence (quien tenía barba) Juan Carlos Bonifaz Trujillo, también integrante de la asociación.
¡Tzatz Comitán!
domingo, 13 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON UN GRUPO DE AVISPADOS
Querida Mariana: Los Avispados cumplieron dos años. ¡Mirá qué foto tan hermosa!
Te cuento, la fotografía del recuerdo fue tomada el 11 de octubre de 2024, en el Buffet del Hotel San Sebastián, ubicado en el barrio del mismo nombre.
Un cielo con muchos papelitos de colores iluminó al grupo, una comunidad que fue unida porque todos, hombres y mujeres (y niños, ahí está Carlitos, sentado en primera fila) han participado en el programa que crearon mi amigo Roberto Carlos y mi primo Manuel (¿ya los identificaste? Roberto está a la derecha de la chef Karla Itzel, quien está al centro de la fotografía, con blusa negra, y mi primo está a la derecha de Roberto, ambos con saco).
Los creadores de Avispados invitaron a asistir a una conferencia que impartió la ingeniera Carolina Penagos, donde, con una exposición sencilla platicó acerca de los gastos hormiga. Puse mucha atención, porque ella dijo una certeza: un pequeño hueco en un barco hace que éste se hunda. Mi papá, en materia económica, siempre me recordó el dicho: “cuida los centavos, que los pesos se cuidan solos”. Ah, cuánta verdad. La paguita se va en eso que se llama gasto hormiga, que si no se está consciente ocasiona desastres económicos en lo personal y en lo empresarial.
Esa mañana saludé a mi amigo el doctor José Ramón Domínguez, de Veterinaria 2000 (es quien está a la derecha de la fila, con un elegante blazer azul) y comentamos que, hace años, una famosa aerolínea internacional redujo la entrega de cacahuates en los vuelos y eso significó un ahorro para la empresa. Esa cortesía provocaba un hueco financiero importante. La ingeniera Penagos compartió el tema con todos, para que, mientras disfrutaban un riquísimo desayuno, reflexionaran tantito: ¿en dónde se van mis centavos? ¿De verdad son gastos necesarios o, al contrario, son parte del dispendio? Estoy seguro que toda la comunidad de invitados tiene bien aprehendido el tema, porque todos ellos son empresarios exitosos, saben en dónde invertir y evitan los gastos hormiga.
Digo que esta fotografía es histórica, porque si no hubiese sido por la iniciativa de Roberto Carlos Espinosa Vásquez y de Manuel Bermúdez, este instante no se habría dado y sabemos perfectamente que las empresas son grandes por la sinergia de sus colaboradores, acá se dio una sinergia espiritual, la cinta que une a este grupo es que aceptaron la invitación de los Avispados para compartir sus experiencias de vida y de trabajo con la comunidad mundial, el talento de nuestra región al servicio de las mejores causas del mundo. Avispados es una ventana que habla, que grita sin gritar, que reafirma el talento de nuestra gente, de nuestro pueblo. Quienes acá están son ¡grandes!, cada uno en su profesión. Sin duda que fue una grata experiencia para Carlitos, quien entre otras cosas es el ilustrador de los cuentitos infantiles de Arenilla-revista. Esa mañana pidió permiso en su escuela, porque supo que el encuentro con Los Avispados nutriría más su espíritu, total, la clase se recupera de una o de otra manera, ¿cómo recuperar el momento de estar con tanto talento regional? Todos los integrantes de esta fotografía dejaron sus labores cotidianas y se dieron el tiempo (¿mirás qué bonito? Se dieron el tiempo) para convivir con las demás personas.
Por supuesto que la comunidad de Avispados es más grande y será más grande, ya imagino la fotografía del recuerdo cuando cumplan cinco, cuando cumplan diez años. La foto del recuerdo será inmensa e intensa, porque, acá se ve, cada uno de los participantes tuvo grandes sueños y los alcanzó, tienen grandes sueños ¡y los alcanzarán!; y son tan grandes que su generosidad va más allá del círculo cercano, se extiende a través de un testimonio en el programa Avispados.
Posdata: ¿por qué Avispados? Escuchemos, de viva voz, qué dicen los creadores:
“Cuando iniciamos este proyecto y nos decidimos por el nombre "Avispados" después de varias horas de buscar el nombre correcto, llegó esa palabra tan popular que hace referencia a esas personas listas, chispas, abusadas, como decimos aquí en Comitán, y consideramos que representa esa característica que nos une a todos los que formamos parte de la comunidad de Avispados, personas apasionadas en hacer lo que nos gusta, desde diferentes ámbitos, como el deporte, la salud, el emprendimiento y el arte”
¡Felicidades por la iniciativa a los creadores! ¡Felicidades a todos los participantes, porque constituyen una comunidad de gente exitosa!
¡Tzatz Comitán!
sábado, 12 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON JOYAS DEL PUEBLO
Querida Mariana: vos y yo hemos ido al mercado primero de mayo. ¡Qué delicia para la vista, para el oído, para el espíritu!
Los mercados de todo el mundo son síntesis prodigiosa de la cultura. En los mercados, sobre todo, hallamos ingredientes y esencias culinarias, pero, además, hay otras sustancias.
Es una labor compleja hacer un recuento de todo lo que podemos hallar en el mercado primero de mayo, de Comitán, así como hacer una relación de todos los mercaderes y mercaderas que, desde 1900, han pasado por ahí. ¡Ya ni te digo del número de consumidores!
Dije: desde 1900; año en que se inauguró este mercado; es decir, estamos hablando de que el mercado ha estado en servicio durante ciento veinticuatro años, un titipuchal de años.
¿Quién es la mercadera que tiene más años de estar en su puesto del mercado? ¿Quién es el mercader que ha atendido a los clientes desde hace muchos años?
En el mercado hallamos muchos testimonios de vida, de una vida intensa, llena de trabajo. No sé bien a bien a qué hora se abren las puertas del mercado; no sé bien a bien a qué hora llegan a abrir los puestos. Pero vos y yo y medio mundo sabemos que el mercado empieza a tener vida desde muy temprano y cierra ya en la tarde, tarde.
En una ocasión fui con mi querido amigo Luis Aguilar Castañeda, el genial escultor comiteco, a comprar un atol de granillo. Nos citamos en la base de su premiada escultura: “Día Marcado”, que acá en Comitán fue bautizada como “Las Lolas”, porque alguien dijo (ya sabemos quién fue) que la imagen más delgada se parecía a Lolita Guillén, quien trabajó en la Secretaría Municipal durante muchos años; y la más rechonchita se parecía a Lolita Albores, nuestra cronista vitalicia. Después del abrazo caminamos con dirección al mercado, entramos en el vestíbulo, subimos las gradas y pedimos dos vasos de atol de granillo. ¿Es posible envasar la felicidad? ¡Sí! Hay muchos ejemplos, uno es el atol de granillo, otro es el jocoatol, los esquites y así nos vamos hasta hacer una enorme y riquísima lista. ¿Mirás lo que acabo de escribir? Todos son productos cuya base es el maíz. En el mercado, en la entrada, podés hallar a una mujer canastera que vende tortillas hechas en el comal, de maíz amarillo, blanco o morado. ¡Ah, la pura genialidad! Hay un mundo de diferencia entre disfrutar un taco con tortilla hecha a mano que con uno con tortilla de tortillería mecánica. ¡Un mundo de sabor los distancia!
Los mercados, por lo regular, ofrecen productos naturales, casi no hay cosas plásticas, artificiales. ¿Cómo sería el mercado en el 1900? ¿Habría la misma oferta y la misma demanda? El Comitán de 1900 tenía una población pequeña, pero, sin duda, que los productos ofrecidos eran muchos y mucha la demanda.
Mi mamá me cuenta que en el Comitán de los años cincuenta medio mundo iba al mercado muy temprano para comprar la carne, porque no había refrigerador, así que la carne se compraba casi a diario.
Vos sabés que hace años que no como carne roja, así que el exquisito chicharrón de hebra ya no es para mí, pero sí es para todos aquellos que disfrutan la carne de los cochinitos. A mí me sorprende cuando veo cómo los cargadores llevan las piezas (enormes) que bajan de los camiones del frigorífico. Algún ayudante le coloca la pieza al cargador sobre la espalda y el trabajador, con la vista baja, pendiente del piso, casi corre por la calle y luego por los pasillos, es tradicional el grito de: “¡golpe, golpe, golpe!”, los asiduos visitantes se hacen a un lado, porque el trozo de carne va sangrante. El cargador siempre tiene residuos de sangre en la ropa, en las botas de hule. ¿Esta forma de transportar la carne es la más segura, la más higiénica? No lo sé, pero en el mercado de Comitán así se hace, yo sólo lo consigno.
El 10 de octubre de 2024 dieron a conocer el nombre de la ganadora del Premio Nobel de Literatura: Han Kang, escritora surcoreana. Una de sus novelas más conocidas (que ya la compré y estoy leyendo) se llama “La vegetariana”. Bueno, pues yo soy igual que este personaje, soy vegetariano, así que cuando voy al mercado compro frutita y vegetales. ¿Qué? Pues manzanas, uvas, duraznos, naranjas, plátanos (que acá llaman guineos), peras, mandarinas (que me encantan), papausas (que me reencantan), kiwis, aguacates y lo que se atraviese en el pasillo; y en vegetales pues le entro a la chaya, a la acelga, verdolaga, chayotes, espinaca, berro, chayote, flor de calabaza, zanahorias, nopal, brócoli, repollo (no, regallina, no), coliflor, ejote y lo que se atraviese en el estante.
Pero, lo que no falta en mi mesa es el famoso chile en vinagre, el que tiene palmito. Mi mamá, antes de la pandemia, siempre me llevaba un pomito con chile, ¡exquisito! Siempre me dijo que lo compraba con su amiga Doña Martita.
El otro día fui al mercado y busqué el puesto de Doña Martita, ahora lo atiende su hijo, un hombre muy correcto, atento y platicador como él solo. Me dijo que él continúa con la tradición que inició su mamá, quien estuvo en el puesto durante cincuenta años. ¡Dios mío! ¿Leíste bien? ¡Cincuenta años! Casi casi la mitad de vida del mercado. ¡Qué maravilla! En el momento que me lo dijo pensé en todos los instantes que ella vivió ahí, en el número incontable de clientes que se hicieron sus amigos, así como su hijo los hace ahora. Doña Martita López estuvo en su puesto durante casi medio siglo, ¡toda una vida! ¿Y ahora qué hace? Ah, está en su casa, ya el hijo se encarga de estar en el mercado. Gracias a Dios, Doña Martita sigue muy activa. El hijo me dijo que su mamá muy temprano sale al patio de la casa y espolvorea un poco de comida para el montón de pajaritos que ya saben que ahí está la comidita, dice que es un espectáculo maravilloso, en cuanto los granos caen al suelo, se escucha el aleteo de las aves hambrientas; lo mismo se da en la tarde, antes que los pajaritos busquen su lugar para dormir. Doña Martita tiene muchos animalitos en su casa, a todos los atiende como hijos. Ella es muy generosa, así lo fue en su puesto, generosa a la hora de partir las verduritas, a la hora de poner los chilitos y llenar los pomitos con ese antojo exquisito. Se llama chile en vinagre, debería llamarse verduritas en vinagre, pero para que los despistados no se vayan a confundir y terminen enchilados, de una vez se les advierte que están comprando chile en vinagre, y el chile, acá y en todas partes, ¡pica!
Doña Martita debe tener un montón de anécdotas para contar. Está pendiente hacer el libro que dé cuenta de los testimonios de las personas que ahí trabajan, que desde temprano abren sus puestos y comienzan a atender a la múltiple clientela. La gente entra al mercado y, casi todos, salen con bolsas donde llevan de todo.
Voy y compro pelo de elote, con lo que preparo un té que tomo como agua de tiempo. Qué bonita expresión: agua de tiempo. Se puede jugar con ella: hay agua de tiempo y hay tiempo de agua.
Compro chile de Simojovel, pempenchile; compro pitaules y chinculguajes; compro cacahuates (manías); compro pepita de calabaza; compro tostadas; compro remolachas. Todo esto lo compro en medio de un gran bullicio, de risas, carcajadas, conversaciones. El voseo siempre está presente, las canasteras con sus canastos llenos de guayabas me dicen que los frutos son de los árboles de sus sitios, que están riquísimas y sí, corto una y asoma el colorcito rosado que las hace únicas.
Todos, todos, de verdad, dan mojol. Si pido dos medidas de pepita, la mujer después de servir dos medidas, agrega una cucharita con el producto. Nunca falta alguien que después de mi compra de verdura me regala una calabacita.
Posdata: Doña Martita se jubiló, un día decidió no volver a su puesto del mercado, ahora permanece en su casa, pero su hijo continúa con la tradición, con la sabrosa tradición, pica la cebolla, el chilito (de varias clases), la zanahoria y el maravilloso palmito.
En la fotografía aparece Doña Martita. Su hijo me permitió tomarle una foto con el celular a su celular. Ah, qué bonito juego de imágenes, maravilloso juego de espejos.
¡Tzatz Comitán!
miércoles, 9 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON LA PRESENCIA DE UN COMITECO BRILLANTE
Querida Mariana: Mario Uvence Rojas estuvo en su pueblo. Mario es el orador más brillante de toda la historia de Comitán.
Mario estuvo como invitado de honor del Concurso Nacional de Oratoria 2024, organizado por el IEPC de Chiapas y el ayuntamiento comiteco.
Mario hizo uso de la palabra antes de la ceremonia de premiación. Cuando digo que hizo uso de la palabra digo que la audiencia escuchó el mensaje de un verdadero adalid de la palabra.
Mario fue el iniciador de los concursos en los ya lejanos años setenta. Comitán recibe con aprecio las contiendas anuales y llena el espacio donde se realice (bien sea en el auditorio de la Casa de la Cultura o el Teatro Junchavín). Él sembró la semilla y ésta ha crecido con generosidad. Los comitecos y comitecas adoran estas contiendas. He visto que muchas personas, como si hubiesen sido nombradas integrantes del jurado calificador, llevan una libreta que colocan sobre sus piernas, ahí anotan los nombres de los participantes y ponen sus calificaciones; he visto en dos o tres cuadernos que los resultados finales ¡coinciden! El pueblo se ha convertido en un experto calificador; reconocen en los participantes quién es el que posee el don genuino, el talento.
Mario, lo recordó la mañana del 7 de octubre de 2024, fue Subcampeón Nacional de Oratoria del periódico El Universal, en 1971, y Campeón Nacional de Oratoria del Instituto de la Juventud Mexicana, en 1972.
Mario, siempre Mario. ¿Ya viste que cada párrafo lo he iniciado con su nombre? Cuando a este nombre se le agrega el apellido Uvence, la oratoria, ¡señora grandiosa!, hace una ligera genuflexión en señal de respeto. Sí, querida mía, Comitán tiene en Mario a su máximo exponente. Todo mundo reconoce su grandeza, su buen decir; por esto, en tiempos de la primera administración municipal del señor Fox, él, en nombre de nuestro pueblo, en ceremonia especial realizada en el Cabildo lo nombró Hijo Predilecto de Comitán.
Mario recibió la mañana de octubre 2024 un reconocimiento por su trayectoria. El presidente municipal y la consejera del IEPC, de Chiapas, le entregaron un diploma que fue la síntesis del cariño y admiración que le profesa su pueblo. Pero su talento no sólo es reconocido en Comitán (Mario es profeta en su tierra y en las demás tierras del mundo). En su mensaje comentó que el 26 de octubre de este año recibirá la presea Alicia Pérez de Salazar, en el Club de Periodistas de la Ciudad de México. Ah, los testigos de aquellos concursos de los años setenta recordarán como una espiga de luz la presencia de Doña Alicia en Comitán, quien acudía al lado de su esposo el Maestro José Muñoz Cota, a quien Mario definió como el más grande orador que ha dado México.
Mario es el más grande orador que ha dado Comitán y esto es motivo de orgullo de esta región chiapaneca, porque nuestro pueblo también fue cuna del máximo héroe civil de nuestra patria: Belisario Domínguez, a quien se le recuerda porque, como paloma, lanzó la palabra por todos los cielos. Por ello, desde el principio el concurso de oratoria honró la memoria de nuestro paisano ilustre.
Mario, el gran Mario, comenzó su discurso diciendo que en los años setenta “estaba con los primeros impulsos de amor a la cultura”. ¿Mirás cuántos conceptos luminosos en una breve línea? ¿Cómo comenzaron esos primeros impulsos? En un Comitán alejado del centro de las lámparas del mundo del arte, el joven paisano ya vislumbraba en su espíritu un amor a primera vista, el centro de su pasión era la máxima imagen: la cultura. Desde entonces, hasta la fecha, y al final de los tiempos, la cultura ha sido el gran eje rector de su vida. Mario no ha dejado piedra luminosa por levantar, en busca de la esencia humana.
Mario, así inicié cada párrafo de esta carta, porque él ha sido un gran sembrador, de afectos, de cariños, de experiencias, de enseñanzas. Sobre todo, de enseñanzas para el pueblo, su pueblo. El 7 de octubre 2024, en el Teatro Junchavín, inició su discurso recordando los primeros impulsos de amor a la cultura, un amor a primera vista, a primer vuelo de espíritu. Esta frase fue la ablución de su mensaje. Que nadie, en medio de la confusión actual, olvide que hay almas sublimes. Mario ha pepenado la esencia de lo mejor del espíritu humano: la cultura, concepto tan amplio, que es el aire que insufla las velas del gran viaje.
Posdata: dichosos quienes tuvimos el privilegio de escuchar su mensaje. Querida mía, lamento que no hayás estado ahí. Escuchar la voz de nuestro gran orador es un deleite. Esa mañana, ya casi medio día, oímos un discurso que sintetiza más de cincuenta años de un profundo amor por la palabra. ¡Larga vida a nuestro máximo orador comiteco, orgullo de nuestra tierra!
¡Tzatz Comitán!
lunes, 7 de octubre de 2024
CARTA A MARIANA, CON BOTANAS Y LA PALABRA COTZ
Querida Mariana: el otro día tuve dos gratos instantes. Un instante prodigioso fue conocer al papá y a la mamá de los propietarios del restaurante Mahi Mahi; el otro instante maravilloso fue toparme con este letrero luminoso en el restaurante 340 Jardín Botanero.
Como siempre en la vida, los dos momentos se unieron. Primero fue porque ambos instantes se dieron en dos maravillosos restaurantes: el Mahi Mahi y el 340 Jardín Botanero, lugares donde se come riquísimo, con el agregado que tienen espacios al aire libre, geniales.
¿Cuál fue el segundo puente que se dio en estos hallazgos? La palabra cotz. Don José Luis Cortés Rodas, quien vivió en el pueblo y ahora radica en Tuxtla Gutiérrez es originario de la zona de Simojovel y en la plática asomaron diversos modismos de Comitán y de su lugar de nacimiento. Cuando asomó la palabra cotz (a mí me había asomado antes en el 340 Jardín Botanero) dijo que en su tierra la usan como sinónimo de coscorrón; es decir, cuando alguien le atiza un “coco” en el coco, con la mano empuñada y el índice sobresaliendo, dice: ¡cotz!
Ya quedamos que, parece, nadie me lo ha comprobado al ciento por ciento, la palabra cotz proviene del tzotzil y no del tojolabal como sostienen muchas personas. Don José Luis me dijo que en su tierra muchas personas hablan tzotzil.
Diré una bobera, sin sustento científico (¡pucha!), pero cuando Don José Luis me contó lo anterior, pensé: ¡ahí está la explicación! En Comitán usamos el término cotz como sinónimo de acto sexual. ¡Claro! Los chicos les dan un “coco” a las chicas cuando hacen el acto, les dan “coshquetes”. Es una bobera, pero mientras no exista una explicación racional sobre el uso de la palabra como acto sexual, me quedaré con esta versión que acabo de aventarme. Sí, tenés razón, es una chaqueta mental, un mero juego.
La vida me sorprende, me da elementos en apariencia desunidos, pero que tienen alguna cuerda que sirve para disfrutar los instantes.
Estuve en dos maravillosos restaurantes de mi pueblo y hallé puntos de coincidencia, en ambos se disfruta la convivencia con amigos y afectos; los dos tienen amplios espacios donde el espíritu se regocija, nada de paredes cerradas. Ah, el cielo comiteco acompaña los platillos y las bebidas y esto resulta halagador.
Lo sabés, odio los lugares cerrados; me encantan los lugares a cielo abierto, donde mi mirada vuela como bumerang y regresa fortalecida, alegre, como mariposa arrecha.
En mi juventud, con la palomilla, iba al Camechín (lugar cerradísimo, ¡uf!), al original Tono Gallos (nos sentábamos en el patio de la casa de Don Tono, en el mismo lugar donde el fin de semana había peleas de gallos. ¿Mirás? ¡Un desagradable símbolo!), y en la mítica cantina La Jungla. Tal vez mis mejores recuerdos están en este restaurante, porque había árboles, los muretes eran de madera, pero a la altura de un metro, lo que permitía que la vista volara tantito. En todos los lugares que he mencionado, eso sí, se comía riquísimo, en todos servían botanas excelentes. No es casual el lugar de privilegio que tiene Tono Gallos en el imaginario colectivo, pero La Jungla tenía el ingrediente de la naturaleza, de los cielos, del verde de los árboles, del aire puro.
En la actualidad tengo restaurantes preferidos: el 1813, Tío Javi, el 340 Jardín Botanero, el Mahi Mahi y Portobello. Este último es un espacio cerrado, pero está lleno de plantas y tiene doble altura, con mezanine, lo que lo hace muy agradable, además de que, igual que en los mencionados, se come riquísimo con una atención maravillosa.
Fuimos al 340 Jardín Botanero con Paty Cajcam, fuimos a saludar a la licenciada Adriana y me topé con este símbolo de identidad. Hemos dicho que estos conceptos nos dan identidad. El grito de ¡cotz! es uno de los más emblemáticos. Ahora sé que también en Simojovel lo emplean, pero no le dan la misma connotación que nosotros, nosotros somos más pícaros. En Simojovel lo dicen cuando dan un zape, un coshquete; nosotros cuando hacemos travesuras de cama. ¡Cotz!
Posdata: casi puedo decir que nosotros pepenamos la palabra de allá, de Simojovel, de aquella zona donde el tzotzil es cosa de todos los días. La voz no es tojolabal, me han explicado, es tzotzil. ¡Va cotz!
Antes se escribía la palabra cotz en las paredes, hoy tenemos letreros luminosos. ¿Querés una tu foto del recuerdo de un cotz siglo XXI? Andá a tomártela en el 340 Jardín Botanero y de paso disfrutás una buena botana con bebida refrescante.
¡Tzatz Comitán! (el tzatz sí es voz tojolabal, significa ¡fuerza!)
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