viernes, 11 de julio de 2008

Algún día de algún siglo

Algún día los comitecos tendremos que aprender el concepto de unidad.
La feria del libro ya está instalada en el parque central de Comitán.
Dicha feria es una de las actividades programadas dentro del Festival Internacional Rosario Castellanos.
Hoy en la tarde fui a darle una vuelta a la feria.
Una serie de carpas rodea el corazón del centro, como un augurio de que ese latido inflamará el espíritu de los comitecos.
Algún día los comitecos tendremos que aprender el concepto de unidad.
Digo lo anterior porque en dicho evento no hay un sólo local en donde los visitantes de la feria encuentren libros comitecos.
¿Acaso no hay producción editorial en este maravilloso pueblo?
¡Por supuesto que hay!
Es una pena que las instituciones culturales locales no aprovechen este espacio.
Es una pena que los libros nuestros sigan escondidos en los armarios sucios en donde siempre se hallan.
Si Dios lo permite, un día de estos invitaré a los escritores locales a reunirnos para darle sentido al concepto de unión.
Lo menos que podría esperarse en un evento de esta naturaleza sería un stand donde propios y extraños encontraran una muestra generosa de lo que acá se ha impreso.
Para no quedarme en la orfandad armé un paquete de tres de mis libros ("Un sitio ll-amado Comitán", "Dios también resuelve crucigramas" y "Relatos. Antología personal") por si algún lector quisiera leer algo de mi obra.
Fue simpático andar de un local a otro ofreciendo mis libros a consignación.
Llevaba una relación para que quien aceptara mis libros me firmara de recibido.
Uno de los expositores me dijo: "Ah, no, si ya comenzamos con desconfianzas mejor ¡no!". Y yo seguí ofreciendo mis libros, hasta que me topé con don Antonio Sánchez, expositor del espacio que se llama "Libros Miriam", y don Antonio aceptó mostrar mis libros por si algún paisano o visitante quisiera comprar alguna de mis obras.
¿Cuál es el costo de cada uno de mis libros? Sesenta pesitos. Veinte pesos para el vendedor (para don Antonio, en este caso) y cuarenta pesitos para mí.
Algún día los comitecos tendremos que aprender el concepto de unidad.
Fue gracioso recibir negativas de parte de los expositores, pero también es digno de reflexión.
¿Por qué los comitecos no nos unimos y creamos un espacio de exposición de libros en nuestro propio pueblo?
¿Por qué siempre tienen que venir de otros lados a enseñarnos cómo es la vida?
A don Antonio le quise proponer la idea de que una mañana podía estar en su stand para firmar libros a mis compradores, pero luego pensé que los comitecos aún debemos aprender el concepto de unidad y mejor me fui caminando como llegué: solo, solo.