lunes, 28 de julio de 2008

Y de lo otro, después hablamos

Es otro mundo el espacio de las instalaciones de la feria. Sirvió incluso, durante algún tiempo, como refugio para desplazados guatemaltecos. Hoy recibe a miles de visitantes para la Expo Feria Comitán 2008.
Cada microespacio resume vidas de hombres, historias de vidas.
Hace cuatro o cinco días llegó un hombre para solicitar un espacio en el área de cantinas. Aun quedaba disponible un espacio así que se lo otorgamos. Yo estaba en la oficina atendiendo a dos personas más, el hombre de la cantina, desde la puerta, solicitó entrar. Me dijo que pagaría al día siguiente su derecho en el banco, tendió la mano y agradeció. Antes de salir dijo: "Y de lo otro, ¡después hablamos!". Yo le dije que sí, pero un segundo después me cayó el veinte, me levanté y le dije que no saliera. "No -le dije- de lo otro hablamos de una vez".
Me explicó, frente a las otras dos personas, que me invitaba al bar que tiene instalado de fijo en la ciudad de Comitán. Sonreí y agradecí su atención. Le expliqué que ya bebí todo el trago que me correspondía en la vida y llevo una dieta muy estricta, así que es remota la posibilidad de que asista a su negociación.
"Y de lo otro, ¡después hablamos!". Me cayó el veinte. Un segundo despúes que lo dijo pensé que esta declaración daba lugar a otras interpretaciones. ¿Cuál era lo otro? ¿Alguna lana de por medio?
Mucha gente cree que debe agradecer de una o de otra manera. La otra noche llegó una señora de San Cristóbal de Las Casas y me llevó una canasta con duraznos pasas. No pude rechazar el presente porque pensé que la ofendería, pero me dio mucha pena. Le agradecí y no dije más. Este regalo lo recibí con humildad y pedí a Dios que me cubriera con la misma luz que la señora llegó y me lo ofreció.
Me dijeron que preparara mi hígado para tratar con todo el mundo de vendedores. Dos o tres han querido hacer bueno el pronóstico negativo. No me he dejado. No me dejaré. Hasta el momento Dios ha permitido que todo fluya con armonía dentro de mí.
Es otro mundo el espacio de las instalaciones de la feria. Justifico que cada vendedor pelea por su espacio, por su derecho a buscarse un modo de ganarse la vida. Por esto ahora reflexiono. Mi práctica profesional y vocacional ha entrado en un suspenso, me dedico a algo que nunca imaginé. ¿Qué pasa con mi vocación de pintura, de literatura, de vida concentrada en arte? Por el momento estas nubes permanecen en una esquina, por el momento todo es vida untada en tierra.
Ayer, un afecto me preguntó por mis textos, por mis pinturitas. La miré y le dije: "De lo otro, ¡después hablamos!". Y le conté la historia de la mujer que me regaló unos duraznos pasas.