Leo la columna de la escritora Nadia Villafuerte y me entero que:
"...ahora estamos invadidos de editoriales españolas en un intercambio desfavorable en el que, de cada diez títulos de escritores españoles que nos venden, por ejemplo, México sólo es capaz de ofrecer uno, o dos, cuando mucho".
A punto de cumplir el bicentenario de nuestra independencia nos damos cuenta que no tenemos nada que celebrar. Las dependencias tecnológicas y artísticas son insultantes. México sigue siendo una nación con grandes carencias. Nuestro pueblo sigue alentando esa misma dependencia. Los jóvenes se dejan llevar por todo el mensaje subliminal que nos envía la gran potencia: USA. Los más viejos se quejan de que existe mucho producto chino, sin embargo no promueven la difusión de las artesanías pues son pocos los que compran los artículos que, con amor y mucho trabajo, hacen los artesanos locales.
Si esto sucede a nivel nacional es comprensible intuir lo que sucede en Comitán.
Parece que en este bicentenario no hay mucho qué celebrar.
