lunes, 2 de agosto de 2010

LOS NINIS Y LOS NANOS


Con un abrazo para Lulis Guillén De León y sus hermanos,
por la ausencia física de su papá, Don Ramón Guillén.




Alberto dice que el país se está llenando de “ninis”. ¿Quiénes son los ninis?, pregunto y mi prima Yoly explica que son los que “ni estudian ni trabajan”. Y esto, que parece algo para reírse ¡es la gran tragedia de México!
Hace mucho tiempo, un tiempo antes que aparecieran los “ninis”, los que no sabíamos cómo iniciar un diálogo con una muchacha bonita decíamos: “¿Estudias o trabajas?”. Este intento de diálogo absurdo nos da ahora un termómetro de aquel tiempo. Es ese tiempo la gente estudiaba o trabajaba. Y ahora, ¡Dios mío!, ni lo uno, ni lo otro. Lo peor es que hay cientos de miles de “ninis” que lo son contra su voluntad. Son chavos talentosos y productivos que desean estudiar o encontrar un trabajo, pero no lo hacen porque las oportunidades escasean. Son chavos que, en otro país, estarían haciéndolo más grande. Pero les tocó nacer y crecer en un país que les ha cerrado las puertas. Por esto, ahora México, ¡qué pena!, es el país Nini, ni tiene suficientes escuelas ni tiene suficientes empleos. Alberto insiste en que el presidente de la República va que vuela para ser un presidente nini, porque ni crea empleos ni permite el crecimiento de los existentes.
Nunca hasta hoy había pensado en los ninis. Cuando yo era niño, el tío Armando, mientras lijaba una tabla en su banco de carpintería, nos decía que su abuelo le había dado la receta de la vida: “Ni pidas ni dejes que te den”. Esos, entonces, ahora lo veo, eran otra clase de ninis. En medio del olor del aserrín el tío Armando nos explicaba que el secreto era valerse por sí mismo, la vida -decía- provee todo, sólo hay que saber estirar la mano. Aseguraba que nosotros éramos como pajaritos y los pajaritos nunca mendigaban algo. Estiraba la mano y nos enseñaba los pájaros sobre los árboles. Cuando alguno de nosotros le decía que la tía Arminda dejaba alpiste a mitad del patio para los pájaros, refunfuñaba y sostenía que esa clase de pájaros era “la agachona”, como agachones (gritaba ya encolarizado) son todos los que andan pidiendo favores a los políticos y a los ricos a cambio de un poco de alpiste.
Era un momento emocionante porque le daba con más fuerza a su mano y el listón de madera quedaba bien lisito a base de tanto tallón con la lija de grano medio.
Hoy los ninis son los que no hacen algo y abundan. Este país ha cancelado oportunidades para los jóvenes. Los ninis van que vuelan para ser nanos, insiste Alberto. Yo, me recompongo en la silla, me acerco más a la mesa y pregunto quiénes son los nanos. Alberto se echa para atrás y ríe. Dice que nano es una milmillonésima parte de algo. “¿Capicci?”, dice y yo estiro mis pies debajo de la mesa y digo que sí entiendo, ¡claro que entiendo!
Cada vez nuestro país se va haciendo menos porque hay muchos “nonis” que se se han apoderado de él. Los nonis son aquellos que no sueñan ni dejan soñar. Son hombres que enterraron el sueño de aquel famoso negro llamado Martin Luther King, que dijo algo como: “Yo tengo un sueño. Tengo el sueño que algún día cada valle será elevado y cada colina y montaña serán llanas”.
Pero parece que entre tantos nonis cada vez hay más ninis que terminarán en nanos. Oh, qué tragedia de país.