domingo, 1 de agosto de 2010

LAS ISLAS


El título es muy sugerente: "Robinson Crusoe ya tiene celular". Es un libro de Rosalía Winocur. Lo vi en un aparador del Internet, porque ahora todas las mañanas salgo sin salir de casa. Prendo este chunche y es como si saliera a mirar aparadores. Camino y no me mojo si llueve, ni me achicharro por calores de treinta y tantos grados. Miro en los aparadores y encuentro de todo. Ahí miré, con mi cara repegada al cristal transparente, el libro con ese título sugerente. El mundo ha cambiado mucho, pero no tanto. Basta pensar en el caso de Robinson. Bastaría una llamada para decir algo como: "Sí, sí, estoy en una isla solitaria", y luego buscar a través de un sistema posicional la ubicación exacta de la isla. En menos de media hora un helicóptero podría acudir a rescatarlo. No obstante, no hemos cambiado nada porque los hombres seguimos siendo islas y nadie puede rescatarnos del olvido en que permanecemos desde que el hombre apareció en la tierra. Hemos cambiado porque, a pesar de los celulares, a veces (con más frecuencia de la que quisiéramos) "los otros" son los barcos que zozobran y nos jalan en su pique. Si se nos pierde el celular o alguien nos lo roba quedamos, de inmediato, en la misma situación que quedó Robinson. Falta mucho para que, de verdad, dejemos de estar en la isla. Alguien pensó que los chips integrados al cuerpo permitirían funcionar como localizadores instantáneos, pero ya se vio cómo en el caso del Jefe Diego tal dispositivo resulta inútil. No es un proceso quirúrgico el salvador. ¿Cada hombre tiene un espectro único de radiación energética? En caso de que esto fuese así, algún día los científicos desarrollarán sistemas de "lectura" de tal espectro y así podremos tener la certeza de la posición exacta de cualquier "Robinson" a cualquier hora y en todo lugar. Incluso saber el momento en que el cuerpo de esa energía deje de "latir". Mientras tanto, es cierto ¡Robinson ya tiene celular!, pero esto no le garantiza que deje su isla y que los otros puedan acudir a rescatarlo. Muchas veces hacemos una llamada y resulta que el teléfono "está apagado o fuera del área de servicio". ¡Bah!