viernes, 1 de noviembre de 2013

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA QUE DEFINE UN INSTANTE ARMONIOSO





Para hacer una lectura debe hacerse un desglose de elementos. ¿Qué ladrillos existen para intentar construir una habitación? Acá hay postes, lámparas, hojas (en maceteros), una banqueta (con dos o tres rampas para discapacitados), una pared (con varias entradas a locales comerciales), maniquíes, ropa, dos túmulos de color verde (que son como trincheras o como mojones que delimitan los territorios), seis “medidores” de consumo de energía eléctrica (que son como ojos de Cíclopes). Al fondo una serie de parasoles que usan los boleros (¡Ah, pues, lector, más juicio! No son boleros como los de Manzanero o como los de Carlos Cuevas, son sencillos limpiabotas). A veces da coraje cómo el lector echa a volar de más su imaginación.
Asimismo, al fondo puede observarse una cámara suspendida que vigila los movimientos de quienes caminan frente al Palacio Municipal (también ojo de Cíclope, pero más perverso). ¿Qué otro elemento? ¡Ah, ya, claro, personas, varias personas! Personas que van y personas que vienen (¿a dónde van? ¿De dónde vienen?). Un hombre está recargado sobre un poste. Tal vez él ya se cansó de ir y de venir. Tal vez ya se dio cuenta que todo movimiento es inútil. Todo movimiento del hombre se convierte en movimiento inútil al saber que la Tierra tiene milenios dándole vuelta al Sol y no ha obtenido cambio alguno. Lo mismo sucede con las revoluciones, con los paros magisteriales, con los bloqueos. Llevamos siglos de enfrentamientos y ¿qué hemos logrado?
Otro hombre curiosea en el expendedor de periódicos (algún día se dará cuenta que tal acto también es insulso. ¿De qué sirve darle vuelta al mundo a través de una hoja de papel, si se sabe que ahí no está la verdad?). Cualquiera diría que la fotografía es común y corriente. Pudo haber sido tomada en cualquier parte del mundo, a cualquier hora. ¡No, no, no pudo ser a cualquier hora, porque cualquiera se da cuenta que la toma fue durante la mañana! La foto fue tomada durante la mañana, en una mañana sin Sol (se aprecia que no hay sombra alguna).
Y digo que ésta no es una fotografía común porque hay elementos que nos hacen pensar que tampoco es una calle común. Ya dije que esos cilindros que están junto a la pared parecen trincheras. No es casual que estén pintados de verde, de verde olivo, de verde militar. Es un resguardo militar. Ya dije que los “medidores” son como ojos de Cíclope. En realidad son puestos de observación. La gente que camina por ahí desconoce que las rampas sirven para que bajen los tanques de guerra cuando hay un intento de sabotaje. ¿Para qué sirve el foso que está justo frente a las rampas? Cuando hay un intento de abordaje, esos canales se llenan con agua y se sueltan cocodrilos que son nietos de aquéllos que nadaban en los fosos de los castillos medievales. ¿El macetero con plantas es un simple macetero? ¡No, por supuesto que no! Ahí, en medio de La Selva hay un helipuerto. Cuando hay un intento de avance por parte del grupo contrario, decenas de helicópteros vuelan en intento de sofocar la rebelión. Si el ataque se intensifica, entonces, de los “medidores” aparecen los cañones (que son nietos de aquéllos que se usaban en los barcos piratas). En fin, la fotografía parece la fotografía de una calle común en una mañana cualquiera. Esto es así, porque no hay intento de rebelión. Por esto, todo el camuflaje funciona a las mil maravillas y la muchacha bonita (bien bonita) de pantalón azul, coquetas zapatillas color rosa y blusa ajustadita, está a punto de dar el paso (bien coqueta) sin que algo altere su movimiento, que es como el movimiento de la Tierra alrededor del Sol.