viernes, 23 de mayo de 2014

IMAGINÁ QUE TE LLAMÁS PEINE





Imaginá que te llamás peine, que sos peine. Podrás ser de plástico o de carey; tendrás mango o carecerás de él.
Siempre andarás con la sonrisa por delante, con todos los dientes de fuera. Serás el colmo de los dentistas porque jamás irás a visitarlos por una caries. En cambio, ellos sí te necesitarán, a menos que sean calvos.
Tu único problema ya sabés cuál es: la presencia de liendres. Nunca es agradable andar, como tractor, haciendo surcos en las cabelleras y toparse con piedras que se mueven, que saltan de un lado para otro.
En México, a cada rato se dice: “ya apareció el peine”. Esta frase se usa cada vez que aparece algo inesperado o que estaba extraviado.
El verbo peinar va más allá de poner “cuca” a una cabellera. En este país insólito también se emplea como sinónimo de “bajar la feria”, de cobrar alguna comisión inédita. Por ejemplo, los periodistas “peinan” a los gobernantes para no publicar ciertas componendas; los encargados de la obra pública “peinan” a los contratistas. Es decir, en este país todo mundo anda bien “peinado” o bien “trasquilado”.
Si sos peine podrás elegir entre ser un empleado con dignidad y trabajar con ahínco o ser un empleado “güevoncito” y buscar a un jefe calvo. Si ejercés el oficio con responsabilidad, entonces, probablemente te convenga, elegir una cabellera abundante, sin grasa, sin liendres, sin caspa, sin orzuela (¡ah, bárbaro, cuánta piedra en el camino de los peines!).
Sería bonito que fueras peine de la cabellera de Shakira o de algún doble de Marilyn Monroe. Sería bonito que pudieras cardar la cabellera del sol cuando aparece en el horizonte. Elegí siempre una cabellera sin cerdas. Nunca te metás con esas cabelleras que son ensortijadas como cintas de alambre de púas.
Todas las mujeres, sin excepción, te llevarán dentro del bolso, a todas partes. Siempre serás buscado a la hora que la muchacha bonita debe bajar del avión, después de un viaje México-París. También serás necesario a la hora que la muchacha bonita se arregla frente al espejo del motel. Nunca serás despreciado. Lo feo de tu vocación es que hasta el más mediocre te coloca frente al espejo, recordá que hasta el “Vítor”, alias Adrián Uribe, el comediante mediocre de televisa, te lleva en el cinto a la hora que lanza su pi pi pi pi pi. Por eso será conveniente que no vayás a las favelas brasileñas o a los cordones periféricos de la ciudad de México. Procurá siempre estar en casas de gente bonita. Las liendres no son para vos, vos sos para estar en los mejores tocadores, en los mejores bolsos.
Imaginá que sos peine, que sólo servís para poner bonita a la gente.