domingo, 18 de mayo de 2014

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DE SELECCIÓN





Llama mi atención las fotografías de los seleccionados deportivos. En caso de la selección de fútbol son 11 jugadores y el entrenador. ¿Once jugadores? Sí, apenas. Estos once, enfrentados a otros once, convocan a decenas de miles en un estadio y a millones de espectadores, por la televisión, en todo el mundo. Es una maravilla, ¿no? Si pienso en la fotografía de un boxeador o de un tenista ocurre lo mismo. El tenista, enfrentado a otro tenista, convoca la pasión de miles de espectadores. En esta fotografía (quiero pensar) ocurre algo similar. Es la foto de la tarde en que Valeria Valencia Salinas impartió el taller “Periodismo y proceso creativo”, en el Centro Comiteco de Creación Literaria. Apenas son doce jugadores y la responsable (uno de los jugadores toma su papel en serio y le pone “cuernitos” a una de sus compañeras). Cualquiera podrá pensar que es una foto sencilla, porque no convoca multitudes. Pero, tal vez, algún día, un jugador de esta “selección” emocione la inteligencia de cientos o miles de personas. Se dice que el oficio de escritor es uno de los oficios más solitarios del mundo, tal vez cercano al oficio de prender el faro en una isla. Pero, acá, aspirantes y practicantes de la escritura (literaria o no) se reúnen en un grupo heterogéneo, lo hacen para compartir emociones e ideas. Cuando, como en el caso de Valeria, acude un escritor con años de experiencia a compartir su vivencia, los jugadores pepenan algunas nubes que pueden constituir sus cielos. La maravilla del taller literario es que reúne a jugadores con los mismos afanes.
En este país (y en todos los demás países del mundo) la pasión se desborda por el fútbol soccer. El próximo mes, el mundo será un globo lleno de confeti por el Mundial a celebrarse en Brasil. Pero, dentro de toda esa maravillosa alharaca, también existen millones en el mundo que practican el galano deporte de la imaginación. Habrá que reconocer que no todo es fútbol, habrá que reconocer que, a veces, falta colgar nubes donde los niños se columpien y avienten confeti a la inteligencia.
Hay jugadores, como García Márquez, que lograron despertar la pasión de millones en el mundo, ejerciendo un oficio solitario. A veces ocurre el prodigio. ¿Alguien piensa que no es posible que dentro de este pequeño grupo aparezca un Maradona o una Serena Williams de la literatura? ¿Por qué no?
El Centro es el campo de entrenamiento, es el lugar común donde los sueños resbalan como balón.