domingo, 25 de mayo de 2014

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE JULIO NADA TIENE QUE VER CON AGOSTO




La fotografía es precisa. El documento es preciso. Es la constancia de la Condecoración Maestro Altamirano impuesta al Maestro Julio César Avendaño Tovar (los comitecos reconocen en él al hijo del querido Maestro Rey). Tal Condecoración la entrega el Gobierno de la República a aquellos maestros que han laborado cuarenta años en la docencia. Ahí está la firma de Enrique Peña Nieto, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Todo claro.
¿De veras todo es preciso? ¡No! Uno no sabe cuándo hará lecturas equivocadas. Yo lo hice y ahora me confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes que he pecado de visión hidropónica, pues en lugar de cosechar julios coseché agostos.
Quise, en una Arenilla, hacer un reconocimiento al Maestro Julio y me equivoqué. Me equivoqué al escribir su nombre. Si su papá, el querido Maestro Rey, lo hubiese leído me habría reprobado, me habría puesto “totón, totón” de calificación.
Bromeo seguido con el nombre de Julio Gordillo Domínguez, otro talentoso comiteco. Bromeo porque él, buen orador, cae en el exceso y, en muchas ocasiones, es difícil quitarle la palabra, cuando la toma ya no quiere soltarla. Entonces, por ejemplo, cuando un artista plástico habla mucho digo: “es el Julio Gordillo Domínguez de la plástica”. He bromeado tanto que ahora, cuando escribí el nombre del condecorado escribí Julio Gordillo Avendaño. ¡Dios mío, qué tachilgüil hice!
Por eso, ahora trato de enmendar mi error y decir que Julio Avendaño Tovar es quien recibió tal distinción. El maestro Julio, bien chento, me enseñó esta constancia. Debo consignar, para que la historia sepa la verdad, que el maestro sacó de su portafolio un sobre blanco, doblado a la mitad. Ahí (también doblado a la mitad) estaba el documento. Esto habla de un desapego maravilloso por parte del maestro. Que lo material nunca supere al espíritu. Los cuarenta años del maestro quedaron en el aula, en la mente y en el corazón de los alumnos. Así es siempre. Todo lo demás es para un marco colgado en la pared o para doblarse a la mitad, porque no cabe completo en el portafolio. Un abrazo para la grandeza del maestro Julio, para su humildad, para su sonrisa de banqueta en domingo.