sábado, 14 de noviembre de 2015

CARTA A MARIANA, CON PASOS PRECISOS




Querida Mariana: a veces alguien pregunta cómo se escribe tal palabra y el supuesto experto dice: “Como suena”. La tía Emilia decía: “Pucha, ni que fuera marimba la palabra”. A mí siempre me ha llamado la atención tal respuesta: “Como suena”. La respuesta es medio tramposa, porque no siempre se escribe como suena. Pongo un ejemplo, si alguien dice “Karla canta” y el “experto” responde que se escribe como suena, el dudoso seguiría con la duda. Nadie podría reprenderlo si escribiera: Carla con ce y no con K tal como lo dicta su acta de nacimiento. Llama mi atención tal respuesta porque no despeja dudas. Quien pregunta lo hace para recibir una respuesta clara y contundente, que le ayude a terminar con la incertidumbre.
En la zona de Comitán es común, asimismo, la respuesta: “Acá ‘tras lomita”, cuando alguien pregunta en dónde está el rancho fulano de tal. No hay una distancia certera, porque nadie sabe bien a bien cuánto significa ´tras lomita.
Al tío Romualdo le gustaba la precisión. Siempre que alguien le preguntaba la distancia entre San Cristóbal de Las Casas y Comitán daba el kilometraje exacto con metros y centímetros incluidos. ¡Era un exceso! De igual manera se subía la manga del saco y, viendo el reloj, decía que el trayecto duraba una hora con tantos minutos y tantos segundos. La gente disfrutaba ese afán de precisión y, a veces, se burlaba. El tío contaba que en una ocasión viajó a Alemania y quedó sorprendido por la precisión del pueblo alemán. Un contacto lo llevó a una estación de tren y le dijo que ahí donde estaban parados llegaría el tren a tales horas con tantos minutos y se abriría la puerta para abordar. A la hora indicada el tren llegó y justo frente a él se abrió una puerta para abordaje. ¡Genial! Trató de tomar ese ejemplo y ser preciso y ser puntual y ser organizado. Un día lo fui a visitar, estaba sentado en una poltrona, en el corredor de su casa. Se cubría con una manta y bebía una taza de café. Me invitó a sentarme. Me senté y, abusivo, pedí a la sirvienta que me preparara un té de limón. El tío con cierta sorpresa, como si viera un iceberg a punto de resquebrajarse por el calentamiento global, me preguntó qué hora era. Saqué mi celular y le dije. El tío tomó un sorbo de su café y dijo que le gustaba ver a los pajaritos que jugaban en el patio. Intuí que algo le pasaba. Nada, nada, dijo él, nada me pasa, y me pidió que le sirviera más café. Abrí el termo y le serví. La sirvienta llegó y dejó la taza de té sobre la mesa de servicio. Entonces, como si abriera una válvula, el tío dijo: “Los mexicanos nunca seremos como los alemanes”. Dijo que allá, después de la segunda guerra, debieron reconstruir el país. Las carreteras las construyeron para que duraran muchos años, tenían refuerzos con camas de varilla. Hasta la fecha no logro entender bien a bien, pero sí advierto que el tío me quería decir que en nuestro país todo se hace sin pensar en el mañana. La precisión no es algo que esté en nuestra cultura. Llegamos tarde a todas partes. El ejemplo de la puntualidad del tren alemán es imposible de imaginarlo. Acá en Comitán tenemos el ejemplo del transporte urbano: a veces hay hasta cuatro camiones estacionados en la esquina de Banamex y en ocasiones no hay uno solo y los usuarios deben esperar más de diez minutos. Mi amigo Andrés cuenta que en Inglaterra los camiones tienen establecido un horario y funcionan casi casi como funcionan los trenes alemanes. Los usuarios saben con precisión a qué hora pasará un camión, porque los choferes tienen establecidos una ruta y un horario. ¿Acá? ¡Ay, Dios padre! Ya te platiqué el otro día la costumbre de algunos choferes que van con dirección al Reclusorio, cien metros antes preguntan: “¿Alguien va al reclusorio?” y si nadie responde afirmativamente, dan la vuelta en u y se dirigen al Hospital Materno. ¿Todo bonito? ¡No! ¿Qué sucede con el usuario que, en el reclusorio, espera el camión? Ahí se quedará hasta que un chofer, más o menos responsable, cumpla con la ruta predeterminada.
¿La palabra se escribe como suena? Es muy aventurado responder así. Si viviésemos en España, tal vez no habría motivo de confusión. ¿Cómo se escribe la palabra precisión? ¿Como suena? En Comitán y en todo el país no tenemos una diferencia vocal con respecto a la ce, la ese y la zeta. En España no sucede así, la ce, la ese y la zeta las pronuncian con una ligera, pero notoria, diferencia. Así que, en España, las personas sí podrían asegurar que se escribe como suena, pero acá no puede haber “precisión” en el lenguaje. En nuestros dialectos latinos ¡no se escribe como suena, porque todo suena igual! El ejemplo de la ce, de la ese y la zeta también se aplica para la v (labiodental) y la b (labial). En nuestro país decimos b de burro y v de vaca. En España no hay necesidad de tal explicativo, porque en España se pronuncia la v de manera diferente a la b. En este nuestro México, lindo y querido, no somos precisos ni siquiera en el uso del lenguaje. Cuando alguien hace la distinción entre v y b a la hora de pronunciarlas pensamos que el tipo es un pan que se está pasando de tueste. ¡Nada nos gusta! Si hubiésemos continuado con la tradición heredada y pronunciáramos las palabras como lo hacen los nietos de los tataranietos de nuestros conquistadores no tendríamos tanto problema con la escritura de las palabras, tendríamos menos errores ortográficos. Imagino que cuando es España alguien dice: “Ya vengo, voy de caza”, todo mundo lo escribe sin errores, porque la pronunciación especial de la zeta es como una pista que indica cómo se escribe.
¿Cómo se escribe Cotz? ¿Se escribe como suena? Nosotros lo hemos escrito con ce, pero algunos amigos que conocen algo del idioma tojolabal me explican que en este abecedario no existe la ce, por lo que, en términos estrictos, deberíamos escribir la palabra con k: Kotz. Para quienes son puristas del lenguaje, para las muchachas que se ofenden con mensajes mal redactados, tal vez les molestara hallar el siguiente mensaje: “Primorosita, vonós a echar Kotz”. Tal vez declinaran la invitación, sólo porque cotz está mal escrito.
¿Por qué cuando alguien pregunta cómo se escribe tal palabra el otro dice que como suena? ¿Cómo se escribe tambor? ¿Como suena?; es decir: ¡tam, tam, tam! ¿Cómo se escribe agua? ¿Como suena? El agua suena diferente si está estancada o si se avienta desde lo más alto de una cascada y suena diferente si es agua de la Cascada de El Chiflón o es agua de la Cascada del Iguazú. ¡Ah, qué estruendo tan lleno de chirimías alocadas el agua que se desgaja en las Cascadas del Niágara! ¿Cómo se escribe paso? ¿Como suena? El paso de un niño suena diferente al paso de un anciano y suena diferente al del hombre que lleva prisa porque ya se le hizo tarde. No escribimos las palabras como suenan, porque las campanas del espíritu a veces suenan a pavana y a veces a oda.
¿Cómo debemos escribir Comitán? ¿Como suena? ¡Ah!, qué complejo. Comitán no tiene sólo un sonido. Comitán suena a aire brincoteando en los tejados, suena a grito de bolo a media noche, suena a cohete espolvoreado en el cielo, suena a canto de cuna de un pichito. Comitán tiene sonidos especiales que lo hacen un pueblo especialísimo. ¿Cómo escribir Comitán? Puede escribirse como suena el chisporroteo del anafre de la vendedora de elotes; como suena el bordado que teje la marimba; como suena el papel de china a la hora que el cumpleañero rompe la reja.

Posdata: Dije ¿cómo se escribe paso? ¿Como suena? ¿Con huarache o con el pie desnudo? ¿Cómo se escribe Del Paso? ¡Ah, Del Paso se escribe con mayúsculas! Ya sabés la noticia que me dio mucho gusto. Fernando Del Paso, escritor mexicano, obtuvo la distinción del Premio Cervantes, el premio más prestigioso de la literatura en lengua española. Me encanta que se reconozca a los escritores grandes, a las voces mayores. Del Paso es un escritor desbordante y desbordado en imaginación. Así como la Academia Sueca premió con el Nobel de Literatura el trabajo realista de la periodista Bielorrusa Svetlana Alexiévich, Del Paso obtiene el Cervantes por su trabajo desmesurado en donde la imaginación es la columna vertebral. Del Paso hace que la palabra camine con pasos precisos, que vuele muy alto, que transforme la realidad real en una verdadera apología del encantamiento que se logra a través del verbo. Vos sabés que releí hace poco “Palinuro de México” y hace días comencé a entrarle a su celebrada “Noticias del Imperio”. ¡Qué bueno que se reconozca la grandeza de los grandes, de lo auténticos creadores! A veces, qué pena, se premia la mediocridad y se ensalza lo torcido. ¿Cómo se escribe Fernando del Paso? ¡Como suena! Así de excelso, con sonido de iceberg desplazándose en el territorio de los osos que duermen en hamacas y caminan como si fuesen pingüinos en el sol del mediodía.