lunes, 12 de diciembre de 2016

CARTA A MARIANA, DONDE APARECE LA NINA MENOCAL DE COMITÁN




Querida Mariana: El nombre de Nina Menocal es reconocido en el mundo de las artes plásticas. En 1990, Nina abrió una galería de arte, en la Ciudad de México. Los artistas y críticos reconocen en Nina a una verdadera promotora del arte contemporáneo.
En Comitán, María Elena Jiménez se ha convertido en la Nina de la ciudad. Una tarde de hace ya tres años (¿tres?), María Elena abrió una galería de arte en nuestra ciudad. ¡Una galería de arte! ¿Podés creerlo? Tal vez la labor que María Elena realiza está a la altura de lo que realiza Nina. Digo esto porque realizar promotoría cultural en este país es una faena titánica. En el país, cada año, se abren cientos de negocios culturales, pero abrir galerías de arte no es el común denominador.
¿Cuántas personas abren negocios culturales en Comitán, cada año? Si recordamos que cultura es todo lo que hace el hombre, en este pueblo se abren muchos negocios culturales: panaderías, tiendas de ropa para dama y tiendas de ropa para caballero. Cada año se abren zapaterías, fondas, restaurantes, hoteles, posadas, expendios de frutas y verduras, y moteles, muchos moteles, porque es muy buen negocio. Cada año se abren tiendas donde ofrecen bisutería, importaciones, dulces típicos, pastelerías y cafés. No es extraño hallar en esta misma relación el conteo de cantinas y prostíbulos. Muchos negocios se abren en este pueblo. De igual manera, muchos de ellos cierran apenas unos cuantos meses después que se instalaron. ¿Por qué se inician tantos negocios? El motivo principal es el imperativo económico. Quien abre un negocio de compra-venta o de servicios lo hace para satisfacer las necesidades de sus clientes, para ganar dinero. Nada sé de valores financieros, pero entiendo que quien, en su local, vende una manzana, compró la manzana con un intermediario que, a su vez, lo adquirió con el productor. En esta cadena el precio se incrementa. El intermediario recibe unos pesos por su trabajo de intermediarismo y el vendedor final también obtiene ganancia. Por eso, quien tiene la visión del negocio se dedica a vender productos de primera necesidad: zapatos, ropa, comida, medicinas y demás objetos y servicios necesarios para la vida y para la sobrevivencia.
María Elena, si su cometido fundamental fuera hacer dinero, habría abierto un negocio diferente, pero ¡no! Ella, como Nina, abrió una galería de arte, en Comitán. ¿Podés creerlo?
A Nina Menocal le han reconocido el impulso que ha dado a los llamados artistas emergentes (artistas cubanos, por ejemplo). A María Elena, Comitán, en la hoja del tiempo, deberá reconocerle este esfuerzo por el arte en una ciudad que tiene otros intereses emergentes (en el sentido de emergencia).
En Comitán las personas compran chayotes, huevos de rancho, botas, camisas de marca, suéteres, autos (modestos o, algunos, de lujo), casas, terrenos en Uninajab, bicicletas, tenis, chicharrón, tortillas, pasteles, celulares (modestos o, algunos, los más caros). Los comitecos sueñan con viajar a Los Ángeles (la excepción es un ángel que sueña con viajar a Utopía) o a Cancún. ¿Quién sueña con comprar arte?
María Elena es la Nina Menocal de Comitán, es la mujer comprometida con sembrar arte. Imagino que cuando abrió la galería Nanishaw no pensó en el dinero como la prioridad. Para hacer dinero, en Comitán, se abre otro tipo de negocio.
Es comprensible que en la Ciudad de México existan decenas de galerías que promueven y venden arte. Y es comprensible porque, en una ciudad de más de diez millones de habitantes, con decenas de museos, muchas de esas personas tienen la suficiente sensibilidad para apreciar el arte y, además, la capacidad económica para llenar los muros de sus residencias con obras artísticas. Hablo de la capital del país.
En Comitán hay personas que tienen un gran potencial económico. María Elena se ha dedicado a promover arte, a sembrar el gusto por el arte. En una labor permanente de relaciones sociales se dedica a colocar arte en los muros de los amigos pudientes y con sensibilidad. Ella promueve a los artistas. Lo hace desde su galería, desde ese mínimo espacio que es tan extenso como la imaginación y como la apreciación por el arte.
Entre tanta zapatería, moteles, licoreras, tiendas de ropa y fondas, la línea de luz que pinta María Elena pareciera diluirse, pareciera ser apenas una raya en un grafiti, pero no es así. La línea de luz, por mínima que sea, siempre es una raya de esperanza en medio de la oscuridad.

Posdata: Poco a poco, gracias a la siembra de María Elena, más artistas brotarán y más coleccionistas adquirirán arte. Poco a poco, las paredes de las residencias dejarán de mostrar esos absurdos paisajes que venden en los grandes almacenes y que son copias de copias. Poco a poco aparecerán los cuadros de los artistas locales que, de igual manera, poco a poco deberán presentar propuestas novedosas, abandonando los caminos trilladísimos de la creación costumbrista. Porque, si Nina Menocal es famosa lo es porque tiene gran exigencia en el arte que expone en su galería.
Un día, la exigencia será la tónica en este pueblo y Comitán ganará y María Elena también ganará.