jueves, 22 de diciembre de 2016

UN JUEGO TONTO




A veces propongo jugar el juego: Imaginá que te llamás tal cosa, que sos tal cosa. A veces el lector (si tiene ánimo de jugar y acepta el juego, claro) juega a que es piano, cola de caballo, pluma, blusa (con escote generoso), lápiz, pecho, culo. ¡No, no! No es cierto, nunca he propuesto esto último, porque sé que el lector se enojaría. No es una propuesta de juego interesante, inteligente. Sin embargo, perdón, veo que hay muchas personas que, sin darse cuenta, no sólo imaginan, sino que se creen culo. He visto, acá en Comitán, a dos o tres muchachas, bonitas, debo reconocerlo, que creen que tienen el culo de oro, que no hay otro igual en la región, en la patria, en el mundo. Las he visto bajar de sus autos (de lujo, por supuesto), las he visto caminar como si fuesen pavo reales, como, si en verdad, como dijera Anacleto, no fueran al baño a hacer lo mismo que hacen todos.
Me apena esta Arenilla, sobre todo en temporada en que el espíritu navideño está en la mano de todos y medio mundo derrama miel y temperante.
He propuesto al lector el juego de imaginar que es barra de salón de estudio de ballet, espejo, labio, lluvia de pétalos, puerta de madera de cedro, vaso de leche, plato lleno de galletas de almendras, filtro para aceite, pestaña, libro, pasillo, clóset (para encerrarse y jugar a las escondidas con la prima que se derrama en la luz de sus dieciocho años). Pero nunca, que yo recuerde, propuse el juego tonto de imaginar que uno es culo. No lo he hecho porque es una propuesta estúpida, casi asquerosa.
A ver, dirá el lector (con justa razón) ¿por qué no lo jugás vos? (y en este caso la propuesta es para mí). Yo, de verdad, no tendría empacho en jugar el juego, porque sé que en el juego todo se vale. No hay mucha diferencia en imaginar que uno es estadio de fútbol, escultura de Luis Aguilar, nube de cielo comiteco, carretera con topes, corona, edificio con ventanas canceladas, balón de básquetbol, traje o culo. Siempre y cuando sea un mero juego y no una expresión vital permanente.
Porque, insisto, es muy penoso, pero he visto a mucha gente que juega el juego y lo juega como si jugara el juego más excelso, como si imaginar ser culo fuera el más soberbio juego de las próximas olimpiadas y se prepararan con tesón para alcanzar la medalla de oro o ya de perdida la de bronce.
He visto (no sé el lector) a muchos políticos que (igual que esas muchachas) se creen pavo reales y, en realidad, lo que están jugando es el juego en que se creen culo, porque apestan, porque sus comportamientos son dignos del albañal.
Insisto, me apena escribir esta Arenilla, pero si el lector reflexiona tantito verá que este juego es el que más se juega en el mundo. ¿Cuál es la función vital del culo? ¡Excretar lo podrido! ¿Qué sucede en el mundo actual? Pues parece que medio mundo juega ese juego, porque no otra cosa es lo que se ve en las páginas del diario: guerras, secuestros, hospitales sin atención médica suficiente, ríos contaminados, matanza de focas, trata de blancas, violaciones a niñas de trece años, violencia en las aulas contra niños indefensos, canciones de Ricardo Arjona, actos de corrupción por parte de políticos mierda. No lo queremos aceptar, pero miles y miles (en todo el mundo) juegan el juego de imaginar que son culos y excretan pura caca.
Acá he propuesto imaginar que somos bandoneón, que somos campana, que somos luz. He visto a cientos de lectores imaginar que son labios, lámpara, alfombra, silla plegadiza, marimba, patio enladrillado, manos de anciana, aroma de chocolate, pan compuesto, saxofón, cortina, piso trece de hotel, aeropuerto, aire, ¡aire! Hemos jugado muchos juegos divertidos, excelsos, sublimes, amistosos. Pero (es penoso, mas es real), la vida no sólo propone juegos festivos; a veces (más de las que quisiéramos) la vida nos pone ante juegos insoportables. Y el juego de hoy es uno de ellos. Un número inimaginable de personas, sin mucha conciencia, juega el juego de ser culo y excreta pura miseria; por eso nos enteramos de raptos, violaciones, asesinatos, vómitos.
Nunca había propuesto imaginar tal cosa. A mí me gusta proponer actos mariposa, actos árbol, actos papalote. Pero, ¿por qué, entonces, el mundo juega los juegos donde el aire limpio está ausente?